La Contabilidad como Ciencia Social

La contabilidad forma parte de lo que se conoce como ciencias sociales. Desde dicha óptica, ella se relaciona con otros dominios específicos; por ejemplo, la sociología, la psicología, la política. ¿Cómo ellas ayudan a explicar y comprender la contabilidad? ¿Cómo se manifiesta dicha relación?

La contabilidad y la sociología

El vocablo “sociedad” se emplea en diversos contextos. Algunas veces para referirse a una agrupación humana específica: por ejemplo, la Sociedad Nacional de Industrias del Perú. Otras, para aludir a alguna agrupación diferente a la especie humana: por ejemplo, la sociedad de orangutanes. O, simplemente, para identificar a una comunidad de seres humanos de algún lugar geográfico determinado: por ejemplo, la sociedad limeña. En términos sociológicos, la locución adquiere un sentido más formal: un conjunto complejo de relaciones humanas; más técnicamente: un sistema de interacciones de individuos (Berger, 1973: 45-46).

Con la locución “social” sucede algo similar: por ejemplo, actividad social, interés social, política social. Para la sociología, sin embargo, el vocablo tiene un alcance más estrecho, pero también más preciso: define el carácter de una interacción, de una interrelación, de una interdependencia. Para esta perspectiva la sociedad está conformada por un conjunto de “eventos sociales”; es decir, lo social es la manifestación de la forma en la que las personas orientan sus acciones en una relación entre ellos mismos (Berger, 1973: 46).

Las apreciaciones precedentes son útiles para definir a las ciencias sociales como (i) las ciencias relacionadas con las actividades de individuos miembros de un grupo social, o como (ii) aquellas ciencias que comparten un interés común en el desarrollo o empleo de métodos que permiten clasificar datos (de grupos o hechos sociales) de manera sistemática y analítica, para interpretarlos de manera objetiva. Estas ideas soportan la calificación de la contabilidad como ciencia social: ella no sólo clasifica e interpreta datos, también (i) trata con transacciones entre entidades que constituyen grupos sociales, (ii) se ocupa de operaciones que tienen consecuencias sociales, y (iii) produce información de utilidad para personas comprometidas con actividades sociales (Belkaoui, 1981: 29-30).

Desde otra perspectiva, pero a partir de las premisas sociológicas expuestas, se puede teorizar sobre la existencia de (i) una sociología de los contadores y de (ii) una sociología de la contabilidad. En la primera pueden incluirse estudios acerca (a) de las relaciones entre los contadores y (b) del proceso por el cual –como grupo de interés- exteriorizan cierta ideología ocupacional en contraste con otros monopolios laborales. A este respecto, resultaría legítimo preguntarse acerca de los valores y creencias que los contadores defienden. La sociología de la contabilidad, por su parte, ocupa un dominio separado –aunque relacionado- de estudio. Como otras sociologías del conocimiento, podría tener como objetivo principal la investigación del proceso histórico y social por el cual se ha generado, establecido y producido el conocimiento contable. En este escenario, los temas a estudiar podrían incluir: (a) la forma en que ciertas ideas contables devienen dominantes en ciertos períodos, (b) las condiciones societarias e históricas que lo hicieron posible, y (c) la identificación de los individuos o grupos que jugaron roles importantes en el desarrollo de la historia contable (Chua, 1988: 31).

La contabilidad y la psicología

En el proceso contable, los agentes toman decisiones. Así, (i) los dirigentes empresariales deciden cómo, cuándo y qué información revelar; (ii) los auditores deciden el tipo de opinión a emitir; (iii) los contadores deciden cómo registrar las transacciones; (iv) los inversionistas deciden si compran o venden acciones; (v) los analistas financieros deciden qué recomendar; (vi) los reguladores deciden qué prescribir. En otras palabras, las decisiones de los agentes afectan (y son afectadas por) el proceso contable. En ese contexto, explicar y predecir los fenómenos contables requiere comprender el rol (la conducta) de los agentes en el proceso de producción de la información. Siendo el estudio de la conducta uno de los objetivos de la psicología, es de esperar que sus teorías sean útiles para comprender, explicar y predecir la forma en que se conducen las personas en el proceso contable. Tales objetivos son susceptibles de ser alcanzados por intermedio de (i) la psicología cognitiva, que estudia la forma en que piensan las personas, y (ii) la psicología social, que concentra su atención en la forma en que el medio social influencia el pensamiento y la conducta de los individuos (Koonce y Mercer, 2005: 175, 180, 185).

En efecto, mientras la psicología cognitiva estudia el pensamiento, la psicología social trata de explicar la influencia de terceros en la conducta. En lo que al primer dominio se refiere, las investigaciones incluyen temas tales como (i) la forma en que las personas esperan y perciben la información, (ii) cómo aprenden, (iii) cómo desarrollan experiencias, (iv) cómo razonan, (v) cómo solucionan problemas y deciden en condiciones de incertidumbre. En la medida en que tales materias son fundamentales en el proceso de la información financiera, dicha rama de la psicología está en condiciones de proporcionar gran cantidad de ideas para desarrollar proyectos relacionados con problemas ligados a la información. De otro lado, si bien la psicología social estudia muchos de los temas tratados por la psicología cognitiva, ella está más interesada en el rol (a) de los pronosticadores y (b) de los diferentes esquemas de incentivos  que se emplean (Koonce y Mercer, 2005: 180-185).

La contabilidad y la política

Entre los objetivos codiciados por los grupos de interés que participan en el proceso de elección de autoridades nacionales se encuentran: (i) la posibilidad de transferir riqueza a su favor y (ii) la construcción de un marco jurídico que proteja los beneficios adquiridos. Desde otra perspectiva, la posibilidad de aprobar leyes relacionadas con la distribución de riqueza -sumada a la posibilidad de satisfacer sus propios intereses- estimula la participación de los agentes en el proceso político (Moniére y Guay, 1987: 88; Watts y Zimmerman, 1978: 115).

Con la misma base argumental puede sostenerse que las regulaciones gubernamentales impulsan a los grupos de interés a ejercer presión para aprobar (o desaprobar) procedimientos y métodos contables propuestos[1], y (ii) en ese contexto, los argumentos (las teorías) contables son empleados para justificar el lobby político. En la misma línea de pensamiento, en la medida en que los grupos afectados por los cambios requieren de propuestas que soporten sus posiciones, la intervención del gobierno genera demanda por una diversidad de presunciones contables.

Desde otra perspectiva: en el proceso político, las leyes provienen del equilibrio de las fuerzas que se oponen. En ese contexto, con frecuencia, la información contable (p.e., las ventas mensuales, los resultados anuales) es empleada para sostener la aprobación de normas relacionadas con la transferencia de riqueza (p.e., los impuestos a las ventas y a la renta). En la medida que eso sucede, los agentes económicos se sienten estimulados a participar en la selección de normas que transfieran riqueza (Moniére y Guay, 1987: 141; Watts y Zimmerman, 1986: 222-224). Sin embargo, no todos los participantes en el proceso político cuentan con las mismas probabilidades de éxito (Wang, 1991: 159). Algunos cuentan con mayores posibilidades: p.e., el sector empresarial. En efecto, por sus características, las empresas (i) conforman un grupo de interés fácilmente organizable (por su número), (ii) se encuentran en mejor disposición para llevar a cabo acciones colectivas, y (iii) cuentan con grandes recursos económicos. Administradas convenientemente, tales cualidades contribuyen a la obtención del éxito en el proceso político[2].

BIBLIOGRAFÍA

Belkaoui, Ahmed (1981). Théorie comptable. Les Presses de l’Université du Québec, Canada.

Berger, Peter L. ( 1973). Comprendre la sociologie. Paris : Resma.

CHua, Wai Fong (1986). “Radical developments in accounting thought”. The Accounting Review, pp. 601-632.

Koonce, Lisa and Mercer, Molly (2005). Using psychology theories in archival Financial accounting research”. Journal of Accounting Literature, pp. 175-214.

Monière, Denis et J.H. Guay (1987). Introduction aux théories politiques. Canada, Québec/Amérique.

Wang, Shiing-Wu (1991). « The relation between firm size and effective tax rates: a test of firm’s political success”. The Accounting Review, pp. 158-169.

Watts R. and J. L. Zimmerman (1978). “Towards a positive theory of determination of accounting standards”. The Accounting Review, USA, pp. 112-134.

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[1] Recuérdese la discusión sobre el cálculo de las regalías mineras en nuestro país: mientras el gobierno proponía los “ingresos totales” como base de cálculo, los representantes de las empresas mineras sugerían “la renta operativa”. Los últimos terminaron imponiendo su criterio.

[2] Una característica en la política nacional es que los empresarios (con excepciones) no participan directamente en el proceso político. Ellos “capturan” el poder una vez elegido el representante gubernamental. Tales son los casos de A. Fujimori, A. Toledo, A. García y, ahora mismo, O. Humala.

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