

Según Mortalla (2012) la ética ecológica o también llamada ética ambiental, se ocupa especialmente de regular que las acciones de los seres humanos no atenten contra el desarrollo y la evolución de los ambientes naturales. Los hombres no pueden desligarse del medio ambiente en el que se desenvuelven, sin embargo sus conductas agresivas, la falta de políticas ambientales y actividades ecocidas se han venido incrementando a lo largo de los años.
Se ha perdido la sensibilidad ecológica y debería considerarse ésta como una actitud permanente a fin de rescatar los diversos ecosistemas y perseverar a la humanidad.
Al hablar de la fragilidad del mundo, me refiero a lo fácil que resulta que las actividades humanas puedan destruir la naturaleza, ecosistemas completos que incluyen diversas especies de animales y plantas endémicas.
Existe una falsa idea entre los seres humanos de que la naturaleza está ahí para nuestro uso particular, la idea judío-cristiana “creced, multiplicaos y dominad la tierra”, sigue prevaleciendo. Aunado a estas ideas, el desarrollo de la ciencia moderna ha orillado a los seres humanos a creerse los dueños y señores de la naturaleza, esto sin importar que los recursos naturales también forman parte de la vida de otros seres vivos. Se debe tomar en cuenta que nosotros de forma natural, no formamos parte directa de las cadenas tróficas, sino que somos una extensión de éstas y nos hemos convertido en uno de los peores depredadores, pues la caza desmedida de animales no obedece a satisfacer una necesidad primaria, sino que esto lo hace para demostrar el poderío que puede tener sobre otras especies.
Considerando que la tecnología es solo una herramienta, consecuencia de las diferentes ciencias, la bondad o maldad de dicha tecnología dependerá del uso que se haga de ella. El responsable directo de ello es el hombre, pues también se vuelve como una forma de vida, en donde lo que se puede hacer se debe hacer, justificando sus acciones como una consecuencia del desarrollo tecnológico.
Por otro lado, debemos ser conscientes de que las técnologías modernas han esclavizado al hombre: tal es el caso del uso del automóvil, los teléfonos inteligentes, las computadoras, internet, entre otros. Esto implica que aún y cuando la intención del uso de alguna tecnología sea buena a corto plazo, se vuelva dañina a largo plazo y que las consecuencias globales condicionen a las siguientes generaciones.
Me refiero a que las futuras generaciones se vean en la necesidad de restringir el uso de alguna tecnología para preservar o recuperar algún tipo de ambiente natural.
Del Castillo (2013), dice que existen tres actitudes hacia la tecnología, que hoy se han establecidos como modelos:
La consciencia ecológica exige una nueva actitud o una nueva ética. Anteriormente, la ética había dado por supuesto la continuidad de la vida humana sin tomar en consideración a los otros seres vivos con los que se tiene convivencia. En esta nueva ética se habla de extender el cumplimiento de normas morales, a los reinos animal y vegetal, haciendo frente a los problemas ecológicos y haciéndose responsables de cada una de sus acciones.
De aquí se desprende un término nuevo: Ética de la responsabilidad (generar un nuevo poder, sobre nuestro poder).
Según Florent Marcellesi, que es coordinador de Ecopolítica y miembro destacado de la Revista Ecología Política, define la Crisis Ecológica como:
La crisis ecológica es principalmente una crisis de escasez: escasez de materias primas, de energía, de tierras y de espacio ambiental para mantener el ritmo de la economía actual, y aún menos extenderlo a todos los países del Sur y dejarlo en herencia a las generaciones futuras.
Es realmente alarmarte cómo los modelos de las sociedades modernas son las que provocan este tipo de crisis, la interacción sociedad-naturaleza se ve desequilibrada por las altas demandas de los recursos naturales y la poca consciencia de las personas para restablecer o reajustar su forma de vida. Pero también por la falta de responsabilidad en mantener y proteger los ambientes naturales.
Fomentar una “actitud de cuidado” en la nuevas generaciones es parte de estas nuevas responsabilidades que tenemos en el presente para cambiar y lograr un mejor futuro.
“La prudencia o sabiduría práctica, es conseguir que el mundo siga siendo más humano”, (Hans Jonas, El principio de responsabilidad). Al respecto, creo que los cambios para solucionar los problemas económicos, sociales y políticos deben estar direccionados a la protección del medio ambiente.
Por otro lado, Del Castillo (1993), aborda en su artículo algunos aspectos de nuestra conducta hacia los demás seres vivos y define la ética como el comportamiento de los hombres en sociedad. De ahí surgen algunas interrogantes como la de ¿qué hacer para incluir a las demás especies vivas y no solo verlos como productos utilitarios y que generan beneficios?
Para contestar esta pregunta surgen entonces algunas situaciones ligadas a la destrucción de los ecosistemas que deben ser tomadas en cuenta:
De esta nueva ética de la responsabilidad, se desprenden dos vertientes:
Finalmente y como parte de este nuevo paradigma, los criterios no utilitarios se basan en diferentes argumentos:
Es imperativo considerar el no poner en peligro las condiciones del medio ambiente a costa del desarrollo antropológico.
El principio de responsabilidad me gusta, esto de crear consciencia y fomentar programas que simpaticen con la protección de ecosistemas, esto desde mi punto de vista puede dar una situación de mayor dignidad al ser humano.
Finalmente, nace una nueva corriente que me agrada, se le llama “Eco humanismo”, en donde se promueve la unidad entre la especie humana en sociedad y su relación con el medio ambiente.
CONCLUSIÓN:
Después de revisar los artículos se pone de manifiesto que el modelo económico, industrial, político y social que estamos viviendo, es el que ocasiona el deterioro ecológico, no solo del medio ambiente sino también de la percepción que se tiene de este. El hombre tiende a pensar que tiene derecho sobre todo lo que le rodea y no se ha dado cuenta que los recursos son finitos si no se les da el suficiente tiempo para regenerarse.
La crisis climática y ecológica no se revertirá a menos que se reinventen las bases de los modelos sociales y culturales, respetando los ciclos naturales y tratando de revertir los efectos que se han provocado por la contaminación antropogénica y el desarrollo sin control.
Nuestro estilo de vida debe cambiar, cada uno de nosotros debemos hacer conciencia que el uso desmedido de los recursos y la generación de desperdicios nos puede llevar a una situación poco deseable en el futuro.
Se deben tomar acciones lo suficientemente radicales a nivel mundial, generar un compromiso por parte de los gobiernos para evitar la degradación y comenzar así con la recuperación de los sistemas vitales (ecosistemas) y las reservas naturales para lograr alcanzar un equilibrio ecológico.
Pero sobre todo, que cada uno de nosotros esté dispuesto a cambiar para mejorar y proteger a la naturaleza, respetar sus derechos, darles un valor intrínseco y cumplir con las normas establecidas para evitar su deterioro.
“Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en el sufrimiento de los excluidos”. Papa Francisco
Referencias bibliográficas:
http://www.revista-critica.com/la-revista/monografico/analisis/284-etica-y-ecologia [Acceso 7 Dic.
2017].
http://florentmarcellesi.eu/2013/01/08/que-es-la-crisis-ecologica/ [Acceso 6 Dic. 2017]. Del Castillo Mussot, M. (1993). Ejournal.unam.mx. Disponible en:
http://www.ejournal.unam.mx/cns/no31/CNS03103.pdf [Acceso 7 Dic. 2017].
http://www.vidanuevadigital.com/documento/enciclica-laudato-si-del-papa-francisco-pdf/ [Acceso 6 Dic. 2017].