El futuro del cambio en el sector cooperativo radica en la herramienta de la gestión del conocimiento. Los cooperativistas deben ir más allá de sus capacidades, horarios y oficinas, para así lograr el crecimiento económico de lo contrario estarán destinados el fracaso.
El cooperativismo es modelo social económico clave de la reactivación en esta etapa de recesión económica mundial.
Para alcanzar niveles competitivos en el mercado global, los dirigentes, funcionarios y trabajadores buscan fórmulas basadas en el conocimiento y para lograr el tan anhelado crecimiento económico.
En ese sentido, la educación juega un papel importantísimo en el cual necesariamente se tiene que invertir. La visión y actitud de los empresarios cooperativistas no termina en las oficinas, ni mucho menos al finalizar su horario de trabajo.
Los tiempos actuales exigen ir más allá del límite de nuestras capacidades personales para desarrollar las fórmulas que permitan hacer realidad el futuro que el cooperativismo se merece. Ahora no es suficiente trabajar bien y que las cooperativas grandes, pequeñas o medianas sean rentables, aumenten sus operaciones, remuneren bien a sus trabajadores y tengan armoniosas relaciones internas, sino que el nuevo contexto exige el máximo esfuerzo para desarrollar nuestro modelo social.
La verdadera revolución del cooperativismo es aquella que se dirige a un nuevo tipo de “modelo abierto”, dentro del país y el mundo, para ello se debe tener en cuenta una visión de largo plazo, trabajando con profesionalismo, reglas claras de competencia y una estructura ágil y menos burocrática.
Integración cooperativa. Es urgente, entonces, trabajar sin desmayo por la integración total del movimiento cooperativo, sino se desmoronará a pedazos y quedará reducido a un sistema de empresa de segunda categoría.
Mientras más progresa la sociedad, en parte por la contribución del cooperativismo; mayores retos tendrá éste para hacer realidad sus beneficios y méritos. El sector cooperativo tendría que aplicar fórmulas y procedimientos de los mejores consultores para poder alcanzar el grado “óptimo y calidad” entre sus miembros como parte de una nueva generación que busca consenso entre sus dirigentes, los cuales deben tener una visión a largo plazo.
La finalidad es cambiar, concepto que se escucha desde hace mucho tiempo, pero son pocas las cooperativas que la ponen en práctica, por tanto, es necesario reflexionar para que se dé esta conversión.
Visión actual. Los analistas, consejeros e investigadores, así como, los gerentes modernos de las altas direcciones de las empresas exitosas reconocen cada vez más que una gestión empresarial requiere un adecuado conocimiento de lo que se ha denominado el “entorno” de la empresa.
Este concepto es el medio ambiente económico, social político y jurídico en el que se desenvuelven las empresas cooperativas.
En ese sentido el entorno no es estático, como tampoco son las empresas cooperativas y el conocimiento inmediato de los cambios que atraviesa el mismo, así como la previsión del curso u orientación futura que experimentará en sus dimensiones socioeconómicas, políticas y jurídicas, favorecerán una gestión más eficiente que aquella gestión que se realice prescindiendo de esa información.
La no permeabilidad de los Consejos de Administración y Gerencias para asimilarse a las nuevas condiciones del medio en el que se desenvuelven sus empresas cooperativas produjo la desaparición de muchas de ellas, que terminaron por no soportar la acumulación creciente del déficit, mientras que en otros casos las tuvo al borde de su liquidación.
Las causas de esta crisis fueron:
1. La resistencia de los directivos y gerentes a adoptar y sostener decisiones (relativas a la evaluación de tasas de interés y ahorro forzoso) que tenían un carácter controversial frente a los intereses inmediatos de los asociados, pero que en términos mediatos terminó con más de un centenar de empresas cooperativas y, por ende, con el ahorro de los asociados, al tiempo que afectó la confiabilidad pública respecto a las cooperativas.
2. El conocimiento insuficiente acerca de lo importante que resulta incursionar en nuevos segmentos del mercado; y en la necesidad de brindar nuevos productos o servicios que no tenían urgencia de ser ofrecidos en la década pasada.
En resumen, en la gestión moderna de empresa se reconoce que existe una relación estrecha entre la unidad empresarial y el medio en que ella se desenvuelve y está comprobando estadísticamente que las empresas que no logran una adecuación razonable a las nuevas circunstancias desembocan frecuentemente en crisis.
Dinámica de la empresa. El entorno no es inmóvil, sino cambiante, por tanto la influencia que ejerza sobre una empresa cooperativa no será permanentemente.
En el plano jurídico y político las cooperativas estarán expuestas a situaciones favorables cuando ellas logren una legislación que les dé un marco de protección efectiva y cuando se les reconozca por la alta incidencia que tienen en la sociedad.
En cambio las influencias del entorno se expresarán negativamente en circunstancias en que se dicten legislaciones lesivas a las organizaciones cooperativas.
Situaciones semejantes se dan en el plano social y económico. En lo segundo repercutirán con efectos positivos las decisiones que amplíen el empleo, que protejan la industria nacional y que fomenten las inversiones.