A modo de introducción
En el 2008 como fenómeno mundial, la crisis Económica estaba generando un grave deterioro del tejido social, no solo en los países desarrollados sino que su mayor incidencia, con pronósticos realmente sombríos era ya apreciable en los eufemísticamente denominados, países en desarrollo.
Era ya una realidad que la explosión bursátil coexistía con otras crisis no menos graves tales como la energética, la alimentaría y la ecológica, constituyendo de conjunto una mezcla explosiva desde el punto de vista social, de imprevisibles consecuencias para la humanidad.
Esas consecuencias son las que trataremos someramente de analizar en este trabajo, con la aclaración previa de que trataremos en lo posible de evitar el lenguaje académico para hacerlo comprensible para los millones de trabajadores que ven amenazado el porvenir hasta de su propia subsistencia.
Paradójicamente, una vez apoyado el salvataje multimillonario de la banca internacional por parte de los gobiernos de las grandes potencias y de los cantos de sirena encaminados a otorgar credibilidad al espejismo de que ya la crisis se está solventando, como mensaje surgido de la reunión del Grupo Bilderberg en Grecia (Abril de 2009) la realidad no vislumbra la certeza de tal afirmación.
¿Nos encontramos en un momento de recaida de la crisis?
Cierto es que existe un punto generalizado coincidente que va desde las principales autoridades de la economía mundial, hasta los gobiernos y especialistas en la macroeconomía acerca de cuatro factores fundamentales que hacen advertir una recaída de la crisis:
- La agudización del desempleo, fundamentalmente en EEUU, Europa y extendiéndose persistentemente por los países periféricos
- A pesar de los esfuerzos realizados el consumo no se ha visto reactivado de forma estable.
- La casi total desaparición del crédito para incentivar la producción.
- Los interrogantes que persisten en caso muy posible de que los bancos centrales levanten los estímulos otorgados mediante planes de rescate económico a entidades bancarias y empresas.
A esta crítica panorámica se añaden como puntos rojos de peligro la baja recaudación impositiva, el déficit presupuestario como consecuencia de las partidas de ayuda al rescate de la banca internacional y los voluminosos presupuestos para gastos militares en la “lucha contra el terrorismo” factores a los que se suma una espiral inflacionaria que podría exacerbar más aún la crisis alimentaria que abate el planeta.
Señales de alarma.
En los días finales de enero del corriente año se han producido acontecimientos e informaciones especializadas que nos indican con la mayor claridad que la crisis no ha tocado fondo.
Veamos algunas señales. Desde Japón, el Director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, lanzó la advertencia de que los países desarrollados podrían recaer en la recesión si retiran con premura sus planes de estímulo para combatir la crisis financiera global, lo que denota que tanto la banca como la industria siguen necesitando el combustible de la ayuda gubernamental para subsistir, haciendo abstracción de los jugosos bonos cobrados por sus principales ejecutivos a pesar de estarse transitando por una economía en crisis, en lo que ha constituido un verdadero escándalo.
En concordancia con lo expresado en párrafo anterior, es de señalarse que el mercado bursátil de EEUU a pesar de ser la primera economía mundial, podría enfrentar problemas en el año en curso en razón de que los billones de dólares en estímulos monetarios y gastos gubernamentales han comenzado a agotarse, según criterios manifestados por los más caracterizados especialistas.
Por otra parte se señala además que con el antecedente de las hipotecas tóxicas concedidas en períodos previos de euforia financiera, es probable que los bancos se vean precisados a afrontar grandes pérdidas durante años por la acumulación de los embargos hipotecarios y la languidez creciente del mercado de bienes raíces.
Strauss-Kahn subrayó la importancia de encontrar una estrategia de salida viable para las medidas de estímulo económico y aseguró que estas no deberían retirarse hasta que la demanda interna se recupere totalmente.
Prosiguiendo con su análisis, el director del FMI precisó que alargar las medidas puede suponer un desperdicio de recursos, mientras que retirarlas demasiado tarde puede significar una recaída en la recesión, tras advertir que «una segunda recaída en la recesión económica será más difícil de superar que la primera».
El director de FMI asimismo señaló, que altos niveles de desempleo tales como el 10 % en EEUU y Europa y 5% en Japón pueden desencadenar tensiones sociales y una amenaza contra la gobernabilidad en “democracia”.
En este sentido Strauss-Kahn fue terminante al afirmar que la prioridad para el 2010 debe ser la lucha contra el desempleo, en razón de que la crisis económica mundial no quedará resuelta hasta que no se recupere lo que calificó como “mercado laboral”.
Pasemos al análisis del pronóstico del Banco Mundial. En su primer informe de previsiones económicas mundiales desde junio pasado, el Banco Mundial estima que la economía mundial crecerá un 2,7% en lugar del 2%.
Sin embargo, a pesar de este magro pronóstico de crecimiento económico, el banco vaticinó un panorama adverso desde el 2011 en adelante teniendo en cuenta dureza de las condiciones de otorgamiento de créditos y estar llegando el momento en el que los gobiernos empiezan a retirar sus medidas de estímulo extraordinario.
El Banco Mundial asimismo pronostica que si el sector privado sigue ahorrando para recuperar sus finanzas, es totalmente posible una nueva recesión con acentuada desaceleración del crecimiento en 2011, especialmente por disminución de los efectos de los estímulos fiscales.
La opinión de joseph stiglitz
Según el pronóstico del Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, la crisis financiera mundial finalizará en el 2013 y no este año como algunos estudiosos de las finanzas optimistas opinan, y advirtió que se necesitan medidas urgentes para solucionar esta situación y una respuesta mundial a una crisis recurrente.
Stiglitz señaló que el optimismo o tendencia alcista que impera en las distintas bolsas de valores se basa en una supuesta reactivación económica solo avalada por parte de especuladores internacionales, pero sin que pueda desconocerse que el sistema financiero no depende únicamente de los factores económicos.
«Es normal que en Wall Street se hable del crecimiento global de la economía, porque eso vende acciones. (Evidentemente que se trata de una simple promoción especulativa). Sigue expresando Stiglitz: “Los economistas con quienes he hablado y con los que estoy de acuerdo, no piensan así. Todo lo contrario: afirman que el sistema financiero en este momento es mucho más frágil que antes de la crisis y supone un riesgo para una estabilidad duradera», indicó.
Otros criterios.
Veamos otro criterio. Tomando distancia del FMI, el economista de la Universidad de Piura, Juan José Marthans, sostiene la opinión que no se deben mantener por mucho tiempo los planes de estímulo, a fin de evitar un mayor desbalance fiscal, monetario y bursátil, resaltando además que una gran burbuja de los metales ya ha comenzado a gestarse. “Esa burbuja tendrá que reventar en algún momento”, según la predicción de este economista.
Refiriéndonos a los grandes bancos de Wall Street, paradójicamente los responsables de la gran crisis financiera, éstos están percibiendo nuevamente ganancias millonarias, pero no a través de préstamos a consumidores y empresas productivas, sino por medio de la compra y venta especulativa de acciones bursátiles.
Igualmente están jugando a la compra instituciones en quiebra las que luego recapitalizan en la bolsa.
Según Lawrence Summers, asesor económico de la Casa Blanca, en Wall Street, se escucha hablar del retorno de la rentabilidad, dando por terminada la recesión, Expresa poder asegurar que para la gente de a pié, para quienes el desempleo sigue en aumento, la situación es muy diferente.
Los grandes bancos y la economia real
Para acelerar la recuperación de los bancos, Markus Brunnermeier, economista de la Universidad de Princeton, opina que los gobiernos deberían colocar límites mucho más estrictos sobre los dividendos en efectivo y los pagos de bonificaciones, que agotan el capital que los bancos necesitan para absorber las pérdidas y seguir prestando, lo que ya habíamos señalado en un párrafo anterior de este trabajo.
Sin embargo la gran pregunta consiste en lo que pueda ocurrir cuando en este año 2010 sea retirada la ayuda federal a las instituciones financieras de EU; incuestionablemente conllevará grandes riesgos negativos. Es esta la opinión del Wall Street Journal, diario que puede tildase de cualquier cosa, menos de izquierdismo.
La gran interrogante: ¿qué está ocurriendo y que puede suceder con el empleo?
En realidad esta pregunta pudiera ser formulada en otra forma que calificaría de más neoliberal: ¿Qué ocurrirá con el “marcado de trabajo”? Con toda sinceridad puedo expresar que ese término me revuelve las entrañas, porque soy uno de esos dinosaurios que todavía piensan que el trabajo no es una mercancía.
Pero al propio tiempo la razón obliga a ser realista; para poder analizar doctrinalmente la estabilidad en el empleo o cualquier otra institución del Derecho Laboral, es un requisito previo la existencia de empleo estable y productivo. Ese es el punto neurálgico del análisis.
Comencemos por Estados Unidos dada su condición de ser al menos en el papel la primera economía mundial. Según el Wall Street Journal, el índice de parados tuvo una ligera disminución en el último trimestre del 2009, pero según los analistas el desempleo seguirá por encima de 9%,
Está más que demostrado que ante situaciones como la que se está produciendo, los despidos laborales y los ajustes del gasto social, que incrementan los niveles de precariedad económica y de exclusión masiva de la posibilidad de empleo, tanto bancos como empresas mantienen sus tasa de rentabilidad.
Desde luego el precio que se paga por estas políticas se traduce en más desempleo y por ende más depresión de la economía real. Baste con señalar que según la misma fuente, EEUU eliminó 7,2 millones de empleos desde que comenzó la recesión en el 2007, lo que significa la mayor contracción ocupacional a partir de la Gran Depresión de la década de los años 30.
Al paso que va la economía norteamericana los niveles de empleo de la década de los 90 no se alcanzarán, sin llegar al pleno empleo sino hasta el 2018, dando por descontado que en el 2010 no se pronostica un crecimiento significativo.
Reduccion de los “costos laborales”
Un factor de poderosa incidencia en esta situación lo constituye el hecho de que las empresas no tienen premura en contratar nuevo personal. El capital de la industria, el comercio y los servicios han apostado ante la crisis por la reducción de los costos laborales, lo que ha generado además de despidos masivos, la reducción de salarios y beneficios sociales, con la tendencia a la sobreexplotación de la mano de obra contratada.
Puede darse por descontado además la posibilidad de nuevas inversiones.
En pocas palabras: se pretende obtener las mismas ganancias produciendo menos y disminuyendo las ventas, generándose una espiral descendente en el consumo lo que a su vez es caldo de cultivo del desempleo.
Si a lo anterior se adiciona que el gobierno reduce el gasto público ya sea en educación, vivienda, salud y otros como consecuencia de la crisis, es obvio que el peso de esta recae sobre la parte mayoritaria y más desprotegida de la población.
Es evidente además que se acude al despido como vía de solución y se descarta la reanimación del consumo, factores que en su conjunto impiden el despegue económico.
Realidades y pronósticos de la unión europea
En general, la actual coyuntura en la segunda potencia económica mundial, la Unión Europea es preocupante; los retos de su recuperación guardan gran similitud con los ya analizados respecto a Estados Unidos.
Constituyen características comunes las dificultades para la obtención de créditos, un elevado índice de depresión del consumo y alto déficit presupuestario que tiene su origen en las multimillonarias cifras de los rescates financieros a la banca y grandes corporaciones.
En cuanto a las cifras porcentuales del desempleo, En fecha tan cercana como lo es el mes de octubre de 2009 el paro afectaba el 9,9% de la población activa, según datos oficiales.
Al siguiente mes de noviembre, el nivel de desocupación fue el más elevado desde agosto de 1998.
El índice de desempleo de la zona euro llegó por primera vez en noviembre pasado al umbral del 10%, una muestra de que los efectos de la crisis económica sobre el empleo hasta el momento no ha tocado fondo, a lo que se añade que la desocupación ha sufrido de un incremento constante desde la agudización de la crisis económica y financiera mundial en el verano de 2008.
Este contexto, pone en tela de juicio la euforia oficial sobre la recuperación económica. El Banco Central Europeo prevé que la economía de la zona euro logre un crecimiento moderado en 2010, pero al propio tiempo lanza la advertencia de que esas perspectivas no están exentas de un elevado grado de incertidumbre, señalando además que algunos factores a los que se puede atribuir esa futura recuperación tienen el carácter de temporales.
Sin embargo, los déficits presupuestarios ya señalados no solamente son la consecuencia de las multimillonarias sumas destinadas al salvamento de bancos y empresas, sino además son atribuibles y a su vez consecuencia inmediata de la desaceleración económica y baja de la recaudación que tienen su punto crítico en las economías más endebles como Grecia, Irlanda, Portugal y España, (esta última con cifras de desempleo que rondan el 20% y un déficit presupuestario que en 2009 equivalente al 11,4% del Producto Interno Bruto), pese a que las normas de la eurozona establecen un tope máximo del 3%.
Esta coyuntura al propio tiempo ha obligado a los países más fuertes, liderados por Alemania, a pensar sobre un posible rescate de Grecia, de resultar necesario para apuntalar a otros miembros de menor fortaleza económica dentro de la zona del euro. En general, con tales premisas existe el fundado temor a una crisis financiera recidivante, no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a nivel de los propios estados de la Unión Europea.
Es obvio que si este es el criterio de analistas y autoridades sobre la supuesta estabilización de la crisis, éste genera el desconcierto y la inseguridad confirmadas por la no reactivación del empleo y del consumo, aspectos gemelos que constituyen los sostenes básicos de la economía real, lo que a corto plazo pueden incidir en la caída del euro y la vez como corolario dificultan la colocación de la deuda en los mercados financieros.
Abundando en esta última apreciación, se pone de manifiesto que el euro pierde posición frente a un dólar debilitado y se tambalea a medida que la preocupación por la deuda regional crece y se propaga por toda la eurozona desde Grecia, que registró el año pasado un déficit del 12,7% del Producto Interior Bruto (PIB), más del doble de las cifras iniciales presentadas por el anterior Gobierno y que supera en más de tres veces que el máximo impuesto por la zona del euro.
Como consecuencia, según la Agencia A.F.P., el euro se colocó el viernes 12 de enero 2010 en su nivel más bajo frente al dólar en casi nueve meses, hasta 1,3532 dólares, mientras que la mayoría de las principales bolsas europeas registraban una tendencia dubitativa.
Únanse a lo expuesto los procesos inflacionarios en desarrollo, con la paradoja de bolsas, grandes empresas y bancos cosechando ganancias multimillonarias producto del retorno a la especulación en gran escala, como factores que se multiplican e incrementan las posibilidades de una recaída de la crisis mundial.
Esta réplica del gran sismo que constituyó la crisis económica mundial tomaría cuerpo en el momento más vulnerable para el capitalismo mundial: vendría acompañada de la crisis social, con su secuela inevitable de desempleo en masa, crisis alimentaria, y derrumbes económicos acompañados de huelgas y estallidos sociales,
Un breve enfoque inevitable: la concomitancia de las crisis.
La realidad que se nos presenta va mas allá de la crisis bursátil trascendida a la economía real a escala mundial, porque de lo que se trata es de una crisis multifacética y estructural del sistema, al coexistir esta con otras no menos trascendentes, como lo son la Crisis Energética, la Crisis Alimentaria y la Crisis Ecológica, de modo que analizar solamente una de ellas sería incurrir en el error de presentar solamente un análisis parcial; sería confundir el detonante con la carga explosiva que éste trae tras de sí, de ahí que constituya un imperativo, al menos intentar un enfoque mucho mas abarcador y trascendente, a fin de examinar las crisis que la acompañan aun partiendo de la base de que son objeto de otro trabajo más detallado, el que como es obvio se sale del marco de esta intervención.
La crisis energética es una situación que se nos acerca a pasos agigantados. Ante el hecho de que cada vez mas quedan menos reservas viables de fuentes de energía fósil cobran vida las predicciones de Rudolf Clasius formuladas en una época tan distante como el año 1850, quien mucho antes de que comenzara la explotación masiva del petróleo, nos alertaba acerca de la ley de la entropía, también conocida como la ley de la degradación inexorable de la energía.
Pero esta ley de la física fue durante decenios ignorada por todos los adalides del progreso sin distinción de ideologías: se afiliaron a la del desarrollo “sin fin” de las fuerzas productivas de modo que inevitablemente nos encontramos al cumplirse el primer decenio de esta centuria con una realidad aplastante: Tras alcanzar su pico en la extracción estamos viviendo los capítulos finales del agotamiento de las reservas de petróleo.
La era del petróleo llegará a su fin en treinta ó cuarenta años más.
A partir del 2010, podría comenzar su curva descendente de producción, situación similar a la ocurrida en décadas anteriores en los Estados Unidos.
Lo cierto es que estamos llegando al momento del decrecimiento de la extracción del petróleo, gas e inclusive del carbón, lo que obliga a hacernos una pregunta todavía sin respuesta: ¿Cual es la alternativa energética del planeta?
Cierto es además, que el petróleo se ha convertido en el principal contribuyente al cambio climático global, de consecuencias tan peligrosas como impredecibles, y cuyos principales damnificados serán las sociedades del Sur del planeta.
No es fácil analizar las causas y consecuencias del cambio climático en marcha, provocado por el modelo urbano-agro-industrial del capitalismo global, pero es necesario resaltar que éste ha tenido la capacidad de destrozar los mecanismos que regulan el clima del planeta, siendo el uso de los combustibles fósiles el responsable determinante, pues se están sobrepasando los límites del planeta a todos los niveles, y eso está teniendo ya sus efectos en el propio despliegue del capitalismo global, aunque los impactos de esos fenómenos se verán acentuados en el futuro cercano.
En definitiva, no sólo estamos empezando a sobrepasar los límites de recursos y materiales de la corteza terrestre, acentuando los impactos de toda índole en su busca para garantizar las necesidades del “desarrollo global”, sino que estamos alterando el clima a escala planetaria como resultado en una explotación nunca vista en los últimos 400.000 años, con ya previsibles efectos catastróficos en las próximas décadas.
Los recientes fallidos resultados de la Cumbre Sobre el Cambio Climático en Copenhague son evidentes. Copenhague fue un navío en cuya travesía se cifraron muchas esperanzas pero que fue torpedeado.
Como resumen de su resultado puede afirmarse que los intereses de las grandes corporaciones transnacionales y algunos países emergentes, como expresión de los mega intereses económicos a escala mundial, han prevalecido sobre los de una especie humana, que a duras penas sobrevive amenazada con la extinción.
Como colofón es menester referirse someramente a la crisis alimentaria que se cierne sobre la humanidad.
El incremento de la producción y uso de los agrocarburantes está siendo una de las principales causas de la agudización de la crisis alimentaria mundial, y lo será aún más en el futuro. Los precios de los alimentos se están disparando, también a causa del fuerte incremento del precio del petróleo, y empieza a haber serios problemas de abastecimiento en algunos países.
Una razón es más que evidente: en el mercado mundial manda quien tiene el poder de compra, los pobres del mundo no lo tienen, y los poseedores de vehículos en general, sí lo poseen. Es por eso por lo que la producción de grano mundial se está orientando a cubrir la demanda de agrocarburantes, desatendiendo y encareciendo la alimentación de la población mundial, que sigue en constante ascenso, a lo que cabe añadir que la producción agrícola mundial se ha estancado en los últimos años, lo que tiene además como factor de alta incidencia el calentamiento global.
Igualmente, se está incrementando la demanda de agua en muchas regiones, con problemas ya de acceso a ese elemento, ahondando en una nueva guerra ya en marcha por los recursos escasos, lo que agravará los impactos ambientales de degradación de suelos y recursos hídricos, entre otros, que se verán también agredidos por la expansión de los cultivos transgénicos.
Como botón de muestra baste con señalar que hasta el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, siendo las principales instituciones internacionales encargadas del gobierno económico global del sistema, han manifestado recientemente su rechazo a los agrocarburantes.
Y esto no es sólo por las revueltas del hambre de los excluidos, que también les preocupan, sino porque el brutal incremento de los precios de los alimentos está derivando en una fuerte subida de la inflación, a lo que se suma como efecto colateral el aumento de los costos de reproducción de la fuerza de trabajo, y en suma de la potencial conflictividad político-social en el espacio de la producción, poniendo en peligro el consumo de otros bienes y los beneficios empresariales a todos los niveles, y echando pues más leña al fuego de la ingobernabilidad política y socio-económica a escala global.
Entorno latinoamericano
En cuanto al escenario latinoamericano la situación es realmente compleja. Cierto es que la solución mas viable transita inevitablemente por la integración mediante la creación de un gran bloque de naciones de nuestro entorno capaz de resistir los embates de éstas crisis.
Pero al propio tiempo no puede ignorase que a pesar de que en nuestro entorno se ha evidenciado una tendencia a que gobiernos con una fuerte carga social asuman el poder producto de la acción popular, no es menos cierto que coexisten con otros regímenes que marchan subordinados a los intereses de las grandes corporaciones internacionales asumiendo posiciones de claro corte neoliberal, constituyendo un factor desequilibrante de una integración no solamente económica, sino con énfasis en los intereses de las grandes masas desposeídas.
En los momentos en que damos redacción a este trabajo culminó en la Riviera Maya de México, la Cumbre por la Unidad de Latinoamérica y el Caribe, con la perspectiva de lograr, mas que en simples enunciados declarativos esa impostergable integración.
Los resultados pueden ser calificados como positivos, pero como expresáramos en un trabajo anterior, quedan aún otros capítulos de esta historia por escribirse.