El desarrollo de proyectos dentro de un territorio determinado constituye un enorme desafío en el actual contexto marcado por la globalización y los cambios que se han suscitado, cambios que de manera considerable han venido afectando el proceso normal de la interacción humana con su hábitat. La dinámica y compleja realidad constituye un factor determinante para el entendimiento y uso racional de los medios que interactúan entre sí y que al mismo tiempo se interrelacionan con los proyectos.
El proyecto se enmarca dentro de un lugar y tiempo determinado, este a su vez permite que se analicen desde el aspecto físico, social, económico, cultural y ambiental de los posibles impactos que de alguna manera son inexorables que se darán en el contexto y límite designado.
Los proyectos que representan un interés común de desarrollo, deben estar estructurados por componentes de equilibrio y armonía con todos los factores involucrados en el proceso de intervención y planificación de estos en todas sus fases.
Dentro de los aspectos mencionados uno de los aspectos que toma gran relevancia por su fuerza y su capacidad de respuesta llámese sensibilidad, es el aspecto social, desde la óptica de un lugar pluricultural y de heterogeneidad que se cierne en el territorio y las implicancias que degeneran en el cambio por su implementación ; los proyectos fomentados por el sector público y privado deben caracterizarse profundamente por la sinergia que representa los intereses comunes de la población así como la armonía ambiental del territorio.
Esta licencia social de la cual se habla es fundamental para evitar los conflictos sociales que podrían originarse por la puesta en marcha de proyectos de gran envergadura, se tiene conocimiento que en nuestro país, una nación caracterizada por sus grandes heterogeneidades y su gran riqueza histórica y natural posee alrededor de 150 conflictos sin resolver en materia socioambiental, que son el resultado de la actitud de todos los actores sociales involucrados en
los proyectos, por un lado la poca voluntad política demostrada en los últimos años y por otro lado el enfoque centralista que no ha sido capaz de ver al Perú como una nación de múltiples desigualdades y que el mejor instrumento para resolver nuestras diferencias es el enfoque territorial, admitiendo que en esas diferencias esta nuestra mayor riqueza.
Sin embargo absolutamente todo, forma parte de un largo proceso de adecuación con mirada descentralista y responsabilidad social ambiental que debe ser avalada por un marco legal y normativo en donde se cumplan las responsabilidades. Los impactos que en definitiva forman parte de un proceso de
implementación se deben revertir en impactos beneficiosos para la población, el sentido de darle valor público y como los proyectos ayudan a resolver nuestra problemática.
En conclusión, los proyectos son instrumentos de desarrollo en todos los aspectos para un estado, pero es fundamental hacerlo desde la óptica multisectorial y territorial, con una activa y alta participación colectiva, con una visión a largo plazo descentralista, con un futuro de interés general y con la búsqueda de cohesión social y armónica que se espera lograr con todo proyecto.