Educación y modelo por competencias profesionales para evitar la ruptura mundial

Al reflexionar sobre las grandes olas de cambio que ha vivido la humanidad en su recorrido por la historia, nos encontramos claramente que de acuerdo a la velocidad a la que se produjeron y transportaron los conocimientos, se crearon los paradigmas para el diseño de los sistemas de la creación de la riqueza y las rutas para obtenerla.

En la Segunda Gran Ola, la de la Revolución Industrial, se fue configurando un camino cada vez más amplio y mejor diseñado que permitiera competir a las empresas más importantes del mundo y pelear la delantera, a más alta velocidad.

Grandes y poderosas, optimizando la tecnología y sus avances, produjeron la Tercera Gran Ola de la informática y sofisticaron el canibalismo depredador teniendo como medidores de superioridad: el tamaño, la participación en el mercado y las utilidades.

Tomando como modelo a las empresas vencedoras y exitosas, que se estaban corriendo atrás todas las demás, imitando y tomando como modelos universales las estrategias que las hacían poderosas, para reproducirlas en su gestión. Entre más velocidad cobraban las primeras, más marcado se fue haciendo el rezago de las últimas, y con ello, la repartición de la riqueza del mundo se fue distribuyendo de manera concentrada en la vanguardia, dejando sin nada a los de la retaguardia. Como resultado hoy vemos que tan sólo el 6% de la población dispone y maneja el 50% del dinero del mundo, en tanto que el restante 94% se las tiene que arreglar con el otro 50%, la marginación es cada vez más grave y pesada.

Por esto y de repente, el camino termina aquí. abruptamente! Se derrumba ante el alto que marca la naturaleza misma : el exceso de población, el agotamiento de los recursos naturales, la degradación del medio ambiente, la alarmante extinción de especies de 300 a 400 diarias, la desaparición de las selvas tropicales, el creciente agujero de ozono, la terrible hambruna por la que mueren miles de personas a diario….. .como consecuencia del paradigma del sistema materialista orientado al consumo, al crecimiento unilateral, al pensamiento lineal del sueño del capitalismo norteamericano que se convirtió en la pesadilla mundial. (A propósito de la globalización. M.A. Octavio rolando Lara Martínez, 2009).

A medida que los procesos de globalización de las economías se van extendiendo e imponiendo, el cambiante mundo de la misma y el trabajo pone énfasis en controlar y elevar la calidad de la producción y de las mercancías, lo cual requiere a la vez aumentar la productividad de los recursos humanos involucrados. Una consecuencia de lo anterior ha sido el debate acerca de los mecanismos en que las instituciones educativas forman los recursos, y la necesidad de plantear modificaciones en su organización, en los contenidos y en los métodos de enseñanza.

Y la educación qué?

En nuestro país, el tema de las competencias es reciente. En otras latitudes, el término tiene antecedentes de varias décadas, principalmente en países como Inglaterra, Estados Unidos, Alemania y Australia. Las competencias aparecen primeramente relacionadas con los procesos productivos en las empresas, particularmente en el campo tecnológico, en donde el desarrollo del conocimiento ha sido muy acelerado; por lo mismo se presentó la necesidad de capacitar de manera continua al personal, independientemente del título, diploma o experiencia laboral previos. Éste es el contexto en el que nacen las denominadas competencias laborales, concepto que presenta varias definiciones, entre las que sobresale aquella que las describe como la «capacidad efectiva para llevar a cabo exitosamente una actividad laboral plenamente identificada» (iberfop-oei, 1998).

Desde la perspectiva de las competencias laborales se reconoce que las cualidades de las personas para desempeñarse productivamente en una situación de trabajo, no sólo dependen de las situaciones de aprendizaje escolar formal, sino también del aprendizaje derivado de la experiencia en situaciones concretas de trabajo. Por lo mismo, se reconoce que no bastan los certificados, títulos y diplomas para calificar a una persona como competente laboral o profesionalmente.

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El desarrollo de las competencias requiere ser comprobado en la práctica mediante el cumplimiento de criterios de desempeño claramente establecidos. Los criterios de desempeño, entendidos como los resultados esperados en términos de productos de aprendizaje (evidencias), establecen las condiciones para inferir el desempeño; ambos elementos (criterios y evidencias) son la base para evaluar y determinar si se alcanzó la competencia. Por lo mismo, los criterios de evaluación están estrechamente relacionados con las características de las competencias establecidas.

El concepto de competencia otorga un significado de unidad e implica que los elementos del conocimiento tienen sentido sólo en función del conjunto. En efecto, aunque se pueden fragmentar sus componentes, éstos por separado no constituyen la competencia: ser competente implica el dominio de la totalidad de elementos y no sólo de alguna(s) de las partes.

El modelo de competencias profesionales integrales establece tres niveles, las competencias básicas, las genéricas y las específicas, cuyo rango de generalidad va de lo amplio a lo particular. Las competencias básicas son las capacidades intelectuales indispensables para el aprendizaje de una profesión; en ellas se encuentran las competencias cognitivas, técnicas y metodológicas, muchas de las cuales son adquiridas en los niveles educativos previos (por ejemplo el uso adecuado de los lenguajes oral, escrito y matemático). Las competencias genéricas son la base común de la profesión o se refieren a las situaciones concretas de la práctica profesional que requieren de respuestas complejas. Por último, las competencias específicas son la base particular del ejercicio profesional y están vinculadas a condiciones específicas de ejecución.

Las competencias se pueden desglosar en unidades de competencia, definidas dentro de la integración de saberes teóricos y prácticos que describen acciones específicas a alcanzar, las cuales deben ser identificables en su ejecución. Las unidades de competencia tienen un significado global y se les puede percibir en los resultados o productos esperados, lo que hace que su estructuración sea similar a lo que comúnmente se conoce como objetivos; sin embargo, no hacen referencia solamente a las acciones y a las condiciones de ejecución, sino que su diseño también incluye criterios y evidencias de conocimiento y de desempeño (iberfop-oei, 1998). La agrupación de diferentes unidades de competencia en grupos con clara configuración curricular da cuerpo a las mismas competencias profesionales.

Una vez establecidos los niveles de competencia, las unidades de aprendizaje (asignaturas) se articulan en relación con la problemática identificada a través de las competencias genéricas o específicas y a partir de las unidades de competencia en las que se desagregan.

Como se señaló anteriormente, ya que aborda los procesos formativos como una totalidad, la propuesta de la educación profesional por competencias integrales implica replantear la relación entre la teoría y la práctica. Sin embargo, para fines de análisis es necesario desagregar los saberes implicados en saberes prácticos, saberes teóricos y saberes valorativos.

Los saberes prácticos incluyen atributos (de la competencia) tales como los saberes técnicos, que consisten en conocimientos disciplinares aplicados al desarrollo de una habilidad, y los saberes metodológicos, entendidos como la capacidad o aptitud para llevar a cabo procedimientos y operaciones en prácticas diversas. Por su parte, los saberes teóricos definen los conocimientos teóricos que se adquieren en torno a una o varias disciplinas. Finalmente, los saberes valorativos, incluyen el querer hacer, es decir, las actitudes que se relacionan con la predisposición y motivación para el autoaprendizaje, y el saber convivir, esto es, los valores asociados a la capacidad para establecer y desarrollar relaciones sociales.

Entendidos de esta manera, los modelos educativos basados en competencias profesionales implican la revisión de los procedimientos de diseño de los objetivos educativos, de las concepciones pedagógicas que orientan las prácticas centradas en la enseñanza (y con ello, la propia práctica educativa), así como de los criterios y procedimientos para la evaluación.

Conceptualizar formas diferentes para educar a los futuros profesionales, no significa descalificar toda la experiencia anterior. Los cambios son necesarios ante una sociedad que plantea nuevas exigencias y retos a las instituciones educativas. En general, la propuesta de las competencias profesionales integradas constituye un modelo que permite incorporar las actuales demandas laborales sin descuidar la formación integral de los estudiantes en los ámbitos humano, profesional y disciplinar. En ese sentido, la educación basada en competencias enriquece y retroalimenta considerablemente sin contradecirlos de fondo; por el contrario, puede constituirse en una propuesta de formación profesional más actualizada y de mayor calidad.

Dentro de los modelos educativos más recientes destacan dos propuestas para mejorar la pertinencia y relevancia de la educación. La primera plantea un cambio en el énfasis puesto tradicionalmente en la enseñanza hacia el aprendizaje. La segunda propuesta se orienta hacia la búsqueda de una educación más significativa, el modelo por competencias profesionales integradas requiere centrar la formación en el aprendizaje y no en la enseñanza.

Derivado de lo anterior cobra más importancia aplicar una adecuada instrumentación didáctica, que permita al docente y al alumno conocer y aplicar los conocimientos en la práctica y que el docente busque los mecanismos para asegurar este proceso mediante el correcto uso de los instrumentos de evaluación.

De ahí la importancia que los docentes hagamos una severa reflexión con humildad y ética sobre nuestro quehacer frente al grupo, que nos permita detectar las incompetencias que tenemos para que conjuntamente con los directivos se diseñen cursos breves para solventar dichas incompetencias.

El modelo educativo por competencias profesionales integradas para la educación superior es una opción que busca generar procesos formativos de mayor calidad, pero sin perder de vista las necesidades de la sociedad, de la profesión, del desarrollo disciplinario y del trabajo académico. Asumir esta responsabilidad implica que la institución educativa promueva de manera congruente acciones en los ámbitos pedagógico y didáctico que se traduzcan en reales modificaciones de las prácticas docentes; de ahí la importancia de que el maestro también participe de manera continua en las acciones de formación y capacitación que le permitan desarrollar competencias similares a aquellas que se busca formar en los alumnos, ahí la radica la importancia que los directivos asignen recursos financieros suficientes para la preparación continua de los docente y esto se debe de traducir en el egreso de alumnos con conocimientos teóricos como también con el desarrollo de las habilidades, las cuales deberá haber demostrado en el transcurso de su carrera.

Por lo tanto la responsabilidad no solo es del docente y alumnos, si no, que va acompañada de los Directivos que deberán de proporcionar todos los elementos necesarios como: equipamiento aulas, de talleres, laboratorios, material didáctico, infraestructura educativa, etc. Además de cursos de capacitación y actualización a docentes, esto con la debida planeación.

Finalmente recordar que no existirá desarrollo en nuestro país mientras no egresemos alumnos con capacidades y habilidades suficientes para su incorporación al mercado laboral, y que éstos puedan desarrollarse en cualquier parte del planeta, recordemos que esto es parte de la globalización y México, nuestro país no puede seguir quedándose rezagado.

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Lara Martinez Octavio Rolando. (2009, septiembre 1). Educación y modelo por competencias profesionales para evitar la ruptura mundial. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/educacion-modelo-competencias-profesionales-para-evitar-ruptura-mundial/
Lara Martinez Octavio Rolando. "Educación y modelo por competencias profesionales para evitar la ruptura mundial". gestiopolis. 1 septiembre 2009. Web. <https://www.gestiopolis.com/educacion-modelo-competencias-profesionales-para-evitar-ruptura-mundial/>.
Lara Martinez Octavio Rolando. "Educación y modelo por competencias profesionales para evitar la ruptura mundial". gestiopolis. septiembre 1, 2009. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/educacion-modelo-competencias-profesionales-para-evitar-ruptura-mundial/.
Lara Martinez Octavio Rolando. Educación y modelo por competencias profesionales para evitar la ruptura mundial [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/educacion-modelo-competencias-profesionales-para-evitar-ruptura-mundial/> [Citado el ].
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