«Por faltarle un clavo se perdió la herradura, por falta de una herradura se perdió el caballo, por falta de caballo se perdió el jinete». Benjamín Franklin (1706-1790), físico y político estadounidense.
Es muy probable que un alto porcentaje de las personas responsables, y por tanto preocupadas por nuestro futuro próximo y por el de nuestros hijos, han estado estos días pasados pendientes de las informaciones que en todo tipo de medio de comunicación, fuere prensa, radio, televisión o Internet, iban apareciendo como derivadas de los relevantes debates -en los que el asunto del Medio Ambiente, lógicamente además del Ser Humano, estaba en el centro de los mismos- que científicos, técnicos expertos y políticos sostenían en la conocida como Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible que, propiciada por la ONU, se celebró en la ciudad sudafricana de Johannesburgo. Mas, si al lector le parece, «rebobinemos» un poco algunos sucesos de la historia contemporánea para adentrarnos en lo que han sido los antecedentes de la -afortunadamente in crescendo- actual toma de conciencia de la problemática medioambiental.
El Futuro Del Planeta En Peligro
Por el segundo año de la década de los 60, un libro escrito por Rachel Carson y titulado «Silent Spring» -que podríamos traducir por «La Primavera Silenciosa»- se populariza en los kennedianos EE. UU. de América. En sus páginas, su autora pone de relieve la contaminación que estaba generando un producto puesto en el mercado por la industria química -el tristemente célebre pesticida DDT- de uso habitual en la agricultura para la protección de las cosechas. Con toda probabilidad, éste y algunos otros desgraciados sucesos negativos para la Salud del planeta no muy lejanos en el tiempo, sirvieron de aldabonazo en la percepción de muchas personas de los países económicamente más desarrollados de que algo podía afectar al equilibrio de la Vida e impulsaron el interés de ellas por las cuestiones ecológicas, que unido a una fuerte toma de conciencia por gobiernos y otras autoridades públicas, dio como resultado que ya se prepararan y formularan al respecto en la década posterior una importante cantidad de legislación.
Pasado algún tiempo, y si a un más alto nivel de sensibilización existente añadimos el quebranto innegable que las actividades humanas van creando en el entorno (sin ir más lejos, ¿hace falta recordar lo que eminentes científicos mundiales han dicho en relación con el «Cambio Climático» y las nunca vistas «brutales» inundaciones en Centroeuropa de este verano?), en nuestros días el término «MEDIO AMBIENTE» está en la boca y en la mente de cientos de millones de habitantes del planeta Tierra.
Si bien es indudable que en España y en Latinoamérica la sensibilización vinculada a los por algunos denominados «asuntos medioambientales» se manifiesta después que en las naciones “más avanzadas”, es igualmente cierto que ya en nuestras vidas hispanas también el Medio Ambiente ¡por fin! «se ha puesto de moda». Desde hace algunos años, y primordialmente con la ayuda de los medios de comunicación, estamos día a día adquiriendo conciencia de los graves problemas ecológicos que campan por todo el globo terráqueo: El antes citado «Cambio Climático» y su activo colaborador el «Efecto Invernadero», el creciente agujero en la «Capa de Ozono», el peligroso avance de la desertización, la notable contaminación del mar, el «smog» o niebla contaminante de las mayores concentraciones urbanas, las enormes acumulaciones de basuras en los no menos imponentes vertederos instalados en los alrededores de las grandes ciudades,etc., etc.; efectos todos iniciados significativamente como resultado de las políticas desarrollistas de las décadas de los postbélicos 50 y de los felices 60, de la explosión demográfica y de otros fenómenos contemporáneos, y que a pesar de que en los últimos años ha habido un progreso en el tratamiento de estos espinosos asuntos medioambientales, ya están influyendo negativamente en nuestra CALIDAD DE VIDA, y -de no enmendarse esa “antinatural” dinámica que va generando los dislates citados- mucho más en las generaciones venideras.
En Busca De Soluciones
En la corrección de todos esos impactos –dejando a un lado al triste fenómeno del consumismo de las naciones más desarrolladas-, los mayores responsables de la contaminación y la degradación ambiental pertenecen a los campos de las actividades industriales, de la esfera energética y del transporte. Por ello, nadie discute que hay que tomar ¡ya!, particularmente en empresas de esos sectores, acciones dirigidas a la protección activa del Medio Ambiente de todos.
A nadie se le escapa que una manera que bastantes de esas dichas organizaciones -sean fábricas químicas, sean industrias del cemento, sean centrales energéticas que consumen energías no renovables, etc.- tienen de “enmendar la plana», al menos parcialmente, es cambiar para el futuro, como puede ser el poner en marcha sistemas adecuados que sean capaces de realizar -al igual que se gestiona la Calidad- una correcta gestión del Medio Ambiente; esto es, los llamados “Sistemas de Gestión Medioambiental” (abreviadamente, SGMA).
Afortunadamente, en España y Latinoamérica -aunque con un desfase de dos lustros de retraso respecto de la irrupción del “certificacionismo” de los Sistemas de Aseguramiento dentro del movimiento de la Calidad- el boom de las certificaciones de los SGMA de las empresas, obligadas “a conseguir el diploma” muchas veces no por razones éticas sino por exigencias de clientes o por mejora de imagen, etc, ha empezado. Hay aquí que resaltar que a lo largo de cada uno de los dos últimos años ha habido –por poner de ejemplo el caso español- un incremento del número de organizaciones certificadas según la norma UNE- EN ISO 14001 del orden del 100%.
En este ámbito juega, de cara al presente y al próximo devenir, un papel decisivo no solo la sensibilización sino también la formación de las personas de nuestras empresas, con el objetivo puesto en la consecución de una eficaz Protección Ambiental en el marco de un ineludible -tarde o temprano- y socialmente justo «Desarrollo Sostenible».
¿Hacia La Gestión Medioambiental En La Empresa?
Concretando más, ciertamente podemos dar algunas rotundas razones para ello en forma de ventajas debido a su inclusión en la gestión general de cada organización, partiendo de la base de que hoy en día los asuntos medioambientales actúan sobre las empresas proporcionándoles intensas tensiones, esencialmente desde fuentes como:
- La existencia de una legislación progresivamente más vasta y exigente.
- Las empresas-clientes comienzan a exigir a nuestras fábricas que posean un SGMA según reglamentación internacional, el cual deberá estar certificado por un organismo acreditado.
- Presiones de todo tipo para proteger el ya endeble Medio Ambiente, ejercidas por consumidores, grupos ecologistas, asociaciones vecinales, etc., y
- La responsabilidad ética cara al FUTURO de la Humanidad.
Todo ello genera una espinosa y compleja situación que consiguientemente reclama -para una idónea gestión que la conduzca a su «normalización»- la adopción de una metodología racional y técnica.
Con la inclusión de la Gestión Medioambiental en la Gestión Global de la empresa, lograremos unas no despreciables ventajas como:
1. Reducir el riesgo de fuertes multas y sanciones, de costas judiciales por denuncias, etc.
2. Facilitar -a través de la mejora continua implícita en los SGMA más comúnmente empleados- una evolución «más sostenible» de los procesos productivos.
3. Reforzar la imagen de la industria, tan útil a nivel comercial.
4. Posibilitar minimizar costes por accidentes y por descontaminaciones que les sean exigibles.
5. Disminuir la cuantía de las primas de seguros por responsabilidad civil.
6. Permanecer en su sector de mercado, pues el mismo ya va demandando el establecimiento y la certificación del SGMA.
7. Etc., etc.
Finalmente, una sugerencia: ¿Por qué aquellos gerentes y directivos que aún no lo han hecho, no van pensando seriamente en emprender esta inexcusable obligación de iniciar una correcta gestión medioambiental en sus organizaciones, sean industriales o no? Dejando al margen razones «de pura empresa clásica», la Responsabilidad Social que aquellas tienen lo está exigiendo, responsabilidad que cada día será más valorada por los consumidores. Estoy persuadido de que, al igual que la inmensa mayoría de las personas «de a pié» entienden que para curar sus enfermedades deben acudir a los médicos no habiendo previamente estudiado ni Medicina ni Biología, la gente va ya comprendiendo la gravedad del «problemón medioambiental» del planeta sin necesidad de cursar estudios superiores científicos en la Universidad.
¿Manos, pues, a la obra?
Bibliografía
CADRECHA, JUAN J (2001), «Medio Ambiente Para Todos», 1ª edición, Septem Ediciones S.L., www.septemediciones.com, Oviedo (España).
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