Al igual que en el mundo de los negocios, los gobiernos adquieren deudas ya sea para financiar nuevos proyectos de inversión o pagar gastos corrientes. Este tipo de endeudamiento, conocido como bono, es también una medida a la que recurren gobiernos con problemas de pago para saldar deudas viejas, lo que comúnmente se conoce como “patear el tablero”. Estos bonos se pagan sumando el capital más el interés, por lo que, cuanto mayor sea el nivel de endeudamiento mayor será la tasa de interés.
En el mercado financiero internacional existen inversionistas que se encargan de comprar bonos con dificultad de pago, los compran por debajo de su valor nominal, para después cobrarlos, con su valor nominal, es decir ganan por la diferencia entre el precio del bono comprado y el precio que dice vale el bono. A estos bonos se les denomina: “Fondos Buitre”, muchos de estos inversionistas son fondos de inversión dirigidos por inversionistas especuladores.
El caso de Argentina. Los fondos buitre adquirieron una parte importante de la deuda de Argentina a muy bajo precio y buscaron saldarla en el 2001, año en el que una fuerte crisis económica asoló ese país. El llamado “corralito” hizo que el gobierno firmara la suspensión de pagos sobre una deuda de 102 mil millones de dólares que Argentina debía a los acreedores. Este impago se conoce con el término de default y fue el más grande de la historia de este país.
Como consecuencia del default de 2001 muchas de las deudas de este país fueron vendidas en el mercado financiero internacional, pero, dado el estado de crisis de la economía argentina, sus deudas no tenían mucho valor en el mercado. En un intento por recuperar algo de su dinero, muchos poseedores de esos bienes vendían sus bonos al 20% de su valor nominal, es decir, si el bono tenía un valor nominal de 100 dólares, el inversionista lo compraba en 20, lo que le permitía al poseedor recuperar algo de su inversión.
Luego de la época de vacas flacas, el gobierno argentino logró reestructurar un gran porcentaje de la deuda en 2005 y 2010, con una reducción de la quita de la deuda en un 65% a más del 92.4% de los acreedores; sin embargo, los fondos buitre (dueños del 7.6%) no aceptaron el acuerdo.
En total, estos fondos suman una deuda de 1 500 millones de dólares que tiene Argentina con NML Capital y Elliot Management (EL). Al ellos no aceptar el mega canje de los años 2005 y 2010, recurrieron a un juzgado en Estados Unidos (EEUU) para exigir que Argentina les pagara la deuda. Por supuesto, la razón por la que el asunto se llevó a los tribunales de este país se debe a que la deuda se emitió en la Bolsa de Valores de New York, por lo que es allí donde se encuentra su jurisdicción.
Posteriormente, el juez Thomas Griesa falla a favor de los fondos Buitre. Como resultado, Argentina tiene que pagar los 1 500 millones de dólares, más lo perteneciente a los otros que también negociaron como parte de la cláusula RUFO (Right upon future offers). Si Argentina paga los fondos especulativos, también tendrá que pagar a los que negociaron por aparte, pero Argentina no tiene cómo.
El ejemplo para América Latina. La política de crédito que toman en cuenta los bancos son la capacidad de pago y la garantía. Tanto acreedores como deudores deben ser cautos a la hora de asumir créditos porque existen muchos riesgos: crisis financiera, disminución de los precios de los productos de exportación, disminución de los ingresos fiscales (impuestos), mala política económica, entre otros. En el caso de Argentina, lo único que hizo el gobierno de turno ante la crisis del 2001 fue patear el tablero para las futuras administraciones. Al ser estas de naturaleza populista, -tanto el de Cristina Fernández de Kirchner como el de su difunto marido-, Néstor Kirchner, se excedieron en sus gastos fiscales, lo que resultó en un desastroso gobierno cuya irresponsabilidad consistió en querer pagar la deuda con las reservas internacionales, medida a la que se opuso el entonces presidente del Banco Central de esa época, y por la cual fue despedido.
Los precios de los productos de exportación de Argentina han disminuido por la crisis; los ingresos vía impuestos también están disminuyendo; la inversión extranjera directa ha cesado debido a la desastrosa política económica. Ya no hay nada qué privatizar, pues casi todo se hizo en gobiernos anteriores. Como consecuencia, la capacidad de pagar sus deudas está disminuyendo, por lo que una vez más podría caer en default.
Los gobiernos deben ser responsables de su política macroeconómica: no endeudarse más del 60% del PIB, no tener una inflación mayor del 3% anual, no tener un déficit fiscal por encima del 3% del PIB. En la medida que los gobiernos realicen una buena gestión macroeconómica, tendrán menos posibilidades de caer en default, como en el caso argentino. Para ello se requiere una gestión eficiente de la política fiscal y monetaria.
Los ejemplos de crisis económica son muchos: EE.UU, Grecia, España, Portugal, Argentina, Venezuela. Todos tienen un denominador común: exceso de deuda, en algunos casos un 160% del PIB, en otros un 200% del PIB. Por eso es importante que los gobiernos sean responsables en el manejo de los recursos y busquen alianzas públicas privadas para poder crecer sin endeudarse, controlar el gasto del gobierno y, por supuesto, no nombrar a funcionarios públicos simplemente porque fueron “los pega banderas” en las campañas política, prácticas que tienen actualmente en crisis a Puerto Rico.