Aparentemente el postulado que encabeza este artículo, puede sonar contradictorio para muchos. La economía de mercado obedece a los mas altos valores liberales, entonces, ¿como es posible que se pretenda la planeación en un modelo como este?.
Desde mi punto de vista, las palabras planeación e intervención no son sinónimos perfectos; si se propone una planeación, no se debe suponer una supresión de las libertades, como tampoco, cuando se habla de mercado es preciso entender libertad absoluta.
Pero mas allá de una simple discusión semántica, aquí lo que queremos ver es la estrategia de política que pueda desarrollar a los países latinoamericanos. Para esto, proponemos un modelo mixto, donde tanto la presencia del estado como el libre albedrío de las fuerzas del mercado, pueden ser partes activas.
Aclaro que esta tesis ya ha sido propuesta en varias oportunidades, mismas en que los retrógrados puristas de lado y lado, se han encargado de opacar sus bondades.
Los modelos de desarrollo que hemos creado los economistas están llenos de errores. En primer lugar, pretenden que con modelos del primer mundo se puedan interpretar situaciones del subdesarrollo, sobre la muy discutible base que tanto ellos como nosotros somos capitalistas y por tanto nuestras economías también son de mercado.
En segundo lugar, el craso error de siempre, pretender que con la economía basta y sobra para entender nuestras economías. La multidisciplinariedad, es altamente beneficiosa y en nuestro caso es imperantemente necesaria.
Si queremos caminar al desarrollo, debemos empezar por comprender en donde estamos parados y aceptar que ni la tesis de la economía planificada, ni la del neoliberalismo, han logrado los objetivos que pretendían.
Para diseñar una política económica y un modelo propio, se debe contar con la participación de todos los estamentos de la sociedad, no es creando mas comisiones de burócratas, como se solucionan los problemas o esperando que en un mercado imperfecto, se llegue al equilibrio, sino actuando con lo que ya tenemos y concientizando a la gente de la necesidad de salir adelante, ese convencimiento profundo de la sociedad, no lo logra ninguna política impositiva, ni el supuesto egoísmo desarrollador. Si se comparte la responsabilidad, entonces las políticas son menos vulnerables a los cambios de gobierno y podremos hablar de políticas de estado.
Ahora bien, hablemos de planeación; Creo que siempre debe haber un agente que dirija el juego, que imparta justicia y que mantenga el orden a través de reglas claras. Lamentablemente, la mala interpretación de planeación, ha creado países acéfalos, que esperan su destino como corderitos en el matadero.
La responsabilidad de planear el futuro es del estado, si no lo hace el estado, ese vació político será llenado por las mega corporaciones globales y yo me pregunto, ¿será eso lo que nos traerá el desarrollo?.
Lo que si hay que hacer, es cambiar el enfoque de la planeación. Esa vetusta forma de planear todo desde el centro es algo ineficiente, de ahí la importancia de las fuerzas de la sociedad. La planeación, no significa concentración de poderes, no significa burocracias infinitas, ni pretende alimentar preferencias y regionalismos.
La planeación en las economías latinoamericanas es perfectamente posible y necesaria, porque no son mercados perfectos, además, la desaparición del estado proteccionista y subsidiario, no significa que el estado deba desaparecer y abandonar a los agentes. No somos economías desarrolladas y no nos pueden medir con modelos desarrollados.
En lugar de planear desde el centro, lejos de donde esta la necesidad, es necesario darle el poder a las regiones, para que se autoadministren. Se le debe enseñar a los habitantes de las provincias a determinar sus problemas, para luego adaptar los recursos disponibles a la solución de esos problemas, seleccionar luego los proyectos y las políticas que pueden resolver los problemas, señalar las estrategias de acción, fijar las metas y cronogramas de acción y finalmente si, seleccionar los objetivos generales conforme a los problemas sociales a resolver.
Esta planeación desde abajo debe ir acompañada de compromisos sociales, políticos, económicos, militares, comerciales, regionales etc. Y la operatividad misma del modelo esta fundamentada en la descentralización de funciones, las cuales deben ser coordinadas por el mismo estado y por las fuerzas del mercado.
La descentralización, puede acarrear problemas de eficiencia, ya que en muchos casos la voluntad no es suficiente y la ignorancia puede hacer que se desperdicien recursos. Por eso, debe capacitarse a las personas para que estén preparados para tomar buenas decisiones.
Un problema extra con el que aún no se puede lidiar, es la ya legendaria “corrupción latinoamericana”. Ese cáncer no permitirá que ningún modelo, sea propio o tropicalizado fructifique. De ahí, la necesidad que la descentralización estatal no se torne en reconcentración regional.