La Labor del Educador; La Educación, es un servicio que se considera básico para el desarrollo del hombre, hacedor del desarrollo de la vida y de los pueblos. Por tanto como dice Edith Bravo «…los Pedagógicos, casa de formadores de docentes sin duda imparten magníficos conocimientos de la ciencia y de la técnica de la educación, en la práctica se observan cada vez más diferencias y fallas que no permiten, definitiva y plenamente la formación del tipo de hombre que los pueblos necesitan para cumplir su desarrollo autentico y cabal”. Y es más profundo e inminente a la condición misma del ser social y por ende más peligroso y preocupante a lo que yo agregaría desde mi visión: “nos han llenado las escuelas de reproductores de conocimientos los cuales no necesitamos”.
En el mismo orden de ideas, se trata de la calidad que como persona tiene quien cumple el rol de educador, así como la inteligencia y capacidad de reflexión y más aún la habilidad para desenvolverse en el grupo, sin rozar la sensibilidad de las demás personas con quienes a diario tienen que comunicarse. Ahora el problema son propios y la solución depende del grado en que cada quien lo asuma, donde los educadores no somos ni debemos pretender ser reproductores de conocimiento, en lugar de eso debemos orientar a nuestros estudiantes a crear sus propios conocimientos incluso desafiando los ya establecidos si es necesario “Crear mas no reproducir”. Por este planteamiento surge la siguiente interrogante: ¿Cuantos Docentes motivadores existen en la actualidad? y ¿Cuantos Docentes marcan la vidas de los estudiantes con ejemplos a seguir?.
En vista de lo antes planteado, los educadores deben ser solo herramientas que contribuyen al estudiante en su meta de obtener el conocimiento, lamentablemente no solo hay educadores que no cumplen esa labor sino que la mayoría de los estudiantes no se preocupan por su aprendizaje.
Actualmente en las mentes de los que serán el futuro del país figuran cualquier cantidad de cosas de poca importancia, que por cultura instaurada o por el solo hecho de falta de motivación por parte de sus docentes desde las etapas primarias pasando a las media diversificada, lo que disminuye en los educandos disminución en la ambición del saber. Tanto es así que ya no reflejan ningún método de estudio, simplemente en mucho de los casos se hace una reproducción mecanicista de conocimiento. Por otra parte hay muchos docentes que carecen de formación y es terrible error que se ve mucho actualmente, y hay otros que no son buenos impartiendo dicho conocimiento y, tristemente, eso influye en la actitud que tienen actualmente muchos «estudiantes». Por tanto, los Docentes deben educar según la etapa con la cual trabajan, si son niños deber ser formadores, y mientras van avanzando las etapas se van convirtiendo en guías, es decir, deben ser la llama que encienda en los alumnos la necesidad de aprender, con las herramientas que tengan a su alcance, y esto lo logra con la motivación. Al respecto Manuel Toharia, expresa “…las cosas no sólo son interesantes porque sí, sino porque nos afectan de algún modo en la vida cotidiana. Esto es necesario tenerlo en cuenta para saber estimular en el alumnado el interés por la ciencia”.
Basado en el planteamiento anterior, es necesario hacerse la siguiente pregunta: ¿Como hace un alumno para exigirle a un docente que no tiene vocación de servicio, y a veces el docente dicta una materia que no conoce, y también al contrario cuando el Alumno es muy pasivo en el aula de clases?.
Al respecto, muchos aseguran que el rendimiento del profesor depende también de las exigencias del alumno, por ende el proceso educativo debería ser bidireccional, donde los estudiantes por su propio bien, no pueden limitarse a ser meramente receptivos, sino los mejores críticos que pueden tener los docentes, quienes tienen obligación de escucharlos y valorar sus propuestas. En síntesis el rendimiento del docente debe ser en función de las exigencias del alumno. Ahora en el otro caso, el docente debe de usar las herramientas, que su formación académica le ha brindado, para sumergir al alumno en la búsqueda del aprendizaje. Es decir hoy en día el papel de los formadores no es tanto «enseñar» unos conocimientos que tendrán una vigencia limitada y estarán siempre accesibles, su tarea principal es organizar el contexto en el que se ha de desarrollar el sujeto, facilitando su interacción con los materiales y el trabajo colaborativo.
Entendido la función y el rol que el docente juega en la sociedad, o comunidad educativa en los distintos niveles de la educación, es de hacer notar, que la supervisión educativa juega un papel importante en este proceso puesto que es una acción orientadora y de ayuda técnica, científica y humana que se aplica a un trabajo que se refiere al quehacer educativo para llegar al mejor logro se sus objetivos. Entonces como ente crítico me siento en la necesidad de responderme la siguiente interrogante, basada en mis vivencias: ¿Qué papel juega el Supervisor en el desenvolvimiento del quehacer educativo en las Escuelas, Liceos y/o Universidades?.
Ahora bien, dando respuesta a la interrogante anterior, se dice que la supervisión escolar tiene como propósito prioritario observar el cumplimiento de la reglamentación administrativa oficial y verificar el correcto desempeño de las labores docentes; de esta manera en la práctica el supervisor escolar se instituye como un experto, ubicado jerárquicamente en la parte superior de la estructura operativa del subsistema, supuestamente más conocedor de la problemática de las escuelas que quienes la viven propiamente. Esta posición jerárquica se manifiesta al definirlo como un agente capaz de emitir juicios de valor sobre las prácticas cotidianas de un plantel, con base en la «calidad» de formas y documentos administrativamente requisitados. Esta visión es meramente teórica, pues no obstante se observa en la práctica que este se ha convertido en un gestor administrativo del quehacer educativo, trayendo como consecuencia en algunos casos que los docentes se desorienten de su rol y pase lo que en los primeros párrafos el autor plantea.
Con base en las reflexiones anteriores, me atrevo a afirmar que existe incongruencia entre las concepciones de lo que es la supervisión o inspección general, y las acciones que se priorizan en su operación; mientras los lineamientos manifiestan que la inspección debe ser «entendida como base fundamental para encontrar las mejores alternativas de solución y los medios óptimos para subsanar las deficiencias detectadas en un marco de labor constructiva», la labor cotidiana de los supervisores escolares se centra en verificar que se cumpla con los requerimientos administrativos de la dirección central y en servir como medio de información de dicha dirección, a causa de la falta de comunicación existente.
Citando a Edith Bravo Boada. “En la forma en que el supervisor se comunica con el supervisado y con todas las personas que conforman la comunidad escolar y aún más la comunidad educativa y la comunidad en general”. Solo cuando el mismo asuma su rol de comunicador, y de orientador de docente supervisado, mejorará sus relaciones humanas, lo que le llevará como consecuencia lógica a su desarrollo personal y al de las personas sobre las cuales ejerza su función supervisora.
Por el anterior planteamiento, surge la siguiente interrogante: ¿El supervisor qué papel juega en el desenvolvimiento del quehacer educativo en el aula?. Desde luego este juega un papel importante, pero lo que ocurre es que actualmente pareciera no haber motivación de los supervisores hacia los docentes a que desarrollen con ética y profesionalismo su labor de orientadores y guías para los educandos, y de los docentes hacia los estudiantes para estudiar y aprender, diciéndolo de otra manera, actualmente la gran mayoría de los estudiantes se inician en una carrera universitaria no pensando en ésta de manera vocacional sino más bien pensando en el provecho económico que se le podría sacar a futuro, y deprimente es el hecho es que en este sistema se sigue este interminable ciclo, que trae consigo un decaimiento en la calidad educativa, formativa, vocacional, y orientador.
Entonces, se puede decir que el significado de lo que se expresa en el aula afecta el proceso de enseñanza-aprendizaje, y el problema a parte de lo que se expreso anteriormente es falta de Comunicación. Ahora. ¿Qué hace el supervisor para evitar tener docentes desmotivadores, desmotivados, y sobre todo Docentes reproductores de conocimiento?. Es de considerar que el supervisor bajo el enfoque humanista que platea Edith Bravo, yo afirmaría que hace falta formar en la crítica para mejorar, un supervisor crítico, un docente crítico y un alumnado crítico mejoran la calidad educativa y por ende se cumplirán los objetivos planteados, pues “…la criticidad es esencial para que se de la horizontalidad del conocimiento, el cual propiciara el aprendizaje significativo que en verdad el alumno utilizará. Pues solo se aprende lo que en verdad es significativo”.
Para concluir, es necesario afirmar que los supervisores y los docente deberían mejorar constantemente sus relaciones humanas, lo que le llevará como consecuencia lógica a su desarrollo personal y a las personas sobre las cuales ejerza su función docente, y supervisora. Pues la educación es un proceso complejo en cuyos resultados se conjugan todas las implicaciones que se produzcan durante su desarrollo; al fín y al cabo tendrán algo que ver en la calidad del producto de la misma. Donde muchos afirman que la causa del problema, ni es culpa de los docentes, sino del sistema educativo empleado en las instituciones.
Para finalizar, y como conclusión el supervisor que se requiere en la actualidad debería cumplir la supervisión de manera inteligente, humana y consciente de su verdadera función, y por ende esta modalidad será eminentemente solucionadora y esto se deriva de la condición comprensiva, es decir una persona que escucha, que estudia inquietudes de cada uno de los sujetos que se encuentran en el ámbito de la supervisión. oye los problemas y se dispone a resolverlos; no importa a que no se refieran a los objetivos propuestos; no importa que sean personales o familiares del sujeto especifico, por tanto preocuparse por ellos es a la larga, preocuparse por el mejor logro de los objetivos de la educación.
Bibliografía Consultada
Bravo Edith “Supervisión Humanista”. Ministerio de Educación. Venezuela.