La región asia-pacifico
Desde que Vasco da Gama desembarcó en Calicut en 1498, hasta que los europeos se retiraron de China en 1949, han transcurrido cinco siglos, durante los cuales el continente asiático, en estrecho contacto con los países occidentales, vivió una época claramente definida por su sojuzgamiento.
Esta inmensa región, integrada por diversas naciones, actualmente mantiene cifras sumamente diversas en materia de población, dotación de recursos, tamaño económico y nivel de desarrollo.
Analizando el panorama que presentan los diversos países que integran la región, se puede apreciar:
1) la presencia de dos gigantes, bien diferenciados en su cuanto a sus perfiles, habitan en la región: CHINA, rica en recursos debe contemplar una población pobre, atrasada al mundo de hoy, excepto en las grandes ciudades de la zona costera. Japón, por el contrario, posee una economía industrial de avanzada sostenida por una población calificada, aunque sus recursos son limitados.
2) los NIC¨S (Singapur, Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur) , presentan escasez o pobreza en recursos, aunque ricos en calificación y destreza de su mano de obra.
3) los cuatro Miembros de la ASEAN (Malasia, Tailandia, Indonesia y Filipinas) si bien se caracterizan por su abundancia en bienes – hecho que les permitió hasta hace poco tiempo un respetable desarrollo en la exportación de bienes primarios- situación que se vio acompañada por una incipiente industrialización orientada al mercado interno.
Todas estas economías, a fines de la década 1980, dieron un giro en su política comercial y comenzaron a expandir rápidamente su sector manufacturero hacia la exportación.
En esa década, sin embargo, mientras el resto de la región desaceleraba su ímpetu, CHINA comenzó a sobresalir, con tasas superiores de crecimiento, aunque si bien ellas tienen un bajo coeficiente por persona, su PBI es el segundo en magnitud, después del Japón, debido a su gran población.
La dinámica de asia-pacifico y su crecimiento
Analizando La economía mundial, esta región es la que presenta un crecimiento muy rápido. Dentro de ella, China y la región que la rodea -en especial Hong Kong y Taiwán, han emergido como un nuevo centro de crecimiento en la economía global y, por tanto, como un polo de atracción para la inversión internacional.
Las áreas costeras del Sur y del Este de China conjuntamente con Hong Kong y la isla de Formosa, se afirman como el núcleo de mayor crecimiento de la región Asia-Pacífico.
Estos tres territorios, ya han conformando un expectante triunvirato chino, (la Gran China) sólidamente unido por la ambición económica y las características étnicas comunes, aunque se aprecia políticamente algún distanciamiento entre sí, por razones de orden ideológico.
El Sur de China se ha convertido en la base manufacturera de Hong Kong y entre ambas regiones se ha conformado una relación de dependencia mutua, donde en la antigua colonia británica cumple la función de la puerta de salida para las ventas y, donde el Sur de China es la fábrica del patio trasero.
En la “Gran China” , la complementariedad de estos tres mercados, favorecidos además por su proximidad geográfica,, da explicación razonable al movimiento integracionista que practican, a lo que hay que sumarle como factor positivo la cultura común que practican.
La economía de mercado en el desarrollo de china
“China, una civilización que pretende ser Estado”, dice Lucien Pye. desde su cátedra sobre Asia en la Universidad de Harvard, posee una gran diversidad de regiones en su interior y una variedad de grupos étnicos. Además del mayor grupo étnico -el Han- existen más de 50 minorías, entre las que se encuentran la Manchú, Tibetana, Mongolia, Uighur, Miao, Chuang, YI, etc. También aclara el profesor Lucien Pye que “la palabra chino incluye a todos estos pueblos y hace alusión principalmente a una comunidad cultural”.
A través de su milenaria historia, que la cultura occidental desconoce -fundamentalmente la iberoamericana, ni que hablar de los países del Cono Sur- ha recorrido como las oscilaciones del péndulo, desde períodos caracterizados por una centralización asfixiante hasta otros en que el descontrol de sus administraciones y las prácticas de cambiantes políticas, la colocaron al borde la disolución nacional.
Es recién cuando toma conciencia del auge de Asia Oriental, que China practica una política de libre mercado, el politólogo argentino Juan Guillermo Milia rescata la expresión del arquitecto de tan radical cambio: Deng Xiaoping, cunado éste en cierta oportunidad destacó: “No me importa si el gato es negro o blanco sino que cace ratones”.
China hacia la mitad del siglo XXI
Muchos analistas se interrogan en estos tiempos, si China se podrá convertir en superpotencia. en un tiempo razonable de este siglo XXI ?.; y algunos occidentalistas ,muy nerviosos, suman otra preocupación: ¿constituirá la Gran China una amenaza para le estabilidad de Asia y el resto del mundo?.
Analicemos algunos puntos prioritarios para conformar el nuevo orden mundial, tan proclamado luego del fin de la Guerra Fría, pero nunca concretado. Por el contrario, se ha producido un desorden, un caos, en el sistema internacional contemporáneo.
1º.- Las posibilidades de la región, ofrece muchas oportunidades, por las dimensiones gigantes de su mercado; porque el acceso al mismo se viene haciendo progresivamente más fácil; por la política de apertura y liberalización adoptadas, especialmente por China continental.
2º La enorme riqueza que posee la región, mucha de ella aun sin explotar debidamente, hará que aumente su importancia estratégica, siempre que la concentración económica tenga una orientación hacia el exterior -no autártica- lo que debería llevar a pensar que la Gran China, actualmente señala interés en la cooperación, desechando el aislamiento o la agresión.
3º.- Conforme al pensamiento de Yag Ge, publicado en el Informativo Beijing la primera prioridad de China continental, es crear un ambiente favorable para el desarrollo económico, sin ningún interés en ampliar sus fronteras aunque llegue a ser económicamente fuerte , pues su objetivo actual es salvaguardar la paz y la estabilidad en todo el mundo”.
China en el siglo XXI
Sin arriesgar predicciones, la Gran China, a mi juicio, no constituye una utopía ni un proyecto inviable y para ello deben considerarse secundarias las diferencias ideológicas, a fin de superar los divergentes intereses políticos, priorizando las soluciones pragmáticas.
Quizás con este sentimiento y accionar, se pueda encontrar la solución para establecer un verdadero nuevo orden mundial que sustituye hegemónico y ambiciosos Imperio del Siglo XX.