Aunque suene poco creíble, algunas entidades microfinancieras y cooperativas de ahorro y crédito no efectúan estudios de las tasas de interés que cobran a sus usuarios, sino tan sólo toman las tasas del mercado y les agregan un plus, sin análisis de costo alguno. Ante dicha realidad, el presente artículo pretende efectuar un esbozo sobre cómo se calcula, en la práctica, la tasa de interés activa que, según la teoría, se determina con base en cinco factores: costos financieros, prima de riesgo, costos operativos, ROE y el mercado.
Los costos financieros se calculan con base en los intereses pagados por los depósitos y líneas nacionales e internacionales con que se pudiera disponer; la prima de riesgo, la conforman las provisiones para incobrabilidad de créditos del ejercicio; y el ROE (Return On Equity – Rentabilidad sobre patrimonio o Rentabilidad sobre recursos propios), por el margen de ganancia esperado por la Entidad de Crédito.
Sin embargo, el valor más importante obtenido del presente cálculo es la tasa de interés en el punto de equilibrio, donde la Entidad de Crédito no gana ni pierde y logra cubrir exactamente sus costos financieros, riesgo de crédito y costos operativos. Precisamente al sumar a ésta tasa de equilibrio, el margen de ganancia que se desea percibir, es lo que determina la tasa de interés activa que se cobra a los usuarios.
Sin embargo, la decisión del ROE a asignar, dependerá de las condiciones de mercado, más precisamente, del poder de mercado existente, tanto por parte de la oferta como de la demanda
En cuanto a la metodología de trabajo, son varios los pasos a seguir. El primer paso será desdoblar las partidas del Estado de Ganancias y Pérdidas (EGyP) en Moneda Nacional (M/N) y Moneda Extranjera (M/E); así como desdoblar las colocaciones totales en los productos crediticios con que cuenta la Entidad de Crédito.
Un segundo paso será asignar las diferentes partidas del EGyP a los diferentes productos crediticios, en función al tipo de moneda y su participación en el total colocado por tipo de moneda, con la excepción de los intereses y provisiones, que es por costeo.
Un tercer paso será separar las diferentes partidas del EGyP en Costos Fijos y Costos Variables; por cada tipo de producto y sub-producto.
Inmediatamente después se restarán los Costos Fijos y Costos Variables de los Ingresos Financieros, obteniéndose la Utilidad Neta por producto.
Como penúltimo paso se procederá a determinar la participación porcentual de los Ingresos Financieros (Intereses por créditos más Otros Ingresos), los Costos Financieros, el Riesgo Crediticio (provisiones), los Costos Operativos y la Utilidad Neta con respecto al Saldo de Colocaciones, por tipo producto; luego se procederá a la suma de los porcentajes de los costos financieros, riesgo crediticio y costos operativos, para el cálculo de la Tasa de Interés en el Punto de Equilibrio, es decir, la tasa necesaria para cubrir dichos costos y gastos.
El último paso será sumar a la Tasa de Interés en el Punto de Equilibrio el ROE que desea percibir la empresa. La suma de ambas deberá estar entre los rangos de mercado, para ser competitiva en precios.
No está demás mencionar, que lo importante no es tener la tasa de interés más baja, sino ofrecer el mejor servicio. Si la estrategia elegida es un menor precio, se deberá estar dispuesto a mejorar de manera permanente la estructura de costos.