Operatividad de equipos de trabajo

«Las sociedades más desarrolladas se caracterizan por el marcado crecimiento del ‘capital social’, que es la capacidad de construir objetivos en común». F. Cobayashi.

Una lista de ideas útiles para conformar un equipo de trabajo funcional y exitoso:

I. El trabajo en equipo precede al éxito del mismo

Según Maquiavelo, la gran habilidad del ser humano es dominar los propios intereses para que en conjunto logren mejores resultados. Es decir, trabajar en equipo nos conviene. Pongamos por ejemplo a las hormigas, una hormiga en solitario no construirá jamás un refugio, ni podrá almacenar alimento; necesita organizarse con las demás hormigas para tener y mantener un hormiguero, y garantizar su supervivencia.

El éxito se construye en base a los demás, verdad innegable aún para los líderes. El presidente de un país no puede ser considerado un gran estadista si su país no crece bajo su administración, no puede administrar sin sus secretarios, gobernadores, jueces, magistrados, cámaras de representantes, etc.; un jugador de futbol solo no puede ocupar todas las posiciones, defender, avanzar y cuidar la portería del equipo contrario, necesita la labor del equipo completo.

Un equipo de trabajo que haya abandonado los condicionamientos negativos del protagonismo, de la competitividad innecesaria, y aprenda a complementarse entre sí, cumplirá los objetivos comunes con más rapidez y eficacia que si cada uno de ellos actuara por separado.

II: Un equipo de trabajo son muchas voces con la misma visión

Han escuchado, sin duda, la frase y «dos mentes piensan mejor que una» repetidas veces. Y es cierto. Y más cierto que tres piensan mejor que dos, cuatro que tres, etc. Eso es la sinergia, el resultado del conjunto es superior al de los componentes. Es necesario que el equipo comparta una filosofía que los motive a lograr los objetivos comunes, sin que tengan necesariamente que responder creativamente exactamente de la misma manera; al contrario, en grupo la diversidad de personalidades resulta provechosa para la lluvia de ideas, todos pueden expresar su opinión acerca del problema o misión que enfrenten, y sus propuestas de solución, mientras más propuestas, más probabilidades de hallar la adecuada, una vez llegado a un consenso, la visión común ayuda a comprender a todos cómo ponerla en práctica aunque haya sido un planteamiento individual en el principio. No se trata de extrapolar un pensamiento individual para imponerlo al grupo, sino de entrenarse en reconocer y saber sacar partido tanto de similitudes y diferencias entre los miembros del equipo para combinarlas en aras del bien común.

III. La inspiración del líder es el recurso de energía para el equipo

Es notable la energía de un verdadero líder, su fuerza nace del interior y sabe cómo encauzarla al exterior; y es fácil reconocerla porque no sólo piensan, sino que viven como tales; no le tienen miedo al trabajo duro ni a los nuevos retos, están dispuestos a arriesgarse, son tenaces, constantes y consistentes hasta que logran sus objetivos; cuando hay problemas los enfrentan con temple y seguridad, y si hay dudas, como es natural en todo ser humano, se sobreponen rápido a ellas, porque comprenden la importancia de poner soluciones a tiempo, así que no tienen miedo de tomar decisiones, aunque sean drásticas; algo muy notable es que tampoco se escudan en el falso orgullo cuando necesitan ayuda, la piden con sencillez y humildad, y trabajan hombro con hombro con el que les presta ayuda, son agradecidos y saben reconocer el esfuerzo de los demás. Parecen estar en todos lados al mismo tiempo y ocuparse de un sinfín de cosas. Son confiables. Estas acciones por sí solas, sin necesidad de discursos, motivan a la acción. Personas así son inspiradoras de sueños y la energía es contagiosa. No hay nada como ver un buen ejemplo y los buenos resultados de ese ejemplo para que den ganas de trabajar. Imaginen que todas estas cualidades pueden ser aprendidas cuando se trabaja con un verdadero líder. Porque un verdadero líder enseña a su grupo lo que sabe, no acapara la información como fuente de poder, sabe que, si crecen los miembros del equipo, crecerá la empresa toda. Entonces, cada uno de los miembros del grupo puede ser, en el ámbito de su competencia un líder también.

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IV. Que cada resultado cuente para el equipo y reconocerlo, hay que reforzar en grupo los buenos resultados individuales

Kant dice que funcionamos en equipo para obtener reconocimiento, porque solos es imposible obtenerlo.

Y esto no se debe malentender como que hay que alimentar el ego de los miembros del equipo, mencionar la palabra ego casi siempre acarrea connotaciones negativas. No, como ya se ha explicado antes, el ser humano es gregario por naturaleza y sólo es verdaderamente humano viviendo en medio del grupo; cuando, en lenguaje coloquial decimos, «tal es muy humano», sin duda nos estamos refiriendo a alguna cualidad o característica positiva, generalmente que ejerce en beneficio de los demás. Pongamos de ejemplo la generosidad. ¿Cómo puede alguien ser generoso si se encuentra solo? ¿Si no tiene a nadie alrededor a quien dar algo con generosidad? ¿Cómo, en el caso complementario, existiría la gratitud, si nadie hace nada por nosotros? El ser humano sólo se manifiesta y expresa en su totalidad en la presencia de otros, y por supuesto, necesita de la aceptación, reconocimiento y validación de esos otros cuando ha hecho algo bien, no es nada más que natural que necesite de esos testigos para construir su autoestima. Porque queramos o no, vivimos con y para los demás en todos los aspectos de nuestras vidas. En las relaciones de familia, laborales y todas las variaciones de la interacción social. Y además el hombre responde a los condicionamientos. Si hace algo bien y se lo reconocen y celebran, sin duda lo volverá a hacer, y además tratará de hacerlo mejor. Eso es lo que los empresarios deseamos óptimamente de todos los colaboradores de nuestro negocio, que cada vez trabajen mejor.

Desarrollar a la gente del equipo determina la diferencia entre el éxito y el fracaso

Ya hablamos también de la competitividad absurda y perjudicial de aquel que no desea capacitar y hacer crecer a los miembros de su equipo para que no amenacen su puesto ni su figura protagónica. Error. Ya hablamos también del acierto que es instruir, capacitar, imbuir de la filosofía y la visión empresarial al equipo, hacerlos sentir apreciados y seguros para que avancen cada vez más en su desarrollo integral; sin duda mayor será el beneficio colectivo, pues trabajarán considerablemente mejor.

¿Qué sucede cuándo a un miembro del equipo de trabajo se le limita, nunca se le permite ser propositivo ni alcanzar todo su potencial, asignándole una y otra vez las mismas tareas que ya ha superado? Una de dos situaciones, la primera, muy frecuente, es que, desmotivado, no ponga ningún empeño adicional al mínimo en cumplir con sus tareas, se convence de la inutilidad del esfuerzo, porque no logra resultados, y lo deja de intentar. ¿Conocen el experimento de la barracuda publicado en la revista National Geographic? Unos científicos realizaron el siguiente experimento: construyeron un estanque dividido en dos partes por una pared de cristal, totalmente transparente. De un lado colocaron a la barracuda, y del otro lado muchos peces pequeños. Lógicamente, la barracuda se lanzó a tratar de comérselos, pero chocó con el cristal. Sin embargo lo intentó repetidas veces, hasta hacerse daño. Luego de un tiempo se dio por vencida. Entonces retiraron el cristal y los peces pequeños nadaron libremente alrededor de la barracuda. Esta, convencida por su frustración anterior de que era imposible comerlos, ya no intentó cazarlos y murió de hambre.

Pongámonos metafóricos. La validación es el alimento del trabajador, y si se topa con la barrera de la indiferencia que lo limita y lastima, dejará de esforzarse.

Caso número dos, tarde o temprano el miembro relegado del equipo se cansará y emigrará con sus cualidades a dónde sí las aprecien. Y si son muchos los miembros del grupo que se sienten igual, aparece el indeseable fenómeno de la fuerza de trabajo temporal, llegan nuevos empleados, al cabo de un tiempo se dan cuenta que no tienen oportunidad de crecimiento intelectual ni humano en ese puesto y renuncian. Vienen otros y así mismo se van. Nunca se logra la estabilidad y funcionalidad operativa óptima de un equipo si sus miembros están fluctuando constantemente. ¿Quiénes resienten esto? Los clientes dejan de comprar o consumir el producto o servicio porque no se les da una atención o un producto adecuados y consistentes. E inmediatamente después vienen los problemas económicos inexorable resultado de la ausencia de ventas. Incluso la quiebra.

Un equipo debe trabajar junto pero no dependientemente; hay que conocer las fortalezas y debilidades de cada miembro del equipo

…O los miembros jamás tomarán decisiones de alto riesgo. O simplemente decisiones, si no están todos juntos. Todos los miembros del equipo deben ser debidamente valorados y reconocidos, pero no tienen que ser imprescindibles. La importancia de conocer a fondo a los miembros de un equipo, sus conductas, virtudes, cualidades, habilidades, y también sus carencias, ayuda sobremanera para que en caso de que por las circunstancias se sea, se halle ausente, otro o todos los otros miembros del equipo puedan absorber las tareas que le correspondan al ausente con prontitud y eficiencia, sobre todo porque la información de qué es lo que está haciendo y cómo debe estar expuesta y disponible en todo momento. Nadie debe trabajar es sus asignaciones individuales en secreto. Y si en esta ausencia es necesario tomar una decisión, todos se sentirán confiados y seguros para seguir adelante y actuar. La clave es la interdependencia, no la dependencia de unos con otros.

La importancia de la cultura de la cooperación y no de competencia, de unidad y no de individualidad

El que haya confianza en el ambiente laboral y entre los miembros del equipo, es invaluable. No puede nadie trabajar bien y dar su mejor esfuerzo cuando siente que ha de estarse cuidando la espalda de su compañero. Que si adulan al jefe y ganan una comisión extra. Que si roban ideas y las utilizan en sus propias tareas sin otorgar crédito a quien las generó. Que si están buscando el ascenso a toda costa, aún si tienen que subir pisoteando a sus grupo. Es increíble cómo la cultura moderna ha ensalzado este modelo de competencia feroz, por ejemplo en las películas y en televisión. Y estos individuos carentes de ética son reverenciados como triunfadores. Pero si no supieron desarrollar una virtud básica, una habilidad social imprescindible: trabajar en equipo. «Se crean verdaderos bunkers y áreas de poder, las relaciones y reuniones de trabajo se tornan en verdaderas luchas (…)» Mario Borghino.

Para obtener resultados positivos y alcanzar los objetivos propuestos, sobre todo los de largo plazo, es necesaria la colaboración de todos los miembros del equipo. Competir destruye la relación y la motivación del equipo. Debemos ser más inteligentes y pensar en el bienestar del futuro común en vez de la inmediata satisfacción personal que trae una efímera victoria sobre un competidor, que ni siquiera era tal, sino un compañero, con el que el oportunista debía ser solidario y no lo ha sido, en consecuencia, perderá su solidaridad también y poco a poco se quedará aislado hasta que el grupo le expulse, ya que no confían en él.

Construir el código de conducta que el equipo debe respetar, la disciplina de su grupo inicia con el respeto

Disciplina quiere decir organización, cadena de mando y logística. Sun Tzu en el arte de la guerra.

Esto es muy claro, pero por supuesto que el respeto tiene que ser recíproco, la empresa, por supuesto, debe respeto a su grupo de trabajo. Un empleado tiene obligaciones lo mismo que derechos, y una de estas obligaciones es observar el reglamento interno de la empresa, respecto al uso de equipo e instalaciones, hasta el código de vestimenta o de comportamiento, que por supuesto debe incluir un el trato digno y respetuoso entre los miembros del equipo, sin importar cuán profunda sea la camaradería y el afecto entre ellos. Los conflictos personales por ofensas van en detrimento de los intereses de la empresa, es decir, de todos.

Jamás deben hacerse excepciones que dispensen del reglamento a un miembro del equipo, para no suscitar el resentimiento de los demás; las jerarquías deben ser respetadas, no pueden «saltarse» hacia arriba en la estructura organizacional, o hacia «abajo». Es decir, que las cuentas se rinden a quien deben rendirse, y se acude por ayuda a quien debe acudirse. Nadie usurpa el puesto de nadie, aunque esté dispuesto a suplirlo temporalmente en caso de ausencia; sobre todo, los planes de trabajo y las estrategias establecidas desde la dirección no podrán ser cambiados. Claro que se debe fomentar la participación y las nuevas propuestas, pero debe de haber un modo y un tiempo adecuados para ello, y ser sometidas a la aprobación de los directivos. Esto garantiza el orden interno de la empresa, y su funcionamiento sin tropiezos.

Fomentar el compromiso

«El camino significa inducir al pueblo a que tenga el mismo objetivo que sus dirigentes para que puedan compartir la vida y la muerte sin temor al peligro»

Nuevamente una cita de Sun Tzu.

Esto sin duda suena exagerado, a ningún empleado se le pide seguir a su empresa hasta la muerte, pero sí a compartir juntos una buena vida con objetivos en común: el desarrollo y el crecimiento. La «muerte» simboliza el altísimo grado de compromiso que un empleado leal puede sentir.

El libro El arte de la guerra sigue siendo empleado hasta el día de hoy ya no tanto para panear estrategias militares, pero sí estrategias empresariales. Y es que sus frases tienen un gran sentido común, coherencia y lógica; sus traductores plantean que sus palabras encerraban simbolismos importantes. Tomas Cleary, por ejemplo, indica que «el camino» significa humanidad y justicia, ya que Sun Tzu había expresado: «La humanidad y la justicia son los medios para gobernar de manera adecuada, la gente se siente cercana y no le importa morir por él».

La interpretación es bien sencilla: empresa, trata bien a tus empleados, con respeto a sus derechos y condición humanas, otorga salarios, reconocimientos y condiciones de seguridad justas, y obtendrás lealtad y compromiso.

Finalmente, algo clarísimo y conciso:

Las cuatro claves del trabajo en equipo:

A. Compartir la estrategia todo el tiempo y en todas las formas.

B. Confirmar que la tarea haya quedado claro respecto al qué y cómo.

C. Construir una disciplina de ejecución.

D. Asegurarse de que los recursos estén disponibles para que la gente los utilice.

Conclusiones

-Cuando un grupo trabaja unido, logra que sus resultados sean mayores a la contribución de cada miembro.

La misión de un líder es enseñar a su equipo a pescar.

-Los miembros del equipo que trabajan bien entre sí tratarán bien al cliente.

-Si alguien es competitivo negativamente, no se puede esperar un clima de confianza en el equipo, ni buenos resultados.

Autoevaluación:

-¿Ha salido de su oficina a visitar a los equipos de trabajo? ¿Con qué frecuencia? es su misión inspirar al grupo.

-¿Ha diseñado un sistema de información que todos compartan?

-¿Ha aprendido a dirigir el conocimiento y no sólo a las personas, para que el equipo funcione aún si un miembro se ausenta?

-¿Es congruente con el código de ética y la disciplina que exige? ¿Respeta a su grupo?

-¿Qué hace para fomentar el compromiso diariamente?

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Jiménez Romero Iván Sebastián. (2011, octubre 20). Operatividad de equipos de trabajo. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/operatividad-equipos-de-trabajo/
Jiménez Romero Iván Sebastián. "Operatividad de equipos de trabajo". gestiopolis. 20 octubre 2011. Web. <https://www.gestiopolis.com/operatividad-equipos-de-trabajo/>.
Jiménez Romero Iván Sebastián. "Operatividad de equipos de trabajo". gestiopolis. octubre 20, 2011. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/operatividad-equipos-de-trabajo/.
Jiménez Romero Iván Sebastián. Operatividad de equipos de trabajo [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/operatividad-equipos-de-trabajo/> [Citado el ].
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