Pensamiento económico de Milton Friedman

 “Adam Smith es reconocido como el padre de la economía moderna, y Milton Friedman, como su hijo espiritual de mayor distinción”[1][1].

Esta frase nos dice mucho acerca de la tendencia de Milton Friedman y de la importancia del mismo en el pensamiento económico. En la actualidad, sus postulados representan la base fundamental de la práctica económica moderna; así es como el Fondo Monetario Internacional y los demás organismos económicos internacionales basan sus estudios y proyectos en el fundamento teórico desarrollado por Friedman.

En un mundo globalizado, el capitalismo es el modelo hegemónico debido a su carácter flexible, apto para adaptarse a las diferentes realidades existentes y presentado como sustento de la democracia moderna. Dentro de la defensa de esta democracia aparece Milton Friedman como un bastión, bajo sus postulados de libertad económica y libertad individual.

Nace entonces la necesidad de conocer a profundidad la plataforma en la cual se sustenta nuestro mundo económico y sobre la cual se edifica el futuro de nuestras naciones. Futuro que en ningún momento está predeterminado y que debe construirse a partir del conocimiento, comprensión y crítica del pensamiento actual.

Su Vida

Milton Friedman, hijo de inmigrantes judíos, nació en Brooklyn, Nueva York, en 1912.  Se destacó en sus estudios secundarios, especialmente  en las matemáticas, razón por la cual pudo escoger donde estudiar a pasar de su humilde origen. Estudió matemáticas en la Universidad de Rutgers. Próximo a graduarse consideró como sus principales opciones a la Universidad de Chicago, centro de la teoría económica conservadora, y a la Universidad de Columbia, centro del empirismo económico. Friedman se decidió por Chicago  ya que pensaba que la diferencia entre la búsqueda de los hechos y la búsqueda de las teorías era más aparente que real. El objetivo final de la teoría es explicar integralmente los fenómenos observados para así hacer predicciones válidas sobre fenómenos todavía no observados. La recolección de datos, su ordenamiento y extracción de conclusiones empíricas son entonces tan importantes como la teoría económica.[2][2] Por eso no se complico cuando por deudas debió salir de Chicago y terminó sus estudios en Columbia.

En 1935 Friedman se incorporó al New Deal, al trabajar en la Comisión Nacional de Recursos. Su función era el suministrar “información fidedigna sobre los aspectos del consumo de la economía”[3][3] La formación clásica que recibió lo convirtió en un defensor del libre mercado mas no en un defensor del liberalismo. También trabajó con Kuznets en la Conferencia sobre el Ingreso y la Riqueza en un intento de valorar los cambios reales más que los puramente monetarios. En 1938 contrajo matrimonio con  Rose Director, compañera suya durante sus estudios en Chicago. Su esposa se convirtió en ardiente colaboradora de su obra y según Friedman gran parte de su tendencia liberal se debe a ella. Posteriormente trabajó en la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas.

Su radical defensa del mercado le llevó a escribir su tesis criticando el proceso de formación de precios en el mercado de servicios médicos. Según Friedman, en aquella época existía escasez de doctores por restricciones en la escuela de medicina que desincentivaba el estudio de la medicina, por ende el precio era mayor. Su recomendación fue quitar estas restricciones por lo que algunos miembros de tribunal de grado consideraron su tesis un ataque a la profesión médica poniendo en peligro su doctorado. Friedman descubrió entonces la efectividad de aplicar una teoría económica simple a fenómenos institucionales; sin embargo, también se horrorizó con la resistencia de los económicamente avanzados  (el tribunal) ante las implicaciones de su análisis. Concluyó que los enemigos del mercado libre eran muchos y poderosos y que había más libertad y seguridad en el mercado que en las instituciones, fueran estas liberales o conservadoras, académicas o políticas.

La Universidad de Columbia le propuso participar en un estudio sobre como estimar la inflación futura y determinar el índice impositivo para impedirla. Hasta entonces Friedman no se había ocupado de la teoría macroeconómica ni del desarrollo de modelos para mostrar el funcionamiento de la economía en su conjunto. Este era su primer intento de abordar la teoría cuantitativa del dinero y el nuevo análisis keynesiano. A partir de esta época Friedman se declaró a favor de los impuestos a los gastos.

Después de la Segunda Guerra, Friedman pasó a la Universidad de Chicago. Mientras ejercía su cátedra, fue contratado por la Fundación para la Educación Económica para realizar un estudio del problema de la vivienda. En este trabajo concluyó que la mejor alternativa era liberalizar el mercado de la vivienda pese a las desigualdades de ingreso y riqueza existentes. No se debía intervenir en el funcionamiento del mercado sino, corregir directamente las desigualdades de ingreso. Esto le puso en el filo de la navaja acusado por sus coidearios liberales de intervencionista y por los keynesianos de liberal. Friedman se dio cuenta entonces de la dificultad de la praxis económica por la paradoja entre la actuación pública y la objetividad científica. Escribió entonces “Metodología de la Economía Positiva”, obra que le consolidó como economista y le llevó a ser parte del Consejo de Asesores Económicos de las presidencias de Kennedy y Johnson.

La economía positiva es, en principio, independiente de cualquier posición ética. Como dice Keynes, trata de “lo que es” no de “lo que debería ser”. Su tarea es construir un sistema de generalizaciones que pueda usarse para hacer predicciones correctas sobre las consecuencias de cualquier cambio de las circunstancias. Su desempeño debe juzgarse por la precisión, el alcance y la conformidad con la experiencia de las predicciones que produce. En resumen, la economía positiva es una ciencia “objetiva”, en el mismo sentido que cualquiera de las ciencias físicas.[4][4]

Luego generalizó aduciendo que las diferencias entre la economía normativa y positiva tenderían a desaparecer o al menos a disminuir ya que la economía positiva al progresar daría conclusiones “que son y merecen ser ampliamente aceptadas”.[5][5]

Friedman es famoso por el descubrimiento de la doctrina que llegó a llamarse monetarista. Entre sus obras destacan “Historia Monetaria de los Estados Unidos”, “Ensayos sobre Economía Positiva”, “Ensayos sobre la Brecha Inflacionaria”, “Monetary  and Fiscal Framework for Economic Stability”… dejando en claro su oposición a la acción discrecional, fiscal o monetaria, para compensar los cambios cíclicos. Fue director de la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago donde estableció los postulados monetaristas del laissez – faire, del incremento constante de la oferta de dinero y formalizó la crítica al pensamiento keynesiano. Friedman estaba consciente del peligro de dejar en manos de los burócratas decisiones económicas que podían ser desagradables desde el punto de vista político.  Así, por presiones de Chicago,  casi se aprueba una enmienda a la constitución de Estados Unidos estableciendo un crecimiento constante del 4% al 5% de la oferta monetaria.

Hasta el día de hoy, Friedman sigue expandiendo su pensamiento a todos los ámbitos posibles. Ha impulsado una serie de reformas legales  en sectores como la educación, seguridad social, etc.  Friedman no tuvo interés en ocupar un cargo gubernamental; sin embargo,  desde Chicago generó una masa crítica de los llamados “friedmanescos” (como Alan Greenspan) quienes han sido los protagonistas de la política Estadounidense de las últimos décadas.

Su Pensamiento

Milton Friedman se convirtió en el principal defensor del capitalismo y la libertad económica en una época en que los principales economistas buscaban modos de usar el intervencionismo estatal para perfeccionar el desempeño de la economía. Se buscaba en aquella época aplicar políticas anticíclicas con el fin de asegurar un crecimiento sostenido. Friedman basado en la filosofía del laissez – faire se convirtió en el héroe de los empresarios del mundo entero.

Su primer intento de abordar la teoría económica fue a partir de un estudio de la teoría cuantitativa del dinero y de la teoría keynesiana. Los conceptos de la teoría cuantitativa fueron precisados por Irving Fischer mediante la “ecuación de intercambio” MV=PT. Friedman pensó que esta ecuación era demasiado sencilla e inexacta para describir la realidad. Es así como introdujo el método de la “brecha inflacionaria”. Con pleno empleo, si el gobierno utiliza recursos adicionales el resto de la economía tendrá acceso a menos recursos. Esta transferencia de recursos del sector privado al sector público no produce inflación si el incremento del gasto es igual a la reducción de la absorción. La brecha inflacionaria  se produce cuando el gasto del gobierno no es correspondido con una reducción de la absorción. En este caso se produce una elevación de los precios para forzar la caída de la absorción.  Friedman propone, para evitar este proceso inflacionario, reducir la absorción por medio de impuestos.  Friedman se declara entonces a favor del impuesto a los gastos, es decir, a los desembolsos y no a los ingresos. Estos impuestos tendrían la ventaja de estimular el ahorro y reducir la demanda sin la necesidad de que el Estado provoque distorsiones en los precios. Estos impuestos estarían dirigidos al ingreso destinado al consumo no es un impuesto sobre las ventas (como el IVA en el Ecuador) ya que estos impuestos distorsionan los precios.

El monetarismo, creado por Friedman, tiene dos principios básicos:

–        La  oferta de dinero es el único factor sistemático determinante del nivel de gasto y de la actividad económica.

–        Para asegurar la estabilidad de precios el banco central debe establecer un índice de crecimiento de la oferta de dinero a una tasa aproximadamente igual al crecimiento real de la economía.

De esta forma Friedman muestra su aversión a cualquier intrusión del Estado en el mercado y por ende al respeto de la libertad individual y de la libre empresa. Para alcanzar estos objetivos se requeriría de cuatro elementos principales:

  1. Reforma del sistema monetario y bancario para eliminar la creación y destrucción privada del dinero (reserva bancaria del 100%).
  2. Determinación del volumen del gasto gubernamental basados en la disposición de la comunidad por pagar los servicios públicos.
  3. Determinar con exactitud las condiciones y las cantidades destinadas a asistencia social o transferencias directas.
  4. Sistema progresivo de impuestos basados en los ingresos individuales.[6][6]

A pesar de su extrema defensa del mercado, Friedman reconoce que existen ciertas restricciones que deben ser corregidas como son los monopolios, monopsomios y el abuso excesivo del poder público. En la esfera monetarista internacional defendió las tasas de cambio libre mucho antes del colapso del sistema de Bretton Woods. Se opuso a las políticas de fijación de precios y al comportamiento empresarial contrario a la competencia. En el campo de la educación luchó por certificados educacionales con lo que se hubiera liberalizado el mercado educativo de Estados Unidos. También emprendió una campaña en pro de un impuesto a los réditos negativo, es decir, que las personas con ingresos menores a un determinado nivel se verían beneficiados por una transferencia directa.

Respecto al rol del Estado, Friedman recoge a Smith  al decir que excepto en mantener la ley y el orden, supervisar la moneda y manejar la defensa nacional todas las otras funciones pueden hacerlas mejor el capitalismo competitivo. Las tasas impositivas deben reducirse sostenidamente en una época de expansión con el fin de detener el crecimiento del gobierno.

En esencia, para Milton Friedman la libertad económica es un requisito para la libertad política, ya que la combinación del poder político y económico en las mismas manos es una combinación segura para llegar a la tiranía.[7][7] “Hasta aquí la mano invisible de Adam Smith ha sido suficientemente poderosa para vencer los efectos desvirtuadores de la así mismo mano invisible de la esfera política”.[8][8] La función esencial del mercado para Friedman es la misma que para Smith, proporcionar la mano invisible. Pero Friedman añade que el mercado hace las veces de medio de información que se expresa a través de los precios. Esto se produce incluso, según Friedman, en los países socialistas, ya que la aparición de mercados negros representa las fallas en la planificación centralizada.

Teoría de la Función de Consumo

A partir de Keynes, la función de consumo, es decir, la relación entre consumo agregado, ahorro agregado y renta agregada se consideró como una relación estable donde el gasto de consumo corriente es dependiente de del nivel de renta corriente. La función keynesiana de consumo plantea que el consumo es una proporción de la renta (en términos de Keynes “cuando su renta real aumenta, no aumenta su consumo en una suma absoluta igual”[9][9]), ya que la propensión marginal a consumir es menor a uno. Por lo tanto la diferencia se traslada al ahorro y se tiene que el porcentaje ahorrado de la renta incrementa conforme crece la misma.

La evidencia empírica (análisis de las variables de Estados Unidos) parecía, al principio, comprobar esta teoría. Sus resultados mostraban que el consumo tenía una fuerte correlación con la renta y que la propensión marginal a consumir era menor que uno, por lo que la proporción ahorrada crecía con la renta.  No obstante,  estimaciones de ahorro – realizadas por Kuznets-  no mostraba crecimiento de la proporción de la renta ahorrada pese a un aumento de la renta real lo que implicada que la proporción entre consumo y renta (propensión marginal y media) era mucho más altas que la estimada en estudios previos. El análisis de los estudios sobre presupuestos confirmó esta contradicción. Además el ahorro registrado en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial era muy inferior a los que permitiría predecirse haciendo referencia a los datos del período interbélico. Estos problemas según Friedman evidencian la insuficiencia de una función de consumo que relacione el consumo únicamente con la renta corriente.

Friedman parte de analizar los supuestos fundamentales de la teoría del comportamiento del consumidor  para luego establecer una función de consumo coherente con estos supuestos. En condiciones de previsión perfecta, es decir, que el individuo conoce exactamente cuántos períodos tiene que considerar, cuál será su ingreso en cada período, que bienes estarán disponibles al consumo en cada uno y cuál será la tasa de interés a la que podrá prestar o tomar prestado; sólo hay dos motivos para consumir más o menos en un período determinado:

  1. Regularizar el gasto de consumo, o sea mantener una trayectoria de consumo constante en el tiempo aunque existan variaciones el los ingresos corrientes.
  2. Obtener intereses sobre los préstamos.

Con esta consideraciones el agente procede a maximizar su consumo en los distintos períodos de tiempo con restricción a la renta de cada período y a la tasa de interés. En el caso de simplificado de un horizonte temporal de dos períodos se tiene:

A parte de los factores de utilidad (que pueden ser edad, grupo social, composición de la familia, ubicación geográfica, etc.) recogidos por la curva de indiferencia, son tres variable las determinan las posibilidades de consumo: ingreso del período 1, ingreso del período 2 y tasa de interés. Sin embargo, si se define la riqueza del individuo como la suma de los ingresos en valor presente, solamente aquellos cambios en la renta que afectan la riqueza afectarán al consumo.

 Con esta consideración es lógico suponer que el consumidor ajuste su consumo a sus ingresos “normales” más que a sus ingresos corrientes. El ahorro en cambio depende del ingreso corriente. Estos dos supuestos llevan a inferir que si en un año cualquiera un agente percibe ingresos extraordinarios no alterará su consumo, pues este depende de su renta normal y canalizará toda la renta excedente al ahorro. En el caso contrario, sucede exactamente el efecto opuesto, se presenta una reducción o incluso ahorro negativo (deuda) mientras que el consumo permanece inalterado.

En este punto Friedman plantea una revisión de los conceptos de renta y consumo. Estos dos términos normalmente están asociados con los ingresos corrientes y con los gastos en bienes y servicios respectivamente. No obstante, Friedman indica que en la teoría pura “la renta suele definirse como la cantidad que una unidad de consumo puede consumir manteniendo intacta su riqueza”[10][10] y el “término consumo [se utiliza] para designar el valor de los servicios que se propone consumir durante el período en cuestión, valor que, en condiciones de certeza, sería igual al valor de los servicios realmente consumidos”[11][11]. Friedman proponer llamar, para diferenciar, estos conceptos teóricos como renta permanente y consumo permanente     Friedman plantea la función de consumo en términos de consumo y renta permanente de la siguiente forma:

y asumiendo simetría de las curvas de indiferencia la escribe:

donde k indica que el consumo es una fracción de la renta permanente, y esta proporción es función de la tasa de interés y factores de utilidad. Esta función es la base de la teoría del consumo propuesta por Friedman.

Si se levanta el supuesto de completa certeza sobre el futuro, la incertidumbre añade un nuevo motivo para ahorrar: el formar una reserva para casos de emergencia. En este momento hay que considerar las formas de riqueza que puede acumular un individuo pues si todas las formas fueran igualmente satisfactorias (considerando satisfacción como acceso a una renta adicional temporal) la necesidad de formar una reserva quedaría implícita en las curvas de indiferencia. Sin embargo existente grandes diferencias entre las formas de riqueza, especialmente entre riqueza humana, que son las cualidades e ingresos futuros del individuo, y no humana, activos físicos.  Es más fácil obtener un préstamo sobre un activo físico que sobre “la capacidad para obtener ingresos en el futuro”[12][12]. Así, se tiene que la parte de la renta permanente que proviene de riqueza no humana es otro determinante del consumo, ya que a una mayor proporción entre la riqueza no humana y la renta permanente disminuye la necesidad de la reserva adicional debido a que es más fácil acceder a préstamos. La función de consumo se reescribe de la siguiente forma:

 Las magnitudes de renta permanente y consumo permanente no pueden ser observadas directamente en ninguna serie de datos para ninguna unidad individual de consumo. Por esto es necesario adaptar la contabilidad de algunas variables, como considerar el consumo de bienes duraderos como gastos de capital  y analizar las series de datos obtenidas para poder llegar a aproximaciones de estos conceptos.  Friedman formaliza la hipótesis de la renta permanente a través de una serie de consideraciones para acercar los datos disponibles a la teoría.

La renta se divide en dos componentes uno permanente y otro transitorio.

El componente permanente debe reflejar aquellos factores que el individuo considera determinan el valor de su riqueza como la riqueza no humana , su educación, capacidad, se empleo, etc. El componente transitorio debe reflejar todos los demás factores como enfermedades, malos negocios, etc. Considera que para un población, los componentes transitorios tienden a anularse, por lo que la media de la renta corresponde a la media del componente permanente mientras que la media del componente transitorio tiende a 0.  Con un razonamiento análogo se define al consumo de la siguiente manera:

 Existe ambigüedad al definir que es el componente permanente. Una aproximación puede ser que el componente permanente sea igual a los valores vitalicios medios de las variables, pero este supuesto implica que la suma de los componentes transitorios a lo largo de toda la vida va a ser 0, lo que no se puede asegurar. Otra posibilidad puede ser “la media de las distribuciones de probabilidades previstas para años futuros”[13][13] pero puede involucrar una mala apreciación del horizonte temporal a considerarse. No obstante, Friedman indica que no parece importante definir con certeza que es el componente permanente para permitir que la distinción entre permanente y transitorio provenga de los datos reales.

La definición más amplia consideraría este componente como imputable a cualesquier factores cuya influencia se extienda sobre más de una unidad elemental de tiempo (un año, en la mayoría de los estudios). Definiciones sucesivamente más estrechas incluirían únicamente factores que afecte a la renta durante tres o más años, cuatro o más años y así sucesivamente, hasta la definición más estrecha que identificaría el componente permanente con la renta vitalicia esperada. [14][14]

La introducción de componentes transitorios significa que estas dos nuevas variables deben considerarse. Para contrastar estos componentes con los datos observados, Friedman introduce tres supuestos: los componentes transitorios de la renta y el consumo no están correlacionados con sus respectivos componentes permanentes y tampoco están correlacionados entre si mismos. Los dos primeros resaltan la particularidad antes mencionada que el componente transitorio tanto de la renta como del consumo obedece a fenómenos accidentales y pasajeros. El tercer supuesto es de mayor importancia para la formación de esta teoría ya que se refiere a la noción keynesiana común que el ahorro es un residuo. Este supuesto implica que el consumo está determinado para un plazo largo en función al componente permanente de la renta, por lo que variaciones transitorias en la renta solo llevan a variaciones positivas o negativas en los activos previamente acumulados (ahorro entendido como reserva ante incertidumbre). Podría argumentarse que un individuo ante un incremento inesperado de la renta, como una herencia,  eleve su nivel de consumo para darse un gran vida. En este punto hay que considerar la definición de consumo antes expuesta, ya que si se considera consumo  a las compras y no el valor de los servicios adquiridos, efectivamente la compra de bienes duraderos (en donde la evidencia demuestra que se canalizará gran parte de estos ingresos extraordinarios) como casas elevará este valor. Pero si se toma la definición teórica  no tiene porqué considerarse una expansión del consumo sino del ahorro ya que esos bienes forman parte de la riqueza del individuo.  Además, en el caso de una herencia hay que considerar hasta que punto era esperada, ya que si efectivamente el agente la esperaba, entonces ya estaba considerada en el componente permanente de la renta y el valor transitorio solo sería el error en predecir la cuantía de la herencia[15][15].

Con estas consideraciones la hipótesis de la renta permanente se resume en las siguientes tres ecuaciones:

Aplicando mínimos cuadrados ordinarios a un estudio de presupuestos familiares se obtendría una regresión de la siguiente forma:

donde los coeficientes a y b se definen a través de las tres ecuaciones de la hipótesis como:

El término Py es la fracción de la varianza de la renta total que corresponde a la renta permanente. El coeficiente b  mide la variación del consumo frente a cambios a en la renta registrada. Pero las dos partes de este coeficiente indican que el consumo depende de dos cosas:

  1. En que proporción el cambio en la renta registrada es también un cambio en la renta permanente (Py)              y
  2. Que proporción de la renta permanente se destina a consumo (k).

Así la regresión  es coherente con la hipótesis de renta permanente. Con estas ecuaciones podemos generar el siguiente gráfico para ilustrar como se determina el consumo.

Para el ahorro se registra en la diferencia vertical entre la línea c = y y c = a + by. De esta forma la hipótesis de la renta permanente cumple con los supuestos establecidos entre consumo, ahorro y renta.

De acuerdo a las comprobaciones de Friedman, la hipótesis de la renta permanente permite explicar las observaciones de las series de consumo y ahorro en relación con la renta y resiste a las pruebas que implica una aplicación empírica. Permite, con relativa sencillez, explicar el comportamiento general del consumidor; en términos de Friedman “la necesidad de introducir muchas variables es signo de fracaso y no de buen éxito; significa que el analista no ha encontrado en modo verdaderamente fecundo de interpretar”[16][1].

Friedman plantea un campo en el que la aceptación de la hipótesis de la renta permanente conlleva importante implicaciones en el accionar de la política económica. En el campo del desarrollo se dice que una renta baja conlleva una proporción de ahorro baja y que los habitantes de países subdesarrollados evidencian en su consumo un efecto emulación del consumo de países con renta más elevada. La hipótesis de la renta permanente elimina estos supuestos ya que plantea que el ahorro no depende de la renta sino únicamente del componente transitorio de la misma, un componente con incertidumbre, y no hay razón para suponer un efecto emulación a no ser que este forme parte de las preferencias del consumidor. En suma lleva a buscar la explicación de una baja proporción de ahorro no en la renta sino en otros factores que normalmente no se consideran.  Otro supuesto normalmente considerada  es que una gran desigualdad de la renta, producto de un crecimiento mal distribuido lleva a una alto proporción de ahorro Si las desigualdades están imputadas a diferencias en lo que concierne a renta permanente, entonces no habrá efecto sobre el ahorro. Las desigualdades en los países en desarrollo  precisamente son de este tipo, por ejemplo separación de la clases sociales, limitada movilidad vertical y sistemas sociales rígidos. Lo que es interesante es que la corrección de las misma, que significa igualdad de oportunidades, produce desigualdad de resultados (depende de cada uno lo que haga) y estas desigualdades por ser inciertas y transitorias estimulan el ahorro.

Los efectos de los impuestos sobre el bienestar

Friedman critica duramente la teoría que afirma la superioridad del impuesto a la renta.  Según la cual un impuesto a la renta no altera las condiciones de sustitución entre uno u otro bien sino que también le ubica a la persona en una curva de indiferencia mejor que el impuesto indirecto.   Esta prueba se basa en que el individuo se halla en un punto de tangencia entre la curva de posibilidades de producción, curva de indiferencia y recta presupuestaria.  Un impuesto sobre la renta desplaza paralelamente la recta presupuestaria manteniendo al individuo en una posición más baja pero similar a la original mientras que el impuesto sobre el gasto cambia la pendiente de la curva presupuestaria alterando las condiciones de sustitución del individuo.

Pero este análisis es muy simplista, en ningún momento analiza el posible cambio en la restricción presupuestaria,  por ejemplo el gobierno decide utilizar los ingresos del impuesto para subsidiar algún bien.  Y al solo contar con dos ejes no se puede realizar un correcto análisis de la economía en general.

Aunque el gráfico estuviera bien realizado, su conclusión solo es válida en el caso del análisis de un solo individuo; en el caso de toda la sociedad, no existe ninguna garantía de que esta se halle en el punto de equilibrio(curva de indiferencia – recta presupestaria-frontera de posibilidades de producción).  En este caso un la economía se encuentra desequilibrada: la producción no corresponde a la demanda y ni el impuesto directo ni el indirecto pueden garantizar a la economía el llegar a un equilibrio.  Es más dependiendo del punto del cual se parta un impuesto indirecto puede resultar superior a un directo.  Es decir que realizando un análisis correcto la superioridad de uno u otro impuesto depende directamente de la posición inicial en la que se hallen.

Por otro lado el impuesto a la renta no recae sobre gran cantidad de actividades (actividades domesticas) creando cambios en las relaciones de sustitución entre bienes(la base de la supuesta superioridad de los impuestos directos).

Papel del Estado

Básicamente la visión friedmaniana del Estado concuerda en sus primero tres puntos con la que Smith enunciara.  Resalta también la atribución  de este del monopolio legitimo de la fuerza. El concepto de Estado es la forma más cercana que conoce el hombre para recrear la libertad natural. Precisamente por este motivo, se requiere que el Estado precautele por la seguridad ciudadana. El individuo carece de libertad en el momento en que las amenazas arrebatan la propiedad, por ejemplo cuando por medio de la coerción se incauta algo que por concepción legal es privado.

Por ende, el Estado debe dotar del marco legal para definir, con justicia, el movimiento libre de un mercado. De esta manera  las leyes sirven de apoyo para cumplir los incentivos creados por los precios. Se podría decir que esta es la mejor manera de tener un mercado perfecto, pero lamentablemente las externalidades son una falencia, el talón de Aquiles en la perfección del Estado. Por ello el Estado deberá proveer bienes de uso publico evaluando en lo posible el efecto distorsionador de una externalidad.

Lo que para Smith se denomina la cuarta función estatal, para Friedman es el principio del caos estatal, ya que existe una polémica total en el termino “velar por los ciudadanos que no sean responsables de si mismos” que es sumamente ambiguo. Tal vez, sean los niños un ejemplo de ello, pero en primera instancia están sus padres que sabrán hacer lo que más les convenga con ellos. Sin por ello restar humanidad y derecho  a los niños.

¿Qué falla en nuestras escuelas?

La educación pública presenta serias deficiencias. En primer lugar algo que fue concebido como un sistema para equilibrar las oportunidades entre ricos y pobres,  está  acentuando  la estratificación de clases al proveer de una buena educación a barrios ricos y de una pésima educación a barrios pobres.  Por otro lado se tiene a contribuyentes enfadados por los aumentos en los costos de la educación pública, acompañado de una caída en su eficiencia. En la década de los 70 en EE.UU., mientras el número de alumnos aumentó en 1% el número de empleados lo hizo en 15%, elevando el costo por alumno en 11%.  Es decir, generando un descenso de resultados por unidad de recurso empleado.

Para Friedman esto es el mal de una sociedad sobre gobernada en la que se ha limitado el derecho a elegir de las personas.  En este caso se ha limitado más a quienes se supone debe defender: los pobres, quienes a diferencia de los ricos no pueden optar por pagar por educación privada (incurriendo dos veces en gastos educativos, primero en los impuestos y luego en la escuela) ni en enviar a sus hijos a escuelas alejadas a su lugar de residencia.  Lo que ha su vez elimina el papel del mercado para exigir eficiencia al productor(profesores).  Al no poder los padres elegir sobre la educación de sus hijos los educadores no tienen incentivos para dar una buena enseñanza.  Y peor aún aquellos que intentan dar una educación conforme con su coyuntura se ven limitados por las decisiones de unos burócratas que dirigen por todos y para todos sin tener idea de la realidad que viven las distintas escuelas.

Friedman  considera que una manera de mejorar la educación es darle a los padres mayor control sobre esta.  Es decir, permitirles elegir qué escuela y qué tipo de educación quieren para sus hijos ya que estos en general tienen mejor noción de lo que necesitan sus hijos que un grupo de burócratas. Para elevar el poder de decisión sin atacar a sus ingresos se crea el sistema de vales.  La idea es calcular el costo por alumno y entregárselo a los padres en forma de bonos(los que solo pueden gastarse en educación) dándoles completa libertad para escoger la escuela a la que sus hijos irán (siempre que esta cumpla con ciertas normas). De esta manera se obliga a todas las escuelas a competir.  Las mejores atraerán más alumnos y cobraran vale completo.  Otras tendrán que ser más baratas para compensar su baja productividad.  Este sistema no altera las cargas impositivas ni se elimina la asistencia obligatoria,  pero sí amplía la libertad de elegir.  E incluso se ampliaría el número de escuelas sin fines lucrativos formadas por padres de familia que, en los Estados Unidos, han demostrado ser más eficientes que las escuelas públicas.

El sistema de vales tiene objeciones:

  1. No considera el coste financiero de las poblaciones que no asisten a escuelas públicas y que de existir los vales los cobrarán. Situación que en EE.UU. no reviste de mayor problema ya que solo 10% de los alumnos asisten a escuelas privadas, por lo que se puede reducir el valor del vale para que este sirva a todos.  En países con mayores diferencias como el Ecuador el sistema tal como lo planteó Friedman es inviable.
  2. Posibilidad de Fraude, situación que puede ser evitada haciendo que los vales solo puedan ser canjeados en sitios autorizados.
  3. Discriminación Racial: las escuelas se separaran según razas. En la actualidad se da lo mismo dentro de las escuelas, en un lado del aula se sienta gente de una raza y en el otro lado gente de otra raza.  Y los problemas por ganar territorio generará más problemas raciales que si estuvieran separados.
  4. Dudas sobre las nuevas escuelas: Las escuelas públicas pueden quedarse sin fondos.  En realidad aquellas poco eficientes cerrarán y solo quedarán las que sí den enseñanza de calidad.

La enseñanza superior reviste los mismos problemas que la escuela.  Sin embargo al no existir asistencia obligatoria los alumnos tiene una gama más amplia de opciones.  Esto obliga a las universidades a cumplir con un mínimo de exigencias estudiantiles.  Sin embargo, los bajos costos llevan a que acudan a la universidad gente que no necesariamente tiene como prioridad el estudio.  Esto baja la productividad (demasiados alumnos por clase) y a la vez quita incentivo a los alumnos a estudiar(el costo de perder una materia es bajo).  Lo que hace que apenas el 50% de quienes ingresan se gradúen y que de estos un porcentaje sean profesionales mediocres.

Ante este problema Friedman propone que la enseñanza superior sea seguida por el que “esté dispuesto a pagarla en el momento o deduciéndolo de la renta mas elevada que al enseñanza le permite obtener”[17][2]

Para esto, los alumnos deberán acceder a créditos que deberán pagarlos luego de la universidad al ser descontado un porcentaje de su renta futura.  El crédito puede ser financiado  por empresas privadas, las que se asegurarán de la buena capacidad del candidato para así asegurar su inversión. También pueden ser créditos otorgados por el Estado y en este caso el proceso de selección debe ser similar al de la empresa privada.

 Seguridad social

El problema de la seguridad social radica básicamente en el tipo de relación proveniente de los fondos, frente al uso de ellos. En la mayoría de los programas de acción social alguien usa fondos que no le corresponden, en beneficio de terceros. Por ejemplo, en el mejor de los casos los jubilados usan los fondos de los jóvenes. Eso se convierte en un dilema de estabilidad social: los jóvenes se quejan de la creciente carga de los impuestos y el poco  nivel de resultados que ven en ellos y en el otro lado del puente sabemos que no podemos abandonar a los ancianos.

Este es el ejemplo clásico de lo que sucede con los impuestos y su aplicación, es por ello que Friedman propone la implantación de un impuesto negativo, que permitiría compensar las dos grandes falencias de la economía: la seguridad al insertarla al mercado y lo indistributivo de los impuestos.

Por lo general, todos los impuestos directos toman una base impositiva de renta, bajo la cual  los ciudadanos no pagan el impuesto. La propuesta básicamente intenta subsidiar a los que estén bajo el nivel en que se fije la base[18][3], con lo que se garantiza una mejor distribución. Así, las cargas para los que se encuentren sobre la base disminuirán puesto que dejarán de subsidiar la administración burocrática. Para citar un ejemplo, supongamos que en un análisis econométrico nos permite conocer que la base impositiva se situará en 5000 u.m. Los individuos que perciban anualmente menos de 5000 u.m. recibirán una transferencia directa por la diferencia. Esta transferencia se financia por los que se encuentran sobre la base.

Este impuesto permitiría reemplazar paulatinamente los ineficientes sistemas de impuestos de la actualidad sin afectar a los que dependen de ellos. Lamentablemente, carece de viabilidad política que permita su implantación al existir Estados obesos en los que se alimenta la burocracia.

 ¿Quién protege al consumidor?

La “Mano Invisible” indica que el egoísmo personal, es decir, la búsqueda del bien personal lleva al bien colectivo.  Sin embargo, este egoísmo puede llevar a actos dolosos como estafas y el libre mercado puede generar externalidades.  Por esta razón se indica que se debe acompañar al mercado con medidas que protejan al consumidor y que protejan a todos de posibles efectos negativos de las transacciones del mercado. La cuestión está en analizar si las políticas tomadas en realidad han logrado contrarrestar los efectos negativos del libre mercado o si por el contrario han creado males mayores.

Friedman centra su estudio en EE.UU. y compara aquellas industrias que han sido intervenidas por el Estado (para proteger al consumidor) con aquellas que se han mantenido con escasos controles.  Analiza el caso del ferrocarril, el cual tiene gran cantidad de regulaciones (impuestas por el Estado para evitar el abuso en el cobro de pasajes) con industrias poco controladas como la del automovilismo.  En el primer caso, se tiene una industria poco eficiente cuyos adelantos técnicos son casi nulos y donde el consumidor tiene que pagar más por un pésimo servicio.  Mientras que los carros cada día son más baratos, más cómodos y más seguros.

Todo sector en el que el Estado ha intervenido, siempre con la idea de proteger al consumidor, ha presentado serias ineficiencias. Pues ese sector deja de moverse según las exigencias del público y pasa a moverse por la decisión de unos pocos burócratas.   Sistemas que fueron creados para defender al consumidor terminaron por crear mercados negros y mafias tal como sucedió en la Prohibición.  Una noble idea terminó por desatar una guerra de mafias en EE.UU.  Situación similar se da con los controles a medicamentos,  en este caso mucha gente tiene que viajar a otros países para curarse porque los tramites burocráticos para legalizar nuevas drogas son extremadamente largos (muchas personas mueren esperando que se apruebe la utilización del medicamento que necesitan).

En su estudio ataca a la EPA (Agencia de Protección del Medio Ambiente).  Asegura que aquellos casos en los que existen lagunas de mercado (casos en los que no se pueden determinar derechos de propiedad sobre el medio ambiente) los debates están regidos más por la emoción que por la razón.  Lo que ha llevado al planteamiento de metas y leyes irreales que distorsionan la economía.  EPA no hace análisis costo – beneficio.  Friedman considera que la mejor solución es establecer tasas impositivas sobre la contaminación tanto a productores como consumidores.  De esta manera se estimula a productores a emplear sistemas de producción mas limpios y a consumidores a utilizar bienes de sello verde.

Friedman opina que se debe dar plena libertad a la gente de elegir lo que desee. Cree que en conjunto la competencia del mercado protegerá mejor al consumidor que las regulaciones.   Incluso ha planteado la legalización de las drogas en EE.UU. Considera que los mecanismos de control terminan por perjudicar al consumidor en vez de ayudarlo.  Por esto propone que el Estado se encargue de facilitar la información sobre las ventajas y desventajas de los bienes y servicios que se consume y que sea el publico quien decida que es lo que más le conviene.  De esta manera solo aquellos que ofrezcan productos de calidad seguirán en el mercado y el resto quebrará, siendo el consumidor el mayor beneficiado.

Se critica mucho el hecho de que la gente se de cuenta de lo perjudicial de algún bien puede ser muy costoso (en el caso de medicamentos, una mala droga puede causar la muerte de cientos hasta que el mercado se de cuenta de lo nocivo de esta).  Ante esto Friedman presenta el caso de cientos de productos nocivos que han sido puestos en el mercado pese a las regulaciones estatales y debido a la necesidad de decisiones burocráticas demora mucho más sacarlos del mercado que en el caso de productos producidos por la empresa privada.    Al fin y al cabo aquellas marcas que se ganan un buen nombre (en base a productos de calidad los cuales serán probados antes de salir al mercado) serán las que triunfen.  Aquellas que no prueben sus productos no recibirán la confianza necesaria de los consumidores y se arriesgaran a no vender lo producido y quebrar.

 Política exterior

 Aunque Friedman no redacta nada absolutamente sobre la globalizacion, menciona que dentro de las relaciones internacionales debe mantenerse el principio básico del mercado “Comprar al que vende más barato y vender al que  pague más”. Si este principio se cumple en un mercado interno, dentro del internacional su aplicación debe ser total. Al parecer, los gobernantes no entienden que si se intenta distorsionar el perfecto desenvolvimiento del mercado, por medio de barreras arancelarias, el mismo mercado se encargará de compensar lo que los productores ganen con lo que los consumidores pierden.

Este raciocinio lógico es justificado por un análisis histórico de la situación de la economía mundial y de determinados países, como EEUU después de la abolición de la ley de cereales por parte del Reino Unido. O el esplendoroso caso de Japón al salir de la dinastía Meiji. Pero para no referirse al pasada usa el ejemplo del moderno  Hong Kong, que al estar totalmente liberalizado se ha transformado en uno de los mayores polos de desarrollo a nivel mundial.

El típico justificativo para tomar las mal llamadas medidas proteccionistas es la balanza de pagos pero para ello no se toma en cuenta la regla económica de un solo precio ni el movimiento dinámico que esta representa. Si somos más baratos venderemos más al exterior pero de la misma manera, deberemos canjear la moneda que hemos recibido, por productos de otro lugar o reconvertirla en moneda local. Esto implicaría una apreciación del tipo de cambio, con lo que pasaríamos  a costar un poco más; así sucesivamente, en todos los países.

Al tomar una medida arancelaria, la voz menos escuchada es la del consumidor. La presión provine de la falacia  que las exportaciones son mejores que las importaciones, pero en la realidad usamos computadoras norteamericanas, vemos programas en televisores japoneses, nos movilizamos en autos alemanes y desayunamos bananas ecuatorianas. Esto indudablemente produce mayor beneficio que lo producido por una economía autárquica. Así “La engañosa terminología que empleamos refleja estas ideas erróneas. Protección significa en realidad explotación del consumidor”[19][4].

¿Quién protege al trabajador?

 Friedman reconoce las mejoras en la situación de los trabajadores en los dos últimos siglos pero señala que, pese a lo que muchos afirman,  el papel de los sindicatos ha sido casi nulo en el logro de esta mejoría ya que solo un porcentaje mínimo de la población está o estuvo afiliada a sindicatos.  De igual manera hasta la aparición del New Deal el papel del Estado fue muy limitado.  Por esto concluye que fue el libre mercado el que logró mejorar la posición del trabajador.

Friedman indica que los sindicatos al supuestamente proteger a los trabajadores consiguiendo salarios mas altos, solo están limitando la entrada de otras personas a la industria.  Lo que el sindicato hace es reducir la oferta de mano de obra de la industria por medio de trabas legales.  Con esto se logra proteger a un grupo de privilegiados afiliados al sindicato y se perjudica a todos los que están dispuestos a trabajar pero que por no tener el permiso necesario no pueden hacerlo.  En consecuencia se tienen costos más altos de los de mercado con lo que se ven perjudicados los consumidores al igual que los trabajadores no sindicalizados y los únicos beneficiados son la minoría sindical.   En el caso del Estado los salarios más altos se logran a expensas del contribuyente.

El Estado ha generado un sinnúmero de leyes destinadas a proteger al trabajador (salario mínimo, máximo de horas trabajadas, limites de edad, etc.).  Existen leyes que en realidad ayudaron al trabajador pero otras favorecieron a sindicatos y cárteles generando los problemas antes explicados.  Pero el Estado es experto en proteger a los trabajadores públicos quienes por la gran cantidad de normas y trabas burocráticas se pueden dar el lujo de ser ineficientes sin riesgo a ser despedidos.  Friedman pone el ejemplo de un trabajador impuntual de la EPA quien para ser despedido debía pasar la solicitud de su jefe por más de 7 comisiones. Al final el trabajador estatal está tranquilo perjudicando a otras personas que estarían dispuestas a hacer su trabajo mejor y más barato.

En su mayoría, las personas no trabajan para el Estado ni son afiliadas a un sindicato.  Por lo que es la mayoría la que pierde con las supuestas organizaciones y leyes de protección al trabajador. Por el otro lado, si se consiguen mejoras en los salarios por medio del mercado (mejores sueldos dados por empresas que compiten por conseguir los mejores empleados) estos salarios no se consiguen a expensas de nadie, y solo pueden provenir de una mejora en la productividad.  De esta manera hay más para el trabajador pero también para el empresario, el consumidor e incluso para el Estado recaudador de impuestos.   Así el mercado libre distribuye los fruto del progreso entre todos.

El poder del mercado

Friedman basa su exposición del mercado en la premisa  “ todos esperamos al ir a una tienda  comprar un producto que este a la venta”;  pero qué fuerza es la que hace que se fabrique un número determinado de productos, qué motivó a la tienda a adquirir tal o cuál producto, quién decidió que artículos debe producir una economía? No puede ser un sistema de órdenes jerarquizadas tipo ejército pues este solo sirve para un grupo sumamente reducido.

Así, en los países que se manejaron por planificación jerárquica se formaron actividades clandestinas para completar los errores de los cálculos humanos. Los mercados negros son la forma que encuentra la sociedad para nivelar la ausencia o la abundancia de los bienes. El intercambio  mutuo por artículos de valor, como ya lo expreso Smith, es el eje de la actividad social y comercial.

Dentro del mercado, la pieza clave de información son los precios. Esta variable responde instantáneamente a las tres preguntas que los economistas se formulan: Qué, Cómo y Cuánto. “Los precios cumplen tres funciones en la organización de la actividad económica: primero, transmiten información; segundo, aportan el estimulo para adoptar los medios de producción menos costosos, y por esa razón inducen a emplear los recursos disponibles para los empleos mejor remunerados; tercero, determinan quien obtiene las distintas cantidades del producto”[20][5].

La eficacia de la transmisión de información a través de los precios radica en la facilidad de discernir entre quien la necesita y quien es molestado por ella. El sistema solo transmitirá información de vital importancia a quien lo requiere. Por ejemplo, cuando el precio de un  articulo es muy alto, el productor recibe la información de que se requiere más de este artículo. Por el contrario, el consumidor  recibe la información de que el bien es escaso o que simplemente está fuera de su alcance. Por ello es de vital importancia mantener el sistema de mercado en perfecto funcionamiento, ya que cualquier tipo de distorsión[21][6], estropea el intercambio de información y con ella la eficiencia del mercado.

La relación existente entre los precios y la distribución de la renta es expresada por la diferencia del precio que se cobra por un servicio y el que se paga por un bien que se expende en el mercado. Precisamente dentro de la renta entra en juego la acumulación de capital convirtiéndose en un candado de conservación (ya que sin ella los recursos heredados serían despilfarrados). Este sello para el incremento tiene un mayor efecto frente a la   acumulación de capital humano.

Lamentablemente, como todo en la vida, el mercado se ve sumamente influenciado por el azar, especialmente el de capital humano. Gracias a la condición física del espacio tiempo no vale lo mismo un talento o habilidad hoy que hace 100 años. Lo que por ningún motivo resta mérito a la convicción personal, que en muchas ocasiones ha logrado sobreponerse frente al azar.

El autor nunca se expresa en contra de la distribución del ingreso, por lo contrario expresa que nunca será del todo justa y equitativa. Claro está que los precios son el mejor mecanismo de regulación de la renta puesto que se transforman en el aliciente perfecto para escoger una actividad determinada. La única alternativa para la elección de actividades es dada por un sistema de obligaciones (tipo Socialista), pero incluso dentro de este es prácticamente inútil deslindar el nivel de renta de los precios.

Es plenamente comparable la formación y establecimiento del lenguaje, con la formación del sistema económico actual a través del mercado y los precios. Incluso los valores de una sociedad, su cultura, se dan por un intercambio mutuo, que se basa en la “compleja estructura, a través del ensayo y el error de la aceptación y el rechazo”[22][7]

El Remedio a la Inflación

 Friedman identifica cinco puntos claves en el análisis de la inflación:

  1. La inflación es un fenómeno monetario dado por un incremento mayor en la cantidad de dinero que el incremento en la producción.
  2. Es el Estado quien determina la cantidad de dinero en la economía.
  3. El único remedio a la inflación es una desaceleración de la tasa de crecimiento del dinero.
  4. La inflación para desarrollase necesita tiempo por lo que los efectos de un cambio en la cantidad de dinero demoran en verse.
  5. Existen efectos desagradables secundarios e inevitables al eliminar la inflación.

Al hacer un análisis de oferta y demanda afirma que la inflación es un fenómeno monetario.  Como se sabe un exceso de oferta tiende a reducir los precios relativos, es decir, cada vez se necesita más de un producto para conseguir una unidad de otro.  En este caso en particular una aumento en la cantidad de moneda hace perder poder adquisitivo a la misma,  cada vez se debe pagar más por la misma cantidad. El análisis demuestran que un aumento en la cantidad de dinero hoy se produce en un aumento de precios mañana.  Es decir que el efecto del aumento monetario demora en sentirse.  De tal manera que:

MtV=Pt+1 Q  donde V y Q son constantes.

Friedman aclara que los gobiernos siempre han inculpado a otros de la inflación.  Se ha culpado al precio del petróleo, sindicatos, condiciones meteorológicas, empresarios egoístas, etc.  Sin embargo la inflación existió antes y después del petróleo, existe en países con fuertes sindicatos al igual que en países donde los sindicatos no tiene poder, la habido tanto en países socialistas (donde los empresarios no tienen poder) al igual que en capitalistas.  Y en el caso de shock exógenos como catástrofes la subida de precios es de una sola vez y no es algo constante como sucede con la inflación.  La razón por la que sindicatos, empresarios, clima, etc.. no producen inflación es simplemente porque ellos no tienen una máquina para imprimir billetes.

Los gobiernos pueden tener un sinfín de razones para emitir moneda.  En primer lugar pueden financiar su gasto sin necesitar endeudarse o incrementar sus impuestos.  Con esto pueden establecer políticas de pleno empleo que suba la popularidad del gobierno.  También la impresión de moneda le permite financiar su déficit al hacer que el interés que paga por bonos de deuda sea inferior a la tasa inflación, es decir que el gobierno termina recibiendo plata por el préstamo que le hacen.

El remedio a la inflación es simple: desacelerar el crecimiento monetario.  Sin embargo esto tiene un alto costo político.  Menos moneda significa menos ingresos para financiar el gasto publico.  Además la inflación tiene un circulo vicioso: se imprime moneda para contratar trabajadores, luego se genera inflación y los trabajadores exigen mejores sueldos, los mejores sueldos generan déficit el cual es cubierto imprimiendo más moneda y generando una vez más inflación.  Si los gobiernos no cortan la inflación es por los efectos que esto acarrea.  Una reducción en el gasto aumenta el desempleo, a la vez que reduce el financiamiento de políticas sociales.  Esto hace que el producto se reduzca y que en un principio se genere inestabilidad, con el tiempo al caer la inflación se recupera la confianza y se reactiva la economía.  Lo que hace más o menos viable la eliminación de la inflación va a depender directamente de la velocidad con la que la económica reaccione.

Libertad de elegir[23][8]

Este podría ser el episteme de Milton Friedman, ya que para él toda la cadena de valor y el funcionamiento del mercado a través de los precios se basa en la libertad. Libertad de elegir, de poder ser distinto uno del otro, la que solo se consigue mediante una igualdad ante la ley.

Esta igualdad trata de recrear en un sistema democrático, pero incluso este posee falencias: la imposición de autoridad. “Si una elite no tiene derecho a imponer su voluntad a los demás, tampoco lo tiene grupo alguno, ni siquiera una mayoría”[24][9]. Por este motivo, se han buscado medios que faciliten la libertad y uno de ellos es garantizar la igualdad de oportunidades. Dado que “en todo el mundo existen desigualdades, de renta y de riqueza [ y]  a la mayoría de nosotros  nos ofenden”[25][10] debemos mantener ideales de justicia que nunca se oponen a los principios del liberalismo económico.

Crítica a Friedman y a la postura de sus seguidores

          El liberalismo económico clásico tiene vigencia desde los finales del siglo XVIII hasta comienzos de la primera guerra mundial (1914).  Su primera versión fue obra de Adam Smith y le siguieron David Ricardo, R.Malthus y J.B.Say.  Reaparece en los años setenta como neoliberalismo en respuesta a la crisis del petróleo de 1972 y teniendo como centro a Chicago con Friedman a su cabeza.

La economía contemporánea, bien o mal aplicada, a tomado un rumbo caracterizado por el dominio de cierta racionalidad.  La predominancia del pensamiento neoliberal, neoclásico o monetarista no garantiza la aplicación completa de los modelos que sustentan dichos pensamientos, pero sí los vuelve responsables de las realidades que creen a lo largo de su búsqueda por alcanzar su utopía de libre mercado.  Puede entonces darse lugar una crítica no solo dirigida a la teoría en sí, sino también a la visión que crean del mundo, a las teorías complementarias que aparecen y como no, a los resultados de la aplicación de la misma.

No hay filosofía valorativamente neutra.  Milton Friedman desarrolla su teoría dentro de un contexto valórico determinado.  El defiende (y ataca) ciertos valores como pueden ser: la competitividad, la maximización, el individualismo…  Todos estos valores que caracterizan actualmente a la sociedad capitalista occidental fueron sistematizados en las tesis de Karl Popper y Hayek.  Tanto Friedman como los filósofos ya mencionados basan su defensa de pensamiento en sostener el carácter científico del mismo.  Dicha defensa tiene un enorme poder persuasivo legitimador.  A partir de esa defensa se dice que oponerse a la economía actual es irse contra los cánones de la buena ciencia, es adoptar una postura irracional.  Se legitima entonces cierta política económica al mostrarla como “científica” y por ende como la única a defender.

Los modelos económicos que se nos enseñan parten de un cierto tipo de racionalidad, de “conceptos standard” del conocimiento científico.  Estos conceptos no siempre son los más correctos y muchas veces constituyen una concepción limitada y empobrecida de la racionalidad humana.  La economía subjetiva que desarrolla Friedman ha sido transformada por sus seguidores en economía objetiva o normativa.  Friedman pretende asignar un rol fundamental a la comparación de la teoría con los hechos empíricos, eliminando así la subjetividad y encontrando una precisión y rigurosidad en el estudio.  Pero en este caso, como se logra eliminar la subjetividad si la observación de la realidad es el hecho más subjetivo que existe?  Como escoger una visión de entre las infinitas existentes?  Para ello se requiere de una decisión grupal, una decisión psicológica, ponerse de acuerdo y como todos sabemos, los consensos se hacen y deshacen a lo largo del tiempo.  El principio de la constancia de la velocidad de la luz ya no es válido universalmente.

Debe quedar claro entonces que se puede concluir la falsedad de una hipótesis pero no su veracidad.  En el momento en que el hombre acepta como verdadero su conocimiento, entra en un periodo de estancamiento intelectual y que mejor ejemplo que la Edad Media cuando se daban por verdaderos a los criterios defendidos por la iglesia.  En nuestros días, corremos el riesgo de dar por verdaderos los fundamentos económicos cuando lo que debemos entender es que simplemente son los más aceptados en el lugar y en el tiempo actual.

El hecho de que una teoría ha funcionado hasta un determinado momento no nos asegura que funcionará bien en el futuro.  Esta presunción  equivaldría a decir que el futuro será igual que el pasado y esto como sabemos no es así.  Las teorías actuales  pueden ser en un corto plazo tan absurdas como la creencia de que la Tierra era plana, sostenida por cuatro elefantes; elefantes que estaban sobre una tina de leche tibia.

De entre tres teorías que explican a plenitud cierta realidad como saber cuál es más válida, como saber cuál asumir?  PH. Frank, epistemólogo de la física y uno de los amigos más cercanos de Einstein  nos lo explica cuatro condiciones para que la teoría sea aceptada socialmente:

–          La capacidad d la teoría para extenderse a otras áreas.

–          Compatibilidad con otras teorías vastamente aceptadas en ese momento.

–          Estar en consonancia con los supuestos éticos, políticos y hasta religiosos sostenidos por la comunidad.  Esto explica la tenacidad con que se defendió la física aristotélica y especialmente su posición geocéntrica en contra de las nuevas tesis de Galileo.

–          La felicidad humana, los objetivos científicos usualmente entran en conflicto con los intereses y metas sociales y ese conflicto no se lo puede resolver mediante ninguna linealización.

La ciencia según Hempel, es como un mapa; siempre nos puede decir cómo arribar a un cierto lugar, pero no puede pautar a donde ir.

Friedman, considera a la econometría como la mejor base empírica par una teoría económica.  Sin embargo, se han ido descubriendo una serie de dificultades con la econometría, que han mostrado que ella es un instrumento incierto.  Esto viene a afirmar las críticas de Keynes a la econometría que consistían en que:

  • Utiliza un conjunto incompleto de factores relevantes
  • Hay omisión tendenciosa de variables
  • Construye modelos con variables inobservables como las expectativas
  • Infiere falsamente causas de meras correlaciones
  • Confunde relevancia económica con relevancia estadística
  • Opera con tamaños inadecuados de muestras…

Además, el econometrista muy raramente puede generar datos confiables si no que debe apoyarse en datos de organizaciones gubernamentales, agencias… para realizar sus estudios.

Se requiere de una dosis excesiva de hipersimplificación para formular las ideas económicas matemáticamente y por ello se vuelve muy difícil refutarlas econométricamente.  La teoría de maximización individual, el supuesto de completitud en la teoría de la elección del consumidor…como probarlas, como refutarlas?  Una teoría es entonces confrontada junto a hipótesis auxiliares de diverso tipo, asumiendo condiciones iniciales que muchas veces son falsas.  La econometría según la historiadora econométrica Mary Morgan, no busca refutar los modelos sino que los resultados muestren la calidad del mismo, es decir, hacerlo funcionar.  En definitiva, la econometría hace lo imposible porque la realidad cuadre con los modelos cuando debería ser al revés.

No se quiere en ningún instante negar que la economía sea una ciencia.  Sino simplemente comprender que en la economía hay diferentes modos de conducir una conversación, existe un modo keynesiano, neoclásico, marxista… cada uno de ellos busca persuadir y es por ello que se va al diálogo matemático y al diálogo histórico, político.  Lo importante es no presentarse al diálogo como dueños de la verdad sino dispuestos a que la crítica centre los criterios y consensos.

Otro problema subyacente de objetivisar el estudio de la sociedad es que la despolitización de las ciencias humanas, hacen poco percibibles problemas fuera de la esfera técnica.  Los científicos o técnicos tomarán las medidas que ellos crean necesarias desde el punto de vista de su conocimiento o especialidad, olvidándose de la esfera global de la sociedad.  Fundados en un poder “racional”, la persona con mayor conocimiento del problema puntual tomará las decisiones, desconociendo las repercusiones de sus supuestas soluciones en el resto de la sociedad.  Puede también, el científico tratar de analizar las repercusiones de sus acciones, comenzar a operar en ámbitos distintos a aquellos en los cuáles es especialista, y acabaría haciendo lo que hacen los malos políticos.

Todo este tipo de manejo de la sociedad conlleva a una transformación de la tecnocracia en autoritarismo.  “Un determinado sistema de poder se puede legitimar a si mismo promoviendo creencias y valores con los que está de acuerdo y le son instrumentales, cientifizando y universalizando tales creencias de modo de hacerlas parecer como autoevidentes y aparentemente inevitables”[26][11]  Actualmente la concepción de las ciencias sociales de Popper, con la que Friedman está de acuerdo, es ideológica y profundamente legitimadora de un cierto orden político económico que se está imponiendo a nivel mundial. La supervivencia del “mercado libre” es tan fundamental, tan lógica y racional que se llega a perder la tolerancia con los contrarios al mismo.  Por ejemplo, Hayek afirmó en Chile: “Ninguna libertad para los enemigos de la libertad”[27][12].  Por supuesto los enemigos de la libertad eran los que no permitían maximizar la instauración y preservación de una economía neoliberal.

No por eso se debe despreciar a los científicos y volver a ser gobernados por los políticos populistas de la actualidad.  Los técnicos deben ser imprescindibles aliados de los políticos pero en ningún momento uno de ellos debe tratar de ocupar el lugar del otro.

Para no alejarnos tanto de la realidad podemos tomar en cuenta el caso de Chile que fue el tubo de ensayo para esta una nueva política.  El modelo se impuso a partir de una serie de afirmaciones:

  • Culpar al intervencionismo estatal de la crisis económica.
  • Culpar  la existencia de desempleo a las rigideces laborales como la excesiva protección
  • Hasta culpar de la crisis del medio ambiente a la falta de privatizaciones.

Argentina es otro país donde las políticas neoliberales fueron aplicadas en su totalidad.  Se realizaron a partir de 1986 las ventas de las empresas públicas y la flexibilización del trabajo. De 1980 a 1986, en Argentina, el desempleo había aumentado en 3%, manteniendo ese ritmo, el índice de desempleo de 1999 debía ser del 12.1% sin embargo, este llegó al 14.5%.  Es decir que la disminución del intervencionismo estatal y la flexibilización del trabajo no produjeron más que un incremento del desempleo.  Chile también ha sido prolijo en seguir las recomendaciones de los organismos multilaterales de crédito y sin embargo, el índice de desempleo pasó de 6.4% en 1998 a 10.1%  en 1999.  Es decir, un crecimiento de 57.8% en un solo año.  Este fenómeno de empobrecimiento y crecimiento de las diferencias en los países que siguen los principios liberales no es actual ni característico de Latinoamérica.  En 1977, cuando empieza el gobierno de M. Thatcher, en Gran Bretaña el ingreso del 20% más rico era cuatro veces mayor que el ingreso del 20% más pobre y en 1987 era siete veces mayor.

Friedman liga varias veces a la libertad con el libre mercado.  Una libertad que involucra el sometimiento del hombre a las leyes inexorables del mercado, hace que las leyes de mercado tomen una dimensión ética.  Cabe preguntarse entonces que hacer con los perdedores del juego competitivo del mercado.  No es un derecho adquirido por los perdedores el ser ayudados.  Queda entonces la satisfacción de las necesidades de los perdedores a suerte de la caridad de los ganadores.  Caridad que no va a ser negada, con el fin de mantener las reglas del mercado, las reglas que les hizo ganadores.

La democracia es el sistema político recomendable por el liberalismo pero por otro lado se dice que no se puede extender a instituciones de la sociedad como escuelas, fábricas…La función del Estado es reducida a controlar que la actividad económica se realice según las normas preestablecidas.  El interés político se ve entonces reducido a los grupos que están involucrados en los desequilibrios de mercado.  Grupos que quieren ser protegidos en caso de producir más de lo requerido por el mercado y beneficiados en caso de que la cantidad demandada sea mayor.

Las frustraciones ante la aplicación de esta seudociencia neoliberal crecen día a día. El individuo sin embargo, no logra oponerse al poder legitimador del status quo y sin darse cuenta cambia, se adecua, estandariza sus actitudes y pensamientos a los predominantes.  El individuo se ve a sí mismo como egoísta y por ende empieza a actuar de esa manera.  Pocos son los que recuerdan conceptos que fueron válidos y podrían ser válidos en el futuro si se logra cambiar el enrumbamiento actual.  Conceptos como los de Kant:  “Los seres humanos no son como las mercancías, pues no tienen precio;  ellos tienen, en cambio, dignidad.” Ante la prepotencia del poder reinante, los perdedores a los perdedores del mercado con el fin de ser escuchados y respetados no les queda más que pedir lo imposible para que algunas cosas sean posibles.

[15][13] Ibid. p. 42

 [18][1] Ibid. p. 283

[19][2]Milton Friedman, “Libertad de Elegir” Pg.252

 [21][4] Ibid p. 67

[22][5] Milton y Rose Friedman, Libertad de Elegir , 1979, p 32

[23][6] Sea esta Monopolio, Monopsomio, Intervención estatal, etc.

[24][7] Ibid p. 47

[25][8] Titulo de una de las ultimas obras de Friedman

[26][9] ibid p. 187

[27][10] ibid  p. 206

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Mosquera Roberto. (2001, mayo 22). Pensamiento económico de Milton Friedman. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/pensamiento-economico-de-milton-friedman/
Mosquera Roberto. "Pensamiento económico de Milton Friedman". gestiopolis. 22 mayo 2001. Web. <https://www.gestiopolis.com/pensamiento-economico-de-milton-friedman/>.
Mosquera Roberto. "Pensamiento económico de Milton Friedman". gestiopolis. mayo 22, 2001. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/pensamiento-economico-de-milton-friedman/.
Mosquera Roberto. Pensamiento económico de Milton Friedman [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/pensamiento-economico-de-milton-friedman/> [Citado el ].
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