Siendo la Inteligencia Emocional un sine qua non para el éxito de las Organizaciones en sus respectivos desempeños, pues aglutina a las Personas en torno a la Visión, no es menos cierto que la Inteligencia sobre el Entorno es igualmente imprescindible, pues ambos son los factores fundamentales que alimentan la Innovación.
En 1932, Werner Heisenberg recibió el premio Nobel de Física por su descubrimiento y estudio del denominado Principio de Incertidumbre. Este principio afirma que es imposible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de una partícula.
Poco podía imaginar este eminente científico, fallecido en 1976, que su descubrimiento sería tan aplicable a la descripción del desempeño competitivo en la economía globalizada del siglo XXI. Parafraseando a Heisenberg, podríamos entender que la evolución de la estrategia competitiva de una empresa dada es impredecible, a partir de una “foto fija” de su posicionamiento actual. Sobre todo, porque, si se recrea demasiado tiempo en explotar una posición dominante, tal vez su trayectoria posterior sea demasiado incierta….
Adaptación e Intuición
Se cree que, en tiempos pretéritos, los hombres, como los animales, tenían un fuerte sentido anticipativo, tal vez muy desarrollado por la hostilidad del entorno. Los animales aún lo conservan, para sobrevivir, sobre todo en estado salvaje. Pero la raza humana ha pagado un precio muy alto por su progresiva civilización, y ya solamente tenemos…intuición. Que no es lo mismo.
La intuición es el resultado de la asociación, consciente o, más frecuentemente, inconsciente, de conocimientos que, obtenidos aisladamente, se combinan en una súbita conclusión concreta, gracias a la intervención de la inteligencia humana, racional y emocional.
Cuando la evolución del ecosistema es de baja velocidad, los cambios se conocen con relativa facilidad, y los individuos se adaptan en un período temporal que excede en mucho a su ciclo vital. Esto explica la supervivencia de algunas especies, en épocas prehistóricas, porque los cambios climáticos se medían en milenios…
Sin embargo, probablemente hayan desaparecido muchas más especies, y mutado muchísimas más, durante el pasado siglo, que en toda la historia del planeta.
Sea como sea, la adaptación ya no asegura la supervivencia, porque las fuerzas que actúan en el entorno son cada vez más intensas y súbitas…pero sobre todo impredecibles. Parece increíble que con toda la tecnología y conocimiento que hemos acumulado… no podamos todavía prevenir a la población de la inminencia de un tsunami…
O sea que parece que, en plena Era del Conocimiento, tampoco con la intuición, es suficiente….necesitamos algo más.
Planificación…¿sin Inteligencia del Entorno?
Durante muchas generaciones, las Organizaciones han desarrollado una sólida cultura de la Planificación que no solamente les aseguraba la continuidad, sino el progreso. Se establecían tanto los objetivos concretos como los recursos a utilizar, durante el curso del tiempo, en un período dado.
Tal vez hayamos heredado, y sin duda, mejorado, las técnicas de planificación, a partir de la sofisticada operativa bélica. Que, por cierto, no resultó muy exitosa en la guerra de Vietnam…ni parece que haya mejorado su eficiencia, si miramos, actualmente, hacia La Meca.
También el entorno competitivo actual, a escala global, se asemeja más bien a una jungla llena de nichos, algunos todavía incluso inexplorados, posiciones que pueden fortificarse y resultar inexpugnables durante algún tiempo. Y, cuando el enemigo los descubre, siempre habrá otros nichos para el que corra a buscarlos. Y así, hasta que se retire por el agotamiento… producido por la inexperiencia en las nuevas, continuamente cambiantes, reglas del juego.
¿Realmente las empresas pueden asegurar su futuro solamente con la planificación estratégica, incluso revisando el escenario… anualmente? Tal vez necesiten, además de su propio conocimiento interno, algunas dosis de inteligencia sobre el entorno, que les permita monitorizarlo. Y no solamente para enterarse de los permanentes “cambios de reglas”, sino también para anticiparse a sus consecuencias, explotándolas antes que nadie.
Conocimiento y Anticipación
Escuchemos a Andy Grove, CEO de INTEL, que ha venido liderando el mercado de los microprocesadores durante los últimos 30 años: “Simplemente, somos una compañía en crecimiento….La única ventaja competitiva que tiene INTEL es que hemos sido más rápidos que otros en llegar a algunos sitios. Si no tengo sitios a donde ir, pierdo el tiempo como ventaja competitiva. Así que, dadme un mundo turbulento, comparado con un mundo estable, y preferiré el mundo turbulento”
Pocas veces he leído una frase tan clarividente, para expresar la íntima interrelación entre el espacio y el tiempo, como variables fundamentales de la estrategia. Pero puede ser muy angustiosa la deducción subyacente, para las empresas pusilánimes: Si no identifico mi destino… ¿para qué quiero el tiempo? Ojalá pudiera detenerlo, hasta que tenga las cosas más claras…porque mis competidores, si saben hacia dónde van… adquieren cada vez más ventaja.
La anticipación es la esencia de la Estrategia. Porque, en un entorno globalizado, la única ventaja competitiva sostenible y perdurable reside precisamente…en el tiempo.
El tiempo es el recurso estratégico menos costoso y más accesible, pero su limitación obliga a una explotación inteligente de las oportunidades competitivas. El curso del tiempo es el más imparcial, pero implacable, árbitro de la competición.
Innovación con Inteligencia Competitiva.
¿Y qué tiene todo esto que ver con la Innovación, se estarán preguntando desde hace un rato? Vamos a ello…
La Innovación, en términos competitivos, significa “Identificar algo que podemos hacer ex novo, o de una forma diferente, pero más valorada y mejor retribuida” Pero también, y fuera de toda duda, es preciso “hacerlo antes que nadie”. Y eso, que puede parecer una obviedad, es la esencia competitiva de la Innovación: Los demás serán imitadores, y, si hemos potenciado nuestras capacidades, orientándolas al objetivo concreto, la ventaja obtenida será sostenible y perdurable en el tiempo.
Y qué otra cosa persigue la Inteligencia Competitiva, sino “Identificar una posición competitiva diferencial, basada en una oportunidad incipiente, a la que pueda accederse de forma anticipada”
Ambos pues, Innovación e Inteligencia comparten la misma naturaleza: Conocimiento del Entorno + Anticipación.
La Inteligencia Competitiva es una disciplina que se ocupa de capturar, analizar e interrelacionar el conocimiento sobre las fuerzas y agentes competitivos, con objeto de realizar Mapas del Entorno. En la interrelación de todos los conocimientos reside el auténtico valor estratégico añadido por la Inteligencia.
Un Sistema de I.C. permite conocer y analizar el entorno, para poder ANTICIPAR los resultados derivados de la influencia de los agentes-clave, aportando a un sector y/o empresa la oportunidad de enfocar su innovación, en base a las capacidades, actuales o potenciales, de su propia Cadena de Valor.
Para no perder el tren de la innovación, lo más seguro es ser su propio conductor.