Hoy amanecimos con entusiasmo.
Hoy comienza un nuevo día, una nueva, vida, un nuevo propósito; son miles de personas que despiertan a diario con una mentalidad positiva, sin embargo, conforme van pasando las horitas del día, existe más de algún evento al que le decimos, “no, contigo empiezo mañana” y luego continuamos “contigo también, contigo y contigo”, al finalizar el día, hemos quedado igual que el día anterior, que la dieta del dichoso lunes, la ida al gimnasio, la lectura del libro, las clases de inglés, francés u otro idioma, la redacción del artículo y así continuamos diariamente nuestra cotidiana vida en búsqueda de la felicidad del mañana, que no termina siendo más que eso, del mañana que jamás se convierte en presente.
Es así como muchas personas en búsqueda de la dichosa felicidad no logran hallarla y en el camino a casa o sobre la almohada se preguntan, ¿por qué la felicidad no viene a mi?, ¿será este mi destino?, ¿no estoy hecho para ser feliz? MOMENTO, todos estamos hechos para la felicidad y no la felicidad del mañana sino la del hoy.
Pero ¿cómo? Si ayer no hice nada; ok, ayer no, pero hoy nuestro único propósito es ser felices, hacer lo que nos hace verdaderamente felices, trabajar con entusiasmo porque la felicidad ya reside en nosotros y debemos exteriorizarla para lograr frutos que puedan , por así decirlo, materializar la felicidad y multiplicarla.
¿En donde reside ese poder?, en nosotros mismos, cambiando nuestra visión.
Hoy salgo a correr porque quiero respirar aire fresco y además esa actividad despierta la energía de mi cuerpo, lo activa, inicio una dieta saludable, porque mi cuerpo lo merece, leo el libro porque mi mente está hambrienta de conocimientos nuevos y así sucesivamente le damos un propósito a nuestros actos, actividades, metas, etc., que suelen ser mejor percibidos por nuestro subconsciente.
Así que si hoy amanecimos con entusiasmo, ¡ANIMO!, no posterguemos nuestra felicidad para mañana.
