Introducción
Pareciera no haber política de empleo en el Perú actual. Da la impresión que el conjunto de acciones realizadas por el gobierno en materia laboral se relaciona más con las demandas y conflictos que surgen a diario, que con una estrategia orientada a promover crecimiento económico con empleo digno y productivo.
Dichas demandas son a su vez alentadas por un discurso político que, aunque se muestra cauto en materia macroeconómica, parece desconocer los procesos y tiempos que se requieren para obtener resultados importantes en el mercado laboral.
Se necesita, pues, abordar la problemática laboral con una perspectiva orgánica y con prioridades claras. En este ensayo, además de un breve análisis de la situación actual del mercado de trabajo, se comentan los principales desafíos que tiene ante sí el país en materia de políticas de empleo en los próximos años.
Contexto
Tendencias de mediano y largo plazo
Las tendencias de mediano y largo plazo que condicionan los resultados del mercado laboral peruano, son bastante conocidas. Sobre los condicionantes de largo plazo existen diversos estudios que señalan tres factores principales:
- el crecimiento inusitado de la población hace 20 a 30 años, que ha determinado un crecimiento excepcional de la oferta laboral en la última década;
- un crecimiento aún importante de la tasa de participación laboral, especialmente femenina, que exacerbó el crecimiento de la oferta laboral; y
- una reducción tendencial de la demanda de mano de obra, que se deriva de la producción, unida a una baja tasa de absorción de empleo de la economía.
Estos factores crecimiento de la oferta y caída de la demanda laboral han dado origen al denominado excedente de mano de
obra, que no pudo ser colocado adecuadamente en el mercado laboral. Este excedente, como sabemos, no generó altas tasas de
desempleo, sino más bien implicó una reducción de los ingresos reales en el mercado de trabajo. Es decir, se tradujo en mayor subempleo.
Como este excedente es el acumulado de varios años en que existió exceso de oferta, es claro que difícilmente podrá desaparecer
en el corto plazo.
En este marco, a inicios de 1990, se aplicaron diversas reformas que intentaron generar mayor apertura y promover el mercado en las diversas instancias de la vida económica del país. Este modelo generó efectivamente crecimiento acelerado por un período (1993-1997) y, al mismo tiempo, una mayor vulnerabilidad de la economía ante shocks exógenos, que motivaron una de las crisis más prolongadas de los tiempos recientes (ver el gráfico 1).
En términos de los resultados laborales, este crecimiento generó efectivamente empleo, pero de baja calidad, lo cual ha sido resaltado en diversos estudios. Se sabe que creció el empleo no asalariado o independiente.
Entre los asalariados, creció el empleo en la microempresa, mientras que la gran empresa redujo su participación. Se expandió el empleo en el sector de servicios y comercio, mientras que la manufactura redujo su nivel de empleo. La informalidad cayó inicialmente, pero luego se incrementó de tal manera que, en la actualidad, el empleo sin contrato es la moda. Finalmente, la protección social se redujo porque disminuyeron las tasas de afiliación a pensiones y a la seguridad en salud.