Nanoempresas, nuevo concepto de organización

A partir de la comprobación de que existen empresas que no son Organizaciones por no compartir ninguno de los atributos fundamentales que caracterizan a éstas según las diversas corrientes doctrinarias de la Administración, pero que de hecho se administran, -al igual que los individuos hacen con su vida personal en actividades no empresariales-, y que se proponen denominar “Nanoempresas”, se plantea la necesidad de redefinir el objeto de estudio de esta disciplina para pasar de su actual concepción, las organizaciones (el continente) a “la/s actividad/es o acción/es administrativas o de administrar” (el contenido), a la vez que redefinir su estatus epistemológico como una “disciplina técnico-científica”.

I. Introducción

La inquietud planteada por algunos estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Jujuy (FCE/UNJu) durante 2010 a la Profesora Cra. Mercedes Espinoza y que me la trasladara, respecto al tratamiento a dar a aquellas unidades económicas empresarias integradas por sólo el propietario y que no ocupan personal en relación de dependencia, ni formal ni informalmente, me llevó a reflexionar durante el verano acerca de la cuestión del objeto de estudio de la Administración y de su estatus epistemológico”.

La lectura desde hace cuatro décadas de bibliografía sobre Administración, primero como estudiante y luego como docente, en que en forma absolutamente confusa se presenta a la Administración como la “disciplina científica…(que) consiste en ciertos principios generales y en determinada filosofía (una administración científica) cuyo objetivo asegurar la máxima prosperidad para el patrón, junto con la máxima prosperidad para cada uno de los empleados”, o como “una doctrina administrativa (que) tiene por objeto facilitar el gobierno de empresas” “compuesta por un conjunto de principios, reglas, de métodos, de procedimientos” que importa un “proceso”, o “como el arte de conseguir que se hagan las cosas…(ocupándose) de los procesos de decisión tanto como de los procesos de acción”, o que “es un órgano” o que “es práctica más que ciencia…no es conocimiento sino desempeño…es una responsabilidad social…y está inserta en la cultura…es una función objetiva determinada por tareas…es una disciplina” para expresar sintéticamente sólo algunas de las innúmeras conceptualizaciones que de ella se han formulado, pero referidas siempre a las organizaciones que constituye el objeto al cual se aplica.

Ello ha producido en mí –y tal vez en muchos otros colegas-, una especie de “callo” intelectual que no nos ha permitido pensar críticamente acerca de esta afirmación tan categórica y reiteradamente expresada. Hubo sí, una excepción. Hace unos veinte años, expresada en el seno de las reuniones de ADENAG (Asociación de Docentes de Administración General) de la cual formaba parte, formulada por la Profesora Cra. Clara LEWIN DE DOBRY de la Universidad Nacional de Rosario, ya fallecida. Clara planteaba para asombro, desconcierto y hasta malestar para todos, que el objeto de estudio de la Administración no eran “las Organizaciones” sino la “Actividad Administrativa”. Allí quedó aquel planteo que nunca más fue ahondado por ella ni abordado por nadie más que yo sepa. Pero quedó siempre presente en mi memoria y, debo decirlo, año a año tengo la ocasión de exponérselo a mis alumnos. Aún así, hasta el planteo arriba indicado, jamás se me ocurrió reflexionar seria y profundamente sobre el particular. Ahora decidí, partiendo de aquella pregunta de mis alumnos, efectuar una revisión más profunda de la bibliografía a mi alcance y la búsqueda de nuevos antecedentes. Entre estos últimos rescato dos trabajos recientes: el del profesor Juan Omar Agüero de la Universidad Nacional de Misiones (UNAM) a quien escuché en su ponencia en setiembre de 2010 en Posadas, Misiones, en ocasión de las II Jornadas Regionales de Administración del NEA y el del profesor Daniel Enrique Urié de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco cuya ponencia encontré entre los documentos del XXVII Congreso Nacional de ADENAG celebrado en Santa Rosa, La Pampa en 2011..

Mi reflexión originaria estaba dirigida únicamente al planteo que recoge el título de este trabajo. La primer afirmación, “NO TODAS LAS ORGANIZACIONES SON EMPRESAS”, es una verdad sabida e indiscutida por toda la doctrina, ya que existen organizaciones sin fines de lucro (vecinales, sociales, fundaciones, educativas, estatales). Pero que “NO TODAS LAS EMPRESAS SON ORGANIZACIONES”, constituye una afirmación novedosa o, al menos, poco frecuente. Ésto me llevó tempranamente en 2010 a esbozar la idea de la Nanoempresa, aquella que, desempeñando la función empresaria, no constituye una organización en sentido ontológico y que, por tanto, estaría fuera del alcance de la Administración conforme con la breve reseña esbozada y que será ampliada en el capítulo siguiente. Pero sí sabemos que ellas también son “administrables”.

Esta especulación me condujo prontamente a plantearme la necesidad de repensar el objeto de estudio de la Administración ya que, hasta ahora, generalizada y abrumadoramente, han sido señaladas “las organizaciones” como tal y, también, a analizar su estatus epistemológico sobre el cual existen posiciones divergentes.

II. Acerca del objeto de estudio de la administración y las nanoempresas

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Existe una apreciable coincidencia en la doctrina respecto de considerar a “las organizaciones” como el objeto de estudio de la Administración.

Si se repasan las caracterizaciones que de ellas se han formulado, a título ejemplificativo se pueden mencionar:

– “Las organizaciones son, desde luego, entidades jerárquicas, en el sentido de que están compuestas por unidades menores (Simon, 1962), tales como los grupos y los individuos.”“…las organizaciones son entidades colectivas”;

– “…`organización` se refiere al complejo diseño de comunicaciones y demás relaciones existentes dentro de un grupo de seres humanos…El sociólogo lo denomina `sistema de funciones`; pero para la mayoría de nosotros es más familiarmente conocido como una `organización`” ;

– “Las organizaciones son entidades materiales con características físicas, caracterizadas por relaciones sociales y procesos demográficos”;

– “las organizaciones son, en efecto, estructuras físicas que tienen consecuencias para la interacción”… Además de sus cualidades físicas, las organizaciones consisten en interacciones pautadas repetidas entre actores sociales (Weick, 1969)… Hablar de interacción pautada es hablar de una estructura de trato social… la estructura social puede representarse ”en términos de relaciones (vínculos) entre objetos sociales (p.ej., grupos y personas)” (Tichy y Fombrun, 1979:924)(229);

– “… las organizaciones conllevan relaciones sociales. Esto es, los individuos interactúan dentro de la organización”;

– “…un sistema de actividades o fuerzas conscientemente coordinadas de dos o más personas” (BARNARD, Chester J. – The functions of the Executive – Cambridge, Mass: Harvard University Press, 1938:73 in;

– “Las organizaciones son unidades sociales (o agrupaciones humanas) deliberadamente construidas y reconstruidas para lograr metas específicas. … Las organizaciones se caracterizan por: 1) división de las responsabilidades de trabajo, poder y comunicaciones…. 2) la presencia de uno o más centros de poder…; 3) sustitución de personal…La organización puede igualmente variar la combinación de su personal por medio de traslados y promociones” (ETZIONI, Amitai – Modern Organizations – Englewood Cliffs, N.J. – Prentice-Hall, 1964:3 in;

– “…las organizaciones se definen como colectividades…establecidas para la consecución de objetivos sobre una base más o menos continua…tienen otros rasgos específicos aparte de la especificidad y la continuidad de propósitos…unos límites relativamente fijos, un orden normativo, una escala de autoridad, un sistema de comunicación y un sistema de incentivos…” (SCOTT, Richard W. – Theroy of Organizations in FARIS, Robert E. L. – Handbook of Modern Sociology – Paul Mc Nally and Co. – Chicago, 1964:488 in;

– “El análisis de Blau da primacía a la interacción de los individuos como centro vital de la organización.” (BLAU, Peter M. – Exchange and Power in social Life – New York – Hohn Wiley & Sons Inc., 1967:329 in;

– La organización como sistema cerrado. “Esta perspectiva se halla tradicionalmente ligada a los escritos tempranos de Max Weber sobre burocracia…Las tareas encaminadas a la consecución de la meta se subdividen entre los miembros de la organización en forma tal que cada miembro tenga una esfera limitada de actividad de acuerdo con sus propias capacidades;

– “La estructura organizativa en sí misma es una disposición de poder…Las organizaciones pueden verse como sistema sociales en los cuales la disposición de poder determina buena parte de lo que ocurre. Las luchas de poder alteran estas disposiciones y son parte activa del sistema organizacional”;

– “…la organización como el sistema de procesamiento de la información de gobierno”

– “la organización reúne los recursos en una forma ordenada y arregla a las personas en un modelo aceptable para que pueda desarrollar las actividades requeridas. La organización une a los individuos en tareas interrelacionadas…para hacer que la gente trabaje unida en forma efectiva hacia el logro de objetivos específicos”

– “La naturaleza general de la organización…que tratan con las interacciones entre las características de los hombres y los climas de trabajo proporcionados por la organización”;

– “La organización trata de la forma de hacer que la gente trabaje junta eficientemente”;

– “…la organización es una entidad social lo mismo que un arreglo económico…si la organización va a ser útil…necesita abastecer no sólo las necesidades económicas, sino también las necesidades sociales y sicológicas de sus miembros que se originan por formar parte de una organización”;

– “La organización es una institución social…(cuyo) centro (es) un sistema de actividades desempeñado por sus integrantes…”

– “…la organización se refiere tanto al proceso como a la estructura…“… el diseño de la estructura no es tarea simple…” debido a que relaciona `unidades humanas` cuyas “…relaciones humanas es a la vez una maldición y una bendición

– “… we can then build `learning organizations`, organizations where people continually expand their capacity to create results they truly desire, where new and expansive patterns of thinking are nurtured, where collective aspirations is set free, and where people are continually learning how to learn together”.

Como puede observarse claramente, todas estas caracterizaciones, a pesar de provenir de autores de distintas vertientes teóricas de la Administración, concuerdan en que “las Organizaciones” son entes colectivos, sociales, integrados por dos o más seres humanos (en las citas precedentes se han subrayado estos aspectos).

La doctrina administrativa es conteste en que estos entes (“cosas” en el sentido ontológico de la Teoría Ontológica de la Forma de Mario Bunge, de cuyas “propiedades sustanciales” que las caracterizan, la común a todas es la “mutabilidad” o “capacidad de cambiar”), las organizaciones, son su objeto particular de estudio. Ello constituiría un paradigma de la Administración en relación a su objeto. Pero la sociología de las organizaciones y la psicología de las organizaciones, como ramas de la sociología y de la psicología respectivamente, también reivindican este campo (el de las organizaciones) como propio.

Durkheim, en cambio, que “más que cualquier otro hombre merece…el calificativo de fundador de la sociología científica”, sostiene que “el objeto de la sociología es la sociedad, estudiada a través de sus manifestaciones… (que) denominó “hechos sociales”, “los cuales debían analizarse de conformidad con su utilidad; “la función de un hecho social debería siempre buscarse en relación con algún fin social” (DURKHEIM, 1895:111). Caracterizó así el enfoque del funcionalismo el cual se mixturó con el del estructuralismo que reconoce su primer mención por Spencer (1875); A. Radcliffe-Brown, G. P. Murdock, M. Herskovits y C. Lévi-Strauss la entienden como basada en relaciones de parentesco; S. M. Lipset, R. Bendiz, identifican la estructura con las clases sociales o con la estratificación social; otros, con organización o con las instituciones sociales, así, T. Parsons, Ginsberg, A. Radcliffe-Brown, etc.. Ambos, estructuralismo y funcionalismo confluyeron en el estructural-funcionalismo con una visión sistémica (Talcott Parsons, David Easton y Karl Deutsch) que establece una analogía entre la vida orgánica y la vida social, resalta la importancia del individuo y los roles de las partes (subsistemas) en el mantenimiento del todo (sistema) en orden a la satisfacción de las demandas del entorno.

Desde la óptica de la psicología social, Daniel KATZ y Roberto L. KAHN, conceptúan a “las organizaciones…como un sistema energético de insumo-resultado, en que el energético proveniente del resultado reactiva al sistema. Las organizaciones son notoriamente sistemas abiertos” .

Una ciencia, asume el carácter de tal, cuando es capaz de recortar de la Realidad una parte puntual y específica que constituye su objeto particular de estudio, el cual no puede ser totalmente compartido por otra(s). Ante el panorama antes descrito, no parecieran “las organizaciones” como el objeto de estudio apropiado para la Administración, ya que es propio de otros saberes científicos (sociología –para algunos-, psicología social).

Por otra parte, las acciones de individuos aislados son también “administrables”. Una persona puede “administrar su tiempo”, “administrar su carrera laboral o profesional”, “administrar sus ingresos”, “administrar su negocio realizado en forma individual”, etc.

El individuo, desempeñando él sólo esas actividades u otras “no económicas” en el sentido de no perseguir un propósito de lucro, sino otras, v.gr. sociales (trabajo voluntario individual, tareas artísticas individuales, en el rol de estudiante, etc.), utilizando recursos con un fin determinado, tampoco constituye una organización, en el sentido ontológico que la inmensa mayoría de la doctrina administrativa le confiere a este término. No sería, en consecuencia, objeto de estudio de la Administración ni le serían aplicables sus técnicas y recomendaciones.

Además, un individuo puede, por sí sólo, sin el concurso de otro u otros individuos (que, juntos, constituirían una “organización, con una estructura de relaciones), desarrollar una actividad empresarial o de otro tipo, cumpliendo todas las funciones propias de ella (captar recursos, transformarlos, obtener productos o resultados vendiendo bienes o prestando servicios, financiarse y financiar, investigar y desarrollar mercados y productos, etc.).

A esto último, una empresa que no constituye una organización, se propone denominarla “NANOEMPRESA”, es decir, aquella “mínima y embrionaria manifestación del emprendedorismo empresarial” que, al igual que las restantes tipologías de empresas () hoy conocidas en función de su tamaño (microempresas, pequeñas empresas, medianas empresas y grandes empresas), es posible, necesario y conveniente administrar.

Si se lista un conjunto de características o propiedades sustanciales que representan algo de una cosa, en este caso “las organizaciones”- que pueden expresarse como “predicados” de la forma-, ampliamente aceptados por autores de distintas vertientes teóricas de la Administración, es posible observar que prácticamente todas ellas no se presentan en esta nueva categoría de Empresa planteada, la “Nanoempresa”, lo que prueba la afirmación que ella no es una organización y, sin embargo, como Empresa que sí es dada su finalidad de lucro, es objeto del acto de administrar.

Aparecen así, tanto la “Nanoempresa” como el “individuo”, como “anomalías”, en el sentido Kuhneano respecto del objeto de estudio de la Administración. Obviamente, esto resulta problemático y hace falta remediarlo. Ello conduce a la necesidad de un replanteo del “objeto de estudio de la Administración”.

¿Cuál sería entonces el objeto particular de estudio de la Administración si no lo es “las organizaciones”?

Se sugiere retomar la idea de Clara Lewin de Dobry planteada hace unas dos décadas: “LA(S) ACTIVIDAD(ES) O ACCIÓN(ES) ADMINISTRATIVA(S) O DE ADMINISTRAR, sean éstas llevados a cabo por sujetos individuales (personas) o sociales (organizaciones)”, en una cierta similitud con el objeto de estudio definido por Durkhein para la sociología: “los hechos sociales” y no la sociedad (ya citado en 31). Esto es, no el continente donde o en relación a quiénes se aplican (las organizaciones, los individuos), sino a su contenido mismo, ellas mismas.

Tratando de establecer un paralelismo explicativo, se podría afirmar que la Administración sería a las organizaciones y los individuos, lo que la medicina es a las personas. Aquella aplicaría conocimientos multidisciplinarios nacidos, desarrollados y derivados de otros campos científicos como la sociología, la antropología, la psicología, la psicología social, la economía, la estadística, las matemáticas, la informática, etc., adaptados a las necesidades de su utilización en función de su finalidad, esto es, lograr una eficaz y eficiente utilización de los recursos que ellos (individuos por sí solos u organizaciones) dispongan para el logro de los objetivos que se propongan, del mismo modo como la medicina emplea conocimientos de la biología, la química, la física, la genética, etc., para lograr preservar el estado de salud, o recuperarlo, de las personas a las que se destina.

III. Hacia una nueva conceptualización y caracterización epistemológica de la administración

Si se tiene en cuenta el objeto de estudio planteado más arriba, siguiendo analógicamente a Durkheim y teniendo presente a Drucker, se podría plantear a “la Administración como la disciplina científica que, aplicando saberes multidisciplinarios provenientes de ciencias sociales como la economía, la sociología, la psicología social, la psicología, y de ciencias formales como las matemáticas, la estadística , la informática, etc., se ocupa de la mejor forma de aplicar o utilizar eficaz y eficientemente los recursos de todo tipo (humanos, materiales, financieros, de información, tecnológicos, tiempo) disponibles o accesibles por individuos y organizaciones, con la finalidad de alcanzar el o los propósitos u objetivos que éstos se planteen, inserta en una cultura determinada, actuando sustentablemente y con responsabilidad social. Esto es, procura el mejor desempeño posible dadas las condiciones imperantes, intentando mejorarlas en cuanto ello sea factible”.

En cuanto a su status epistemológico, se comparte parcialmente la posición de Mario BUNGE. No siendo su propósito explicar el funcionamiento de su(s) objeto(s) de estudio, ni analizar las causas que lo provocan, ni predecir su comportamiento futuro, no es una ciencia. No “busca las leyes y normas que satisface o debiera satisfacer la actividad administrativa”, se concuerda.

Sin embargo, no parece tan clara la distinción entre “ciencia aplicada” y “técnica científica” (así adjetivada por el uso que realiza del método científico, nos dice Bunge). El científico aplicado, nos señala este autor, “se esfuerza por aplicar las leyes básicas de la realidad encontradas por el científico básico y en entender una parte de esa realidad para que alguien pueda transformarla”; “el técnico, se sirve de conocimientos científicos, aunque no de los más generales y profundos, sino de los que necesite para lograr su objetivo…se sirve de la verdad para alcanzar la utilidad (para alguien)” , “(su) centro de actividad es el diseño de dispositivos o planes de acción que permitan crear o controlar cosas concretas. Se trataría, por tanto, de un status similar al de la “ingeniería nuclear, la agronomía, la medicina, el derecho o la economía”, aunque “mucho más científica que el derecho y aún la economía, disciplinas todavía fuertemente influidas por la ideología”.

Bunge denomina “administratecnia” al sistema de disciplinas que estudian la administración, una “técnica científica que: a) estudia las actividades y relaciones administrativas que tienen lugar dentro de y entre los sociosistemas; b) emplea el método científico así como resultados de investigaciones científicas en psicología y en ciencias sociales básicas y aplicadas; y c) se propone optimizar en algún aspecto (por ejemplo, productividad, beneficio social o lucro) el funcionamiento de los sociosistemas”…”el enfoque correcto de los problemas administrativos, como el de cualesquiera otros problemas sociales, debiera ser sistémico”…”pero no constituyen una ciencia,, por cuanto lejos de proponerse alcanzar conocimientos desinteresados, persiguen conocer la mejor manera de controla algo, a saber: los aspectos administrativos de los sociosistemas”.

Se coincide pues con Bunge en cuanto al encuadre epistemológico de la Administración como “técnica científica”; técnica por su propósito o finalidad, científica por su método o modo de estudiar su objeto. Pero se disiente en cuanto a que su objeto sean sólo los sociosistemas ya que aquellas “actividades y relaciones administrativas” no se desarrollan solamente en el seno de estos sociosistemas sino también lo son por parte de individuos aislados, personas individuales que no se valen del concurso de otra u otras para el desarrollo de sus actividades sean éstas de cualquier naturaleza (v.gr. las “Nanoempresas”), tal como ya se dijo en II.

IV. Conclusiones

Se ha detectado una “anomalía” en cuanto al objeto de estudio de la Administración, -definido cuasi paradigmáticamente por la doctrina como “las Organizaciones”-, representada por el caso de la actividad empresarial unipersonal (aunque también resulta válida para otras actividades no empresariales) y que, siguiendo el orden decreciente de las tipologías por tamaño de empresas extendidamente utilizadas (de orden mundial o transnacionales, grandes, medianas, pequeñas, micro), se propone denominar “NANOEMPRESA” utilizando el prefijo griego “nano” que viene del griego νάνος y significa superenano, a aquellas unidades empresariales constituidas por una sola persona que es, a la vez, la propietaria y único miembro.

Esta denominación como “Nanoempresa” no ha sido encontrada en la literatura a que se ha tenido acceso. Tan sólo se encontró una propuesta del Profesor de la Universidad Complutense de Madrid Gustavo Lejarriaga de las Vacas quien propone “9 “El término de nanoempresa se puede aplicar a las entidades con tres o menos trabajadores”. Dado el carácter ínfimo que tiene el prefijo nano, se prefiere destinar esta denominación a aquellas empresas sin personal y, por tanto, sin estructura, que dependen tan sólo de la actividad del propietario y único integrante. En literatura en idioma portugués se encontró igual denominación pero como sinónimo de microempresa.

La detección de esta anomalía condujo a replantear el “objeto de estudio de la Administración”, el que se sugiere reemplazar del actual “las Organizaciones” por “LA(S) ACTIVIDAD(ES) O ACCIÓN(ES) ADMINISTRATIVA(S) O DE ADMINISTRAR” entendiendo por tales a “la(s) destinada(s) a lograr la mejor forma de aplicar o utilizar eficaz y eficientemente los recursos de todo tipo (humanos, materiales, financieros, de información, tecnológicos, tiempo) disponibles o accesibles por individuos y organizaciones, con la finalidad de alcanzar el o los propósitos u objetivos que éstos se planteen”.

Ello acarreó la necesidad de plantear una redefinición de la Administración y de su estatus epistemológico, entendiéndola como “la disciplina técnico-científica que, aplicando saberes multidisciplinarios provenientes de ciencias sociales como la economía, la sociología, la psicología social, la psicología, y de ciencias formales como las matemáticas, la estadística, la informática, etc., se ocupa de la mejor forma de aplicar o utilizar eficaz y eficientemente los recursos de todo tipo (humanos, materiales, financieros, de información, tecnológicos, tiempo) disponibles o accesibles por individuos y organizaciones, con la finalidad de alcanzar el o los propósitos u objetivos que éstos se planteen, inserta en una cultura determinada, actuando sustentablemente y con responsabilidad social. Esto es, procura el mejor desempeño posible dadas las condiciones imperantes, intentando mejorarlas en cuanto ello sea factible”.

Se dejan así abiertos interrogantes sobre las propuestas planteadas, considerándose que estos aspectos disciplinares básicos deben ser abordados e indagados con más profundidad por los investigadores, docentes y profesionales de este campo del conocimiento a fin de precisar su alcance y, por tanto, sus competencias y expectativas que la sociedad y los usuarios puedan tener y esperar de ella.

V. Bibliografía

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Pies de página:

1 TAYLOR, Frederick, Winslow – “Principios de Administración científica” – Herrero Hnos. Sucesores – México, 1961:34.

2 FAYOL, Henri – “Administración Industrial y general” – Herrero Hnos. Sucesores – México, 1961:129.

3 FAYOL, Henri – Op. Cit.:149.

4 FAYOL, Henri – Op. Cit.:136

5 SIMON, Herbert A. – “El comportamiento administrativo” – Aguilar – Buenos Aires, 1979 (1947 y 1957):3.

6 DRUCKER, Peter F. – “La Gerencia: Tareas, responsabilidades y prácticas” – El Ateneo – Buenos, Aires, 1975:29.

7 DRUCKER, Peter F. Op. Cit.:13.

8 AGÜERO, Juan Omar – “Teoría de la Administración: un campo fragmentado y multifacético” – II Jornadas Regionales de Administración del NEA – Posadas, 2010.

9 URIE, Daniel Enrique – “Reflexiones epistemológicas sobre Administración” – XXVII Congreso Nacional de ADENAG – Santa Rosa, 2011.

10 PFEFFNER, Jeffrey (1987) – “Organizaciones y Teoría de la organización” – El Ateneo – Buenos Aires – 1987 (1982):15.

11 PFEFFNER, Jeffry (1987) – Op.cit.:68.

12 SIMON, Herbert A. –Op. cit.:XV.

13 PFEFFNER, Jeffry (1987) – Op.cit.:219.

14 ADDER, J.J. – . –“Organizaciones” – Paidós – Buenos Aires (1990):229.

15 HALL, Richard H. – «Organizaciones: Estructura y Proceso” – Prentice/Hall International – Madrid, 1973:5.

16 HALL, Richard H. – Op.cit.:6.

17 HALL, Richard H. – Op.cit.:7.

18 HALL, Richard H. – Op.cit.:8.

19 HALL, Richard H. – Op.cit.:10.

20 HALL, Richard H. – Op.cit.:15.

21 HALL, Richard H. – Op.cit.:32-33.

22 FRISCHKNECHT, Federico – “Organización” – El Ateneo – Buenos Aires, 1978:38.

23 TERRY, George R. – “Principios de Administración” – CECSA – México, 1971 (1968):327.

24 TERRY, George R. – Op. cit.:333.

25 TERRY, George R. – Op.cit.: 342.

26 TERRY, George R. – Op.cit.:344.

27 KLIKSBERG, Bernardo – “El pensamiento organizativo: del Taylorismo a la Teoría de la Organización – La Administración Científica en discusión” – Paidós – Buenos Aires, 1975: 25.

28 KLIKSBERG, Bernardo – Op. Cit.:31.

29 TAUSKY, Curt – “Conducción y Organización” – El Ateneo – Buenos Aires,1976 (1970):

30 SENGE, Peter M – “The Fifth Discipline” – Random House – Sydney, 1992 (1990):3.

31 BUNGE, Mario – “Treatise on basic philosophy. Volume 3. Ontology I: The furniture of the world”, Dordrecht, D. Reidel Publishing Company, 1977 in (ontolog%C3%ADa) consultada el 11/07/11.

32 Cfr. URIE, Daniel Enrique – Op.cit:7-8.

33 SMELSER-WARNER – “Teoría sociológica – Análisis histórico y formal” – ESPASA-CALPE – Madrid, 1982 (1976):118.

34 SMELSER-WARNER – Op.cit.:110.

35 SMELSER-WARNER – Op.cit.: 116-117.

36 Gran Enciclopedia Rialp, 1991 in estructuralismo_ sociologia.htm consultada el 12/07/11.

37 KATZ, Daniel – KAHN, Roberto l – “Psicología Social de las Organizaciones“ – TRILLAS – México, 1977 (1966):25.

38 COMISIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA –Definición de microempresas, pequeñas y medianas empresas adoptada por la Comisión – Art. 1:»Se considerará empresa toda entidad, independientemente de su forma jurídica, que ejerza una actividad económica. En particular, se considerarán empresas las entidades que ejerzan una actividad artesanal u otras actividades a título individual o familiar, las sociedades de personas y las asociaciones que ejerzan una actividad económica de forma regular.» in http://www.naviaporcia.com/ images/documentos/documento_14.pdf consultada el 09/07/11.

39 KHUN, Thomas -«La Estructura de las Revoluciones Científicas» – Fondo de Cultura Económica – México, 1971 (1962) “…reconocimiento de que en cierto modo la naturaleza (realidad) ha violado las expectativas, inducidas por el paradigma…”:93.

40 DRUCKER, Peter F. – Op.cit.:12-13.

41 BUNGE, Mario – “Status epistemológico de la administración” – R.A.E. – Vol. XI-B:1145 (1980).

42 BUNGE, Mario – Op.cit.:1146.

43 BUNGE, Mario – Op.cit.: 1147.

44 BUNGE, Mario – Op.cit.:1146.

45 BUNGE, Mario – Op.cit.:1148

46 BUNGE, Mario – Op.cit.:1149.

47 WILKIPEDIA – https://es.wikipedia.org/wiki/Nano_(prefijo) consultada el 09/07/11. “(símbolo “n”, equivalente a la milmillonésima parte (10^-9) de un metro del Sistema Internacional de Unidades) que no significa un objeto sino indica una medida”).

48 LEJARRIAGA PÉREZ DE LAS VACAS, Gustavo – “»La sociedad laboral como nanoempresa: hacia la sociedad laboral unipersonal». ASALMA (Revista de las Sociedades Laborales Madrileñas), nº 5, enero-febrero, 2003, : 24. in MARTIN LÓPEZ, Sonia-LEJARRIAJA PÉREZ DE LAS VACAS, Gustavo-ITURRIOZ DEL CAMPO, Javier – «Consideraciones sobre la naturaleza del capital social en las sociedades cooperativas de trabajo asociado» – REVESCO (Revista de Estudios Cooperativos). Primer cuatrimestre, N° 091 – Universidad Abdelmalek Essaadi – Madrid, 2007:99 in . : 100. consultada el 09/07/11.

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Ljungberg Nieto Juan Gilberto. (2011, noviembre 15). Nanoempresas, nuevo concepto de organización. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/nanoempresas-nuevo-concepto-de-organizacion/
Ljungberg Nieto Juan Gilberto. "Nanoempresas, nuevo concepto de organización". gestiopolis. 15 noviembre 2011. Web. <https://www.gestiopolis.com/nanoempresas-nuevo-concepto-de-organizacion/>.
Ljungberg Nieto Juan Gilberto. "Nanoempresas, nuevo concepto de organización". gestiopolis. noviembre 15, 2011. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/nanoempresas-nuevo-concepto-de-organizacion/.
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