La persona entusiasta. Autotélica y holística

“La seriedad es un reducto de la superficialidad”. Oscar Wilde.

Mal que bien, a todos nos gusta jugar un poco para la tribuna. Debe ser la envidia más sana y más compartida, cuando nos enteramos que a futbolistas compatriotas, les gritan “uruguayo – uruguayo”, cosa que hoy sucede en varios estadios del mundo.

¡Qué uruguayo futbolero no ha soñado con vivir algo parecido!

En las actividades corrientes que realizamos siempre viene bien un estímulo, una palmadita en el hombro, un ¡vamos arriba!, cosa que difícilmente ocurre.

Así somos, es un dato de la realidad, que debemos saber que va a ocurrir y si sucede lo contrario, alegrémonos, disfrutemos!

Entonces ya que sabemos que la cosa va a ser así, y deseamos llevar adelante nuestra nueva idea, un nuevo proyecto o simplemente una forma innovadora de hacer lo que hacemos todos los días, busquemos la gratificación en esa propia acción, en lo que nosotros solos hacemos. Cuando nosotros somos capaces de afrontar la vida con esa implicación, puede decirse de que hemos logrado una personalidad “autotélica”. Autotélico es una palabra compuesta por dos raíces griegas: auto (yo) y telos (meta). Una actividad autotélica es aquella que hacemos por sí misma, porque vivirla es la principal meta.

Una persona autotélica encuentra gratificación en todas las actividades que realiza, eso las vuelve más autónomas e independientes, no pueden ser manipuladas fácilmente con amenazas a o recompensas externas.

Entonces, así enfrentamos el mundo con nuestras ideas, nuestros proyectos, a los que debemos ponerle foco.

“En dónde pongo mi atención está mi mundo”, nadie se va a ocupar de lo nuestro, si sucede, aprovechemos y disfrutemos!

Respecto al foco, ocurre algo que luce como contradictorio. Foco en lo nuestro y pensamiento holístico. Siempre debemos pensar en las propiedades de todo el sistema, de ahí pensar en “holos,” en el todo, en lo entero, en lo total. El sistema como un todo determina cómo se comportan las partes. El principio general del holismo fue resumido concisamente por Aristóteles: «El todo es mayor que la suma de sus partes».

Se define como tratar un tema considerando todos sus componentes, con sus relaciones invisibles por los cinco sentidos, pero evidentes igualmente. Se usa como una tercera vía o un nuevo enfoque a un problema. El holismo enfatiza la importancia del todo, que es más grande que la suma de las partes y da importancia a la interdependencia de éstas.

Pensar en el todo, por ejemplo, significa que podemos anticiparnos a futuros problemas, ganar en innovación y creatividad, además por aquello de Steve Jobs, “de esperar que los puntos se unan”, podemos dar un paso más, adelantarnos a lo que va a venir.

Lo que nosotros hacemos es lo más importante del mundo, nada más importante que “eso”. Sin embargo, al pensar en términos holísticos, tenemos en consideración al “otro” que tenemos al lado, que también está luchando por lo suyo, ¡qué eso sí es lo más importante…., para él!

Cuando pensamos en el “otro”, sucede lo que dice mi amigo Alex Visic: “la cantidad de éxito que uno consigue en la vida, es directamente proporcional al número de personas a las que ayudas a conseguir su propio éxito”.

Y por aquello que en el mundo no estamos solos, con la paciencia que debo tener mientras “madura lo mío”, le doy una mano al vecino, ¿quién te dice que los puntos no se unan?

Además, debemos mantener siempre el buen humor, más cuando sabemos que el lóbulo cerebral del humor está al lado del lóbulo cerebral de la creatividad, el buen humor, nos hace más creativos.

Tampoco podemos andar repartiendo mala onda por ahí, contaminado a los que nos rodean, ¡qué culpa tienen ellos que a nosotros las cosas no nos salgan por falta de creatividad o de paciencia!

Autotélicos, pensamiento holístico y el buen humor nos vuelven entusiastas!

La palabra entusiasmo proviene del griego y significa tener un Dios dentro de sí.

La persona entusiasta o entusiasmada era aquella que era tomada por uno de los dioses, guiada por su fuerza y sabiduría, y por ese motivo podría transformar la naturaleza que lo rodea y hacer que ocurrieran cosas.

Sólo las personas entusiastas eran capaces de vencer los desafíos de lo cotidiano. Era necesario por lo tanto entusiasmarse para resolver los problemas que se presentaban y pasar a una nueva situación.

El entusiasmo no es una cualidad que se construye o que se desarrolla. Es un estado de fe, de afirmación de sí mismo, “es nada más y nada menos que la fe puesta en acción».

La persona entusiasta es aquella que cree en su capacidad de transformar las cosas, cree en sí misma, cree en los demás, cree en la fuerza que tiene para transformar el mundo y su propia realidad. Está impulsada a actuar en el mundo, a transformarlo, movida por la fuerza y la certeza en sus acciones.

El entusiasmo es lo que da una nueva visión de la vida.

Entusiasmo es distinto del optimismo. Mucha gente confunde el optimismo con el entusiasmo. Optimismo significa creer que algo favorable va ocurrir, inclusive anhelar que ello ocurra, es ver el lado positivo de las cosas, es una postura amable ante los hechos que ocurren. En cambio el entusiasmo es acción y transformación, es la reconciliación entre uno mismo y los hechos, las cosas.

Solo hay una manera de ser entusiasta: actuando entusiasmadamente.

Si tuviéramos que esperar tener las condiciones ideales primero para luego entusiasmarnos, jamás nos entusiasmaríamos por algo, pues siempre tendríamos razones para no entusiasmarnos. No son «las cosas que van bien» lo que trae entusiasmo, es el entusiasmo que nos hace hacer bien las cosas. Hay personas que se quedan esperando que las condiciones mejoren, que llegue el éxito, que mejore su trabajo, que mejore su relación de pareja o de familia para luego entusiasmarse, la verdad es que jamás se entusiasmarán por algo.

Si creemos que es imposible entusiasmarnos por las condiciones actuales en las que nos toco vivir, lo más probable será que jamás saldremos de esa situación. Es necesario creer en uno mismo, en la capacidad de hacer, de transformarse y transformar la realidad que nos rodea. Dejar de un lado toda la negatividad, dejar de un lado todo el escepticismo, dejar de ser incrédulo y ser entusiasta con la vida, con quienes nos rodean y con uno mismo.

Sin Visión no hay entusiasmo”, nos enseñó Daniel Goleman, conectémonos a nuestro “Yo ideal” y caminemos por el camino a nuestros sueños.

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Rubio Rafael. (2012, febrero 8). La persona entusiasta. Autotélica y holística. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/la-persona-entusiasta-autotelica-holistica/
Rubio Rafael. "La persona entusiasta. Autotélica y holística". gestiopolis. 8 febrero 2012. Web. <https://www.gestiopolis.com/la-persona-entusiasta-autotelica-holistica/>.
Rubio Rafael. "La persona entusiasta. Autotélica y holística". gestiopolis. febrero 8, 2012. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/la-persona-entusiasta-autotelica-holistica/.
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