Una crisis mal llevada puede convertirse en un importante problema para su empresa. Sin embargo, saber manejar este tipo de situaciones lo convertirá en un indiscutible líder ante sus compañeros.
Una crisis provoca emociones exacerbadas que abarcan desde el entusiasmo hasta el miedo. Y es sabido que en una situación emotiva, las personas se vuelven más sensibles.
Por lo tanto, su comportamiento durante la crisis influirá más de lo habitual en los demás. Lo mejor será que el equipo salga reforzado de la experiencia y que eso le sirva en situaciones futuras.
La mentalidad de crisis suele caracterizarse porque el grupo tiene la sensación de que no le queda más opción que unirse y eso potencia su sentido de la identidad.
A menudo la crisis hace aflorar talentos ocultos de una persona que, a partir de ese momento, es mejor valorada por los demás miembros del equipo.
Una crisis es el momento ideal para mostrar al resto del grupo talentos ocultos.
Los roles tradicionales del equipo se rompen en situaciones de extrema tensión y las funciones de cada uno se flexibilizan.
Así, si alguien se muestra decidido a hacer un trabajo que habitualmente no hace, dele una oportunidad porque seguro que se sorprenderá.
Las siete reglas de la comunicación con el equipo durante una situación de crisis
1- Mantenga informado a todo el equipo: no deje de comunicar cualquier dato relevante mientras dure la crisis. No espere hasta la reunión de evaluación del día siguiente para dar explicaciones. El desconocimiento y la falta de información llevarían al equipo a cometer errores durante la resolución de la crisis.
2- Reúna al equipo cuando tenga que dar instrucciones o comunicar un dato importante: La única forma de saber que todo el mundo sabe lo mismo y trabaja según las mismas pautas es reunir el equipo para darle instrucciones.
3- Inste al equipo a que haga preguntas: sabemos que estará deseando dar las instrucciones lo más rápido posible y que todo el mundo se ponga manos a la obra. Pero si no deja que nadie haga preguntas, en una reunión o después, alguien podría confundir los hechos, no valorar correctamente las prioridades o entender mal sus instrucciones. No olvide que algunos miembros del equipo estarían siendo presos del pánico y eso no les ayuda a pensar con claridad.
Si no les permite que hagan preguntas para evitar perder tiempo, les estará pidiendo que se enfrenten a una crisis con información equivocada o con un enfoque incorrecto.
Mantenga un tono sereno. Al hablar a su equipo, cuide el tono de voz. Aunque esté asustado o estresado, su trabajo consiste en evitar que cunda el pánico.
Procure que su voz no produzca alarma y muéstreles que está tranquilo para que ellos también lo estén.
4- Haga participar al equipo en la toma de decisiones importantes: este es el enfoque ideal porque consigue que la gente se comprometa con la decisión y que haga todo lo posible por que funcione. Evidentemente, en plena crisis, no puede perder tiempo organizando encuestas y debates para discutir cuál es la mejor solución al problema. Pero procure involucrar al equipo lo máximo posible.
5- Esté siempre cerca: si la crisis es de las que entristecen o condicionan emocionalmente al equipo, es probable que los empleados necesiten hablar con usted. Es posible que estén tristes, frustrados y se sientan que no pueden comunicarse con usted porque está muy ocupado para atenderlos. Por ello, busque tiempo para escucharlos.
6- Muestre a su equipo que está de su parte: asegúrese de que las personas a su cargo saben que su bienestar es una prioridad para usted.
7- No pierda nunca el sentido del humor: la risa es la mejor forma de reducir el estrés. Si se suma a las bromas o las inicia, el equipo lo considerará una persona divertida.