A menudo se puede conocer con bastante exactitud lo que la gente realmente está pensando, al margen de lo que esté diciendo, a través de una atenta observación de su lenguaje corporal y una lectura adecuada del mismo.
Si te tomas el tiempo necesario para entender mejor este tipo de lenguaje, tendrás la oportunidad de comprender a las personas con mayor facilidad y esto te dará ventajas apreciables a lo largo de tu carrera empresarial, tu camino al éxito profesional y tu vida particular.
La primera premisa que debes tener en cuenta es que cada ser humano es diferente, por lo que estos consejos debes tomarlos únicamente como una guía. No prejuzgues si no estás seguro; es preferible indagar más antes de llegar a conclusiones precipitadas.
Un ejemplo muy significativo es el siguiente: imagina que estás haciendo una presentación de un producto. Te interesa que los presentes se involucren en lo que expones, pues para eso has organizado el evento. Observa la actitud de tus espectadores y verifica si el tono y las palabras que usas son las adecuadas para ese público en especial.
¿Están sentados en actitud abierta y receptiva o se dejan caer sobre su asiento con cierto desmayo? ¿Siguen tus movimientos con la mirada o sus ojos están en otro punto de la habitación? ¿Asienten con la cabeza de vez en cuando, sobre todo cuando planteas puntos claves o su rostro es una máscara inescrutable?
Imagínate mi actitud:
No es lo mismo que mientras tú estás hablando yo me mantenga erguido en la silla y con mis sentidos alerta, a que me estire en la silla, como si lo que explicas no fuera conmigo o que tenga los brazos cruzados y una expresión facial tensa, francamente a la defensiva.
Estos signos te dicen que yo no me encuentro cómodo o he perdido el hilo de lo que dices o me siento afectado por algo. Pero tú puedes lograr que yo vuelva a enfocarme, preste atención o me relaje, con el solo recurso de dirigirme una pregunta directa (como: ¿qué te parece tal punto de la propuesta? en lo posible refiriéndote a algo que me incumbe profesionalmente), hecha en tono amable y conciliador, dándome la oportunidad de involucrarme en tu proyecto al aportar mi opinión experta.
Veamos otro ejemplo: me estás entrevistando para un puesto de trabajo. Imagínate mi postura y mi conducta. Seguramente podrás apreciar que me encuentro nervioso, ya que me siento en el borde de la silla, muevo las piernas, miro hacia varios puntos de la habitación y quizá hasta se coloreen mis mejillas.
Esto puede significar varias cosas: que efectivamente estoy nervioso o que puedo estar ocultando algo u omitiendo datos comprometedores. Para poder saber cuál es mi actitud real, lo que pasa por mi cabeza, podrías hacerme un par de preguntas orientadas a dirimir a qué responde realmente mi actitud.
Puedes aprender más sobre el lenguaje corporal en este artículo que puede ayudarte a desarrollar una carrera mas exitosa ya que vas a entender mucho más acerca de lo que están pensando o sintiendo las personas con las que interactúas. También te darás cuenta de lo que tu propio lenguaje corporal está diciendo de ti a los demás.