Agroecología y ordenamiento territorial para reducir el riesgo de desastres en Cuba

La gestión del riesgo requiere identificar la relación entre el crecimiento de la población, las exigencias físicas de los asentamientos humanos, la planificación económica y el uso apropiado de la tierra disponible (ONU, 2004).

Para reducir al mínimo la posible pérdida de activos físicos y capital ambiental es fundamental aplicar prácticas de planificación informadas y coherentes. Ellas comprenden el uso de herramientas y documentos guía. A manera de ejemplo, cabe citar los planes maestros, los planes de desarrollo, de gestión de los recursos hídricos, de recreación y de turismo, así como otros instrumentos de planificación, tales como los planes detallados de uso o zonificación de la tierra, y los reglamentos de ordenamiento territorial.

El propio paisaje debe tratarse como un recurso valioso para la gestión del riesgo. No aplicar este principio es invitar al desastre.

Un contexto conflictivo puede concitar al descuido o abandono de las actividades productivas en una región y, por ende, al desabastecimiento alimentario, lo cual es un ejemplo de cómo el hombre puede hacer vulnerable un territorio (Muñoz y Brunet (2006). 

En el caso de la agricultura, estos principios enunciados antes, son claves para lograr reducir vulnerabilidades en el proceso de desarrollo agrario local y regional. Una planificación acertada del uso de la tierra destinada a las actividades agropecuarias, presupone que exista una correspondencia absoluta entre la vocación mostrada por los tipos de suelos para asimilar disímiles prácticas agrarias y las asignaciones reales o tipos de usos de suelos que se les confieren a aquellas. Si este principio se viola, pues se rompe el justo equilibrio  entre capacidad y necesidad y se estaría favoreciendo la procreación de un escenarios de riesgos, por cuanto van a ir apareciendo condiciones de vulnerabilidad que hacen que el tipo de uso de la tierra asignado, digamos un tipo equivocado de cultivo, sea más susceptible de fenecer ante una determinada amenaza de tipo atmosférico o climatológica, por solo citar un ejemplo.

Pues bien, en la práctica esta armonía entre vocación-asignación, suele  romperse, bien debido a causas objetivas y/o sujetivas, creándose condiciones favorables para la exacerbación de condiciones de riesgos. Cuando esta ruptura aparece en el escenario de un territorio,  se hace necesario crear las condiciones  adecuadas mediante una política de ordenamiento territorial que justifique los usos pertinentes del suelo. Un ejemplo de la situación  descrita, es la que se produjo en Cuba, a raíz de haberse  llevado a cabo el redimensionamiento de la agricultura cañera. Como consecuencia de esta  medida, muchas de las tierras destinadas al cultivo de la gramínea, pasaron a tener otros usos, pero en la práctica, esos nuevos usos en muchos casos no estuvieron hechos sobre la base de la vocación de esas tierras, Por otra parte, transcurrieron muchos años después de implementada la tarea y muchas de las áreas liberadas, quedaron en barbecho, siendo objeto de  otros usos informales. De esta manera, se creó un complejo cuadro de usos del la tierra, que no respondían a las exigencias vocacionales de los suelos, ni a su aptitud.

Esta situación ha prevalecido en gran medida hasta nuestros días, donde se hace evidente la necesidad de aplicación de una política coherente  y actualizada de ordenamiento territorial que ponga fin a las contradicciones manifiestas en los usos del suelo. Y con ello a la reducción de las vulnerabilidades ambientales, ecológicas, físicas y sociales que les son inherentes. Esto contribuirá significativamente a reducir los riesgos de posibles desastres.

En resumen el estudio de ordenación del territorio, considera que el desarrollo integrado es la vía idónea para potenciar socio-económicamente una zona, debiéndose prevé las consecuencias del desarrollo en el medio natural y buscando siempre la viabilidad en el tiempo (Brunet y col, 1998)

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2.1 La Agroecocología en Cuba. Contenido y características

Al triunfar la Revolución Cubana el 1ro de enero de 1959 se planeó el desarrollo agropecuario sobre la base de la “Revolución Verde”, que aunque  tuvo éxitos productivos, trajo consecuencias negativas tales como, la  pérdida de la biodiversidad, la degradación de los suelos, la deforestación, contaminación de las aguas, problemas de dependencia económica y éxodo de la población rural a las ciudades.

La institucionalización del interés por la introducción de agro tecnologías ecológicas, la conservación y protección del medio ambiente y el desarrollo agrario y rural sostenible se vio favorecida por la grave crisis económica originada por el colapso del campo socialista del este europeo y la desaparición de la URSS a inicios de la década del 90,  acentuadas por el bloqueo económico de Estados Unidos.

Las posibilidades para la materialización de este interés se abrieron con las transformaciones socioeconómicas llevadas a cabo en el campo de la agricultura. En tal sentido, se reformó el régimen de tenencia de la tierra a favor de la propiedad cooperativa usufructuaria por tiempo indefinido. A este se le ha denominado «privatización de las tierras estatales» o «desestatización de las tierras», pero más bien cabe hablar de «cooperativización de tierras estatales», se  favoreció la recampesinización de los campos a partir de la apropiación pequeña parcelaria de tierras y la repoblación de los campos o entornos rurales, se estimulo la autonomía, la autogestión y la administración participativa, activa y protagónica en las unidades de producción agropecuaria estatal o no estatales, se establecieron sistemas de estimulación y recompensa al trabajo agrícola como el pago a partir de la vinculación del hombre al área y los resultados finales, se  reanimo el mercado agropecuario.

Producto de estas transformaciones actualmente la producción de alimentos en Cuba se realiza a través de diferentes formas organizativas de explotación agraria, de las cuales tres tienen carácter estatal ocupando el 32,8 % de la tierra cultivable (empresas estatales, granjas estatales de nuevo tipo y áreas de autoconsumo estatales), mientras las producciones de las 7 formas organizativas restantes son de carácter privado con el 67,2 % del área cultivable (UBPC, CPA, CCS, campesinos no asociados, usufructuarios, parceleros y patios).

En las formas organizativas estatales, Empresas, Granjas de Nuevo Tipo y Autoconsumo de Entidades, tanto la tierra como los medios de producción pertenecen al estado. La principal diferencia entre estas formas radica en que en las Empresas Estatales los trabajadores son asalariados con una vinculación al resultado final de su trabajo de acuerdo a los cumplimientos de los planes de producción de la empresa, mientras que las Granjas de Nuevo Tipo, adquieren una mayor autonomía y los trabajadores reciben un pago acorde con el trabajo realizado y los resultados productivos. Los Autoconsumo Estatales de Entidades Estatales obtienen producciones para apoyar la seguridad alimentaría del consumo social de sectores no especializados en la agricultura. Utilizan tierras que generalmente permanecían ociosas y fuerza laboral sobre-empleada.

En las  tres formas Organizativas no Estatales, con producción colectivizada, se desarrolla en alto grado la forma predial de manejo de la producción y especialmente la participación individual como fuentes independientes de generación de ideas, iniciativas y alternativas para fortalecer y consolidar el proceso productivo.

La forma colectiva en que se desarrollan estas variantes organizativas crean buenas condiciones para desarrollar programas de asistencia técnica y de capacitación a todos los productores, así también se facilita la prestación de servicios estatales tanto para la producción como para el uso social, colectivo o personal de los productores y sus familias.

Característica Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC)
Origen y momento de creación Inicio de la década de los sesenta a partir de la Ley de Reforma Agraria (1959) y su profundización (1963) Mediados de la década de los setenta (socialización de la gestión – administración y uso – de las tierras de propiedad individual) • Primera mitad de la década de los noventa (innovaciones en la agricultura estatal)
Tenencia de la tierra y tipo de campesinos/agricultores Propiedad particular (agricultores propietarios de tierras o beneficiarios en usufructo de tierras cedidas gratuitamente por el Estado Administración y gestión familiar Unión de propiedades particulares y formación de un colectivo de socios

Administración y gestión colectiva

Tenencia en usufructo gratuito por tiempo indefinido (cesión de tierra estatal a trabajadores asalariados)

Administración y gestión colectiva

Tamaño promedio actual de las entidades (hectáreas totales) 380 623 1739
Número de asociados en total 168.484 62.925 272.407
Número promedio de asociados por entidad 65 55 103
Número promedio de hectáreas por asociado 5,9 11,3 16,9
Número de entidades 2.578 1.138 2.654
Sistema productivo predominante Alto nivel de parcelación por finca

Diversificación de cultivos y crías animales • Niveles bajo-medio de mecanización con energía fósil y pequeños sistemas de riego o cultivos a secano • Bajos niveles de insumos químicos y fertilizantes con excepción de los cultivos priorizados para la exportación (tabaco, café, cítricos)

Bajo nivel de parcelación en la finca • Alto grado de adopción de tecnologías especializadas por cultivo o especie animal, con una progresiva mayor diversificación a partir de los años noventa • Nivel medio alto de mecanización con energía fósil y grandes Sistemas con escaso nivel de parcelación por finca • Alto grado de aplicación de tecnologías especializadas por cultivo o especie animal • Alto nivel de mecanización con máquinas pesadas y energía fósil • Grandes sistemas de riego para cultivos

Entre las Formas Organizativas no Estatales de carácter individual se encuentran:

a) Campesinos no asociados.

Son dueños de la tierra y los medios de producción. Sus planes de producción están en correspondencia con sus posibilidades y el apoyo que reciben de organizaciones locales y de entidades estatales.

b) Usufructuarios.

Son productores que reciben tierra del estado en usufructo para el desarrollo de determinada producción (café, cacao, tabaco, arroz y otras), además pueden realizar otros tipos de producción de alimentos. Comprometen parte de la producción con venta al estado y venden libremente los excedentes de otras producciones.

c) Parceleros.

Localmente se entregan parcelas de hasta 0,2 ha para producir alimentos como autoabastecimiento familiar y comercializar libremente los excedentes de productos. Por lo general los parceleros se asocian en grupos locales para aumentar la eficiencia de su producción y facilitar los tratamientos post cosecha y comercialización, alcanzando con esto otras facilidades como en formas anteriores.

d) Patios y Huertos Caseros.

Es la forma organizativa más numerosa de producción de alimentos. A su vez la más dinámica en cuanto a participación individual se refiere. Solamente en el Subprograma de producción de Hortalizas y Condimentos Fresco, se encuentran organizados 536136 patios.

Los productores comprendidos en estas Formas Organizativas de Producción Individual no Estatal, reciben igual atención en cuanto a asistencia técnica y capacitación se refiere a través del Programa Nacional de Agricultura Urbana, de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños y de distintos niveles del Ministerio de la Agricultura y de otras entidades nacionales o locales relacionadas con la producción y distribución de alimentos.

En estas unidades se manifiesta al mayor nivel el sentido predial, en todo el accionar tanto productivo como organizativo relacionado con la unidad y con los propios productores.

2.1.1 Técnicas agroecológicas implementadas por la agricultura

La agricultura cubana ha tenido que enfrentar grandes retos en su entorno natural, ya que el 76 % de todas las áreas agrícolas presentaban suelos poco productivos, el 14.9 %  afectados por salinidad, el 31 % bajo contenido de Materia Orgánica; existe una tendencia a disminuir las precipitaciones y a elevarse las temperaturas con una relación precipitación/ evaporación de 0.60 en un 14 % del territorio; además de la aparición de nuevas plagas y enfermedades en los animales y cultivos de importancia económica, con altas letalidad y virulencia.

Para poder contrarrestar estos efectos el trabajo se ha enmarcado en cinco direcciones fundamentales enfocadas a: (1) soluciones ecológicas para el manejo de plagas, enfermedades y arvenses; (2) tecnologías de manejo en sistemas de cultivos y animales; (3) técnicas ecológicas para el laboreo y la conservación del suelo; (4) diversos programas basados en los principios de la agricultura orgánica y (5) Divulgación, educación, capacitación e investigación. (Rosset y Altieri, 1995; Jiménez, 2007; Delgado et al, 2007).

En resumen la principal transformación consistió en la  adecuación del modelo productivo de una agricultura de altos insumos químicos y energéticos a una agricultura de bajos insumos con un enfoque agroecológico y sostenible.

A continuación en la siguiente tabla se exponen algunas prácticas exitosas desarrolladas en los últimos años

Actividad Comentarios
Tracción animal, manejo suelos y nutrición orgánica, policultivos

 

Empleo de bueyes creció 2.5 veces, se creó el multiarado y familia de implementos para la tracción animal. Se mejora manejo y conservación ecológica del suelo (0.5 MM ha) y nutrición orgánica, arrope, abonos verdes, estiércoles compostaje, lombricultura, biofertilizantes varios, residuales sólidos y líquidos, otros. En 2005 se mejoraron 2.4 MM t con fertilización orgánica. En policultivos buenos resultados en índice de utilización de tierra, (IET), sostenibilidad y estabilidad de ecosistemas.
Biofertilizantes Producción masiva de Rhizobium, Bradyrhizobium, Azotobacter, Azospirillum, Fosforina (solubilizador de P), Biotierras.
Biogás Forma de utilizar gas barato y útil para generar energía y combustible familiar, genera subproducto (“lodo”) empleado como fertilizante. Se construyen diferentes tipos fundamentalmente en el sector ganadero y porcino.
Manejo ecológico de plagas 280 centros artesanales (CREE) en el país y cuatro plantas industriales para producir controles biológicos de plagas y enfermedades. Se aplican de 2 000 a 2 500 t anuales de bioplaguicidas, favoreciendo a 1 MM ha. Se ha reducido un 75% de productos químicos con este fin.
Control de malezas Evitar arar, labranza mínima o cero, dejar semillas en la superficie, pastoreo bovino, caprino y ovino con carga alta, reforestar con especies de rápido crecimiento, siembra de cultivos temporales.
Agricultura urbana Miles de familias producen alimentos mediante métodos orgánicos en ciudades, producen hortalizas y otros, incluidos animales, en apoyo a canasta familiar.

Crecimiento sostenido y espectacular, hoy produce más de 4.1 MM t de alimentos y ha generado más de 350 mil empleos.

Arroz popular Siembra en pequeñas áreas marginales, con bajos o nulos insumos, apoya consumo familiar del grano básico en Cuba produciendo más de 40% de las necesidades, sus subproductos son de uso animal.
Ganadería sostenible Leguminosas en asociaciones, bancos de proteína o silvopastoreo se puede producir entre 5 y 10 kg.día-1 de leche y de 400700 g/día de carne de res.

Resultados positivos en aves, cerdos, cabras, conejos y otras especies.

Sistemas Agroecológicos

Integrados (ganadería- agricultura –forestal)

Base diversificación, integración y sinergia. En trabajos experimentales y en producción se han obtenido 410 t.ha-1 de productos totales, de ellos 13 t de leche de vaca y una alta eficiencia energética desde 210 unidades producidas/unidad invertida. Así como eficiencia ambiental, biológica, económica. Una ha alimenta 912 personas, según condiciones y etapa del sistema.
Medicina verde Rescate de tradición popular, ha dado solución a falta de medicamentos, manteniendo salud humana y a animales
Otros programas Se han iniciado programas de producción de azúcar, fruticultura, cítricos, café, cacao, miel de abejas y otros productos orgánicos certificados.

2.2 ZONIFICACIÓN AGRO ECOLÓGICA DE CUBA Y GRUPOS AGRO ECO SISTÉMICOS  CONSIDERADOS EN EL PAÍS

El uso del espacio rural y la gestión de los recursos naturales  no pueden realizarse por una simple transposición de opciones desarrolladas en otros sistemas ecológicos. Las propuestas y las soluciones que se adopten en cada situación, deben estar basadas en un análisis particularizado de los componentes naturales, económicos y sociales que están en juego y en una previsión del funcionamiento dinámico del sistema adoptado.

Gómez et al. (2002) consideraron la planificación territorial como el proceso de evaluación del potencial biofísico, social, económico, cultural, político y tecnológico de un área, con el fin de seleccionar usos óptimos de los suelos y poder proyectar su implementación en términos espacio-temporales, de tal forma que se generen procesos de desarrollo sostenible. Esta planificación y ordenamiento del uso del suelo se debe basar en la zonificación ecológica, la caracterización y análisis de los sistemas de producción y la evaluación de tierras en función de su uso actual y potencial (FAO, 1997).

Por lo anteriormente expuesto es necesario tener un conocimiento adecuado de las zonas agroecologicas de Cuba las cuales han sido planteadas por Ortega y se exponen a continuación.

En la zonificación agroclimática se agruparon los suelos o combinaciones de suelo con características hídricas similares, lo que refleja en gran medida la roca formadora, y no siempre el tipo de relieve, por lo que los límites y el nombre de las unidades se aproximan, pero no copian las regionalizaciones geográficas.

Figura 1:

Zonificación Agroclimática de Cuba

Zonificación Agroclimática de Cuba

1- Llanura cársica y pantanosa de Guanahacabibes

Es un área protegida en la cual no se desarrollan actividades agrícolas importantes, por lo que la demanda hídrica es baja.

2- Llanuras fluvio-marinas acumulativas y denudativas de Pinar del Río

La mayor parte de los suelos derivados son de composición ferralítica, a veces fersialítica, en los cuales la lixiviación de las arcillas se facilita por la abundancia de arena cuarcítica (clases 1 y 2).

Es una región agrícola importante en cultivos temporales, principalmente tabaco, que exigen riego en la temporada de seca.

3- Alturas de Los Órganos

La mayor parte de la zona los suelos han sufrido una intensa erosión, tanto actual como geológica, por lo que son frecuente los suelos líticos (clase 13), con valor solamente forestal.

4- Altiplanicie de Cajálbama y áreas subordinadas

En los planos más estables existen suelos seniles ferríticos (clase 10) de importancia solamente forestal. En áreas de topografía más inestables hay suelos fersialíticos ferromagnesiales (clase 8), donde el riego es limitado por la topografía accidentada del terreno.

5- Alturas y montañas de El Rosario

Todos son suelos que retienen importantes cantidades de humedad. El riego se emplea muy limitadamente por la topografía y la dedicación fundamental de la zona, cafetalera y forestal.

6- Llanura costera cársica denudacional y pantanosa Artemisa-Colón

A partir de los eluvios se han formado suelos ferralíticos (clase 5) permeables y de buena retención de humedad. En los eluvios menos potentes pueden verse suelos fersialíticos rojos o rendzinas, que pertenecen a la misma clase hidrológica que los anteriores (clase 5).

En las zonas más bajas aumenta el efecto de las aguas subsuperficiales, desarrollándose procesos de hidratación del hierro y de gleyzación, se forman entonces suelos que contienen arcillas de tres capas, además de los de dos capas predominantes en la zona. Estos suelos (clase 4) son muy plásticos húmedos y tenaces secos, aunque no se agrietan tanto como los suelos plásticos montmorilloníticos; son suelos de mal drenaje.

En la costa hay suelos de ciénaga (clase 11), margas, sin acumulación significativa de turba.

Las corrientes superficiales son escasas y están ya represadas. Las reservas subterráneas son extensas, pero en gran parte están comprometidas en el abasto de la Ciudad de La Habana y otras localidades urbanas. Las demandas hídricas de la agricultura son grandes.

7- Terrazas marinas abrasivas Habana-Matanzas

Hay pocos cultivos en el área, si no tomamos en cuenta los cultivos hortícola de la Ciudad de La Habana. La demanda de agua para la agricultura compite con las necesidades de los núcleos poblacionales, el agua del subsuelo está algo mineralizada por lo que debe emplearse con precaución.

8- Alturas de Habana-Matanzas

Sobre las rocas básicas se desarrollan preferentemente suelos pardos (clase 8) y sobre las rocas sedimentarias (tobas, areniscas, calizas) suelos pardos, la mayor parte carbonatados (clase 3) o suelos rendzinas (clase 14). Las propiedades de estos grupos hidrológicos son cercanas, retienen bastante la humedad y son moderadamente permeables, aunque las rendzinas son mucho mejores si no están erosionadas. Son suelos que se han empleado muy intensamente por lo que generalmente están erosionados, a menudo fuertemente erosionados, en esos casos deben considerarse como suelos líticos de las clases 12 o 13.

En la depresión Almendares San Juan, incluida en esta AEZ, junto a los suelos pardos típicos (clase 3) aparecen aluviales de excelentes propiedades hídricas (clase 5).

El agua subterránea es abundante así como el agua embalsada, pero la demanda hídrica de la agricultura debe adecuarse a las necesidades de los importantes núcleos poblacionales, incluyendo la demanda de la Ciudad de La habana.

9- Llanura costera pantanosa de Zapata

La explotación agrícola es limitada, solamente en el sur de Matanzas se intentó construir polders para el cultivo de estos suelos turbosos. En ellos es posible emplear la técnica de sub-irrigación manejando bien el sistema de esclusas. Sin embargo, el resultado no ha sido satisfactorio, debido a la salinización secundaria de las turbas y a la subsidencia del suelo. En años muy secos la capa superficial de la turbera puede llegar a secarse hasta un grado en que es fácilmente inflamable. Han ocurrido importantes incendios en años recientes.

10- Llanura cársica de Zapata

Predominan los suelos muy poco profundos (clase 12) tanto en la parte occidental como oriental de la Ciénaga de Zapata.

La demanda hídrica es baja y las reservas de agua subterránea pueden considerarse inagotables.

11- Ciénaga de Majaguillar

Zona baja donde se ha acumulado turba sobre sedimentos terrígenos. Son suelos de la clase hidrológica 11.

12- Sabanas de Manacas

Abundan los suelos con capas cementadas por sílice, clasificados tempranamente como mocarreros (clase 6) de mal drenaje y poca retención de humedad.

Es una de las regiones de cubierta edáfica más abigarrada de Cuba.

La mayor parte de los suelos no retienen la humedad adecuadamente por lo que la temporada de seca es severa en esta AEZ.

Las fuentes de agua, tanto superficiales como subterráneas son limitadas.

13- Alturas y montañas pequeñas de Cubanacán y la Cordillera

El drenaje de la zona es bueno y la retención de humedad de los suelos más profundos es aceptable, sin embargo el riego es muy efectivo en estos suelos, dedicados principalmente a la caña de azúcar.

14- Llanura costera Corralillo Caibarién

Se han desarrollado suelos plásticos y vérticos (clase 4) de muy malas características hidrofísicas. El drenaje tanto superficial como interno es malo, y el agua aprovechable de los suelos no es elevada.

Por esa característica las labores de drenaje son muy efectivas y el riego es necesario para obtener cosechas adecuadas.

Sin embargo, existen peligros de salinización en las terrazas inferiores por estar el manto freático mineralizado a poca profundidad.

15- Montañas de Trinidad

Los terrenos no son apropiados para los cultivos temporales, por lo que la demanda hídrica para el riego es limitada.

16- Montañas de Sancti-Spiritus.

Los valles se cultivan ampliamente, pero la demanda hídrica no es muy elevada gracias a las características de los suelos y a la pluviosidad del AEZ.

Los recursos hídricos superficiales son amplios.

17- Llanuras, alturas y montañas pequeñas de Cubanacán

Las rocas predominantes son carbonatadas o sedimentarias terrígenas, a partir de las cuales se han formado suelos pardos (clase 3).

Son suelos fértiles, con buena retención de humedad y moderada capacidad de filtración. Sin embargo los problemas de drenaje son sólo locales debido a la topografía de la región que permite una escorrentía superficial satisfactoria.

18- Llanuras, alturas y montañas del noroeste de Las Villas y Cubanacán.

Los suelos que se desarrollan a partir de sus cortezas de intemperismo son pardos de las clases 7 y 8. El drenaje interno es deficiente en ellos, pero la topografía del terreno favorece para que haya sólo problemas locales de drenaje.

19- Llanura norte de Ciego de Ávila

Suelos plásticos de la clase 4 formados sobre sedimentos del Cuaternario. El drenaje es deficiente, presentan una alta retención de humedad.

Hay suficientes reservas de aguas subterráneas para llevar a cabo una utilización intensa de esos suelos.

20- Ciénaga de Morón.

Suelos turbosos (clase hidrológica 11), la capa de turba no es muy profunda y descansa sobre margas suaves, y éstas a su vez sobre rocas calizas carsificadas..

Los suelos de ciénagas se han desecado parcialmente para sembrarlos de caña de azúcar, sin que hasta el momento se haya reportado salinización secundaria.

Los suelos poco profundos no tienen perspectivas agrícolas importantes.

Hay abundancia de recursos hídricos, pues en medio de la zona se encuentra la Laguna de la Leche, importante reservorio natural.

21- Llanura acumulativa del Jíbaro.

Es una extensa llanura cubierta por sedimentos terrígenos carbonatados del Cuaternario,

En esta AEZ se siembran grandes extensiones de arroz, aprovechando la enorme capacidad de agua embalsada.

22- Llanura roja de Ciego de Ávila

La zona es ampliamente explotada en actividades agrícolas y cuenta con agua subterránea abundante, aunque ya hay señales de intrusión de la cuña salina por sobreexplotación del recurso hídrico.

23- Llanura costera del sudeste de Camagüey

La fertilidad de estos suelos es baja. El uso de estos suelos exige labores de drenaje. Las reservas hídricas superficiales y subterráneas son adecuadas para un uso agrícola no demasiado intensivo.

24- Llanura sur Las Tunas Camagüey

Los suelos predominantes son de mala calidad, a pesar de que los mejores están sembrados de caña de azúcar.

Las reservas hídricas de son limitadas, no hay corrientes permanentes caudalosas ni embalses de importancia.

25- Eje de la llanura central Florida Camagüey  Tunas

Los suelos son bastante pobre, en su mayor parte son pastizales. Aunque la demanda hídrica de la ganadería es menor que la de cultivos temporales, las disponibilidades de agua en esta AEZ son tan limitadas que suelen no ser suficientes en algunos años severos.

26- Periferia de la llanura central Florida Camagüey  Tunas

En general son suelos de alta fertilidad, pero con problemas de drenaje, sobre todo los plásticos de áreas más depresionales. El agua es escasa por lo reducido de las cuencas y poca capacidad de los acuíferos subterráneos.

27- Sierra de Cubitas

Los suelos son medianamente profundos a pesar de la energía del relieve, a partir de las serpentinitas se han formado suelos fersialíticos ferromagnesiales (clase 8), mientras que en el norte, a partir de las calizas, se han formado suelos pardos (clase 3)

No son suelos agrícolas.

28- Carso cubierto del norte de Cubitas

A partir de los antiguos sedimentos ricos en hierro se han formado suelos ferríticos (clase 10), pero principalmente suelos de constitución ferralíca, pero más ricos en hierro que los conocidos Ferralíticos Rojos típicos de las llanuras del occidente de Cuba, los consideramos en la clase 5, pero sin datos para sostenerlo.

Son suelos poco utilizados por la agricultura.

29- Pediplano ferritico del noroeste de Camagüey

En algunas áreas erosionadas, la antigua corteza de intemperismo puede haber desaparecido, por lo que debe clasificarse como litosuelos (clase 13), o bien aparece en superficie el horizonte nontronítico, a partir de la cual se desarrollan tardíamente suelos fersialíticos ferromagnesiales (clase 8).

Con excepción de estos últimos suelos, la calidad de ellos es extremadamente mala, por lo que esta AEZ no se emplea ni en labores de reforestación.

30- Llanura costera Río Máximo Nuevitas

Es una de las unidades más pequeñas separadas en este trabajo, por no encontrar a quien unirla y no por su importancia. Es una llanura relativamente elevada, constituidas por rocas calizas (margas y areniscas biogénicas). A partir de los eluvios de estas rocas se han formado suelos pardos (clase 3) medianamente profundos. Su utilización agrícola es limitada.

31- Llanura costera Nuevita Maniabón

Es un área agrícola importante a pesar del prolongada período anual de estrés hídrico, el cual se ha incrementado en los últimos años. Las reservas de agua embalsada son limitadas y el agua subterránea es muy escasa.

32- Terrazas marinas de Camagüey Holguín

La precipitación de la AEZ es escasa y errática, los suelos demasiado permeables e incapaces de retener la humedad suficiente por su poca potencia, el área tiene poco valor agrícola.

Pequeñas alturas y llanuras de Maniabón

Es una AEZ de suelos muy fértiles, pero la agricultura se ve limitada por sufrir entre 9 y 10 meses anuales de estrés hídrico, tendencia que se ha acentuado en la última década. Es recomendable pensar en un cambio de los cultivos tradicionales, eliminar las plantaciones de plátano, proveer los granos de verano y adecuar la carga vacuna por área a las potencialidades de los embalses.

33- Llanuras y alturas de Cacocum

La mayor parte de la AEZ esta cubierta por suelos muy fértiles, pero el largo período anual de estrés hídrico (9 a 10 meses) reduce las posibilidades de explotación.

El agua embalsada es escasa y las fuentes subterráneas muy pobres. Se debe plantear una adecuación de la producción agrícola a la potencialidad hídrica de la AEZ.

34- Llanura del Cauto Nipe

Los suelos ampliamente predominante son los suelos vérticos (clase 4).

Los suelos son potencialmente muy ricos si se asimilan y desarrollan tecnologías para su uso.

En el Valle del Cauto, una parte importante de esos suelos está dedicada al cultivo del arroz. La inundación prolongada de estos suelos ha perjudicado drásticamente su fertilidad (Navarro et al., 1990), los rendimientos actuales son mediocres.

Los pastos artificiales son de poca duración y la carga de los pastizales es muy baja, así como la producción de leche por animal.

La salinización secundaria es un fenómeno muy extendido en esta AEZ, el cual se ha incrementado dramáticamente a partir de la generalización del riego, la construcción de embalses, microembalses y tranques en terrenos llanos, la consucción de agua por canales sin revestimiento y el mal mantenimiento o no construcción de redes de drenaje complementarias.

Es un territorio seco, padece un estrés hídrico anual de 8 a 9 meses. La tendencia es a incrementarse el número de años secos.

Además de la agricultura, la camaroricultura demanda agua. El extendido cultivo del arroz es un gran consumidor de este escaso recurso.

Es hora de replantearse la dedicación agrícola de esta AEZ, buscando cultivos donde se optimice el consumo del agua.

35- Ciénaga de Birama

Es un gran refugio tanto para la fauna autóctona, como el flamenco, como para las aves migratorias.

Aunque consideramos que esta ARZ debería conservarse como un refugio de la naturaleza, debemos apuntar que es posible su empleo en la agricultura, pero sólo con grandes inversiones y elevada cultura tecnológica. También puede utilizarse en la producción de sal.

36- Llanura Manzanillo Niquero

Hay grandes arrozales en la zona, estanque para la cría de camarones y varios núcleos poblacionales importantes, por lo que la situación hídrica es tensa.

37- Estribaciones de la Sierra Maestra Occidental

La hidrología de la AEZ está controlada por el relieve vigoroso y por la naturaleza cársica, las aguas de lluvia son evacuadas con rapidez. Los suelos retienen bastante bien el agua, y como el estrés hídrico es inferior a 5 meses en casi toda la zona, las condiciones para el desarrollo agrícola son favorables.

38- Firme de la Sierra Maestra Occidental

La mayor parte de los suelos son maduros o seniles, desarrollados a partir de profundas cortezas de intemperismo, por lo que la composición de ellos es fersialítica o ferralítica, siempre lixiviados (clase hidrológica 1).

Los suelos se infiltran relativamente bien en el subsuelo gracias a las propiedades hidrofísicas de los suelos y cortezas de intemperismo, así como por la existencia aún de una cubierta vegetal forestal.

De la buena conservación de estos suelos y vegetación depende el buen funcionamiento de el régimen de escurrimiento de los ríos que de ella nacen y que abastecen de agua a importantes ciudades y extensas zonas agrícolas del oriente del País.

39- Sierra maestra Oriental

El área tiene alguna importancia agrícola, fundamentalmente por la producción de café, pero no tiene gran relevancia hidrológica.

40- Mesetas de Mayarí

La fertilidad de los suelos tan altamente intemperizados es muy baja.

Lo más racional es mantener los bosques de pinares, desarrollando plantaciones y realizando atenciones silviculturales para incrementar la productividad de estos bosques.  Aunque se podría ensayar con algunos cultivos tropicales perennes acidófilos, como el té.

En algunas de las mesetas hay alguna posibilidad de riego, por lo que se pueden hacer siembras de verano de algunas hortalizas exóticas con vistas a satisfacer algunas de las demandas del turismo. La fertilidad de esos suelos es elevada, por lo que son empleados, principalmente en plantaciones de café.

41- Cuchillas y pendientes calcáreas de Mayarí

Esta cubierta por rocas efusivas sedimentarias carbonatadas, a partir de las cuales se han formado suelos pardos (clase 3).

Los suelos más profundos son excelentes para el cultivo del cafeto. La topografía del terreno no permite el riego más que en contados lugares.

Las lluvias son abundantes, en ninguna parte de esta AEZ el estrés hídrico supera los 4 meses anuales.

42- Cuchillas de Sagua Baracoa

Los suelos predominantes son los fersialíticos ferromagnesiales (clase 8), generalmente profundos y ricos en materia orgánica, derivados de las serpentinitas y los fersialíticos lixiviados (clase 1), derivados de los esquistos, tobas y areniscas. Ambos son suelos permeables.

Son suelos de gran fertilidad, aptos para el cultivo del cacao, café y plátano.

No es necesario emplear el riego en la zona, ni es factible hacerlo por la topografía del terreno.

43- Terrazas de Guantánamo

Las condiciones climáticas tan especiales podrían ser aprovechadas para la producción de cultivos de zona árida como los cactus para obtener el tinte de cochinilla, la jojoba, la candelilla etcétera.

Los núcleos poblacionales del sur de Guantánamo han crecido de forma desmesurada sin que responda a un aumento de la producción posible de extraer con la actual dedicación de las tierras, y afectando la conservación de los recursos hídricos y forestales de la zona.

44- Sur del Valle de Guantánamo

Existen grandes extensiones de suelos salinos, de muy baja permeabilidad, que han sido considerados dentro de la clase hidrológica 4.

Los suelos no salinos son distintos tipos de suelos de color pardo (clase 3), casi siempre carbonatados, muchas veces este carbonato es secundario. Son suelos fértiles, pero el cultivo de ellos es necesario hacerlo con riego dado la sequedad del clima donde el estrés hídrico supera los 9 meses.

45- Centro del Valle de Guantánamo.

Los suelos son pardos (clase 3), fértiles y bastante bien drenados. El riego es necesario, pues sufre de 6 a 9 meses de estrés hídrico a; año.

En esta AEZ se han incluido algunas alturas donde predominan los suelos poco o muy poco profundos (clase 12).

Existe agua embalsada, pero que no satisface plenamente las demandas de la agricultura y la población. Se debe replantear el uso de la tierra en el Valle adecuándolo a las realidades edafoclimáticas de la AEZ.

46- Meseta del Guaso

Dado lo benigno del clima de la meseta, donde el estrés hídrico se reduce a sólo 3 a 3 meses del año y su temperatura fresca, se cultiva exitosamente.

En los valles, donde se acumulan los deluvios y aluvios, existen suelos profundos bien drenados, de la clase hidrológica 5. Estos suelos son especialmente fértiles, capaces de dar abundantes cosechas de café si son bien atendidos.

47- Norte de la Isla de la Juventud

En general se puede decir que la AEZ está formada por suelos permeables de fertilidad de media a baja, capaces de retener bastante agua aprovechable para las plantas. El período anual de estrés hídrico es de unos 5 meses, pero en la AEZ hay bastante agua embalsada, aprovechable por la agricultura. Con una fertilización y agrotecnia adecuada, se pueden obtener cosechas de casi cualquier cultivo, de la mayor parte de sus suelos Ferralíticos Cuarcíticos.

48- Llanuras y ciénagas del sur de la Isla de la Juventud

La abundancia de calcio activo unido al temporal exceso de humedad favorecida por la cercanía del manto freático, permite la acumulación de un mantillo formado suelos protorendzinas (clase 15). Hacia el oeste las rocas carbonatas son más duras y presentan mayor contenido de minerales, por lo que sus eluvios son más abundantes, se forman suelos pardos (clase 3), aunque hay muchos suelos muy poco profundos (clase 12), y de otros orígenes que pueden llegar a tener composición ferralítica (clase 5).

La fertilidad de estos suelos es muy frágil, ya que depende de la cantidad de humus acumulada, humus que es mineralizable con gran rapidez una vez se roture el suelo. Las posibilidades de mecanización son reducidas. Hay agua en el subsuelo, pero la intergase está cercana, por lo que los pozos deben explotarse con gran cuidado.

Entre esta AEZ y la anterior se extiende la Ciénaga de Lanier, donde hay cierta acumulación de turba. No es tierra agrícola.

Con el fin de rescatar las tradiciones agroproductivas de los finqueros del sector, se concerta con ellos mismos la forma en que se debería hacer uso de la finca tipo previamente establecida. Esta información se contrasta contra la que se puede definir a partir de los estudios integrales anteriores. Por ello debemos señalar que según  Leyva se presentan determinadas zonas con microclimas adecuados para determinados cultivos que unidos a la tradición cultural, han posibilitado una eficiente explotación.

Desde la época de la colonia Cuba por sus características Edafoclimáticas  y de mercado rápidamente emergió como una potencia tabacalera, azucarera y ganadera, llegando a abastecer de estos productos a buena parte del mercado internacional

Tabla 1: Zonas agrícolas con mayor tradición y eficiencia en la producción agrícola

Zonas del país Cultivos dominantes
Caney, Santiago de Cuba. Mango y otros frutales.
Ciego de Ávila, Camagüey. Cultivo de la piña.
Banao, Villa Clara. Frutales exóticos y Hortalizas, (Ajo y Cebolla).
Zona montañosa y valle de Guantánamo. Anonáeas, Vignas, Café y Girasol.
Baracoa, Guantánamo Cacao, Coco y Café.
Los Palacios, Pinar del Río. Arroz.
Llanuras del Cauto, Bayamo. Arroz.
Sur del Gíbaro Santi Spiritus. Arroz.
Pinar del Río y zonas especificas del municipio Vertientes. Tabaco.
Isla de la Juventud. Cucurbitáceas y cítricos (especialmente toronja).
La Salud, Provincia La Habana. Maní y cultivos varios.
Ceballos, Ciego de Ávila. Cítricos y fruta bomba, (papaya).
Velazco, Provincia Holguín. Frijoles.
Matanzas. Henequén.
Ciego de Ávila Kenaf.
Güines (Costa Sur) La Habana. Ajo y cebolla.
Santa Cruz, (Costa norte). Cebolla.
Güira de Melena. (La Habana). Papa y boniato (batata).

La zona de vuelta abajo como se le denominaba a la provincia de Pinar del Río producía las mejores hojas de tabaco negro del mundo. La Provincia de la Habana, Matanzas, Las Villas, Camagüey eran grandes productores de caña de azúcar (también existían grandes latifundios ganaderos)y la antigua provincia de Oriente poseía magníficas condiciones para la producción de caña de azúcar,  mientras que las zonas montañosas de esta última provincia tenían el monopolio del café traído a nuestro país por los franceses.

Adicionalmente a estas especies de cultivos de gran tradición en Cuba, se producían en cantidades limitadas viandas, vegetales, hortalizas y granos, así como algunas cantidades de frutas como la piña, algunos cítricos, mango, aguacate, melón, etc.

En resumen las principales zonas del país donde existen las mayores experiencias en Cuba relacionadas con la tecnología  de producción de diferentes especies de plantas aparecen en la próxima tabla 1. 

2.3 El ordenamiento territorial (O.T) y su relación con los de riesgos de desastres en Cuba

2.3.1 Generalidades

“La planificación del uso de la tierra no es un simple proceso lineal; es complejo y está sometido a considerables presiones, incluyendo posibles acciones judiciales. El proceso ocurre en un contexto político y tanto los urbanizadores como los gobiernos locales, las comunidades locales, los gobiernos provinciales y federales influyen en los resultados del uso de la tierra. El desarrollo del proceso de ordenamiento territorial requiere de una consulta amplia a la comunidad, así como de un monitoreo y revisiones permanentes a lo largo de la ejecución del plan. Por lo tanto, la planificación estratégica del uso de la tierra es un proceso interactivo y evolutivo” (Emergency Management, Australia, 2002) 

Por otra parte, la gestión del riesgo requiere identificar la relación entre el crecimiento de la población, las exigencias físicas de los asentamientos humanos, la planificación económica y el uso apropiado de la tierra disponible.

Para reducir al mínimo la posible pérdida de activos físicos y capital ambiental es fundamental aplicar prácticas de planificación informadas y coherentes. Ellas comprenden el uso de herramientas y documentos guía. A manera de ejemplo, cabe citar los planes maestros, los planes de desarrollo, de gestión de los recursos hídricos, de recreación y de turismo, así como otros instrumentos de planificación, tales como los planes detallados de uso o zonificación de la tierra, y los reglamentos de ordenamiento territorial. 

En muchas sociedades, las características culturales, sociales o económicas asociadas a la tierra pueden ser la base de algunos de los temas más controvertidos, particularmente a escala local. En otros trabajos se ha se mencionado el atractivo económico que ejercen sobre los habitantes las planicies aluviales o las laderas de los volcanes. En otros países, se desaguan los humedales para convertirlos en parques o terrenos habitables.

La decisión sobre la forma de utilizar la tierra es de por sí compleja, y se vuelve aún más difícil cuando existen puntos de vista contrapuestos respecto de la función que debe cumplir la tierra en la reducción de la exposición colectiva al riesgo. Los aspectos por considerar giran invariablemente en torno a quién pertenece la tierra, quién está más expuesto al riesgo y a quién debe beneficiar. Con demasiada frecuencia, el deseo de obtener ganancias a corto plazo predomina sobre los beneficios proyectados hacia el futuro.

Por estas razones, la gestión del uso de la tierra y la planificación regional y territorial ligada a ella deben considerarse como prolongaciones naturales de la evaluación de las amenazas y de la confección de mapas del riesgo. Ellas deben tener en cuenta los parámetros espaciales de vulnerabilidad física, de acuerdo con las necesidades sociales, económicas y ambientales más generales de la sociedad.

2.3.2 La aplicación de principios de gestión del uso de la tierra y de planificación urbana y rural para reducir el riesgo

En el contexto de las estrategias de reducción del riesgo se aplican los siguientes principios a la gestión del uso de la tierra (ONU, 2004):

Los planes de gestión del uso de la tierra forman una base compartida para el desarrollo sostenible y las estrategias de reducción del riesgo:

  • Como proyección física y espacial de las políticas sociales, económicas, ambientales y culturales de un país, la gestión del uso de la tierra incluye diversos mecanismos de planificación y gestión.
  • Son necesarios para el uso productivo pero sostenible del territorio nacional y facilitan una satisfactoria regulación de la vida económica de un país.

La gestión del uso de la tierra opera a escalas geográficas diferentes que requieren medios de gestión y mecanismos operativos diferentes:

  • En el plano nacional, las políticas económicas sectoriales están incorporadas en la estructura administrativa de las jurisdicciones provinciales o territoriales.
  • En el plano metropolitano, se formulan planes estratégicos para el desarrollo urbano sostenible.
  • A nivel municipal, las prácticas locales de gestión del uso de la tierra se determinan por ordenanzas municipales y planes reguladores.
  • A nivel local o comunitario, los planes propician la gestión participativa de las obras comunitarias y de los proyectos urbanos.

La gestión del uso de la tierra incluye los siguientes aspectos jurídicos, técnicos y sociales:

  • El aspecto legal y regulador comprende la adopción de leyes, decretos, ordenanzas y otras normas adoptadas por los gobiernos nacionales y locales.
  • El aspecto técnico e instrumental comprende los mecanismos e instrumentos de planificación que reglamentan los usos de la tierra y contribuyen a un mejor equilibrio entre los intereses privados y el bien público.
  • El aspecto social e institucional comprende los mecanismos que incluyen la participación de la ciudadanía en prácticas de gestión del uso de la tierra tales como consultas, audiencias públicas, sesiones municipales abiertas y plebiscitos.

La gestión del uso de la tierra abarca servicios integrales e intereses sectoriales individuales:

  • Las cuestiones integrales o dominantes giran en torno al suministro de los servicios básicos o de infraestructura relacionada, tales como agua, energía, transporte, comunicaciones y, como actualmente se reconoce, la gestión del riesgo.
  • Las cuestiones sectoriales de carácter individual comprenden la vivienda, la salud, la educación, la agricultura, los recursos naturales, la economía y el comercio.

La práctica de la gestión del uso de la tierra consta de tres etapas:

  • Planificación estratégica
  • Administración y fiscalización
  • Seguimiento y monitoreo

Para dar buenos resultados, los planes de gestión del uso de la tierra deben resolver los siguientes desafíos:

  • Pueden surgir tensiones o intereses creados entre el gobierno y los intereses privados, nacionales y locales o entre los instrumentos estatales y la población.
  • Surgirán factores dinámicos tales como el crecimiento de la población, las migraciones o conflictos sobre el uso, suministro o demanda de servicios.
  • En la gestión del riesgo intervendrán factores específicos, incluyendo la naturaleza cambiante de la vulnerabilidad y las grandes fluctuaciones del valor de la tierra y de los servicios urbanos y ambientales.

La gestión satisfactoria del uso de la tierra requiere recursos fundamentales, tales como:

  • Una estructura legal y reguladora clara, que defina las competencias de los distintos actores y el papel de cada uno de ellos en las distintas etapas de la planificación.
  • Para asegurar una verdadera participación de la población en la toma de decisiones es fundamental tener acceso a información sobre los planes reguladores, los mercados de la tierra y de la propiedad y los proyectos de inversión privada y pública.
  • Una política fiscal descentralizada fortalece la capacidad de los gobiernos locales de recaudar ingresos y consolidar sus finanzas en pro de una administración local eficaz.

2.3.3 La planificación y la gestión del uso de la tierra en Cuba

En Cuba, la planificación y la gestión del uso de la tierra a escala nacional están efectivamente integradas en los factores de reducción del riesgo. Durante más de 40 años el organismo encargado de la planificación física en el país ha sido el Instituto de Planificación Física (ONU, 2004). Su sistema de planificación aglutina toda la gama de jurisdicciones políticas y administrativas y se ocupa de un amplio espectro de cuestiones relacionadas con el uso de la tierra. Entre ellas cabe mencionar la gestión de los recursos naturales, las decisiones relativas a los asentamientos humanos, el medio ambiente, las amenazas, la vulnerabilidad y el riesgo.

El Instituto establece las normas y proporciona métodos de gestión del riesgo que incluyen la aplicación de códigos de construcción y el ordenamiento territorial del riesgo para reducir la vulnerabilidad física de los hogares y de la infraestructura esencial, particularmente en las zonas propensas a inundaciones.

Éstos y otros instrumentos relacionados con la aplicación de controles al uso de la tierra en todo el país son respaldados por estructuras metodológicas y legales bien integradas, que se vinculan con los procesos de desarrollo sostenible del país. Además del Instituto, entre otras organizaciones claves para la aplicación de estas estrategias, están la Dirección Nacional de la Defensa Civil y el Servicio Hidrometeorológico.

Para la puesta en práctica de las políticas del uso de la tierra se utilizan dos mecanismos principales. El primero de ellos es un conjunto de métodos de planificación que incluyen programas del uso de la tierra que se aplican a nivel nacional, provincial y municipal. La elaboración de planes de planificación territorial y urbana corresponde a las autoridades de las provincias y de los municipios.

Una vez aprobados, estos planes se convierten en instrumentos legales que regulan el uso de la tierra por sus dueños, sean el Estado o los particulares. Estos instrumentos se complementan con estudios de factibilidad o de ubicación, o con otro tipo de estudios detallados que tienen por objeto satisfacer determinados requisitos.

El segundo mecanismo se compone de reglamentos y prácticas de gestión. Incluye directrices para la asignación de las inversiones y orientación para que la inversión en construcciones concuerde con los criterios del uso de la tierra. En esta etapa de la planificación se incorporan los factores  relacionados con la vulnerabilidad física y la evaluación del impacto ambiental.

Tal como ocurre en otros Estados insulares, las zonas costeras son los ecosistemas más frágiles y complejos del país. Su creciente exposición al impacto de los desastres de origen natural ha llevado al gobierno a respaldar la realización de estudios sobre la gestión del uso de la tierra.

A nivel nacional, los programas establecen las pautas para el uso de las zonas costeras, identificando escenarios prioritarios para los cuales habría que realizar estudios más detenidos. Se ha elaborado un mapa sobre la amenaza de marejadas, además de otros relacionados con la vulnerabilidad.

El uso de estos mapas permite identificar los niveles de riesgo relativos de los asentamientos ubicados en zonas costeras. Este estudio ha dado lugar a varias normas sobre el uso de la tierra, incluyendo recomendaciones específicas para el reacondicionamiento, el reasentamiento y la reglamentación del crecimiento urbano  y rural de asentamientos costeros. Además, tras un estudio realizado en 1998 que puso de manifiesto la existencia de deficiencias en la gestión del uso de la tierra, se llevó a cabo un estudio general de la provincia de La Habana. Este estudio, que contó con el aporte de la UNESCO, se llevó a cabo en forma conjunta con el gobierno y uno de sus principales objetivos fue la reducción de la vulnerabilidad.

La ejecución de actividades conexas avanza en el tiempo, con el compromiso financiero del gobierno

y de la población local. Las comunidades han participado en diferentes etapas del proyecto, y se han familiarizado con el tema de la vulnerabilidad y con los principios de la reducción de desastres. Para reducir el riesgo de desastres en los asentamientos costeros de esta zona, se han formulado las siguientes recomendaciones.

Aplicación de medidas directas:

  • Prohibición de construir casas de vacaciones en los asentamientos existentes.
  • Reubicación de la población vulnerable a los desastres.
  • Regulación y supervisión de la construcción de nuevas viviendas en los asentamientos.
  • Reacondicionamiento y construcción de viviendas adaptadas a condiciones de inundación.
  • Mejoramiento de los sistemas de alcantarillado al interior de los asentamientos y en torno a ellos.
  • Mejoramiento del suministro de agua potable y de los sistemas de saneamiento.
  • Mejoramiento de los servicios sanitarios y de transporte.
  • Creación de oportunidades de empleo.

Medidas indirectas:

  • Aumento de la resiliencia de las playas.
  • Mejoramiento de los sistemas de regadío cercanos a la costa.
  • Rehabilitación de los humedales.

La Habana es un ejemplo de planificación urbana de las zonas costeras. La ciudad posee un llamativo espigón o malecón, que se extiende a lo largo de siete kilómetros de la costa y reduce el impacto de las marejadas que afectan periódicamente el litoral. El crecimiento urbano inadecuado se manifiesta en las casas particulares e instalaciones que se han construido en las cercanías, dentro de una zona de alto riesgo.

Actualmente se está aplicando a todos los proyectos de planificación urbana de la zona un plan aprobado por el Consejo de Administración de La Habana. Gracias a la zonificación territorial de la vulnerabilidad puesta en práctica mediante este plan, se han renovado los códigos y normas de construcción. Ellos apuntan a mejorar los procedimientos institucionales, a aplicar métodos de construcción más eficaces y a promover una acertada rehabilitación de la zona. Se han reconstruido los sótanos, reglamentado la altura de los edificios y aprobado nuevos proyectos paisajistas para las áreas públicas.

En Cuba, la planificación urbana y la gestión del uso de la tierra son instrumentos económica y técnicamente viables para la reducción de desastres. Las comunidades locales han participado en los proyectos relacionados con estas materias contribuyendo a identificar los problemas locales, interviniendo en el proceso de planificación y en la puesta en práctica de las decisiones sobre gestión del uso de la tierra. Se ha modificado la legislación aplicable a la reducción de desastres a partir de la aplicación de metodologías nuevas, lo que ha contribuido a la ejecución más eficaz de las actividades de gestión del riesgo de desastres.

El carácter multidisciplinario e interinstitucional del trabajo realizado ha contribuido a establecer una base conceptual más metódica para aumentar la eficacia de la reducción del riesgo de desastres. Como entidad responsable de la mitigación de desastres y de las actividades de socorro, el Servicio de Defensa Civil de Cuba se ha visto muy favorecido por el mayor conocimiento de los mecanismos de uso de la tierra y del papel que les corresponde en la reducción del riesgo de desastres.

Conclusiones

Es necesario continuar identificando con rigor los límites críticos de la actividad tecnológico-productiva en tanto se garantice niveles superiores de producción de bienes y servicios, a partir de la optimización del uso suelo que es el recurso natural más importante que tiene el  país.

Un reordenamiento en  la distribución,  uso y manejo de estos, lograría mayores niveles de producción y productividad lo que contribuiría a elevar la  calidad y diversidad de productos provenientes del agro y crear mayores excedentes para la exportación. Lógicamente no se puede desconocer que las aristas del asunto son múltiples y van más allá de herramientas tecnológicas y científicas e implican nexos y toma de decisiones e influencia económica, financiera, aspectos sociales y régimen de propiedad establecidos jurídicamente, así como, aspectos políticos en el ámbito nacional e internacional.

Por otro lado es importante que la forma colectiva en que se materializan las variantes organizativas y que crean buenas condiciones para desarrollar programas de asistencia técnica y de capacitación a todos los productores, se perfeccione y facilite la prestación de servicios estatales tanto para la producción como para el uso social, colectivo o personal de los productores y sus familias, actividad esta que continua también ordenándose.

La experiencia de los eventos meteorológicos extremos que han azotado al país evidencia, más que nunca, la necesidad de disminuir la vulnerabilidad de las alternativas  que se proponen localmente, ya que la gestión de los recursos naturales  no puede realizarse por una  transposición de opciones desarrolladas en otros sistemas ecológicos. Las propuestas y las soluciones que se adopten en cada situación, deben estar basadas en un análisis particularizado de los componentes naturales, económicos y sociales, y en una previsión del funcionamiento dinámico del sistema adoptado.

A partir de la zonificación climática realizada por especialistas cubanos y las series históricas de bases de datos, los criterios de expertos y los modelos de simulación se puede continuar trabajando en los mapas de zonificación agroecológica de cada uno de los territorios y con ello el completamiento del estudio a nivel nacional.

Independientemente de las experiencias citadas, se hace necesario un esfuerzo mayor de los gobiernos e instituciones de proyectos agrícolas, para extender la aplicación de los principios de gestión del uso de la tierra y de planificación urbana y rural para reducir el riesgo, los cuales constutyen una garantía para garantizar la reducción de riesgo de desastres en todo el ciclo de gestión de los desastres.

Indudablemente que en este proceso, juegan un papel singular las instancias de ejecución de proyectos agropecuarios, a quienes corresponde plasmar de manera práctica y operacional  dichos principios, y las instituciones gubernamentales, a quienes compete hacer cumplir tales prerrogativas.

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Agostinho Guilherme Carlos. (2011, abril 11). Agroecología y ordenamiento territorial para reducir el riesgo de desastres en Cuba. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/agroecologia-ordenamiento-territorial-reducir-riesgo-desastres-cuba/
Agostinho Guilherme Carlos. "Agroecología y ordenamiento territorial para reducir el riesgo de desastres en Cuba". gestiopolis. 11 abril 2011. Web. <https://www.gestiopolis.com/agroecologia-ordenamiento-territorial-reducir-riesgo-desastres-cuba/>.
Agostinho Guilherme Carlos. "Agroecología y ordenamiento territorial para reducir el riesgo de desastres en Cuba". gestiopolis. abril 11, 2011. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/agroecologia-ordenamiento-territorial-reducir-riesgo-desastres-cuba/.
Agostinho Guilherme Carlos. Agroecología y ordenamiento territorial para reducir el riesgo de desastres en Cuba [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/agroecologia-ordenamiento-territorial-reducir-riesgo-desastres-cuba/> [Citado el ].
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