Empresas de base tecnológica en latinoamérica

Con el nombre de empresas de base tecnológica se denomina en forma genérica un nuevo tipo de empresas de la etapa más reciente del desarrollo industrial en el mundo moderno. Esta denominación engloba múltiples interpretaciones. No se puede decir con propiedad que detrás de este concepto se defina algo homogéneo y con características particulares. Esta es una de las principales dificultades al aproximarse al estudio de este tema. En apariencia es un concepto novedoso, pero en el fondo no expresa una categoría que pudiéramos asir de manera precisa.

La aproximación que se tendrá en este análisis, sobre la factibilidad del desarrollo de esta figura en Latinoamérica, se hará desde varios enfoques. El propósito es ubicarse en el contexto adecuado de aparición de esta modalidad empresarial. Intentemos, en primer lugar y a manera de introducción, una aproximación dentro del marco de la historia de la economía.

Una aproximación a la historia del desarrollo económico

A lo largo de su historia las sociedades humanas han desarrollado distintas formas de producción de bienes y servicios. Hoy, la denominación genérica de la forma dominante de producción es la de sistema capitalista. La génesis de este sistema data ya de varios siglos. Pero sus hitos más destacados comienzan a reseñarse a partir de la Revolución Industrial, durante la segunda mitad del siglo XVIII.

La expansión y evolución de este sistema ha originado en cada uno de los entornos donde ha prosperado múltiples características. Los estudiosos del tema han propuesto diversas teorías. Desde el siglo XVIII, con la aparición de la Economía Política en Inglaterra y en Francia, se han abordado distintos tipos de análisis sobre el crecimiento de la riqueza de las naciones, para utilizar la preocupación central de uno de los primeros teóricos que se ocupa de estos temas: Adam Smith (1776). Desde esos tiempos y hasta el presente, múltiples han sido entonces las aproximaciones para comprender la dinámica de esta forma de producir bienes y servicios en la mayoría de los países del mundo entero.

Sin embargo, lo que parece ser constante en casi todos los análisis es que este sistema vive en permanente crisis. Para unos, detrás de estas crisis se encuentran las razones que llevarán a su desaparición. Para otros, ellas son la expresión de los síntomas de la capacidad que tiene el sistema para renovarse de forma continua y de nutrirse de manera periódica.

Estas crisis han sido caracterizadas, en cuanto a su duración, de distintas maneras. Unos autores han hablado de ciclos cortos (períodos de más o menos diez años) y otros de ondas largas (50 a 60 años). Uno de los autores que han desarrollado teorías sobre los ciclos largos se encuentra Kondratieff (1935). Este estadístico ruso de principios del siglo actual propuso una teoría bastante atractiva de explicación de los fenómenos que aparecían en el desarrollo del sistema.

A pesar de su temprana y prematura desaparición, Kondratieff hizo un aporte fundamental para la comprensión de la dinámica del sistema. Aporte del que múltiples economistas occidentales son deudores. La presentación de los rasgos fundamentales y de manera esquemática de los principales aspectos del desarrollo de esta teoría pueden ser de mucha utilidad para enmarcar nuestro objeto de estudio.

Kondratieff propone que el sistema desde la Revolución Industrial ha vivido varias crisis estructurales. Quienes han desarrollado esta teoría señalan que el primer ciclo u onda larga, denominado el primer Kondratieff, comienza con el desarrollo de la industria textil y la invención de la máquina de vapor, durante la segunda mitad del siglo XVIII. La aparición de la gran industria constituyó el paradigma económico de la época. El trabajo artesanal y la manufactura fue sustituido por la máquina. Esta nueva forma de producir para la época origina la existencia de mano de obra barata, uno de los factores claves del modelo instaurado. Esta onda culmina en las décadas 30 y 40 del siglo XIX con otra nueva crisis que se caracteriza por la aparición de carbón como fuente de energía económica y el ferrocarril como medio de transporte masivo. El sistema pasa de ser un modo de producción a nivel nacional (Inglaterra, Francia) para expandirse a otras regiones.

La aparición del sistema de libre competencia marca el comienzo del segundo Kondratieff. Este ciclo se cierra con una nueva crisis en los años 80-90 del siglo pasado. Tenemos entonces el inicio del tercer Kondratieff con el acero como factor clave del paradigma tecno-económico del ciclo que se inaugura (Pérez, 1983). Los oligopolios tendrán un papel fundamental que jugar en la dinámica del sistema de producción de este período.

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A finales de los años veinte y comienzos de los treinta de la actual centuria una nueva crisis marca el fin de este tercer ciclo y el inicio del cuarto Kondratieff. Sus rasgos más resaltantes son: una nueva y más barata fuente de energía, la fósil (el petróleo) y materias primas baratas, el desarrollo de la industria petroquímica y química orgánica, la producción en masa, la aparición de economías de aglomeración y de escala. Se crea la moderna ciencia de la administración, con Fayol (en Francia) y Taylor (en EE.UU) como sus principales exponentes en la teoría y de Ford (en EE.UU) en la práctica. El tipo de empresa de este período es la empresa transnacional que aprovecha las ventajas a su alcance, como son las economías de escala, para desarrollar sus mercados. Aparece con mayor presencia la intervención del Estado central en la economía. El sistema se hace mundial y se disputa mercados en cualquier región del mundo. Es el ciclo del sistema que más conocemos en Latinoamérica y en el cual aún hoy vivimos en la región.

Con la aparición de la microelectrónica y la informatización (del microprocesador en los EE.UU.) y de un nuevo modelo de organización de la empresa (en Japón), a mediados de la década de los setenta de este siglo, se inaugura el comienzo del fin del cuarto Kondratieff y la aparición de un nuevo patrón tecnológico mundial (Pérez, 1995). Con esta nueva etapa se inicia en la pasada década de los ochenta el quinto Kondratieff, el actual. La producción flexible, la información barata, la aparición de redes y las economías de especialización, son los rasgos fundamentales de esta transición. Lo que se ha dado por llamar globalización, la lucha por la liberación de los mercados, la redefinición del papel del Estado, son los aspectos socio-institucionales de esta nueva etapa.

Una hipótesis sobre el desarrollo empresarial

De esta breve y preliminar aproximación se puede desprender, en principio, la siguiente hipótesis: a cada onda o ciclo largo corresponde un tipo característico de empresa. Es claro que la afirmación anterior puede ser matizada al señalar que las distintas formas empresariales se van acumulando en el tiempo; es decir, coexisten aún empresas de los ciclos u ondas anteriores. Debe quedar claro, también, que todas ellas han tenido su área de dominio tecnológico, a lo largo de la historia ello se puede demostrar con más detalle. Es decir, siempre se ha dispuesto del saber cómo hacer las cosas (la tecnología) y cómo ir incorporando conocimiento a la producción. No en vano un polémico pensador del siglo pasado denominó la moderna «ciencia de la tecnología» al resultado de la actividad científica transferido a la producción de mercancías (Marx, 1867). Pero formulemos de otra manera la hipótesis: lo que subyace detrás de todos estos cambios es la evolución y dominio del hombre, a través del conocimiento, sobre la naturaleza (la ciencia) y de cómo utilizarlo en su provecho (la tecnología).

La denominación de empresas de base tecnológica es un término que se refiere al nuevo tipo de empresas que se ha venido desarrollando en la transición al nuevo ciclo del sistema capitalista en el ámbito mundial. Son empresas inscritas en el nuevo modelo o paradigma tecno-económico. Nuevas empresas que aprovechan la microelectrónica barata y la informática como factor clave para desarrollar sus mercados. Nuevas empresas que se basan en el dominio intensivo del conocimiento científico y técnico para mantener su competitividad.

Este fenómeno se expresa, incluso, en una forma física de aglomeración de estas nuevas empresas. Es lo que se ha dado por llamar los parques tecnológicos, las incubadoras de empresas, o para decirlo en otras palabras las ciudades de la ciencia o tecnópolis.

Desde hace ya algunas décadas la figura es conocida en los países desarrollados. El Silicon Valley, en California, o la Ruta 128 en Boston, ambos en los EE.UU., son antecedentes importantes de la expresión de las nuevas minas y nuevas fundiciones de la economía informacional. La imagen es por demás sugerente. Lo que en un inicio ha sido una manifestación espontánea de un nuevo tipo de industrialización, desde la última década se ha convertido en la nueva modalidad de intervención del Estado en la economía. A tal punto que para Japón, por ejemplo, el único asunto considerado de Estado para los primeros años del próximo siglo es el relativo a la innovación científica y tecnológica. Son de este país los esfuerzos más importantes en planificar este nuevo tipo de desarrollo industrial, como veremos más adelante al analizar este caso.

A lo largo del presente documento se estudian las experiencias más resaltantes de estas nuevas expresiones de industrialización. O mejor dicho, de los procesos de reindustrialización sobre la base de la alta tecnología. Se ilustra lo que han sido las experiencias tanto en países industrializados de larga data como en los llamados países de más reciente industrialización. Visto de otra manera, se centra en el examen de aquellos países representativos del desarrollo industrial, así como en lo que se ha dado por llamar, países en vías de industrialización, es decir, principalmente los países de la región latinoamericana.

El objetivo final es diseñar un programa de estímulos de creación de la base empresarial vía la creación de este nuevo tipo de empresas en la región. Se examinan para ello las condiciones necesarias para delinear una política para la creación de este nuevo tipo de conglomerados. Se examinan los objetivos de desarrollo de este tipo de empresas o conglomerados de empresas. Se analiza la conveniencia de utilizar esta modalidad empresarial como instrumento de reindustrialización de algunos países de la región. O para utilizarlo como instrumento de desarrollo de aquellas localidades más deprimidas en otros países. O, en fin, como instrumento para desarrollar ambientes o medios innovadores en otros países.

Como lo han señalado Castells y Hall (1994) en su lúcido estudio sobre el tema, la creación de estos complejos industriales puede tener estos objetivos de acuerdo al nivel de desarrollo en que se encuentre determinado país. Pero lo que es condición sine qua non es que estos nuevos complejos deben cumplir con unas características muy particulares para lograr su adecuado funcionamiento.

El perfil del nuevo tipo de empresa

Pero antes de pasar a examinar las experiencias de los países industrializados dejemos claro, aunque sea de manera esquemática, cuál es el perfil de este nuevo tipo de empresa basada en el conocimiento. De acuerdo a como lo formula con precisión C. Pérez (1986), la empresa de nuevo tipo posee rasgos característicos del nuevo paradigma tecno-económico, ellos son:

Tendencia a aumentar el contenido de información en los productos

Mayor capacidad de incorporar nuevas trayectorias en la mejora de los productos tradicionales, generando nuevos desarrollos de forma incremental. En este sentido, el nuevo tipo de empresas tiene una mayor capacidad para introducir más rápidamente cambios en el diseño de productos y procesos, con nuevos rasgos en términos de tamaño, versatilidad, adaptabilidad y programabilidad. No existe la rigidez de la producción masiva. Se trata en el nuevo paradigma, de una inteligencia distribuida.

Los requerimientos e insumos materiales del nuevo tipo de empresa, constituyen una fuente motora de innovaciones radicales. Este rasgo es característico en la industria de componentes microelectrónicos, en la que la difusión de sus aplicaciones impulsa múltiples innovaciones radicales en productos, generándose prácticamente una red de innovaciones sucesivas.

En el nuevo tipo de empresa la flexibilidad constituye la óptima práctica productiva. El carácter programable de los equipos permite superar la rigidez de las viejas plantas reduciendo la importancia de las economías de escala basadas en técnicas intensivas en capital de producción en masa, ya que se independiza la escala de producción de la escala de mercado.

La especialización de los equipos, permite modificaciones más rápidas en los planes de producción, altísimos niveles de eficiencia en la fabricación de productos distintos, diversos modelos y volúmenes variables.

Es característico en este nuevo tipo de empresa, el ahorro de energía y materiales, el reciclaje y la diversificación. El modelo ideal lo constituye la planta de ciclo cerrado, multiproducto sin efluentes, resolviendo el problema del agotamiento de los recursos naturales del paradigma anterior.

El nuevo tipo de empresa, tiene un mayor dinamismo tecnológico, pudiendo integrarse el diseño al proceso productivo. La ingeniería de diseño, es ahora una función integrada al proceso productivo y constituye un factor clave en la productividad y en la competitividad de la empresa. Ello implica una integración entre los centros de investigación, desarrollo e ingeniería de diseño, ahora asociados estrechamente al proceso productivo jugando un papel crucial en la gerencia estratégica de la empresa.

Otro rasgo característico del perfil de la nueva empresa, es la adaptación de la producción a la demanda, desarrollándose las condiciones para que la diversidad de la propia demanda multiplique la oferta de productos, y la posibilidad de inversión «aguas abajo» abriendo nuevos mercados, y «aguas arriba» en el diseño de equipos, componentes y factores motrices de crecimiento.

La empresa basada en conocimiento tiene también un nuevo esquema organizativo. La organización tiende a la red integrada de los procesos, con marcado énfasis en las conexiones y en los sistemas de interacción y orientada a la coordinación tecno-económica global. Esta integración se extiende hacia el mercado con una mayor flexibilidad en la producción. Se logra así una adaptación en línea de la producción al mercado.

Una vez mencionados los rasgos fundamentales de la empresa de nuevo tipo es importante señalar algunas distinciones importantes. No se debe confundir empresa de base tecnológica con empresa modernizada. Esta última aunque puede hacer uso de los recursos de la microelectrónica y de las nuevas formas organizativas puede pertenecer a períodos anteriores (p.e., la siderúrgica o la petroquímica), con tecnología madura en la mayoría de los casos, y lo que la distingue del nuevo tipo de empresa es la intensidad del uso del conocimiento científico y tecnológico.

La situación en la región latinoamericana

Examinemos las condiciones y situación de los países de Latinoamérica. Se destacan, además, algunas de las iniciativas de este género y se extrae, también, el aprendizaje preliminar de estas iniciativas.

La situación industrial y la inversión en I & D en la región.

Los rasgos que definen el patrón de industrialización y desarrollo en Latinoamérica, como señaló Fajnzylber (1989) para la CEPAL y en nuestra opinión aún vigentes en términos generales, en lo fundamental han sido los siguientes:

  1. A) Participación en el mercado internacional casi exclusivamente en la exportación de recursos naturales, la agricultura, la energía y la minería, junto a un déficit comercial sistemático en el sector de la industria manufacturera;
  2. B) Estructura industrial diseñada para servir al mercado interno;
  3. C) Aspiración a reproducir el modo de vida de los países industrializados;
  4. D) Limitada valoración social de la función empresarial y precario liderazgo del empresariado nacional, público y privado, en los sectores cuyo dinamismo y contenido definen el perfil industrial de cada uno de los países;
  5. E) Escaso desarrollo de la base científico-tecnológica endógena (ver tabla Nº 2), combinada con una enseñanza superior centrada en las carreras blandas, de heterogénea calidad y orientada hacia funciones de integración cultural de masas.

En consecuencia, las empresas nacionales, en particular, son un eslabón débil dentro de la estructura industrial de los países latinoamericanos, en tanto que las empresas más fuertes, las multinacionales que operan en la región a través de diversas formas, tienden a poner escaso énfasis en las labores de I & D, prefiriendo importar tecnología y conocimientos y resolver los problemas más interesantes que deben enfrentar con sus equipos matrices de investigación y desarrollo experimental fuera del país. Este es el marco general en cuanto al aspecto industrial en la región.

Se pueden presentar sobre el aspecto de I & D algunas cifras que permiten ubicarnos, también, en la situación local y más reciente y compararla a grandes rasgos con la situación de los países industrializados.

Al examinar la tabla Nº 2 podemos constatar cuál es la ubicación de la producción científica en algunos de los países de la región latinoamericana, tanto en relación a la inversión realizada en I & D, como en la participación de esta inversión en el PIB de cada uno de los países. Asimismo, en esta misma tabla se presenta el número de publicaciones por millón de habitantes como un dato importante para indicar la capacidad y productividad de la actividad científica de los países de la región.

Un dato adicional: sí estos datos los contrastamos con los que aparecen en la tabla Nº 3 nos damos cuenta que los científicos latinoamericanos pueden llegar a ser más productivos que los de Europa y Estados Unidos a pesar de las condiciones de precariedad en que realizan sus actividades científicas.

Toda esto permite llamar la atención sobre una de las fortalezas existentes para avanzar en un programa de industrialización basado en la capacidad de generar conocimiento en la Región. Sin embargo, la debilidad que se pone en evidencia en estos datos es la baja inversión relativa que se realiza en los países latinoamericanos en ciencia y tecnología, si ello lo contrastamos con las cifras que ya se vieron supra, en la tabla Nº 1.

Especial atención merecen los esfuerzos que se deben realizar desde el mundo de la producción y del Estado para mejorar estos indicadores, ya que sin una base de esta naturaleza es muy difícil construir un programa de ampliación empresarial utilizando el modelo de empresa de base tecnológica como ya se ha visto en los casos de los países industrializados.

Tabla Nº 2: Inversión en Ciencia y Tecnología y Publicaciones Científicas en los principales países de Latinoamérica (1994)

 

PAÍS MILLONES (US$) P.I.B. (%) PUBLICACIONES | DOCUMENTOS POR MILLÓN DE HABITANTES

 

Argentina

Brasil

Chile

Colombia

Costa Rica

Cuba

Ecuador

México

Perú

Uruguay

Venezuela

466

3.179

148

106

43

171

11

961

106

18

200

0.80

0.89

0.52

0.60

0.89

0.85

0.11

0.35

0.23

0.20

0.45

62.1

26.4

92.0

16.5

38.5

15.3

6.1

19.3

8.5

32.0

27.1

 

Tabla Nº 3: Cuadro comparativo de la inversión en investigación

P.I.B INVERSIÓN % PUBLIC. EFECTIVIDAD
América Latina 715 3.22 0.45 1.4 43.5 %
Estados Unidos 5.362 155.50 2.9 35.8 23.0 %
Europa 4.862 97.24 2.0 27.7 28.5 %

 

Experiencias de la región

Desde la década de los ochenta, en Latinoamérica, han prosperado, en mayor o menor grado, algunas iniciativas para desarrollar conglomerados de empresas de alta tecnología o de base tecnológica. Se han seleccionado los casos de Brasil, Chile, México y Venezuela como una manera de presentar los distintos matices que en la región ha tomado el tema. Se tiene consciencia de la existencia de otras iniciativas también relevantes, pero el objeto no es la de presentar todas las experiencias, sino más bien mostrar las modalidades, todavía tímidas, de presencia de lo que se ha dado por llamar parques tecnológicos o incubadoras de empresas de base tecnológicas.

Brasil

El nacimiento de nuevas tecnologías ha estado ligado, en este caso brasileño, a la participación decisiva del gobierno, a través del financiamiento de proyectos movilizadores (relacionados con áreas consideradas estratégicas). Han sido proyectos espacialmente descentralizados que respaldan el poder militar, político y económico del Estado brasileño en los días actuales.

Tanto en los polos con estructura organizacional informal (São Jose dos Campos y Santa Rita do Sipacaí, por ejemplo), como en los que poseen una entidad coordinadora formalmente constituida (Curitiba, Campina Grande, Florianopolis y São Carlos, para citar algunos casos), las nuevas tecnologías han estado siempre presentes. Los sectores abarcados han sido: aerospacial, bélico, nuevos materiales, electrónica, informática, telecomunicaciones, química fina, automatización industrial, mecánica de precisión, óptica e instrumentación.

Los polos de modernización tecnológica y núcleos asociados, han agregado esfuerzos en el sentido de transferir el conocimiento disponible en las instituciones de enseñanza e investigación para el conjunto de la economía. Esto es, para los sectores llamados tradicionales, responsables de la producción en masa, como alimentación, textil, calzado, construcción y otros, áreas que hasta hoy no incorporan de forma significativa los avances tecnológicos internacionales.

Se puede afirmar que los sectores tradicionales también se han beneficiado de la vinculación entre las universidades y las empresas, más de forma diferente a lo que ocurre en los polos científicos y tecnológicos. Las raíces del problema son otras, y en las industrias tradicionales, las relaciones entre las empresas y las instituciones de enseñanza e investigación se hacen más conflictivas y menos intensas. Estos sectores, no fueron clasificados como estratégicos y quedaron al margen de los desarrollos de ciencia y tecnología, por voluntad propia o por deficiencia del gobierno en priorizarlos.

En un estudio realizado en el marco del Proyecto Universidad de São Paulo/COPPE/OEA: «Implementación de Parques Tecnológicos en América Latina», coordinado por el Programa de Administración en Ciencia y Tecnología (PACTo), fueron analizados los conglomerados de empresas de alta tecnología, entendiéndose por estos: «al nacimiento espontáneo, en una determinada área geográfica, de empresas que se caracterizan por el hecho de ser creadas por equipos de investigadores que, al participar en actividades de I & D, en universidades e institutos de investigación, absorben y dominan las nuevas tecnologías, así como también, perciben la existencia de mercados para nuevos productos o servicios que utilizarán aquellas tecnologías» (Dos Santos, 1987).

Los casos analizados en este estudio fueron: Región Metropolitana de São Paulo, Campinas, São Jose dos Campos y São Carlos. Los resultados del mismo permitieron desarrollar un modelo descriptivo de proceso de nacimiento y evolución del fenómeno estudiado. Dicho modelo está basado en cinco estadios de desarrollo por los cuales la formación de cada aglomerado recorre una trayectoria previsible.

Estadio I: Capacitación de recursos humanos asociados a la investigación de alta calidad. Esta capacitación tiene como principal mecanismo de apoyo, las inversiones públicas en la formación de recursos humanos y el desarrollo de la investigación básica, en particular en las instituciones de educación superior como las universidades.

Estadio II: Consolidación de áreas de investigación. Vencidas las turbulencias del primer estadio guiados por el liderazgo de un investigador, éste pasa a ser gerente de proyecto, se estructura así el área de investigación con el apoyo de inversiones públicas en investigación básica y aplicada. Normalmente este estadio se da, en los grupos que cuentan con el liderazgo del gerente de proyectos, el cual los llevará a vencer las barreras que los separan de la siguiente etapa.

Estadio III: Competencia en I & D. Surge aquí la figura del ‘project champion’, que más que un gerente de proyectos, es un investigador que tiene competencia y sensibilidad para percibir y negociar con el mercado, descubriendo estrategias competitivas de transferencia de tecnología para el sector productivo.

Estadio IV: Creación de nuevas empresas de base tecnológica. Con el liderazgo del ‘project champion’, surge una nueva empresa, la cual buscará competir en los nichos de mercado creados por las nuevas tecnologías emergentes que fueron desarrolladas en la fase anterior. Creada la empresa, surge el emprendedor que sustituye o se confunde con el ‘project champion’. La empresa comienza a separarse paulatinamente de la institución de investigación hasta que deja de ser dependiente de la misma, tanto en términos tecnológicos como financieros.

Estadio V: Formación del conglomerado de empresas de alta tecnología. A partir del proceso de creación de la empresa, el cual es individualizado a nivel de cada grupo de competencia, ocurre un proceso natural de aglomeración, el cual conduce a la identificación de problemas comunes a las empresas. Surge una nueva figura, la del ‘líder político’, a nivel de la micro región.

Este esquema es útil para identificar cómo se da el proceso de maduración de la transferencia del conocimiento a la producción de bienes y servicios. Sin embargo, puede ser interpretado de una manera lineal cuando el proceso es mucho más complejo en cuanto lograr el efecto de construir un ambiente innovador en la sociedad.

Por otro lado, según los resultados de un estudio realizado por el Núcleo de Innovación Tecnológica/COPPE/Universidad Federal de Río de Janeiro, donde fueron analizados trece proyectos de parques en Río de Janeiro, se concluye que los mismos se caracterizan por una razonable diversidad de concepción, tanto a nivel de los objetivos, como en la estructura organizacional montada para su ejecución. Se observa, además, que el concepto de parque tecnológico es aplicado al caso brasileño con flexibilidad en relación a los modelos tradicionales de países más desarrollados.

Las experiencias en curso en Brasil son todas muy recientes. Los primeros proyectos comenzaron en 1984, a través del programa de implementación de Parques del Consejo Nacional de Pesquisas (CNPq). Se señala que a pesar del reducido monto de recursos destinados al programa y las críticas que se puedan hacer a los criterios empleados, el programa del CNPq tuvo el gran mérito de difundir el concepto de parques, creando espacio para el nacimiento de proyectos espontáneos en diversas localidades.

La distribución geográfica de los parques en este país, indica una preferencia a ciudades de porte medio (ya que las mismas presentan ventajas comparativas en relación a las grandes ciudades) para su localización, debiendo existir en la región una infraestructura de ciencia y tecnología compatible con las aspiraciones del proyecto.

Otros factores que han incidido en el nacimiento de iniciativas de parques en Brasil son: el interés de los segmentos de la sociedad en buscar un espacio en el panorama industrial del país, las facilidades de comunicación y de locomoción y la mayor viabilidad de obtención de áreas bien localizadas para el proyecto.

Chile

Chile ha pasado en pocos años de una economía protegida y dependiente del Estado, a una economía abierta a la competencia internacional y donde el Estado se reserva un rol subsidiario en las actividades económicas y un rol solidario con los sectores más pobres de la población.

El emprendimiento tecnológico chileno tuvo su origen vía ‘tiraje del mercado’. Esto es la demanda por requerimientos tecnológicos que surge de la dinámica empresarial. Este proceso se inició en 1984, cuando la opción de abrir la economía y exportar se hizo definitiva. En el mercado internacional los empresarios chilenos han aprendido a competir no sólo con los productos tradicionales, sino fundamentalmente con productos y servicios nuevos para el país.

Las exigencias de competitividad se han traducido en requerimientos tecnológicos a ritmos crecientes que los empresarios han resuelto en buena medida, aún cuando la mayoría de las respuestas a dichos requerimientos no hayan sido encontradas en su país, sino por importación de tecnología.

Por otra parte, las instituciones de ciencia y tecnología que han sido utilizadas por el sector privado han generado muy poca respuesta, ya que ella, parece ser, no han considerado apropiadamente sus requerimientos. El gobierno de Chile, como respuesta a esta situación, ha creado en los últimos años, mecanismos para fomentar el vínculo e interacción entre oferentes y demandantes de I & D, y articular, coordinar y financiar emprendimientos tecnológicos que produzcan innovaciones útiles para las empresas.

Diversas universidades chilenas han elaborado proyectos en relación a los temas de incubadoras de empresas y a parques tecnológicos. La Universidad de Chile y la Universidad de Santiago tienen proyectos en estudio. Las universidades porteñas (Universidad de Valparaíso, Universidad Católica de Valparaíso, Universidad Técnica Federico de Santa María) llevan a cabo negociaciones con la idea de implementar conjuntamente un parque tecnológico en la localidad.

Sin embargo, hay algunas experiencias. Entre ellas una experiencia importante de creación de empresas de base tecnológica en Chile, que merece ser destacada, la constituye la creación de una pequeña empresa por parte de la Universidad de Concepción, destinada a producir y comercializar hidroxilapatita macroporosa (producto usado en odontología). Se trata de un producto conocido sobre el cual esta Universidad tiene clara ventajas de costos y calidad. No obstante, los resultados después de dos años en el mercado internacional, no han sido del todo alentadores.

La experiencia de la Fundación Chile, merece una atención especial en este punto. La Fundación Chile, creada a mediados de la década de los años setenta, es una entidad privada sin fines de lucro, especializada en la transferencia de tecnologías ya probadas en otros países. La misma, ha evolucionado significativamente desde que inició sus operaciones en 1976, adaptándose a las oportunidades que ha ido identificando. En la actualidad trabajan en ella 250 personas a tiempo completo y un número mayor de consultores y expertos chilenos y extranjeros que ejecutan trabajos específicos por períodos limitados.

La Fundación dispone de un patrimonio importante aportado por sus fundadores (cincuenta millones de dólares americanos), lo cual le confiere una autonomía que ha sido decisiva para su desarrollo, contando además con el apoyo del gobierno para resolver problemas propios de su operación.

Una de las características del modelo institucional de Fundación Chile, ha sido su fuerte especialización en los sectores de la economía seleccionados durante sus primeros años de operación, sobre la base de sus ventajas comparativas y competitivas, tanto de la institución como del país. Fundación Chile, aporta tecnologías y servicios a tres de los sectores de mayor dinamismo y potencial de crecimiento de la economía chilena: Agroindustrial, Forestal y Recursos Marinos.

La Fundación ha desarrollado y empleado con éxito un mecanismo que consiste en la creación de empresas comerciales demostrativas de las ventajas técnicas y económicas de una tecnología nueva, en un medio determinado, aún cuando ésta ya ha sido utilizada en otro país; lo cual resulta atractivo, por cuanto disminuye el riesgo al permitir al empresario observar la tecnología operando en su medio, antes de decidir invertir en ella (Cordúa, 1994).

Pero se trata aquí de una experiencia más bien de importación de tecnología que de promoción de empresas de base tecnológica. De esta manera se infiere que Chile a pesar de su alto desarrollo científico y empresarial tiene muy poca experiencia en materia de conglomerados de alta tecnología.

México

En México, la colaboración entre instituciones de I & D y empresas se encuentra en un estadio intermedio. Se están acumulando experiencias sobre educación continua, prestación de servicios y en mucho menor grado, licenciamiento y realización de proyectos bajo contratos. Por otra parte, existen experiencias exitosas de formas «superiores» de cooperación, pero éstas aún son bastante aisladas y se encuentran en etapas tempranas de desarrollo. Señalemos algunas de ellas.

El Centro para la Innovación Tecnológica (CIT), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), creado en 1983, es la iniciativa más completa de interacción universitaria con el sector productivo de México. Entre sus actividades fundamentales se destacan aquellas referidas a: creación de la red de núcleos de innovación tecnológica y a la promoción de nuevas estructuras para la vinculación.

El CIT promovió un proyecto de descentralización de las actividades de apoyo a la transferencia de tecnología, desde 1984, el cual consistió en crear una serie de pequeñas oficinas que comenzaron a operar directamente en dependencias universitarias con actividades de investigación tecnológica muy intensas. Así, fueron creados en ese mismo año, los núcleos de innovación tecnológica de las facultades de medicina y química, y de los institutos de investigaciones biomédicas e investigaciones de materiales. Con posterioridad se incorporaron a la red el Instituto de Biotecnología, la Escuela Nacional de Estudios Profesionales de Zaragoza y la Unidad Académica de Diseño Industrial. Estos núcleos son autónomos y han contribuido de manera importante a la cuota de tecnologías transferidas por la UNAM hacia el sector empresarial.

En relación a la promoción de nuevas estructuras de vinculación, el CIT ha promovido la creación de: Centro de Tecnología Electrónica e Informática (CETEI) conjuntamente con la Cámara Nacional de la Industria Electrónica y de Comunicaciones Eléctricas; y el Parque Tecnológico de Morelos e Incubadora de Empresas con Base Tecnológica: IEBT-CICESE y SIECYT-UNAM.

La historia del Parque Tecnológico Morelos ha mostrado que es muy difícil concertar un proyecto de esta envergadura sin cumplir antes ciertos pre-requisitos. Entre ellos: que exista interés de las empresas por participar; que se cuente con un compromiso de largo plazo para realizar un proyecto de esta naturaleza; que haya liderazgo asumido al máximo nivel político; y que se disponga de fuentes de financiamiento que aporten capital de riesgo abundante y oportuno, que permita aplicar una visión estratégica sobre el desarrollo regional y las industrias de alta tecnología (Solleiro, 1993).

En México, existe apenas una incipiente experiencia en la creación de incubadoras, y sus resultados aún son muy limitados. La Incubadora de Empresas con Base Tecnológica, Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California (IEBT-CICESE), corresponde al programa formal de incubación de empresas que tiene mayor tiempo operando en México (desde 1990). La orientación de los proyectos de la IEBT debe ser en preferencia para empresas en algunas de las siguientes áreas: electrónica, telecomunicaciones, óptica, opto-electrónica, biotecnología y alimentos, diseño mecánico, diseño asistido por computadora (CAD) y mecánica de precisión y servicios tecnológicos en geofísica, sismología y oceanografía. Hay en la incubadora siete empresas de base tecnológica, pero tiene capacidad para albergar de 25 a 30 empresas.

Por otra parte, en el seno del CIT, ha surgido el Sistema Incubador de Empresas Científicas y Tecnológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (SIECYT-UNAM), creado en 1992, en instalaciones provisionales y que ha dado origen a cuatro empresas de base tecnológica. Entre los objetivos específicos de este programa se contemplan: la creación de un sistema nacional de estímulo orientado al empleo de la tecnología y de otros resultados de la investigación aplicables a la producción de bienes y servicios dentro de un marco institucional explícito; el proporcionar un nuevo instrumento para efectuar la transferencia de tecnología generada en la UNAM; y el convertirse en un medio que a la vez que exalte la excelencia académica y permita incorporar a la ciencia, a la tecnología y a las actividades emprendedoras dentro del conjunto de valores culturales de la sociedad. El sistema incubador prevé una orientación multisectorial, aunque en general las áreas más favorecidas para los servicios de incubación incluyen: electrónica, informática, mecánica de precisión, química fina, telecomunicaciones, robótica, biotecnología, salud y nuevos materiales.

Venezuela

La experiencia de este país en esta materia tiene dos aspectos importantes que destacar. En primer lugar, se encuentran las iniciativas de modalidades empresariales y de vinculación con el entorno promovidas desde las universidades. Y, en segundo lugar, las decisiones y acciones del gobierno central en la promoción de conglomerados de empresas de base tecnológicas, a través de la figura de parques tecnológicos.

En lo que se refiere a las experiencias de creación de empresas de base tecnológica desde las universidades están data de principios de los años ochenta. La Universidad Central de Venezuela UCV fue pionera en este aspecto. En 1984 se fundó la primera empresa de esta naturaleza en este país: Tecnidec, promovida por la Fundación UCV y la propia UCV (Marcano, 1985). Es importante señalar que años antes se habían creado empresas en las universidades venezolanas (en particular, en la Universidad de los Andes), pero ellas tenían carácter de empresas rentales y no de base tecnológica. En la actualidad, la UCV posee una docena de empresas de esta naturaleza y han aparecido otras modalidades empresariales con participación de los investigadores en la estructura accionaria. A la empresa universitaria le toca aún un largo camino por recorrer y múltiples obstáculos que sortear, sobre todo en los campos financieros y culturales dentro y fuera de la universidad.

Otras universidades han seguido el ejemplo de la UCV, pero utilizando otras modalidades. Los casos más resaltantes son los de la Universidad Simón Bolívar (USB) y de la Universidad de los Andes (ULA). La primera ha creado una fundación para promover la prestación de servicios y la realización de proyectos de I & D para el entorno social y económico y, además, ha promovido con respaldo del Estado la fundación de un parque tecnológico en el área de Sartenejas, aledaña a la capital del país. Por su parte, la ULA ha desarrollado iniciativas de empresas y parque en la zona occidental del país, en particular en Mérida. Destaca en esta última la existencia del CITEC que, funcionando desde hace pocos años (1991), ha logrado penetrar lentamente el mercado de equipamiento médico quirúrgico para intervenciones de traumatología.

Las universidades del Zulia (LUZ) y Nacional Experimental Politécnica (núcleo de Barquisimento, Edo. Lara), conjuntamente con las autoridades locales y nacionales han promovido iniciativas de parques tecnológicos en cada una de sus localidades al occidente del país. Ambas experiencias son aún incipientes a pesar del apoyo financiero recibido. Se debe esperar más tiempo para medir en forma adecuada sus resultados.

Las necesidades de recursos frente a la crisis económica, ha obligado a otras universidades del país, en particular a las públicas, a generar modalidades más o menos similares de búsqueda de mecanismos para la generación de ingresos adicionales al presupuesto asignado por el Estado para su funcionamiento. Sin embargo, estas iniciativas no han sido promovidas, en forma consciente, para la constitución de empresas destinadas a explotar los resultados de I & D. Más bien han aparecido como un camino para utilizar la capacidad ociosa en la prestación de servicios utilizando el personal disponible (de alto nivel y con experticia), pero con poca consciencia de su potencialidad para generar empresas de base tecnológica. La dirigencia universitaria y los potenciales actores (los investigadores) no han prestado suficiente atención a esta realidad de desarrollo del sistema empresarial moderno.

En cuanto a las decisiones del gobierno en la promoción de parques tecnológicos, la iniciativa data de 1989. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT) viene promoviendo y dando respaldo institucional a la creación de esta modalidad de conglomerados empresariales. El CONICIT, ha utilizado la capacidad e iniciativa de las universidades para promover esta figura en el país, pero con poca y desigual intensidad. La participación empresarial ha sido escasa y sólo se ha logrado interesar a las autoridades locales y estatales de las áreas geográficas donde han aparecido los parques. La experiencia es, también, todavía incipiente y la evaluación realizada sobre el particular no es concluyente (Seaton y Pittaluga, 1995).

La dificultad a corto plazo, que tienen todas estas iniciativas es la no existencia de la figura institucional de capital de riesgo. Desde la desaparición del Fondo para la Innovación Tecnológica (FINTEC), en apariencia por la falta de demanda de los créditos que éste ofrecía, no se dispone de ninguna modalidad formal para la financiación de empresas de base tecnológica. Sólo el propio CONICIT, a través de su Dirección de Fomento Tecnológico, ofrece financiación limitada a estas iniciativas. Pero, además, con poca compresión conceptual sobre el tema.

El otro aspecto que se debe destacar de la experiencia de este país es el poco ambiente que existe para valorar estas iniciativas. Esto sucede más bien por desconocimiento social del potencial del conocimiento científico y tecnológico en la generación de empresas innovadoras y de beneficios económicos. Situación ésta común en todos los casos estudiados de la región.

Aprendizaje de las experiencias en la región

De la situación y experiencias de Latinoamérica podemos extraer algunas enseñanzas importantes. Ellas pueden ser presentadas en cuanto a la asimilación del modelo, al papel del Estado, de las universidades, de la financiación, de la organización social y del tiempo transcurrido. En todos estos aspectos hay un aprendizaje importante, a pesar de lo limitado de las experiencias existentes.

La asimilación de un modelo.

El primer aprendizaje que se debe poner de relevancia es el relativo a la asimilación precaria, del sentido y concepto de la empresa de base tecnológica y de los conglomerados que las agrupan (parques, tecnópolis, etc.). Como sucede con frecuencia el traslado de las experiencias de los países industrializados a los nuestros ha sido incompleta y en cierto sentido deformada. Un indicador ha sido que, con la excepción de Brasil, pocas son las reflexiones teóricas en esta materia. Otro indicador es el poco peso que han tomado a nivel social este tipo de iniciativas. Parece que el tema es sólo preocupación de algunos entendidos. El aprendizaje es, con frecuencia, lento, pero es posible que en un futuro mediato la comprensión sobre esta materia pueda ser más amplio que el actual.

El rol del Estado.

En lo que se refiere al papel del Estado, la situación descrita muestra que la voluntad política para emprender este tipo de desarrollo, a pesar de estar presente en algunos casos, es aún limitada. Las ideas dominantes sobre industrialización que tienen los gobiernos de la región, tanto a nivel central como local, corresponden a modelos de etapas anteriores y superadas del desarrollo del sistema capitalista. La promoción de inversiones, sobre todo de origen extranjero, en industrias tradicionales es el denominador común de casi todos los discursos y deseos de los dirigentes de la región . Se requiere, en este aspecto, un cambio importante de mentalidad de esta dirigencia política y económica. Como se ha visto en todos los casos de los países industrializados la intervención del Estado en diferentes formas ha sido constante. Bien por la vía de la demanda, como en los EE.UU., o directamente como en el caso japonés. Sin embargo, en lo que se refiere al respaldo del Estado a la I & D, este se ha mantenido a través del tiempo pero con poca intensidad (situación que se repite en todos los países de la región). Se requiere, entonces mayor presencia del Estado (tanto central como local) en la promoción de iniciativas empresariales de nuevo tipo en Latinoamérica.

La actuación de las universidades.

La universidades han asumido un papel activo, pero aún tímido, sobre la promoción de iniciativas empresariales de nuevo tipo. Se puede afirmar que han sido las únicas instituciones en instruir el valor y el potencial del conocimiento disponible. Pero lo que es importante es poseer este conocimiento acumulado. Sin él no se puede promover iniciativas exitosas en esta área. El crecimiento de las actividades de investigación y desarrollo es aún limitado en la región. Como vimos más arriba la inversión en I & D es limitada y sí a ello se suma la casi ausencia de inversión en estas tareas de parte de las empresas privadas, el panorama es peor aún. No puede descansar sólo en las universidades esta responsabilidad. Aisladas es muy poco lo que pueden hacer, como lo ha demostrado la práctica hasta ahora en la mayoría de los casos analizados.

La financiación.

La totalidad de la financiación de las escasas iniciativas han provenido del Estado. La figura del capital de riesgo ha estado ausente de forma institucional. Por tanto, las pocas empresas innovadoras no han sido alimentadas con capital. La situación también es precaria en este sentido. Son pocas las cosas que se pueden hacer ya que las limitaciones impuestas por las deudas nacionales y las crisis económicas que viven los países de la región dejan muy pocas posibilidades de destinar importantes recursos propios a estas actividades. Una salida puede ser echar mano a préstamos de los organismos multilaterales para financiar estas actividades y, en particular, las referidas al fortalecimiento de la capacidad de investigación científica y tecnológica local.

El ambiente social.

En esta área la situación es nula en casi todos los casos. Los actores sociales son escasos y poco preparados para la innovación. En particular, los empresarios son pocos dados, en general, a correr riesgos alrededor de las actividades innovadoras. El nivel cultural y educativo de la población es aún bajo en los países de la región. Esfuerzos por elevar estos niveles deben ser hechos lo más pronto posible. De lo contrario la brecha entre los países industrializados y los latinoamericanos será cada día más amplia y con muy pocas posibilidades de salvarla ni siquiera a largo plazo.

El tiempo.

El último factor a considerar es el tiempo. En realidad todas las experiencias de la región son de reciente data. Sí a ello se añade el relativo poco respaldo que han tenido, es prematuro concluir sobre el éxito o fracaso de las mismas. Lo importante es que ellas se han iniciado y sí se impulsan podrán dar sus frutos a mediano y largo plazo. Es bueno recordar que cualquiera que sea el resultado de estas iniciativas siempre dejarán algo positivo para el país que las inicie.

Como ya se ha señalado la región latinoamericana no ha sido ajena a las iniciativas en torno a la creación de figuras innovadoras del tipo parque tecnológico, de ciencia o incubadoras de empresas de base tecnológica. Aparte de las experiencias de los países descritas en el punto anterior, se conocen, además, acciones para instalar y desarrollar esta nueva modalidad de conglomerado industrial en otros países de la región. Casos como los de Cuba o Costa Rica, entre otros, se podrán agregar a un estudio más amplio sobre el particular. No se ha querido ser exhaustivos en la presentación de los casos de Latinoamérica, ya que no es el propósito del presente informe. Lo que interesa más bien es el examinar cuáles son las posibilidades de opciones y acciones para los países que integran el Sistema Económico Latinoamericano.

Hacia el diseño de un programa de estímulos de ampliación de la base empresarial vía la creación de empresas de base tecnológica.

Antes de exponer el conjunto de recomendaciones que en el plano de políticas se pueden avanzar, es necesario hacer algunas acotaciones de interés general.

En primer lugar, debe quedar claro que no existe una fórmula general para el éxito de un proyecto basado en la alta tecnología. Sobre todo tomando en cuenta que bajo la imagen de conceptos como parque tecnológico o ciudad de la ciencia se esconden realidades muy diversas. Lo que no cabe duda es que este tipo de conglomerado industrial será el indicador decisivo de la organización territorial que sostendrá los cimientos de la estructura industrial de las economías de los próximos años basadas en la información.

Por otro lado, es importante señalar que la casi totalidad de los países de la región se encuentran apenas en lo que podemos llamar el primer nivel de desarrollo tecnológico. Es el nivel cuyo rasgo más destacado es la de una situación dominada por el hecho de atraer la inversión de empresas transnacionales, conjuntamente con la tecnología existente. Por tanto, la construcción de parques tecnológicos, incubadoras de empresas o ciudades de la ciencia, en estos casos, puede jugar un papel importante en la atracción de inversiones extranjeras. Más adelante se avanza en detalle acerca de las características de los diferentes niveles de desarrollo.

Definiendo objetivos

Se debe tener en cuenta que esta es la situación dominante en la región, pero no quiere decir que no se pueda avanzar rápidamente en el desarrollo tecnológico. Como hemos visto, el ejemplo de los llamados países de reciente industrialización es revelador de una voluntad de querer superar esta situación. El caso de España es muy importante en este sentido. Este país ante al reto de enfrentarse a una competencia feroz de sus vecinos a partir de 1992, cuando entraba en funcionamiento la Comunidad Económica Europea se vio obligado a desarrollar una capacidad tecnológica endógena para proteger su aparato industrial. En pocas palabras, saltó de la etapa de desarrollo tecnológico en que se encontraba hace apenas algunos años, a una etapa donde el fortalecimiento de su sistema científico-tecnológico ha sido condición necesaria para competir. De una manera similar han actuado los países asiáticos. Esto demuestra que es posible alcanzar rápidamente niveles de desarrollo tecnológico, si se tiene claro los objetivos que se persiguen. Examinemos los dos principales.

  1. En algunos casos (y tal vez sea el de la mayoría de los países latinoamericanos) el objetivo que se persigue es el de la reindustrialización; es decir, la creación de nuevos empleos en nuevas industrias que reemplacen a los antiguos empleos de antiguas industrias en decadencia. En algunos países de la región, se trata de empleos en sectores agrícolas o mineros básicos como resultado del desplazamiento de la población rural a las ciudades por el aumento de la productividad en el campo o en las minas. En otros países, también se trata de la sustitución de antiguas industrias básicas, extractivas y de manufactura, que han sido el resultado de antiguas formas de industrialización, de los ciclos económicos anteriores. Más adelante examinaremos las etapas de desarrollo que les toca seguir a los países que intentan su industrialización.
  2. El otro de los objetivos que se persigue, tal vez en menor grado en la Región, es el desarrollo local, entendido como el desarrollo de una localidad específica de un país determinado. Esto es, que producto de la situación de desplazamiento de establecimientos industriales de un área a otra se han creado diferencias regionales importantes que pueden ser resueltas mediante la utilización del expediente de la instalación de los parques o conglomerados tecnológicos. Por supuesto, esto significa llevar el crecimiento de estas nuevas industrias desde la región central hacia aquellas menos desarrolladas.

Lo importante de estos objetivos es lo que se persigue en última instancia: la creación de sinergias y de un medio innovador en las sociedades que impulsan estos procesos. Por supuesto que hablar de sinergia no es fácil en el medio latinoamericano, pero asumamos que la mejor forma de considerarla es como la generación de nueva información de alto valor a través de la interacción humana. La sinergia en sí se puede convertir en objetivo, pero lo que se pretende es crear las condiciones para que una economía determinada entre en un constante ciclo innovador. El asunto es complejo. Sin embargo, es importante comprenderlo, ya que de ello depende el éxito de las iniciativas que se pueden emprender. El papel innovador de una sociedad va a depender de múltiples factores y su existencia histórica concreta de diferentes condiciones. Pero lo que se quiere poner de relieve es la búsqueda de la construcción de un ambiente innovador, por lo menos capaz de mejorar las condiciones de la producción de bienes y servicios en una región o país determinado.

Aprendiendo de las lecciones

Del examen de las lecciones de los países industrializados y de la iniciativas de la región, se pueden sacar algunos aprendizajes. Estas lecciones, también, son válidas para el diseño de cualquier política en esta materia. Es aprender de la experiencia ajena. Es lo que se ha hecho en el pasado, se hace en el presente y se hará con seguridad en el futuro. Pero también hay que aprender de cómo se ha aprendido. En muchos casos se ha copiado la forma y no lo esencial de los procesos. Se han reproducido más bien caricaturas de los procesos de otras latitudes. De igual manera puede suceder con esta modalidad innovadora de industrialización.

Al iniciar un programa de creación de conglomerados de empresas de base tecnológica, el primer aspecto esencial a tomar en cuenta es, como ya se ha señalado, determinar cuál es su objetivo básico. En este sentido, la elección de prioridades es decisiva. Debe haber una transacción entre las prioridades nacionales y locales y entre los objetivos a corto y largo plazo. La elección tendrá, por tanto, implicaciones en las estrategias del desarrollo económico global de un país determinado.

De acuerdo a la teoría económica un país puede pasar por tres etapas de desarrollo global y a los cuales corresponden características particulares en cuanto a las opciones a desarrollar en los aspectos referidos a la promoción de los nuevos conglomerados industriales de nuevo tipo. Veamos esquemáticamente cuales son estas etapas:

Primera etapa: Los países que se encuentran en una primera etapa de desarrollo, asumen una estrategia que les permita atraer la inversión de empresas transnacionales, lo cual provoca la importación de tecnologías existentes y maduras. Es evidente que cuando se ha llegado a un cierto grado de desarrollo, comienza un proceso de competencia con otros países por la fuente de inversión, razón por la cual el país debe mantenerse perceptiblemente atractivo con respecto a la misma.

En esta fase, la construcción de parques tecnológicos, de la ciencia o incubadoras de empresas de base tecnológica, puede jugar un papel importante en la atracción de inversiones extranjeras. Se debe hacer énfasis en la construcción de buenas edificaciones o buenos emplazamientos para construir un entorno atractivo; excelentes accesos por autopista y cercanos a un aeropuerto internacional; viviendas de calidad para los directivos y, principalmente, fácil acceso a mano de obra bien formada y motivada. Se da por descontado la existencia cercana de una universidad con tradición de investigación. O en su defecto, la existencia de vínculos con una institución de estas características.

Segunda etapa: Cuando el país alcanza un nivel de desarrollo más elevado y la industrialización resulta general, define como estrategia el desarrollo de una capacidad que le permita mejorar la tecnología importada mediante combinación de innovación de productos y de innovación de procesos en cascada. Los países que se encuentran en esta etapa implementan un proceso de apoyo de mejora a la competitividad de las industrias existentes. En lo que respecta a la promoción a los parques científicos o tecnológicos, en esta etapa, debe hacerse énfasis en el acceso a una mano de obra con un alto nivel de formación universitaria y el Estado debe fomentar la investigación en áreas relacionadas con sectores objetivos de la economía nacional, como por ejemplo, agricultura, la energía u otra área de la actividad industrial donde se tengan algunas ventajas comparativas que puedan con seguridad convertirse en ventajas competitivas dinámicas.

Tercera etapa: Los países que han llegado a esta etapa, aplican estrategias diferentes. En primer lugar, fomentan y fortalecen sus sistemas nacionales de I & D a fin de incentivar la generación de tecnologías propias y comenzar un proceso de identificación de tecnologías futuras que le sirven de plataforma a las nuevas concentraciones industriales. Aquí el papel del Estado se vuelve más complejo y sutil, promoviendo la investigación básica y sus aplicaciones en áreas prioritarias. Esto implica la expansión y mejora de universidades ya existentes y la creación de nuevas. Quizá una de las fases más difícil del proceso, sea la creación de vínculos entre los investigadores y la industria. Este factor puede ser determinante del éxito de los parques de la ciencia o tecnológicos y depende fundamentalmente, de la cultura académica e industrial predominante en el país que se considere.

Las naciones industrializadas, han tenido que pasar de una manera u otra por estas etapas, en muchos casos durante largos períodos. Sin embargo, existen experiencias concretas, como ya se indicó, de saltos desde la primera etapa a la tercera en apenas una generación.

El papel del Estado

A partir del análisis de la experiencia de los países que han alcanzado el éxito industrial, se desprende que el Estado juega un papel decisivo en el proceso de industrialización, aportando el entorno adecuado y las bases apropiadas para el desarrollo de empresas privadas competitivas. Para ello, el país debe tener claridad en relación a la posición que ocupa en la curva de aprendizaje y a los objetivos y estrategias a seguir a fin de pasar a un nivel más avanzado de desarrollo y de ser posible, saltar etapas dentro del proceso.

La intervención del Estado resulta decisiva. El Estado debe aportar el entorno apropiado y la base apropiada para el desarrollo de empresas privadas vigorosas y competitivas. Asimismo, el estado debe fomentar la formación de personal de alto nivel (licenciatura y hasta doctorado). Además, el Estado debe incentivar deliberadamente la I & D en ciertos campos específicos relacionados con sectores objetivos de la economía. Para poder hacer esto hay que desarrollar la investigación básica académica (universitaria). Nunca es demasiado pronto para que un país comience a construir al menos un importante centro universitario dedicado a la investigación. Si lo hace en los primeros niveles de desarrollo industrial, mejor; las tradiciones de buena investigación no se construyen de un día para otro, esta tarea puede llevar varias décadas y debe estar preparada para el momento que el país necesite desarrollar su potencial innovador. Como vimos más arriba, alcance otras etapas de desarrollo distinta a la que se encuentra.

En las distintas etapas de desarrollo es importante la elección de las industrias fundamentales para que actúen a manera de detonante. Ello también tiene que ver con la elección de la tecnología; más concretamente con el énfasis que se haga en I & D a nivel local. El criterio más recomendable es el de escoger aquella área en la cual un determinado país posee ventajas comparativas. Estas ventajas se pueden y deben convertir, por supuesto, en ventajas competitivas dinámicas. En el caso de los países industrializados, que se han analizado (en particular, Estados Unidos, Reino Unido y Francia), la demanda del sector militar actuó como detonante del desarrollo del nuevo tipo de empresa. Esto fue así hasta el punto de llegar a modificar, en el caso americano, el mapa industrial.

Los países de la región poseen muy variados detonantes. Se puede mencionar a manera de ilustración: la extensa zona amazónica, común a nueve países sudamericanos. Esta zona dispone de un acervo de recursos y posibilidades que en si misma es suficiente para desarrollar múltiples posibilidades industriales de nuevo tipo. Entre ellas la biotecnología o la farmacología molecular, se pueden indicar sólo a título de ejemplo. De igual manera, cada país en concreto sabe cuales son sus potencialidades y en tal sentido puede, debe y tiene que actuar.

El último aspecto a considerar es la cuestión del tiempo. Ya en las lecciones de los países industrializados, se ha señalado la importancia de la perspectiva a largo plazo. La construcción de conglomerados de empresas de base tecnológica no es una política cuyos resultados se puedan medir tras un corto lapso. Si se alcanza el éxito será algo que habrá que medir después de varias décadas. Se necesita un compromiso a largo plazo por parte de los gobiernos. Esta acción debe ser considerada de la misma forma que lo son otros elementos de una estrategia de desarrollo como la educación y la investigación científica con las cuales está íntimamente ligadas. Esto debe ser comprendido tanto por el sector público como por el sector privado.

Debe quedar también claro que no se considera al Estado como una entidad monolítica. De ninguna manera lo es. Dentro de esta denominación se encuentran diferentes niveles que pueden comportarse de forma diferente. Esto debe ser considerado en el momento de establecer una política que pretenda estimular la creación de parques industriales de este tipo. Por ello debe tomarse en consideración las distintas instancias del Estado incluyendo en ellas a las universidades y a los institutos de investigación.

Propuestas de opciones y acciones para Latinoamérica y el Caribe

Se han señalado ya cuáles son las condiciones necesarias para disponer de una capacidad empresarial innovadora. En este sentido, se ha insistido en la necesidad de disponer de tres factores fundamentales:

  1. A) La materia prima necesaria: la información; es decir, conocimiento sistematizado llevado a la producción y con posibilidades de expanderse constantemente. Ya se dijo más arriba que el desarrollo del sistema capitalista tiene una línea común con el desarrollo de la investigación científica y tecnológica. A más conocimiento mayor avance en el dominio de la naturaleza y por lo tanto mayores posibilidades de aumentar la productividad de bienes y servicios.
  2. B) Un nuevo tipo de empresario, innovador a la manera como lo señala Drucker (1985), acompañado por personal de alto nivel, sobre todo en los campos de I & D y de las disciplinas profesionales vinculadas al nuevo paradigma tecno-económico (la computación, la ingeniería, entre otras); y
  3. C) Capital de riesgo para respaldar las iniciativas que muchas veces, con muy poca probabilidad tendrán éxito. En relación a esto último se debe señalar que en promedio de cada cien ideas, en apariencia novedosas, sólo una con seguridad podrá llegar al mercado con relativo éxito. Y cosa importante: esto se logra en la mayoría de los casos en lapsos de ocho a diez años.

Ahora bien, en casi todos los países de la región la situación real es de carencia de todos estos factores necesarios para emprender una acción decisiva de esta naturaleza.

Se sabe, además, que para que las economías sean competitivas hace falta capital, personal y capacidad de negociación. Por una parte el capital es escaso, basta ver el monto de la deuda externa que tiene acumulado los países latinoamericanos. Por otra parte, el personal calificado de alto nivel es también escaso y con tendencia a moverse hacia fuentes de mayor remuneración, de mejores condiciones de trabajo y de valoración social de sus actividades, en particular hacia los países industrializados. Por último, la capacidad de negociación ha sido a lo largo de la historia regional limitada; pero es esto lo que se puede en realidad desarrollar más rápidamente.

Estas consideraciones resumen, en forma por demás esquemática, el ambiente y las condiciones, en apariencia no favorables para el diseño de una política hacia el fortalecimiento del parque industrial, a través de la figura de la empresa de base tecnológica. Sin embargo, es posible avanzar en esta dirección si se comprende cuál es el proceso, cuáles los detonantes y cuáles son las decisiones que se deben tomar. Además, de identificar los actores adecuados que tendrán roles importantes en el proceso. Se intentará a continuación, entonces, avanzar algunas propuestas que son sólo indicaciones generales sobre las políticas a seguir por los países de la Región.

Resumen de las políticas a aplicar

  • Se debe poseer una estrategia de desarrollo clara. Esto quiere decir que cada uno de los países debe evaluar cuál es su situación y en qué nivel de desarrollo se encuentra y a partir del resultado obtenido en la evaluación construir una estrategia de desarrollo a largo plazo. A cada nivel de desarrollo corresponde una acción determinada. Se pueden saltar las etapas, pero en cada una de ellas se deben usar los instrumentos adecuados. Esto parece en principio sencillo, pero en realidad no es fácil de abordar. Sobre todo por el cúmulo de ideas y preconcepciones que se tienen en torno al desarrollo económico, en general, o industrial, en particular. La ideologización del tema es abundante y las posiciones son en extremo maniqueas. Se debe, por tanto, hacer un esfuerzo por colocar la discusión en su justo término y en este sentido el camino más seguro es el de identificar cuáles son las ventajas comparativas que se poseen.
  • Se debe invertir en las ventajas comparativas; cada país las posee y sobre ellas debe centrar sus esfuerzos en la creación del parque industrial. Al principio importando la tecnología necesaria, para desarrollar una infraestructura industrial que permita aprender cómo se hace para luego obtener un cierto grado de competencia propia. Ello se logra a través de la capacitación y calificación de la fuerza de trabajo. No se puede olvidar que la fuerza motriz de las empresas del nuevo paradigma es el conocimiento y este se encuentra en las personas. Las personas son las que conforman en definitiva el ambiente innovador, con el cual se genera la sinergia necesaria de las etapas superiores del desarrollo de las capacidades industriales en una localidad o país determinado.
  • Para ello es necesario poseer una visión a largo plazo. Se ha insistido que los programas de conglomerados de empresas de base tecnológica (bien sean parques o incubadoras) son emprendimientos de largo alcance. Por tanto, la planificación de estas iniciativas debe considerar muy seriamente esta condición. No se pueden esperar resultados a corto plazo, sería un error de partida pensar en ello con visión de corto alcance. Ello conlleva a la necesidad de evaluar correctamente de dónde pueden surgir las innovaciones.
  • Hay que identificar de dónde viene la innovación, para lo cual resulta decisiva la existencia de una relación investigación-industria, en ambos sentidos. Las universidades son claves en este proceso, pero no siempre. Ya se dijo que las universidades son buenos aceleradores del proceso, pero sólo cuando se trata del tipo adecuado de institución universitaria; es decir, aquella donde se ha desarrollado la investigación de excelencia. Las universidades pueden desempeñar su papel innovador si continúan siendo instituciones fundamentalmente autónomas, fijando sus propios intereses de investigación y estableciendo sus propios criterios de calidad científica. Los servicios a ultranza y la dependencia de fuentes de financiación externa hacen en extremo vulnerables a estas instituciones y a la larga minan la calidad de sus conocimientos y saberes. Por su parte, la industria es el locus por excelencia de la tecnología y por lo tanto actúa como demandante del conocimiento necesario para la resolución de sus problemas. Un empresariado que considere que la ciencia y la tecnología se pueden convertir en capital, es el actor principal de los conglomerados de empresas de base tecnológica. En su defecto, algunos investigadores pueden y deben convertirse en empresarios como efecto de demostración. La creación de unidades de transferencia de resultados de investigación, creadas en las universidades, puede ser un mecanismo idóneo en las primeras etapas de desarrollo de los programas de empresas de base tecnológica. Pero para que esto sea posible es importante poder comunicarse; es decir, recibir y trasmitir información.
  • En tal sentido, se necesita construir las redes de información desde el principio, cuando se toma la decisión de crear el conglomerado de empresas de nuevo tipo. La información es la materia prima más importante y debe haber adecuados caminos para que ella pueda fluir. Al respecto, no hay modelo a seguir. Deben tomarse en cuenta las condiciones culturales de cada país o región. La forma más efectiva de transmisión de la información puede variar de un país a otro y los medios a utilizar variarán, en consecuencia, de caso a caso. No se debe perder de vista que lo buscado es la construcción de un ambiente sinérgico en una sociedad particular.
  • En los países de poco desarrollo y gran concentración de recursos (materiales y humanos) en sus zonas metropolitanas, las estrategias de descentralización a corta distancia pueden facilitar el proceso. Por ejemplo, la construcción de parques tecnológicos o incubadoras de empresas en la periferia de la capital, donde casi siempre se concentran la mayoría de las condiciones para su desarrollo, pueden ser más efectivos que la de desarrollarlos lejos de las condiciones necesarias para estas actividades. Si por el contrario, se opta por una estrategia de larga distancia en el territorio nacional es necesario ser mucho más selectivo, concentrándose en una o dos áreas objetivo que puedan ofrecer las mejores perspectivas en términos de instalaciones; como son: la existencia de universidades con tradición de investigación, capacidad empresarial, tradición industrial y un cierto liderazgo político. Sin embargo, una política de dispersión tiene el riesgo de no conseguir el impulso buscado. Para ello hay que encontrar alicientes de carácter nacional.

Como se ha señalado, en las experiencias de larga data en los países industrializados, los impulsos al nuevo tipo de empresa vinieron, en lo fundamental, del sector militar. La defensa nacional, o la competencia espacial en unos casos, ha jugado un papel muy importante en el desarrollo de muchas innovaciones en el pasado reciente. No obstante, no se puede pretender que este se convierta en el aliciente en los países de la región. Al menos no es un caso generalizable, aunque este factor juegue un papel importante en algún país en concreto. Los alicientes pueden provenir del interés nacional en cada caso. Así, los países que participan en el mercado mundial suministrando energía (fósil, como el petróleo) y cuyas economías se basan en esta capacidad deben desarrollar sus capacidades industriales, por ejemplo, en dos vertientes: una, aguas abajo en términos del desarrollo industrial pasando a la petroquímica y a la industria química orgánica; y dos, en el desarrollo de capacidades en el campo de las energías alternas, desarrollando actividades de I & D, con el fin de mantenerse competitivos. Esto es sólo un ejemplo de las posibilidades que tienen algunos países de la región; con igual lógica se puede afrontar la situación de otras naciones. Esta política puede permitir el desarrollo de nuevos nichos en el mercado concentrándose en las verdaderas capacidades disponibles en el país determinado. Sin embargo, esto último exige un examen detenido de las potencialidades disponibles tanto en el plano material como intelectual.

  • Se necesita mucho tiempo para que un conglomerado de empresas de base tecnológica alcance un relativo éxito. Se alude a períodos mucho más largos de los que se está acostumbrado a considerar tanto en el plano empresarial como en el político. Hay que proceder con estos proyectos como cuando se cuida a un recién nacido en estado delicado. Por ello el término incubadora no es del todo desacertado. Señala el cuidado que por un largo lapso hay que tener con este tipo de programa. Es por ello que la tentación inmobiliaria es uno de los peligros que afrontan este tipo de desarrollo. Se debe, por tanto, preservar los objetivos del programa a como dé lugar a lo largo de su ejecución.
  • Por último, pero no por ello menos importante, se debe evitar caer en el pesimismo ante el eventual fracaso de un proyecto en particular. Se puede afirmar que en ellos no puede estar presente semejante situación. Cualquiera sea el resultado siempre será mejor que la parálisis o no tener nada. Este tipo de emprendimiento siempre deja un fruto, tanto en lo material (unas instalaciones o unas empresas que sí prosperaron) como en lo intelectual (una capacidad fortalecida de pensar en problemas desde una universidad).

Finalmente, y a manera de conclusión, la actividad de investigación se ha hecho cada día más presente en la vida moderna. Por ello como lo señalan Callon et al. (1994) esta actividad se ha convertido en el centro de todas las instituciones, bien sean empresas, universidades u organismos de gobierno. Ya no sólo se investiga para conocer lo desconocido y obtener conocimientos certificados. Se investiga, además, para resolver problemas de orden colectivo de un país en concreto como pueden ser la salud de su población, el ambiente, el prestigio de la nación, etc. Se hace investigación, también, para hacer competitivas las economías nacionales, para formar cada vez más y mejor personal de alto nivel, y en fin, para expandir el conocimientos a la población. La modalidad de empresa de base tecnológica es, entonces, una expresión más de esta realidad del fin de siglo.

Recomendaciones prácticas para el SELA

Con el fin de profundizar en las acciones posibles en la Región se propone al Sistema Económico Latinoamericano -SELA- tres acciones concretas para avanzar en el diseño e instrumentación de una política de estímulo de ampliación de la base empresarial, en particular la industrial, sobre la figura de la empresa de nuevo tipo o empresa de base tecnológica. En tal sentido, se propone:

  1. Generar un intercambio inicial entre especialistas y distintos niveles gubernamentales sobre la materia. Esta reunión podría tener un carácter de reunión exploratoria sobre el tema de industrialización y del uso de la figura de empresa de base tecnológica para estimular la ampliación de la base industrial en la región.
  2. Con posterioridad, promover la realización de un seminario internacional sobre el tema «Posibilidades de la empresa de base tecnológica para la ampliación de la base empresarial en la región latinoamericana». En este seminario participarían responsables gubernamentales en las áreas de planificación industrial, política económica y ciencia y tecnología. Además, de representantes empresariales y representantes del mundo de la investigación científica y tecnológica. El objetivo de esta reunión sería el de examinar el potencial regional para avanzar en la instalación de conglomerados de empresas de nuevo tipo en Latinoamérica. Se propone invitar también algunos representantes de los países desarrollados para que expongan los resultados obtenidos en sus experiencias y estudios.
  3. La promoción de un proyecto de investigación sobre las experiencias existentes, promoción de nuevo tipo de empresas o empresas de base tecnológica en la región, que permita conocer en mayor profundidad la dinámica de estos procesos. La finalidad de esta propuesta es la de profundizar en el estudio del tema por la vía de la medición de los efectos en los casos concretos ya funcionando y cuyos resultados puedan servir de termómetro para medir las posibilidades y particularidades en cada país. Un estudio de esta naturaleza podría recibir el apoyo de la ONUDI o de la Comunidad Económica Europea.
  4. Por último, se debe prestar atención y asistir, con representantes de alto nivel, a las reuniones que sobre el tema se realicen en la región y fuera de ella, cuando el tema así lo amerite. En tal sentido, es recomendable asistir a la V WORLD CONFERENCE ON SCIENCE PARKS, que se realizará en Río de Janeiro, Brasil, el próximo mes de octubre ( 29 al 31).

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Martínez Luis. (2007, septiembre 27). Empresas de base tecnológica en latinoamérica. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/empresas-de-base-tecnologica-en-latinoamerica/
Martínez Luis. "Empresas de base tecnológica en latinoamérica". gestiopolis. 27 septiembre 2007. Web. <https://www.gestiopolis.com/empresas-de-base-tecnologica-en-latinoamerica/>.
Martínez Luis. "Empresas de base tecnológica en latinoamérica". gestiopolis. septiembre 27, 2007. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/empresas-de-base-tecnologica-en-latinoamerica/.
Martínez Luis. Empresas de base tecnológica en latinoamérica [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/empresas-de-base-tecnologica-en-latinoamerica/> [Citado el ].
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