Estando por finalizar la segunda década del Siglo XXI en un entorno incierto y cambiante en el ámbito económico y geopolítico, las organizaciones deben adaptarse a los cambios, pero para hacerlo exitosamente deben contar con un Clima de Negocios que les permita desarrollarse, invertir, fomentar la investigación en el desarrollo de nuevos productos o servicios a efectos de ser más competitivos en el mercado y ser cada vez más eficientes y eficaces.
Sin embargo uno de los grandes problemas que enfrentan las organizaciones en el mundo son las acciones que toman los gobiernos de los países en materias de política económica y de gestión, dado que estas afectan el Clima de Negocios. Para analizar este tema, específicamente en materia de medidas contra la evasión y elusión tributaria, voy a tomar como ejemplo el caso peruano.
Una política fiscal eficiente y eficaz asegura el financiamiento de las políticas sociales mediante la recaudación tributaria y contribuye mediante un adecuado gasto público al desarrollo del país.
El Ministerio de Economía Finanzas (MEF) alista importantes cambios para atacar la evasión tributaria. Esto para revertir la caída de los ingresos del gobierno y conseguir la sostenibilidad fiscal, uno de los pilares con el que se buscará apuntalar el crecimiento de la economía, señaló recientemente el titular de la cartera, David Tuesta.
Al realizar un diagnóstico de la situación de la recaudación tributaria, que se ha reducido en cuatro puntos porcentuales en los últimos años, el titular del MEF dijo que hay un «festín» en el pago de impuestos debido a que han identificado que se realizan deducciones de cuarta categoría o de empresas por consumo de licor, compras de vehículos de lujo y otros gastos ajenos al funcionamiento de las empresas. Incluso, añadió, han descubierto deducciones por servicios de peluquerías.
Frente a ello, Tuesta mencionó que será crucial reducir la evasión tributaria para conseguir una sostenibilidad fiscal.
«La sostenibilidad fiscal no debe entenderse como un ajuste que implique aumento de impuestos, sino a un enfoque orientado a que la gente pague lo que tenga que pagar», declaró en una entrevista con la emisora local Radio Programas del Perú.
La presión tributaria (ingresos como porcentaje del producto bruto interno) del Perú actualmente llega a un nivel 12.9% del PBI, una tasa por debajo del promedio de América Latina que alcanza un 23% del PBI y de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que alcanza un 34% del PBI.
Tuesta dijo que el poco control de la evasión tributaria, al igual que el de elusión, son los principales factores que explican el bajo nivel de la recaudación tributaria.
Asimismo, señaló que la solución no es quejarse del cobro de impuestos ni evadirlos.
“Evadir impuestos no es [un tema] de derecha ni de izquierda […] A mí también me molesta pagar impuestos y que otros no lo hagan, pero eso no significa que también los evadiré. Tenemos que cambiar esta situación», subrayó el titular del MEF.
En base a lo expuesto por el titular del MEF, debo señalar que todos los esfuerzos orientados a incrementar la base tributaria y combatir la evasión y elusión tributaria y por ende a incrementar la recaudación, no serán útiles y sostenibles en el tiempo si no se logra cambiar la mentalidad de la sociedad peruana.
Así, las medidas de facilitación del pago de impuestos, de acercamiento al contribuyente y las acciones de fortalecimiento de fiscalización y la generación de sensación de riesgo, tendrán un efecto de incremento de la recaudación solo en el corto plazo, pero difícilmente podrán ser sostenibles en el tiempo con una tendencia creciente al cumplimiento tributario, si el contribuyente no está convencido de que sus impuestos se utilizaran adecuadamente y no se perderán en la corrupción o malos manejos de los fondos públicos.
Esta tarea corresponde al Gobierno peruano, mediante la adopción de políticas de lucha frontal contra la corrupción, de una eficiente gestión en la administración pública, donde la gestión participativa, la línea de carrera, la transparencia en la designación de cargos públicos (priorizando la meritocracia entre los técnicos existentes en las entidades del Estado, brindando oportunidades para que todos los funcionarios públicos puedan acceder al más alto nivel jerárquico) y una adecuada política remunerativa (con salarios competitivos y sin distorsiones entre los diversos niveles jerárquicos), brindaran una percepción de confianza al contribuyente de que sus impuestos serán bien utilizados y que contribuirán al desarrollo de nuestro país.