La gestión educativa como proceso sistémico que integra e imprime sentido a las acciones administrativas en el ámbito escolar, con el fin de mejorar las organizaciones, las personas que las integran y sus propuestas o proyectos educativos, se desarrolla y ejecuta mediante planes, programas y proyectos que optimizan recursos, generando procesos participativos en beneficio de la comunidad, que interactúan con el medio, permitiendo el desarrollo local y regional además solucionando las interferencias educativas en armonía con las necesidades básicas fundamentales del ser humano.
La gestión educativa obedece a procesos de democratización y descentralización administrativa que se vienen dando en el país, a raíz de las reformas político-administrativas que afectan a municipios, organizaciones e instituciones quiénes deben asumir las competencias que la ley les asigna. Otra de las Características importantes de la gestión educativa es que no se basa en uniformidades; ella reconoce la complejidad de las organizaciones y el carácter singular y específico de cada una de ellas, de allí que enfatice en el desarrollo de una visión de futuro construida participativamente y en que la organización se involucre en un horizonte compartido con énfasis en la anticipación de resultados.
Acentúa la interdependencia entre niveles del sistema educativo y en la práctica del liderazgo pedagógico como posibilidad para motivar, acompañar y concertar en referencia a los procesos de cambio y de transformación educativa que se requieren. Es evidente que esta forma de gerencia pareciera ser el camino ideal para lograr el liderazgo de muchos gerentes educativos, caso particular los de las escuelas públicas venezolanas. Actualmente nuestro país ha venido atravesando cambios vertiginosos en materia educativa, unos para bien, otros aún no logran mostrar sus frutos. Sin embargo como cambios al fin todos para cristalizarse en algún momento esa es la esperanza.
Este proceso de transformación es de resaltar, pareciera no incluir en su seno a los gerentes educativos de las escuelas y liceos públicos de nuestro país, debido a que esta figura en estos momentos, en su gran mayoría carecen del perfil profesional mínimo para optar a este cargo de mayor jerarquía, otros se encuentran en calidad de encargados, en las escuelas de los núcleos rurales un sólo directivo coordina alrededor de 20 y hasta 25 centros rurales.
En una Nación donde el petróleo es la principal fuente de ingreso no es justificable que el Ministerio de Educación adeude a directivos que han salido jubilados sus prestaciones sociales, esta lamentable realidad trae como consecuencia, la no incorporación de nuevos gerentes en esas vacantes y la figura del encargado debe reunir un matiz político que supera a cualquier perfil profesional, no importan maestrías ni especializaciones, menos tiempo de servicio, todo eso son consideradas nimiedades al frente, de el rol político que juegue este docente que ejerce la función antes mencionada.
Si bien es cierto el ingreso a la labor docente ha aumentado en los últimos años, se eliminaron los concursos y ahora se aplica la evaluación de desempeño a quienes desean ingresar al sector publico. Pero ¿y porque no extender estos procedimientos para elegir a los gerentes de nuestras escuelas y liceos?, pero sin tomar en cuenta la burocracia partidista aplicada en tiempos de la cuarta República, pues de nada vale repetir acciones de las cuales tanto se critica, que estos gerentes sean líderes en las comunidades donde laboran, además reúnan los méritos profesionales mínimos para tal función, solo así quedará confirmado que el cambio se está dando, además cancelar las deudas seria muestra de que se está tomando el camino indicado.
