Apertura económica venezolana, integración y transnacionalización

Introducción

En la actualidad existe un aspecto central, dentro del ámbito económico y de su investigación en América Latina, tanto en lo que corresponde al campo de la teoría como al de la política económica. El mismo se refiere a sí es que, esencialmente por intermedio de una creciente apertura comercial y la priorización de la producción destinada al exterior, los países subdesarrollados pueden alcanzar una reactivación duradera y un desarrollo sostenido de su economía.

Venezuela no está ajena, en absoluto, a tal disyuntiva. Como lo atestiguan especialmente las últimas tres décadas (y en particular los momentos presentes), esa polémica se ha venido suscitando asiduamente debido a las diversas consecuencias derivadas del modelo de desarrollo seguido por los respectivos gobiernos, que se han caracterizado por un continuismo de sus políticas económicas aplicadas, adecuándolo a cada circunstancia. Todo ello se ha incrementado aún más con el hecho de que, durante la última década del siglo XX, se concretaron en América Latina (en medio de diversas y periódicas inestabilidades y contradicciones internas) supuestas situaciones de integración regional, en especial los que comúnmente se conocen como MERCOSUR y como NAFTA.

Estos últimos constituyen parte relevante de una propuesta que durante 1991 realizó el en ese entonces presidente de los EE.UU. George Bush y que posteriormente, en particular luego de una Cumbre en la ciudad de Miami, derivó en el intento de la construcción más formal y de contenido de un Área de Libre Comercio Americana (ALCA) que, como pronunció dicho presidente, trata de crear un sistema de liberalización comercial “desde Alaska a Tierra del Fuego». En efecto, se ha impuesto en este continente, sobre todo en algunos países firmantes de dichos Tratados (destacándose que no en todos ni con la misma intensidad), mediante rebajas arancelarias y disposiciones comerciales complementarias, una decidida política de apertura y liberalización de dichas economías al mundo, en particular a la región (y/o sub-regiones), típica de la concepción neoliberal vigente en sus conducciones.

Esas políticas han derivado en distintas repercusiones para la producción, el empleo, la distribución del ingreso y el consumo de carácter nacional, o sea para el mercado interno en general, confirmando y agregando importantes condicionamientos estructurales y coyunturales para todos esos temas. De ahí, la confirmación de la necesidad de analizar tales consecuencias.

Para abarcar tal conjunto de problemas y situaciones, parece esencial determinar las principales características de la economía internacional que permitan entender el marco en el cual dichas políticas y concepciones se desenvuelven, y así poder comprender más completamente sus causas, consecuencias y objetivos. Este tipo de análisis, a la vez, permitirá comprobar si la situación económica internacional y/o regional conduce efectivamente con un concepto bastante manejado, especialmente durante la última década del siglo XX, denominado «globalización mundial». Por el mismo se pretende inculcar que el conjunto del planeta manifiesta una «creciente uniformidad en el plano económico, político y cultural» en el entendido que ello alienta o implica de hecho, además, la aceptación de dicha realidad y sus consecuencias generales como incambiables. Algo así como una versión del fin de la Historia.

Efectivamente, si bien se admite la existencia de «otros procesos», en particular en el «Tercer Mundo», tras tal fenómeno y concepción «parece que el mundo se encamina, en forma lenta y zigzagueante, pero aparentemente irreversible, hacia un estadio más uniforme o en todo caso, unificado, a partir de distintas combinaciones de economía de mercado y de democracia representativa de corte liberal.»; el subrayado es mío. Son realmente muy significativos estos elementos «irreversibles»: nada más ni nada menos que la denominada «economía de mercado» y aquel tipo de organización político-social llamada comúnmente «democracia representativa de corte liberal», como si ambas fueran «verdades reveladas» que no admiten concepciones, juicios, críticas o procesos sociales, económicos y políticos alternativos, diferentes u opuestos.

Por la enorme trascendencia de este asunto se deben efectuar con mucha claridad y desde el principio algunas precisiones. Si bien es cierto que pueden constatarse en la economía mundial señales de tal «globalización», para comprender su verdadero sentido, dimensión y alcance (y, por ende, disponer de elementos para construir una interpretación con argumentos de fondo al respecto), aquellas señales requieren la elaboración del más amplio y profundo análisis económico posible, como parte que son del avance y desarrollo (y de las características principales) del sistema capitalista en el cual se encuadran. Porque no puede dejarse de tener siempre presente que una investigación en sí debe tratar de explicar la esencia de los procesos que determinan las realidades que estudia y no meramente describir éstas últimas como simples hechos consumados.

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Este trabajo presenta un enfoque que intenta demostrar las particularidades determinantes de la etapa que está viviendo la economía mundial y sus consecuencias sociales, políticas e inclusive ideológicas, especialmente en países subdesarrollados y dependientes como los latinoamericanos; pero también en otros, incluidos los países desarrollados y aquéllos que no lo son y se encuentran en zonas desarrolladas, fundamentalmente en Europa Oriental. Por su intermedio, entonces, se deberán encontrar los principales elementos y tendencias referidas a categorías, variables y/o temas económicos que fijan el actual funcionamiento internacional; no sólo hechos descriptivos de una globalidad que no presenta (o por lo menos no hace énfasis en) su razón de ser ni en sus consecuencias y costos económicos, sociales y humanos.

En este último sentido resulta indicativo, como una primera aproximación al significado real, por lo menos en términos económicos, del concepto de «globalización», el que la propia CEPAL refiere en su Informe 1995 «La inversión extranjera en América Latina y el Caribe», donde toma, inclusive, como fuente a John Dunning («Empresas multinacionales y economía global, 1993, Reading, Maryland, Addison-Wesley Publishing Company Inc.). Dice en su página 16: «Se entiende por globalización el proceso mediante el cual una parte mayoritaria y creciente de la riqueza y el valor se genera o produce a través de redes privadas interconectadas de producción y abastecimiento. Es decir se trata de un proceso cada vez más intenso de «producción internacional», concepto que John Dunning define como el «conjunto de actividades que agregan valor, organizadas transnacionalmente por una firma (ET), que tiene la propiedad o el control.»

De esta forma, la configuración principal del sistema mundial capitalista queda pautada por un tipo de estructura, de desarrollo, de funcionamiento y de tendencias económicas, cualitativamente diferentes a los que el concepto y la acción del fenómeno «globalizador» hoy en boga viene apuntando; porque habrá que ver, entonces, el papel y el grado a que ha llegado el gran capital privado y su concentración, centralización e internacionalización en un sistema cuya esencia económica (desarrollo desigual y combinado) ha sido diferenciadora y creadora, desde su inicio, de disparidades crecientes, dominaciones y dependencias en términos de clases sociales, países y regiones, ya sea en lo económico como en lo social, lo político y lo ideológico.

Así se puede llegar a la hipótesis central de que el sistema capitalista está viviendo una nueva fase de su desarrollo histórico y mundial, inclusive (aunque pueda parecer aventurado) desde el punto de vista teórico. De esta forma el análisis derivará en un diagnóstico y una perspectiva muy distintas de la realidad mundial, de las relaciones internacionales regionales y de las situaciones nacionales de los diferentes países, tanto en aspectos estructurales como de objetivos y aplicación de medidas de política económica.

El mismo deberá ser producto (o simplemente no ser) de fuerzas económicas y sociales distintas (y/o nuevas) a las hoy predominantes, tanto nacionales como internacionales, para crear otras sociedades, otras economías, otros Estados. Sin que éstas estén signadas por el incremento de las múltiples dependencias, diferenciaciones y discriminaciones de clases y países; ni por las perjudiciales consecuencias que traen para tantos seres humanos como producto de la hegemonía y la dominación de los poderosos intereses económicos, políticos y sociales que rigen esa denominada «globalización» que hoy pretende dirigir, de hecho, a todo el mundo en dirección al siglo XXI.

Se concretan en cada una de las diversas sociedades, economías y Estados los grados particulares en que se expresa históricamente la relación entre los binomios desarrollo/subdesarrollo y dominación/dependencia. Todos estos criterios y precisiones intentan, de acuerdo a la actual situación que viven las economías mundial y latinoamericana, abordar y desarrollar.

Así, estudiado el panorama mundial y regional del avance ocurrido en el capitalismo internacional, se podrá disponer de un marco teórico/práctico dentro del cual podrán evaluarse las causas y consecuencias reales de esa «globalización» mundial en lo económico/social, con todo lo que ello significa en lo político/ideológico, y en relación con sus políticas y medidas correspondientes, tanto en lo nacional como en lo regional.

En función del conjunto de objetivos planteados, se partirá del concepto de que «Los marcos internacionales y su incidencia dentro de las economías internas son considerados, por lo tanto, como aspectos que influyen y condicionan de modo importante a economías subdesarrolladas y dependientes como son la uruguaya, la argentina, la brasileña y la paraguaya…». A partir de esta configuración, vale la aclaratoria que ello «no debe interpretarse en el sentido de que los asuntos internos son totalmente determinados por hechos o decisiones internacionales, de la misma manera que tampoco son plenamente autónomos.»

Tal aclaratoria se hace respetando la comprobación histórica de que, aun dentro de ese genérico condicionamiento e influencia, cada tipo de economía, sociedad o Estado (nacional, regional, continental) los expresa en función de las peculiaridades con que los procesos respectivos se manifiestan y desenvuelven. De ahí, precisamente, el valor y la necesidad de la existencia de estudios específicos que permitan captar esas tan complejas combinaciones de múltiples aspectos y áreas (económicas, sociales, políticas), que resultan ser (y se dan en) cada país y/o región a través de su proceso histórico.

Por consiguiente, se ratifica la idea de que «La relación entre lo interno y lo externo, en definitiva, se presenta de modo típicamente dialéctico, interrelacionado y se definirá en virtud de cada realidad concreta y sus antecedentes históricos»; de donde «se deriva de modo más general que en toda sociedad predominarán los elementos internos en el sentido antes enunciado, es decir de acuerdo a cómo se articule la combinación interrelacionada entre lo internacional y lo nacional».

De esta combinación dialéctica se desprende, a su vez, una consecuencia importante que ratifica aún más la complejidad de esa determinación: «Las realidades históricas demuestran que lo internacional se expresa generalmente en dicho tipo de economías mediante acontecimientos o configuraciones de diversa índole que, inclusive, llegan a agregar, con el tiempo, peculiaridades a cada país. Estas configuraciones, en muchos casos, terminan combinándose y vinculándose estrechamente a las particularidades inherentes de cada país y estas mismas particularidades inherentes determinan que iguales acontecimientos internacionales puedan resultar de diferente envergadura, calidad y tipo de influencia en cada país.»

Concertación y centralización del capital

¿Triunfo del capital o manifestación de la descomposición?

El proceso de mayor concentración y centralización capitalista, hasta el presente, había tenido lugar a comienzos de siglo. Se verificó así, la vigencia de las leyes expuestas por Carlos Marx en El Capital. Con la era de los monopolios se conformó definitivamente el sistema imperialista, mediante un reparto o ‘cartelización’ del mercado por los grandes trusts.

Este fin de siglo parece estar alumbrando una nueva furia monopolizadora, equivalente o superior a aquélla. Refiriéndose a lo que acontece en los EE.UU., «la mayoría de los analistas prevé que esto va a continuar indefinidamente», señala The Economist, aunque lo hace con preocupación, porque esta «fiebre de fusiones» o “fusionmanía” – como la denomina -, «acompañada de una acelerada alza de las cotizaciones de las acciones, de los precios de la propiedad inmobiliaria y de las obras de arte, sugiere que Estados Unidos está desarrollando una burbuja económica».

Por la vía de «fusiones», “adquisiciones», «consolidaciones», «Opas», etc., la prensa capitalista no deja de sorprenderse por la magnitud que está alcanzando este proceso. La ola de fusiones viene acompañada de ‘nuevos paradigmas’, que expresan la «creencia generalizada de que la economía de Estados Unidos ha entrado en una nueva era dorada en la que las viejas reglas (por ejemplo, que todo lo que sube puede bajar) ya no rigen».

The Economist, que hasta hace poco era uno de los principales apologistas de ese ‘boom’, ha comenzado a virar y a alarmarse: «La reciente locura por las fusiones, incluyendo una oleada de inmensas fusiones bancarias, es una característica saliente de las economías burbuja», lo que -dice la revista londinense- llevó en cada una de «la champagne tiene un sabor maravilloso hasta que las burbujas se le suben a uno a la cabeza, las burbujas financieras tienden a producir fuertes malestares económicos después de la borrachera».

¿’Mundialización’ del capital o ‘purga’ intercapitalista?

Marx y Engels – el último llegó a analizar incluso la primera fase de la gran monopolización que despuntó en la última década del siglo XIX -, consideraron siempre a la concentración y centralización del capital como una manifestación de ‘maduración’ de las relaciones de producción capitalista y, sobre todo, del choque irreconciliable entre las necesidades del desenvolvimiento de las fuerzas productivas y las relaciones de propiedad dominantes; es decir, del carácter finito o del ‘límite histórico’ al que arribaba obligadamente este modo de producción.

Bajo el dominio del capital financiero, las crisis de sobreproducción, de proporcionalidad entre los diversos sectores de la producción, de pauperización y polarización crecientes – fenómenos característicos de la época capitalista – se transforman cada vez más en crisis ‘sistémicas’, crisis estructurales de catastróficas consecuencias sociales, que colocan a su etapa imperialista bajo el signo ‘de las guerras y las revoluciones’ (Lenin). Se sientan así las bases ‘objetivas’ para el derrocamiento revolucionario del capitalismo.

Contradictoriamente con todo lo que enseñaron Marx y Engels, sin embargo, tras su muerte y en el mismo momento en que transcurría la primera ‘fiebre de fusiones’, se abrió paso en la social-democracia una concepción diametralmente opuesta: la de un idílico desenvolvimiento económico y social. Igual que ahora, ‘teorías’ sobre la ‘mundialización’ o ‘globalización’ del capital, inundaron el ‘mercado’, sosteniendo que la conformación de los monopolios era la vía para la ‘aldea global’ (para la social-democracia se realizaría por esa vía el ‘socialismo’ en forma ‘indolora’).

Analizando este asunto durante su época, cuando tuvo lugar la primera gran internalización del capital, Nikolai Bujarin explica que la tendencia a la monopolización, a los trusts y a la internacionalización del capital «choca con una tendencia más fuerte», la de «la nacionalización del capital y al cierre de las fronteras». La social-democracia – como la inmensa mayoría del pensamiento de ‘izquierda’ de nuestros días -, no sólo negaba esta dialéctica; negaba también que el capitalismo fuera un «proceso de contradicciones» que lo conduce inevitablemente a su descomposición y derrumbe. «La sociedad capitalista – decía Bujarin polemizando con Rosa de Luxemburgo – es una ‘unidad de contradicciones’. El proceso del movimiento de la sociedad capitalista es un proceso permanente de reproducción de contradicciones capitalistas. El proceso de reproducción ampliada es un proceso de reproducción ampliada de esas contradicciones. Si esto es así, entonces resulta evidente que estas contradicciones tienen que hacer saltar finalmente el sistema capitalista en su conjunto. Así hemos llegado al límite del capitalismo».

Los bolcheviques, que de acuerdo a la opinión hoy dominante serían unos ‘vulgares catastrofistas’, demostraron que tenían razón. Las ‘ilusiones’ de la social-democracia se pagaron muy caro. A pesar de las ‘teorías’ de la ‘mundialización’ del capital de Kautsky, la ‘socialización de la producción’ ejecutada por el capital financiero no condujo a la ‘transición pacífica’ al socialismo, sino a la 1ª y la 2ª Guerra Mundiales: los ‘cárteles’ se deshicieron, y los diferentes trusts y Estados imperialistas se despedazaron para defender sus mercados.

La ‘socialización de la producción’ – incesante sin dudas bajo la era moderna -, es sólo un polo de las contradicciones de este régimen social de producción. Una ‘unidad mundial’ del capital es una quimera en las condiciones de este régimen social de producción. La finalidad ideológica de estas ‘teorías’ que, de tanto en tanto se remozan, es ocultar las contradicciones insalvables del sistema imperialista y la barbarie a que conduce.

Las ‘modernas teorías’ sobre la ‘mundialización’ del capital reaparecieron, a partir de fines de los 60 y principios de los 70, con el agotamiento de la ‘era dorada’ de la reconstrucción de postguerra y la emergencia de una gran crisis capitalista. Esta crisis se expresó, primero en 1971, en la quiebra de los acuerdos monetarios de Bretton Woods (1944), y después, en dos sucesivas ‘explosiones’ de los precios del petróleo.

Como manifestación de esta primera gran crisis de Postguerra, el imperialismo yanqui comenzaba a ‘victimizar’ a sus socios que había ayudado a reconstruir (plan Marshall).

Fue precisamente el período en que, en Europa, se inició un debate entre un sector de la ‘izquierda’ académica, que ‘redescubre’ la vigencia de ciertas imposturas kautskianas, como reacción al ‘superimperialismo norteamericano’.

Uno de los cultores de la ‘mundialización’ fue Nicos Poulantzas, quien pondrá de ‘moda’ la especie de «la función ‘decisiva’, ‘dominante’ del capital americano a escala mundial», que como fue criticado correctamente por Christian Leucate, «lo lleva paradójicamente a ignorar en lo esencial los efectos de localización y el conjunto de los problemas de circulación que resultan del carácter desigual del desarrollo del proceso productivo capitalista. ¿Es necesario recordar que el capital no solamente no está totalmente unificado, sino también que no se mueve dentro del simple espacio abstracto del mercado mundial? El sistema de las economías nacionales, concebidas como entidades territoriales y políticas, como formaciones sociales distintas, como unidades económicas unidas por el intercambio mundial de los capitales y de las mercancías sigue siendo verdaderamente el lugar principal donde se desarrollan, en formas múltiples, la contradicción entre la socialización mundial de las fuerzas productivas y un proceso de internacionalización del capital realizado bajo la dominación del imperialismo USA».

En todas las apologías de la ‘mundialización’ del capital, desde Bernstein y Kautsky a Poulantzas, hay un reduccionismo economicista que Bujarin advirtió. Bujarin demostró cómo las contradicciones y las crisis económicas se dirimen siempre en la arena política: «la contradicción entre el trabajo social mundial y la apropiación ‘nacional’/estatal se expresa en el conflicto entre las organizaciones estatales del capital y en las guerras capitalistas”.

Las ilusiones sobre un ‘capital mundial’ o una burguesía ‘cosmopolita’ han dado lugar históricamente a grandes unilateralidades, ‘igualando’ no sólo a todas las burguesías imperialistas, también a las de los países atrasados; o colocando a esas burguesías ‘nacionales’ en las antípodas de las primeras, subordinando a un segundo plano la lucha burguesía/proletariado. Ambas imposturas se han combinado, y por supuesto unas se han mutado en las otras.

Helmut Kohl, el ‘catastrofista’

Por primera vez desde la 2ª Guerra, a fines de junio de 1997, en medio de grandes choques comerciales en Europa y de disputas por la dirección del futuro Banco Central Europeo, el jefe de la mayor potencia del viejo continente –Alemania- agitó el fantasma de una nueva conflagración mundial. Para Helmut Kohl «habrá guerra o paz en el siglo XXI» en función –dijo- de cómo se arribe a los objetivos de Maastricht, es decir, la ‘unidad europea’ y la ‘fortaleza’ de la moneda única (el ‘euro’). Dado que esos objetivos son interpretados en forma diferente por los diversos ‘socios’ europeos, es evidente que hay un conflicto en ciernes entre las burguesías alemana, francesa, inglesa e italiana, por lo menos, y especialmente, con la norteamericana, y aún la japonesa, que esperan explotar esa ‘unidad’ en su beneficio.

Si el ‘peligro’ de la ‘guerra fría’ sirvió, entre otras cosas también, de escudo —no contra el ‘comunismo’— sino para ocultar las grandes contradicciones capitalistas, su ‘desaparición’ las ha hecho aflorar en forma violenta. Dada la enorme crisis mundial de sobreproducción de mercancías y excedencia de capitales, la ‘caída’ del ‘socialismo real’ lejos de ‘contrarrestar’ esta crisis la ha agravado.

‘Teóricamente’, la monopolización de la concurrencia debiera llevar a la ‘mundialización’ del capital; es decir, forma parte de su ‘reproducción ampliada’ lógica. Sin embargo, el capital financiero no puede perder su ‘marca de origen’, o más rigurosamente, jamás podrá perder la condición ‘nacional’ (imperialista) sin privarse a sí mismo de los atributos que ha creado para consagrar su dominación. Esto es, su Estado y los recursos puestos a su disposición (¡militarismo!). Tenemos así la ‘cuadratura del círculo’, o en palabras de Bujarin, la «reproducción ampliada de sus contradicciones».

Recientemente, Le Monde publicó un estudio que revelaba que lo sucedido en la industria aeronáutica con la ‘megafusión’ de la Boeing y la McDonell Douglas, se estaba reproduciendo también en la industria de las telecomunicaciones. «Una tríada» de tres grandes pulpos yanquis, con WorldCom-MCI a la cabeza -fruto de una ‘megafusión’ reciente-, junto a American Telegraph and Telephone (ATT) y Sprint, conformarán ya «un oligopolio mundial» que «representa el 85% del mercado internacional» de las telecomunicaciones. Esto ha provocado la reacción ‘lógica’ de otros ‘concurrentes’ del mercado, en primer lugar las burguesías imperialistas afectadas, que como «Telecom Italia decide dejar plantada a ATT» tras meses de negociaciones para una ‘alianza’. Ahora, la italiana se fusionó con la inglesa Cable & Wireless para frenar las pretensiones de ‘desembarco’ del pulpo yanqui en Europa.

La tendencia a las fusiones -a la concentración capitalista- presupone obligadamente también la contraria. Por esto, los mismos estados imperialistas que alientan la concentración de sus monopolios como una vía para salvarlos de la crisis, pueden actuar -y actúan- en forma diferente, forzando incluso la no realización de determinadas fusiones. Es lo que seguramente está ocurriendo en la aeronáutica comercial de los EE.UU. La ola de fusiones que se desató tras la anunciada alianza de United con Delta plantea «la posibilidad de que las seis mayores aerolíneas de los EE.UU. formen tres grandes empresas que controlarían un 80% de los pasajes (dentro) del país», que según The Wall Street Journal «no le gusta al gobierno de los EE.UU.». Esas alianzas, además, tendrían un carácter efímero, «alianzas de marketing (que no llegan a ser fusiones)».

The Wall Street Journal califica de «postura confusa» a la de EE.UU., porque «mientras promueve acuerdos internacionales para compartir vuelos quiere proteger a las pequeñas aerolíneas de las grandes», pero omite que ello estaría dictado por el temor a la entrada de la competencia extranjera y a un sistema de fusiones tan inestable que podría desatar una guerra de tarifas en cualquier momento, derrumbando aún más los beneficios capitalistas.

Ciertamente, la «ola de fusiones y adquisiciones sin precedentes», como la califica Fortune, «a diferencia del boom de fusiones de otras épocas, en que se combinaban compañías de distintos sectores, involucran ‘combinaciones estratégicas’ de empresas de la misma industria. Su objetivo es utilizar la escala para dominar el mercado».

La ‘furia’ de fusiones es un recurso excepcional que interpone el capital financiero para evitar las crisis, pero lo que hoy puede ser un recurso ‘contrarrestante’, ulteriormente, no hace más que potenciarlas.

El capitalismo inglés tuvo un ‘dominio’ irrestricto del planeta durante más de un siglo. El capitalismo norteamericano que ocupó su lugar a partir de la última postguerra tuvo que vérselas con sus ‘competidores’ europeos y el Japón, menos de 25 años después. La tendencia a la internacionalización del capital convive obligadamente con la tendencia a su fraccionamiento: «es imprescindible tener en cuenta el desajuste estructural que se opera, en la fase imperialista, entre reproducción económica del capital (cuyo ciclo tiende a estar enteramente internacionalizado) y la reproducción social de las relaciones sociales de producción (cuyo lugar sigue siendo necesariamente la estructura de las formaciones sociales burguesas)».

Concluimos entonces. La ‘unificación mundial’ del ‘mercado’ es una contradicción en sí misma. Por un lado, el capital no puede desenvolverse sin alentar y recrear sistemáticamente las ‘desigualdades’, la ‘anarquía’ y el ‘caos’ inherentes al régimen específico del modo de producción capitalista. Por el otro, el capital tampoco puede reproducirse y desenvolverse en forma ‘ampliada’ sin provocar una creciente ‘socialización’ de la producción y una extrema polarización entre un puñado de ‘súper-ricos’ y un inmenso mundo de miserables y explotados. Todo esto alcanza tal magnitud bajo el dominio del capital monopolista que no hace más que exponer, en forma cada vez más aguda, la caducidad histórica de este régimen social, sus tendencias a la putrefacción y a la barbarie y la necesidad ineluctable de su reemplazo.

«Choques sangrientos»

La amenaza del ‘súper’ – canciller alemán (‘reelecto’ cuatro veces, aunque ahora parece en caída libre), huelga casi decirlo, no fue un exabrupto. Hay quienes creen que la prepotencia entre países se ejerce sólo contra el mundo semicolonial -y ahora los ex-‘socialistas’. A estas naciones sometidas al atraso y el saqueo por el capital financiero, los ‘globalizadores’ las denominan ‘en desarrollo’, no sólo para encubrir esa expoliación, sino sobre todo la propia categoría ‘imperialismo’, que han borrado de las ‘ciencias sociales’.

Los vendedores de ‘espejitos’ dicen que la ‘prepotencia’ estaría en ‘desuso’, o que sería ya un rasgo ‘menor’ o hasta ‘tolerable’ del mundo ‘avanzado’, el cual habría logrado la ‘proeza’ de hacer desaparecer sus tendencias más destructivas (‘imperialistas’): los choques entre ‘potencias’ serían ahora ‘civilizados’.

Este macaneo, que domina los ámbitos académicos, incluso entre los más ‘izquierdistas’, no sólo fue desmentido por Kohl; es lo que demuestra el constante in crescendo de los últimos años en materia de choques ‘comerciales’ y prácticas de ‘dumping’ (colocación de la producción en el mercado por debajo de su precio de producción) entre los EE.UU., Europa y Japón.

A pesar de esto, en la prensa capitalista domina un lenguaje ‘lavado’ o alambicado para referirse a este proceso. Lo que se llaman «fusiones», «consolidaciones» o «adquisiciones» son frecuentemente, en realidad, «take-overs», adquisiciones ‘hostiles’ o ‘capturas’ dirigidas a hundir a los ‘competidores’ para hacerlos ‘desaparecer’. No son compras para facilitar la ‘ampliación de la producción’, sino para eliminar capitales excedentes del mercado. Lo que se está persiguiendo es el cierre de plantas, la modificación radical de las relaciones laborales (‘flexibilización’, ‘tercerizaciones’, etc.) y, sobre todo, una expulsión masiva de trabajadores que dejará las cifras de desempleo actuales – que ya alcanzan niveles sin precedentes en toda una serie de países – como un recuerdo de ‘buenos tiempos’. Este es el gran objetivo que incentiva las ‘fusiones’, como lo dicen sin escrúpulos los gerentes de los grandes pulpos.

Se trata de una destrucción masiva de riqueza y fuerzas productivas -¡en medio de un mar de necesidades básicas insatisfechas a escala mundial! Los monopolios no tienen como transformar esa riqueza en ‘capital productivo’, los capitales entonces ‘sobran’. Las mercancías que ese ‘capital’ produce no las acepta el mercado, por lo tanto ‘no se verifican’ como mercancías, es ‘capital muerto’.

En estos cierres fabriles y ‘achiques’, lo que se envía a la basura no son maquinarias o equipos ‘tecnológicamente obsoletos’. Lo sucedido con la planta belga de la Renault reveló que lo que se ‘desecha’ son plantas ultramodernas.

Ya no bastan los ‘viejos recursos’ de las naciones ‘poderosas’ para contrarrestar las crisis de sobreproducción y las bancarrotas. No basta con descargarlas sobre la inmensa masa de los pordioseros del ‘tercer mundo’. Por la magnitud de sus contradicciones y de las del régimen imperialista en su conjunto, las potencias imperialistas están obligadas a despedazarse y a atacar, fundamentalmente, a sus propios trabajadores.

Quiere decir entonces que las ‘megafusiones’ – las que se realizan, y también las que fracasan- están indicando una impresionante escalada de ‘toma de posiciones’ en el mercado, por la vía de recursos extraordinarios. El más importante de estos es la acción de cada estado imperialista, que, como vimos, salen abiertamente a resguardar los intereses de sus monopolios. Se delata así que los pulpos tienden a operar no a través de las leyes de la ‘competencia’ mercantil, sino de leyes ‘extraeconómicas’.

La afamada ‘superioridad’ del mercado se deschava como un gigantesco ‘fraude’. Ya demostró Engels que el ‘darwinismo mercantil’ que «los economistas celebran como la más grande conquista histórica, es el estado natural -no de la ‘civilización’ sino- del reino animal».

Por la vía del monopolio se expresa, en último término, no el dominio de las leyes del mercado, sino la tendencia a su disolución y la del régimen social en que se asienta. Es esto precisamente lo que señalaron las ‘vetustas’ leyes descubiertas por Marx.

«Ola de fusiones que podría superar la de los ‘barones ladrones’…»

Pues bien, en la base de todo este proceso ‘sangriento’ de fin de siglo reaparece esa tendencia a una furiosa monopolización capitalista como la que se vivió en su momento entre 1890 y 1905/10.

En los EE.UU., «la magnitud de su volumen está dejando estupefactos a los banqueros de inversión. ‘La intensidad del negocio casi da miedo -dice Steve Koch, codirector de fusiones y adquisiciones en Credit Suisse First Boston-. Simplemente hay una actividad asombrosa’…». Esto se decía un mes antes de desatada la ola de ‘megafusiones’ bancarias que provocó la de Citicorp -el segundo banco comercial- con Travelers Group -firma Nº 1 en servicios financieros- que, cuando se anunció, The Wall Street Journal dijo que «estremece al mundo de las finanzas» y calificó como «la mayor fusión de la historia». A ésta siguió, inmediatamente, la del BankAmerica y NationsBank, quinto y tercer banco comerciales de los EE.UU. y «segunda fusión más grande de la historia de los EE.UU.» y, el mismo día, la de Bank One y First Chicago, que seguían a los anteriores en el ‘ranking’ de los mayores bancos comerciales norteamericanos. «La velocidad vertiginosa (de estos acuerdos)… comenzó, según The Wall Street Journal, hace más de una década» y «en cinco años», dice el ex-presidente del ahora fusionado Bank One, sólo «habrá cinco o seis grandes bancos».

A principios de marzo se decía que «probablemente nos encontremos en medio del mayor auge de uniones en la historia de Estados Unidos. En 1997, hubo una actividad de fusiones y adquisiciones jamás vista anteriormente. Según Securities Data, el valor total de todos los acuerdos anunciados en EE.UU. alcanzó los USD908.000 millones, un 47% más que el total de 1996, que fue en sí un año récord. En total se cerraron 11.029 tratos”. The Economist lleva las fusiones en los EE.UU. en 1997 hasta «957.000 millones de dólares (equivalente al 12% del PBI), más que los que los 138.000 millones de 1991 (2% del PBI). Este promete ser otro año récord».

También «las fusiones y adquisiciones europeas alcanzaron un nivel récord en 1997, totalizando 419.000 millones de dólares -incluyendo a la unión entre los bancos suizos UBS y SBC a principios de diciembre». A pesar de estas cifras, en diciembre, «Philip Keevil, encargado de fusiones y adquisiciones en Salmón Smith Barney -uno de los principales bancos de ‘inversión’ de New York-«, decía que «sin embargo, Europa, representa la nueva frontera para la expansión de los negocios el próximo año». Así «prevén boom (de fusiones) en Europa en 1998».

Japón parecía refractario hasta hace poco a este proceso. En 1997, las fusiones ascendieron sólo a «10.500 millones de dólares» según Daiwa Securities, pero también aquí parece que «la hora de las fusiones ha llegado»: una «fiebre de fusiones contagia» a Japón. Hasta ahora, «en Japón las fusiones suelen decepcionar a los inversionistas, porque generalmente no resultan en la clase de despidos masivos que pueden aumentar las ganancias de una empresa». Claro que el incremento esperado de las fusiones aquí, también, tiene como «principal motivo la desesperación de muchas compañías japonesas”.

A escala de los EE.UU., «para encontrar un período similar de cambio económico y de fiebre por las fusiones, hay que remontarse al siglo pasado, en la década de 1890», dice Fortune, aunque es evidente que se trata de un fenómeno que se reproduce a escala mundial. Para EE.UU., en moneda a valor constante y con relación a su PBI, esta ‘fiebre’ de fusiones está ya al nivel de la que la precedió entre 1984 y 1988 (tomando cifras de 1993 a 1997), con un volumen equivalente al 24/25% del PBI. Sólo la ‘fiebre’ histórica que alumbró con el siglo XX, cuyo punto más alto se alcanzó entre los años 1898 y 1902 tuvo un volumen equivalente al 34% del PBI de la época (entonces, la economía norteamericana no tenía aún la dimensión que alcanzó en los últimos 50 años; mucho mayor en la actualidad de lo que era a principios de siglo, comparada en términos relativos con las otras naciones imperialistas.

«Esta ola» de fusiones, dice Fortune respecto a los EE.UU. «podría sobrepasar la bonanza de la época de los ‘barones ladrones’…» (así pasaron a la historia los que protagonizaron la primera ‘gran ola’). Ya «las transacciones anunciadas este año ascienden a 444.330 millones de dólares, según Securities Data, una cifra que representa casi la mitad del total récord de 1997»; esto en sólo 3 meses y medio de 1998. Está claro que la ‘frontera’ de las fusiones tampoco ha llegado a los EE.UU.

Por otra parte, la revista de las grandes finanzas yanquis que venimos citando se refiere a esas «tres grandes oleadas» cuatrienales como a procesos independientes, cuando existe plena evidencia que las dos últimas forman parte de un único proceso que estamos recorriendo.

Otro aspecto que estaría indicando que la tendencia presente a las «fusiones» y «consolidaciones» va más allá de todo lo conocido en el pasado es que «ahora se anuncia la fusión de los mercados (las bolsas), que marcaría otro paso en la historia». Las bolsas donde cotizan las acciones y los títulos de la deuda pública de los estados, se encontraban en los EE.UU. ya suficientemente concentradas: «entre 1940 y 1980… cayeron de 18 a 7». Ahora se anunció la fusión del American Stock Exchange (AMEX), «la segunda Bolsa de los EE.UU.», con Nasdaq, importante bolsa surgida de otro proceso de fusiones en los 60, lo que todavía «favorece más la consolidación de las bolsas de EE.UU.». Como ha sucedido en todo el mundo, este proceso tiene que ver también con el retroceso relativo de las Bolsas como ámbito ‘natural’ para la comercialización de las acciones, las que en forma creciente se efectúa a través de los llamados ‘fondos comunes de inversiones’ y ‘mercados terciarios’, que operan no sólo en acciones, sino también el floreciente negocio de ‘opciones’ y ‘derivados’. Por la vía de su fusión los grandes agentes de Bolsa están peleando su tajada del mercado accionario, aunque siguen monopolizando el filón de la especulación financiera internacional que se da a través de títulos y bonos públicos y que ha crecido exponencialmente en los últimos 20 años.

El proceso de fusiones de los mercados de valores se ha extendido, también, al de los llamados ‘derivados’: «Hace dos años, la New York Merchantile Exchange, que se concentra en productos de energía, se fusionó con la Commodities Exchange, más fuerte en metales. El año pasado, las bolsas de café y algodón de Nueva York también anunciaron una fusión.

El proceso de globalización

En los últimos dos decenios del siglo veinte se han desencadenado una serie de procesos de gran trascendencia, tanto por la magnitud de los efectos generados como por la complejidad que estos asumen en su expresión fenoménica, en donde se advierte la inmediata y recíproca dependencia con la cual están concatenados. De estos procesos destacan dos: las formas en las cuales se desarrolla competencia en el mercado global y; la acelerada dinámica del desarrollo científico tecnológico ambos, responsables de las transformaciones que de manera dramática alteran la configuración tecno-económica, modificando el conjunto de premisas organizativas y científico-tecnológicas así como de las formas de comprensión que durante largo tiempo posibilitaron el despliegue de un cierto modelo de desarrollo (centro-periferia) y de una particular estructura bipolar del poder mundial.

Por otra parte, estos proceso también han provocado el derrumbe de muchas de las certezas que guiaron gran parte de la actividad en la época moderna; certezas derivadas a partir de marcos teóricos de interpretación hoy bajo serios cuestionamientos, pues ellos no facilitaron una compresión ni mucho menos la previsión de la dinámica y magnitud que asumen las actuales transformaciones. Junto con ello, se desdibujan valores, ideologías y doctrinas políticas, sociales y económicas que impregnaron de sentido a los proyectos individuales y colectivos de una parte importante de la humanidad. Por ello, han sido abandonadas, o por lo menos no tienen el poder de convocatoria que antes tuvieron.

En el plano económico, por ejemplo, parece evidente que al mercado le fue otorgado un rol preponderante: se impone como el instrumento más apropiado para manejar los intereses competitivos. En el plano político, por su parte, la democracia representativa es considerada como el medio de mayor eficacia para elegir entre orientaciones políticas diferentes. En el plano social, las cosas no están muy claras. Sin embargo, una tendencia parece imponerse; los gobiernos abandonan la pretensión de una sociedad más equitativa que asegura el bienestar social para el conjunto de los ciudadanos, propiciando en cambio, el surgimiento entre los individuos, de atomizadas formas de autoayuda, mediadas por el mercado y no por formas colectivas de solidaridad.

Estas consideraciones que dominan en la política económica contemporánea, de algún modo, configuran un sistema político, económico y social ligado en forma indisoluble a dos procesos – estrechamente relacionados, mismos que emergen como distintivos en este último cuarto de siglo: la competencia derivada de la economía global y; la dinámica del desarrollo tecnológico, que además de generar las condiciones para la consolidación de un cierto sistema, imponen a escala planetaria un nuevo paradigma del quehacer eficiente, entendiendo por ello la sustitución de un modelo rector del progreso tecnológico/comercial que las empresas utilizaban para identificar y desarrollar los procesos, productos y sistemas de gestión más rentables a partir de las alternativas tecnológicas que estaban disponibles en el mercado.

Las nuevas formas e intensidades que la competencia adquiere en el marco de una economía globalizada, manifiestan su significado e importancia por una parte, en las colosales dimensiones que adquieren las entidades económicas líderes del mercado global y; por otra, en las modificaciones que está experimentando la conducta empresarial.

Las dimensiones y las complejas articulaciones y características que adoptan las estructuras tecno/económicas de los conglomerados productivos, financieros y comerciales contemporáneos, simbolizados por las empresas transnacionales, que aunque poseen elementos comunes son extremadamente diferenciadas. Se derivan de una misma lógica de acumulación, esto se corresponde a un mismo proceso de concentración y centralización del capital, pero se cristalizan en distintas formas y por ello, no existen modelos únicos susceptibles de ser aplicados en forma universal.

Un ejemplo de lo anterior se visualiza en la industria de las telecomunicaciones. Por una parte se puede observar la constitución de la más grande compañía global en los negocios de las comunicaciones que se origina con la fusión de las empresas Time- Warner y Turner con ventas combinadas que superan los veinte mil millones de dólares anuales que busca en la centralización de las decisiones ubicar la forma más eficaz para incrementar la rentabilidad de sus negocios. Por el contrario, en el mismo sector la AT&T anuncia la división del conglomerado en tres estructuras separadas y autónomas de manera tal que las nuevas compañías sean más responsables frente a sus clientes, al mismo tiempo que permite aminorar los crecientes costos de gestión que generalmente acompañan a los procesos decisorios hipercentralizados.

En lo que se refiere a la conducta empresarial -en el contexto de una competencia globalizada – se observa la adopción de una estrategia muy singular en la cual se combinan simultáneamente tácticas de competencia y colaboración inter y entre-empresas. Para ejemplificar lo anterior seguiremos con el ejemplo del sector de las telecomunicaciones que para muchos observadores se ha constituido en el núcleo del desarrollo industrial para finales de este siglo.

La magnitud del mercado global de las comunicaciones puede ser visualizada conociendo la cifra de sus ventas anuales, mismas que giran en torno a los cuatrocientos mil millones de dólares anuales. Estas cifras tenderán a crecer en un futuro inmediato debido a dos factores:

  • La liberalización de los mercados y la privatización de los servicios, procesos que se están llevando a cabo a escala mundial están modificando dramáticamente la configuración de los mercados exigiendo a las empresas del sector un cambio radical en sus estrategias antes basadas en la manutención de posiciones monopolices derivadas de su naturaleza tecnológica. Estas mismas empresas por una parte ven multiplicadas sus oportunidades de negocios, pero al mismo tiempo deben afrontar una aguda competencia en el abastecimiento de equipos de telecomunicación como en el equipamiento y operación de las redes de servicios y;
  • La incesante multiplicación de opciones tecnológicas que ofrecen a los usuarios las nuevas tecnologías de «multimedia» que hacen posible la combinación de imágenes virtuales, películas en movimiento, sonido, textos y datos que permiten la transmisión casi instantánea y un procesamiento oportuno y eficaz de enormes, variados y complejos volúmenes de información.

Sin embargo, en relación a los efectos generados por la innovación en éste sector quizás de mayor importancia sean las asociaciones que están siendo forjadas entre las empresas de telecomunicación tales como aquellas dedicadas a la información de sistemas tecnológicos, las que proveen información, las compañías de publicidad, editoriales medios escritos y electrónicos, etc. La computación, las telecomunicaciones, la publicidad, la educación y el esparcimiento están generando no sólo productos y servicios complementarios sino más bien, mercancías de muy difícil diferenciación.

Con el fin de asegurar la sobrevivencia y expansión de las empresas del sector telecomunicaciones en el mercado global, éstas han sido obligadas a establecer sofisticadas alianzas estratégicas. De entre las más importantes cabe mencionar la asociación entre la British Telecom y la MCI a través de la compra del 20% de las acciones de esta última empresa (cuatro mil trescientos millones de dólares) iniciando una nueva compañía Concert que ofrece desde servicios telefónicos hasta complejos sistemas de conexión ; la asociación denominada Unisource entre las empresas de telecomunicación de Holanda, Suecia, España y Suiza conjuntamente con la ATT; la Infonet, asociación entre la AT&T, la France Telecom, la KDD (Japón), Telstra (Australia) Telia (Suecia), Telefónica (España); la Transpacific asociación que cuenta entre sus miembros a la AT&T, la KDD, la Unitel Canadá, Korea Telecom, Telstra y la empresa de telecomunicaciones de Nueva Zelandia. En Japón la Nippon Telegraph and Telephone (NTT) la segunda empresa más importante a nivel mundial en el sector ha cerrado tratos con la AT&T, la General Magic, Microsoft, Silicon Graphics, Sony y un importante número de otras empresas ligadas a la generación de avanzados servicios interactivos que ofrece la tecnología de la multimedia, buscando aplicaciones en los campos científicos y tecnológicos, en los negocios, en los servicios de educación y de salud, así como en los servicios de bienestar social y recreación y esparcimiento.

En estas alianzas se pueden observar que la estrategia se basa en el establecimiento de lazos de cooperación de distintos tipos y objetivos, ya sean de carácter permanente o temporal. La primera forma de alianza estratégica se establece a través de fusiones, proyectos conjuntos de inversión y/o la integración de redes y estructuras productivas para la generación de un insumo, producto o línea de productos. Por su parte, en las temporales las empresas buscan asociaciones delimitadas en el tiempo, diseñadas a partir de objetivos específicos, sean estos contribuir en la investigación y desarrollo de un producto o insumo principal o, con el fin de controlar importantes segmentos de los mercados nacionales, regionales y globales. Aquí cabe destacar la singularidad de estas formas de cooperación. Ellas a pesar de establecer una estructura oligopólica en los mercados globales más dinámicos sin embargo, no pueden eliminar la competencia, inclusive, ésta se estimula entre asociaciones en las que participa una misma empresa, ya que las alianzas cristalizan en unidades económicas autónomas que están obligadas a lograr un uso eficiente de los recursos y lograr la mayor rentabilidad posible.

Existen otros aspectos de la competencia global que es preciso destacar. Decíamos anteriormente que la competencia es reforzada, intensificada y canalizada a través de mecanismos diseñados para incrementar aquella eficiencia empresarial que le permita la sobrevivencia y expansión a través de las alianzas estratégicas. Sin embargo, la competencia se desplaza también a otros ámbitos y se le agregan, por tanto, otros objetivos.

Uno de ellos es reducir los conflictos sociales -al interior de la empresa- reemplazando las formas tradicionales de mediación y negociación de los sujetos colectivos (sindicatos) por formas competitivas, es decir, ubicando a los trabajadores en férreas formas de competencia en las cuales los individuos luchan entre sí para asegurarse una privilegiada inserción laboral ubicándose en los nichos productivos más dinámicos (aquellos de mayor expansión y rentabilidad) y con ello, reducir la incertidumbre del desempleo y/o la expulsión hacia ramas estancadas de la actividad económica. En este marco, la conducta estratégica de los trabajadores se dirige, entonces, hacia el drástico incremento de sus conocimientos, habilidades y destrezas, capacitándose para mostrar eficiencia ante un mercado laboral (especialmente el de las empresas transnacionales) cada vez más reducido y competitivo.

Con el fin de profundizar esta línea de argumentación y el análisis de estos procesos tomando como hilo conductor la competencia que emerge de la economía globalizada se hace imprescindible, destacar un fenómeno de suma importancia que se ha hecho por sí mismo evidente hacia el final del siglo veinte: la corporación transnacional y el rol central que ella asume en relación a los cambios que están ocurriendo.

A través de esta peculiar forma de organización económica, la cual comúnmente ha sido comprendida y conceptualizada como proceso de transnacionalización de la economía mundial, se busca comprender el creciente rol de las empresas transnacionales globales y con ello, conocer la evolución de una parte significativa de las determinaciones más importantes de la política económica internacional contemporánea.

Una cifra da cuenta de la importancia de la empresa transnacional global. Seiscientas de ellas, ya en 1985, eran responsables de la generación de más del 20% del valor agregado total en la industria y la agricultura. Las líneas de negocios principales de estas empresas globales se concentran en la industria petrolera, en la producción de máquinas y equipos, en la industria petroquímica fina, la automotriz, aeroespacial, telemática, cibernética, microelectrónica, etc.

Para efecto de nuestro trabajo en relación a las empresas transnacionales globales y la competencia queremos destacar un aspecto específico de su actividad. Nos referimos no sólo al hecho por demás conocido de que las transnacionales están incesantemente incrementando los flujos del comercio y de la inversión sino más bien, nos interesa resaltar la estructura de este intercambio. Esto es, la importancia creciente que en estos flujos están adquiriendo las denominadas operaciones internas de una red global en expansión: el intercambio de insumos y de bienes tecnológicos (resultados de la investigación y desarrollo) al interior de la empresa transnacional global – entendiendo por ello no sólo una empresa o un conjunto de empresas ligadas por un centro de control financiero común – sino que más bien, con este concepto queremos enunciar una compleja y extendida red de relaciones de competencia y colaboración (alianzas estratégicas) y que progresivamente se van integrando en vastos conglomerados o sistemas complejos de interdependencia en donde las tareas de investigación y desarrollo, las de producción, mercadeo y financiamiento se van compartiendo y configurando entidades económicas y organizacionales de vastas proporciones y de singulares atributos.

1. El incremento de la competencia y las formas de cooperación en el mundo de la empresa transnacional

Efectivamente, es fácil constatar que la última década fue marcada por el incremento de la interdependencia y la globalización de los mercados a través de una rápida aceleración de los flujos del comercio y de la inversión, la creación y difusión de nuevas tecnologías, el explosivo crecimiento de los mercados de capital y la integración de los mercados financieros, así como por la modificación de las conducta que guían las operaciones empresariales ahora ubicadas en un ámbito planetario. Los actores primarios de este proceso de globalización obviamente son las empresas transnacionales, a través de los flujos de inversión y del fortalecimiento de los lazos corporativos.

Esta transformación empero, no transcurre sin conflictos. Estos procesos generan una creciente rivalidad entre las transnacionales, representadas política y comercialmente por los gobiernos nacionales de los países centrales y/o los bloques regionales. Por otra parte, el altísimo costo en el que se incurre para mantener a las empresas en situaciones tecnológicamente competitivas paradójicamente, está fomentando una singular forma de cooperación denominada alianza estratégica, o también definida bajo la conceptualización del llamado «tecnoglobalismo». En síntesis, nos encontramos con una nueva forma de vinculación inter-empresas, llevada a cabo a través del establecimiento de complejas redes internacionales, tejidas por las empresas transnacionales en su incesante búsqueda tendiente a reducir costos y disminuir las elevadas incertidumbres propias de procesos productivos que requieren elevados volúmenes de inversión, derivados del alto grado de contenido tecnológico que conllevan sus productos y servicios.

Así, al conjuntar sus esfuerzos de investigación y desarrollo con sus empresas rivales – incluso con aquellas con las cuales se disputan los mismos mercados- disminuyen la magnitud de sus inversiones al compartirlas entre varias empresas pero, además, logran disminuir los niveles de incertidumbre, pues se están asociando con sus principales competidores tecnológicos y el riego de que aparezca un producto con mayor innovación incorporada en ese particular segmento de mercado disminuye notablemente.

Postulamos como común denominador de todos estos cambios, esto es una de las determinaciones básicas de estos procesos de transformación, el reforzamiento de la competencia y como efecto inmediato para las empresas se impone la urgente necesidad de conocer y respetar las reglas de este nuevo juego: la competencia en una economía global.

Esta nueva forma de competencia no ha afectado a todos los países y empresas por igual. En alguna manera extremadamente simplificada se podría decir que un puñado de innovaciones de empresas japonesas en los sectores automotriz, semiconductores, computadoras, microelectrónica, equipos de oficina, máquinas- herramientas sacudieron a las empresas norteamericanas y europeas pues ocuparon agresivamente importantes posiciones del mercado internacional y cubrieron importantes segmentos de sus mercados internos. Las empresas norteamericanas fueron las más perjudicadas pues fueron expulsadas de sus confortables posiciones oligopólicas conquistadas desde la postguerra. Por su parte en Europa, cuando incluso la asistencia gubernamental supranacional (Comunidad Económica Europea) fue incapaz de seguir protegiendo las empresas de esta competencia (mediante barreras y recursos de capital para el desarrollo de nuevos conocimientos y tecnologías) las empresas tuvieron que enfrentar la tarea de mejorar su capacidad de competir internacionalmente. En este sentido, la nueva era de la competencia internacional está basada en un puñado de miles de grandes e innovativas empresas líderes que desarrollan sus actividades en un reducido número de ramas industriales; no más de una docena de industrias de alta tecnología e intensivas en uso de capital que tienen como objetivo servir a los tres mercados más importantes y dinámicos: Estados Unidos, Europa y Japón.

Estos fenómenos han originado importantes procesos entre ellos, el de la reestructuración industrial lo cual constituye un aspecto central para este nuevo orden industrial internacional que genera la economía global.

Uno de los trabajos más fructíferos en torno a la reestructuración industrial (Kaplinsky, R. 1990) señala que este fenómeno a lo menos ha sido comprendido mediante distintas interpretaciones de entre ellas podemos destacar las siguientes.

De acuerdo a los regulacionistas franceses la reestructuración es el medio por el cual adviene un determinado patrón de acumulación sostenible basado en el régimen de acumulación (que equilibra consumo, ahorro e inversión) y el modo de regulación (formas institucionales y patrones sociales de conducta que determina el régimen de acumulación).

Por su parte, los Schumpeterianos estructuralistas visualizan estos fenómenos como procesos generados por ciclos de onda larga de cincuenta años de rompimientos tecnológicos fundamentales que sostienen el crecimiento. Por ejemplo, los ciclos de crecimiento industrial previos, de acuerdo a este esquema estarían basados en la industrial textil, acero, ferrocarriles y maquinarias de combustión interna. Posteriormente irrumpe la industria química y siderúrgica y el recurso energético principal es la electricidad. Más tarde son otras las ramas dinámicas, destacando por sobre todo la industria automotriz, la explotación del petróleo y la industria petroquímica. Por último, aparecen ramas tales como la microelectrónica, la robótica, la generación de nuevos materiales, la telemática, informática, cibernética, los sistemas expertos, etc.

Otra interpretación visualiza la presente transición en términos del agotamiento del paradigma de producción masiva, esto es, que la producción de mercancías estandarizadas mediante el uso de máquinas con propósitos especiales y una rígida división del trabajo es ahora reemplazada por un nuevo paradigma de especialización flexible basado en la producción de pequeños lotes de productos diferenciados, generados con maquinaria de uso múltiple integradas en cadenas productivas flexibles, autoreguladas y diseñadas por sistemas expertos y por la inteligencia artificial; modificaciones que necesariamente implican la adopción de nuevas formas de organización del trabajo. En otras palabras, se interpreta la reestructuración industrial en términos de una transición desde la máquina-factura a la sistemo-factura, esto es una nueva práctica organizacional en la cual la integración de las unidades productivas, vía la tecnología automatizada, generan nuevas relaciones inter-firmas y prácticas integrales de trabajo supeditadas a orientaciones individuales.

Cada una de estas interpretaciones contiene alguno de los elementos que conforman la esencia de este nuevo orden industrial internacional que se está configurando en este fin de siglo.

2. La empresa transnacional y los procesos de globalización, especialización y regionalización

El rol preponderante de las corporaciones transnacionales, en el campo de la reestructuración industrial, se visualiza especialmente en relación a las dos áreas principales, en las cuales se ha incrementado la competencia internacional, el comercio y la inversión directa.

Antes, con el objeto de una mejor comprensión del fenómeno del incremento de la competencia internacional parece pertinente referirse primero a la naturaleza de la evolución del capitalismo y la descripción de los más importantes rasgos que caracterizan a la empresa industrial moderna.

La primera fase del capitalismo se caracteriza por la empresa familiar. A finales del siglo IX una nueva forma de capitalismo aparece en Europa y Estados Unidos: el capitalismo gerencial. El capitalismo gerencial estaba basado en el reclutamiento de ejecutivos profesionales los cuales emprendieron proyecto de inversión a largo plazo e implementaron prácticas organizacionales para asegurar cuotas del mercado. Sin embargo, en este capitalismo gerencial al menos se pueden observar dos formas distintas a saber; el gerencial competitivo y el gerencial cooperativo. El primero en EEUU y el segundo en Alemania.

El gerencialismo competitivo que reguló la expansión de las actividades manufactureras en los Estados Unidos se constituyó en una de la más despiadadas formas de competencia entre los principales núcleos industriales. El nudo de las ventajas competitivas se manifestó en la innovación y en un proceso productivo basado en la explotación de economías de escala, a través de fuertes inversiones de capital que diseñaron inmensas líneas de producción de productos estandarizados, todo esto complementado con fuertes inversiones en marketing y en el desarrollo de estrategias de expansión en los mercados nacionales. El éxito de estas estrategias se puede simbolizar en el fordismo que posibilitó la producción masiva de automóviles, considerado como la realización del sueño americano.

En Alemania, el capitalismo gerencial fue en grandes términos similar al desarrollo en los Estados Unidos sin embargo, es posible advertir tres diferencias:

  • Las empresas alemanas se concentraron más bien en bienes intermedios y de capital, logrando un significativo desarrollo en la industria química-farmacéutica, la producción de aceros y la industria de maquinaria pesada.
  • Las ventajas competitivas de las empresas alemanas se basaban tanto en las economías de escala como en las economías dirigidas.
  • La relación inter-empresas (con abastecedores y competidores) y la intra-empresa (con el trabajo) tienden a ser más bien cooperativas que competitivas. Empero, el estímulo principal para esta cooperación fue el fenómeno de la concentración del capital industrial que posibilita la coordinación de las operaciones de negocios a través de la constitución de grupos financieros. En efecto, actualmente los diez bancos más importantes poseen un control accionario decisivo sobre las 100 empresas más importantes del país. Esta forma de dirección de las empresas le permite a Alemania convertirse en una de las más fuertes economías industriales de Europa y en una de las economías más competitivas a nivel mundial.

Sin embargo el ejemplo más pleno del capitalismo gerencial cooperativo es Japón. Este sistema le ha permitido colocarse en posiciones de control de importantes mercados globales en la mayor parte de las actividades industriales de mayor dinamismo. De entre las características más importantes de este modelo de capitalismo, destaca el compromiso estratégico de largo plazo para con la innovación y el continuo mejoramiento de los productos. Por otra parte, en lo que se refiere a la cooperación esta toma nuevas características que la refuerzan. En lo referente a las relaciones laborales introduce en los salarios el principio de que los trabajadores no son pagados tanto por la tarea productiva sino más bien por aquellas tareas que el trabajador es capaz de realizar. Por otra parte, y de mayor importancia aún, en término de las relaciones con otras empresas destaca la formación de los Keiretsu o alianza estratégica de negocios, configurando asociaciones permanentes entre diferentes empresas, de tal modo que el conjunto de compañías japonesas más competitivas internacionalmente están organizadas en sólo seis grupos de negocios, centralización que les posibilita además, operar bajo una estrecha colaboración con organismos gubernamentales, particularmente en la investigación y desarrollo de productos de tecnología de punta y para la detección y captura de nuevos mercados.

De lo anterior, se podrían deducir algunas conclusiones preliminares. Parece indudable que la fuerza rectora de la competitividad internacional es el modo capitalista de producción que aunque se manifieste en algunas formas específicas o variantes nacionales -e incluso que estas variantes sean importantes, no impiden incluir a todas estas experiencias en un mismo modelo de economía de mercado. Las diferencias entre el capitalismo gerencial competitivo y el capitalismo gerencial cooperativo se encuentran entonces en tres puntos: en el rol del gobierno en la actividad económica; en los horizontes temporales considerados en los procesos de toma de decisiones y; en la naturaleza de las relaciones inter-empresas e intra-empresas (las relaciones laborales).

La teoría acerca de las etapas del desarrollo competitivo (Porter, M. 1990), reelaboradas más tarde por Ozawa (Ozawa, T. 1992) es muy ilustrativa al respecto. Porter describe el desarrollo competitivo de las economías nacionales en términos de cuatro etapas, las cuales son sintetizadas a través de ciertas características competitivas secuenciales.

Para la primera etapa, las actividades basadas en los recursos naturales y en las manufacturas intensivas en uso de trabajo son centrales para la obtención de las ventajas competitivas. En la segunda etapa, en cambio, la actividad económica estaría basada en la fabricación de bienes intermedios y de capital (industria química y pesada), la tercera en la generación de la infraestructura (vivienda, transportes, comunicaciones). En la cuarta etapa, la actividad económica estaría impulsada por las inversiones; el éxito empresarial descansa en la investigación y el desarrollo derivados de un pleno uso del capital humano.

Por su parte, Ozawa ha mejorado el esquema demostrando como la experiencia japonesa configura un modelo en el cual resaltan las relaciones de interdependencia entre el mejoramiento estructural, las ventajas comparativas dinámicas y la inversión extranjera directa, conjuntamente con la unión de las estrategias de uso intensivo de capital y uso intensivo de recurso humano calificado para la generación de un constante progreso tecnológico. De esta manera, se puede comprender como un estadio particular del desarrollo competitivo es asociado con un patrón específico de exportación, basado en la adquisición y consolidación de niveles de competitividad. Así, el primer estadio estaría caracterizado por ventajas comerciales basadas en factores, produciendo mercancías primarias y bienes de uso intensivo de trabajo. Por su parte, el estadio guiado por la inversión basaría en cambio sus ventajas competitivas en la producción a escala de bienes intensivos en capital. Por último, el estadio de la innovación – que basa sus ventajas en la investigación y el desarrollo – se caracteriza por la exportación de productos cada vez más sofisticados tecnológicamente.

En este sentido, el crecimiento económico y la transformación serían acompañadas por un cambio en los patrones de las ventajas comparativas dinámicas. Debe ser mencionado además, que estos cambios no suceden a partir de transformaciones instantáneas, más bien son el resultado de progresivas transiciones caracterizadas por el surgimiento y caída de actividades económicas específicas y puede ser conceptualizado como un cambio en el centro de gravedad de la economía como una totalidad.

Pero quizás el aporte más importante de Ozawa es destacar la relación tan importante que tiene la inversión extranjera directa en los cambios estructurales de la economía.

3. El comercio internacional: globalización y especialización

La principal alteración del sistema de comercio internacional ha sido su notable expansión; el surgimiento de nuevos exportadores (Japón y los países asiáticos) la apertura de los mercados de Norte América mediante el Tratado de Libre Comercio y en una menor medida la apertura de los mercados europeos responsables y en general la liberalización de mercados propuesta e impuesta a los países en vías de desarrollo son responsables de este incremento en los flujos del comercio mundial.

En Japón y Estados Unidos durante el período 1970-89 se puede observar una significativa especialización en su comercio internacional a diferencia de los países de la Comunidad Económica Europea. De los países más importantes Japón -en las dos últimas décadas- ha duplicado sus exportaciones en los sectores basados en la generación de conocimientos (química fina, componentes microelectrónicos y telecomunicaciones) que son áreas caracterizadas por actividades innovativas directamente ligadas a ingentes gastos en investigación y desarrollo, lo que produce efectos para el conjunto del sistema económico, en tanto que sirven como insumos intermedios y de capital para un gran número de otros sectores industriales y de servicios.

Por otra parte, es posible observar el crecimiento de la industria de bienes de capital especializada (instrumentos y máquinas de ingeniería tales como máquinas herramientas) actividades caracterizadas por una muy alta diversificación de la oferta, destinadas principalmente a ser insumos para actividades industriales que preferentemente utilizan economías de escala y procuran dominar la oferta mediante la captura de nichos de mercados. Este tipo de especialización comercial característico para Japón es particularmente evidente en los esfuerzos de investigación y desarrollo en los sectores industriales basados en la microelectrónica, tales como los sistemas de procesamiento de datos y el de componentes electrónicos y telecomunicaciones, retirándose paulatinamente de los sectores tradicionales. Sobre estos mismos fenómenos encontramos otras visiones una visión adicional de este fenómeno. Mandeng (Mandeng, O. J. 1991) por ejemplo, postula que el crecimiento económico ha llegado a ser cada vez más independiente de la intensidad de los flujos del comercio internacional y que los elementos dinámicos estarían centrados en grandes empresas que producen manufacturas tecnológicamente complejas para mercados globales imperfectamente competitivos. Allí, es donde los nuevos actores estarían rápidamente mejorando sus resultados en el comercio internacional.

Fajinzylber por su parte, (Fajinzylber, F. 1991) a partir del trabajo de Mandeng, ubica no solo a los países ganadores, aquellos que han incrementado su cuota de mercado, sino que también analiza estas ganancias de acuerdo a los principales productos involucrados. En este sentido distingue productos que están gozando de un incremento en la cuota de mercado de aquellos que la están perdiendo. Para ello acuña la figura de los productos «dinámicos» y los «descendentes». Los países ganadores incrementan sus cuotas de mercado a través de productos «dinámicos». Los países perdedores pueden perder sus cuotas de mercado con productos dinámicos (una situación definida como «pérdida de oportunidades») o con productos «descendentes» en una situación denominada «retirada». Naturalmente, la mezcla de productos para virtualmente todos los países contiene ejemplos de ambas clases.

Entre los principales países de la OECD, Japón claramente es el que ha obtenido las mayores ganancias en cuotas de mercados y más importante aún, cerca del 80% de sus exportaciones están ubicado en una óptima situación y casi todas ellas son manufacturas que no están basadas en recursos naturales. Con pocas excepciones, los países de la Unidad Económica Europea, aunque es posible observar ganancias en sus cuotas de mercado, éstas son significativamente menores a las alcanzadas por los países asiáticos y, enfrentan muchas oportunidades perdidas en sus resultados de exportación. No obstante, se hace necesario destacar el hecho que a pesar de las pérdidas sus exportaciones (en gran parte) no son manufacturas basadas en la explotación de recursos naturales. La situación es crítica para países como Australia y Nueva Zelandia que basan sus exportaciones en recursos naturales y manufacturas directamente relacionadas con actividades primarias. Bajo este mismo esquema propuesto por Fajinzyber los Estados Unidos estarían perdiendo importantes cuotas de mercado debido a que un número menor de sus productos se encuentran en la situación óptima y peor aún, muchos de sus productos se ubican en la zona de «las pérdidas de oportunidades». Una proporción similar de productos de exportación se encontraría en la fase de retirada.

Este esquema demuestra un dramático cambio en las relaciones comerciales de los países de la OECD generando diversos efectos el más importante es el apresuramiento de las iniciativas de integración de los bloques regionales, especialmente de aquellos países que están perdiendo cuotas en el mercado mundial, Estados Unidos con el TLC y los países europeos con la Unión Económica Europea.

4. La globalización y la inversión directa

Otro aspecto de suma importancia para la compresión de los procesos que originan la globalización es indudablemente la inversión directa. Desde los años 80s la dinámica que se observa en los flujos de la inversión directa internacional es notoriamente superior a la dinámica que se presenta en el comercio internacional y se convierte en un componente principal del crecimiento económico. Una de las medidas más eficaces tomadas por las empresas transnacionales para eliminar las restricciones al comercio internacional fueron indudablemente las inversiones condicionadas. Se negociaban inversiones en los distintos países a condición del levantamiento selectivo de barreras arancelarias. Por lo mismo, quizás es que el proceso de transnacionalización propicia, simultáneamente, el fortalecimiento de tendencias hacia la globalización y la regionalización.

La regionalización podría ser explicada advirtiendo el significado e importancia del hecho de que cerca de la mitad de flujos comerciales de Japón y de los Estados Unidos están directamente relacionados con la inversión externa directa, esto es se trata de operaciones entre compañías transnacionales. Es interesante observar, por otra parte, que alrededor del ochenta por ciento de los flujos de inversión externa directa se concentran en una triada conformada por Estados Unidos, los países de la Comunidad Económica Europea y Japón. Que los países donde se originan los flujos de inversión (fuentes) son los miembros de la Comunidad Económica (con un promedio anual de 39 mil millones de dólares en el período que transcurre entre 1985, y 1989 y Japón que para el mismo período incrementa seis veces sus inversiones alcanzando la suma de 111 mil millones. Lo anterior también podría explicar la concentración de los flujos comerciales en esta tríada pues el 67% del comercio mundial se efectúa entre estos tres grupos de países. (UNCTC, World Investment Report, 1991).

La importancia de las tendencias hacia la regionalización que acompañan al proceso de globalización se puede advertir en múltiples aspectos. En primer lugar las empresas transnacionales que actúan en el mercado global deben concebir e implementar estrategias específicas para cada uno de los tres más importantes mercados que componen la tríada, específicamente en relación al diseño de los productos, el mercadeo y distribución, la red de abastecimiento, finanzas, comercio e inversión externa. En este sentido, varios autores (Agosin, M. y Tussie, D. 1992) han puesto en evidencia la importancia que tiene para los flujos del comercio internacional las diferencias existentes entre las distintas prácticas institucionales de los países que componen la Tríada pues afectan directamente a las ventajas competitivas.

En segundo lugar, las industrias de alta tecnología que se convierten en las empresas líderes de la competencia global no están igualmente distribuidas entre los países. Esto implica, muchas veces, que ante un incremento de la competencia los gobiernos se sienta impulsados a generar políticas diseñadas para alcanzar o mantener sectores económicos competitivos, al mismo tiempo que generan medidas que dificultan el desarrollo de los negocios de las empresas «extranjeras». Un ejemplo notorio de lo anterior lo constituye el MIT (el ministerio japonés para el comercio internacional y la industria) que toma medidas que incluyen desde la asignación dirigida del gasto público (compras gubernamentales hacia determinadas empresas) hasta la subvención de investigación y desarrollo para áreas específicas del desarrollo científico/tecnológico.

En tercer lugar los países miembros de la Tríada influyen decididamente en la definición de las reglas del juego con respecto al sistema multilateral. Entre las parte más importantes del sistema cabe mencionar a la Organización Mundial de Comercio, la Organización para la cooperación económica y el desarrollo (OECD), el sistema que regula las finanzas internacionales (FMI, Banco Mundial, el Banco Internacional de Pagos (BIS) y el sistema de Naciones Unidas. A través de estos organismos los países desarrollados agrupados en el «grupo de los siete» (Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Japón) negocian las políticas globales en relación a las tasas de intercambio, las tasas de interés, al financiamiento externo, y de manera importante influyen sobre las tendencias hacia la globalización y regionalización.

Parece que para una cabal comprensión de los fenómenos que nos preocupan los esfuerzos teóricos basados en la conceptualización de las ventajas comparativas de las naciones no son suficientes. Por ello, habría que acudir hacia aquellas investigaciones basadas en las ventajas competitivas de las empresas, mismas que colocan el énfasis en la decisiva importancia que adquiere la investigación y desarrollo, la innovación y la tecnología para la obtención de roles y jerarquías de privilegio en la nueva división internacional del trabajo y del comercio.

Esta nueva situación se manifiesta claramente en dos áreas separadas que dependen tanto de la naturaleza de las actividades productivas como de su grado de «madurez» tecnológica. En las industrias estratégicas tecnológicamente sofisticadas tales como la microelectrónica, la biotecnología, el desarrollo de nuevos materiales, la robótica, el desarrollo de la computación, telecomunicaciones en donde las ventajas competitivas – en su mayor parte. Son producto de costosas investigaciones y el establecimiento de alianzas estratégicas entre empresas transnacionales de alta tecnología.

En lo que se refiere a aquellas industrias «maduras» basadas en economías de escala y producción masiva y estandarizada tales como la industria del automóvil, los artículos de consumo electrónico, las textiles, etc. El proceso de reestructuración para alcanzar niveles competitivos reside en una mezcla de avances tecnológicos e innovaciones organizacionales. Así surgen nuevas prácticas en los sistemas industriales, se impone un nuevo «sentido común» de la eficiencia que a lo menos posee tres importantes dimensiones.

La primera está relacionada a los avances tecnológicos aplicados a los sistemas productivos que permiten la implantación de tecnologías automáticamente integradas en todas las fases de la actividad de las empresas. La segunda dimensión es la incorporación de una nueva forma de gestión y de organización de las tareas productivas que permiten la apropiación de estándares de calidad y eficiencia demandados por los mercados globales. La tercera dimensión subraya la importancia decisiva que tiene para la obtención de ventajas competitivas el establecimiento de una nueva forma de relación entre las empresas y sus proveedores, basada en la cooperación y la confianza, así como en el reconocimiento de un recíproco interés para posibilitar el desarrollo de ambas partes de una asociación considerada como permanente.

Planificación centralizada y planificación mixta

En el orden socioeconómico muchos autores han definido el alcance práctico de la planificación normativa, no antes sin advertir sobre la necesidad de establecer el contexto en el cual el hecho planificador se produce. De tal manera que desde este enfoque se podría hablar de dos tipos de planificación: la planificación centralizada y la planificación pluralista o mixta.

La planificación soviética, por ejemplo, se caracteriza por la dirección central de la economía. El plan especifica y controla las actividades de las empresas. La planificación responde a unas formas de organización social donde existe la propiedad colectiva de los medios de producir y una estructura piramidal del poder económico. En los países socialistas es una necesidad la planificación. Allí la racionalidad y la viabilidad están dadas por . La planificación es un proceso institucionalizado> no sólo como mecanismo de coordinación sino como una ley de funcionamiento y organización que sustituye las leyes del mercado que se practican en las sociedades capitalistas. Charles Bettelheim dice:

“La planeación socialista es una actividad colectiva, por medio de la cual los trabajadores de un país socialista determinan, por una parte, de manera coordinada, teniendo en cuenta las leyes económicas objetivas así como las propiedades del desarrollo social, los fines por lograr en el dominio de la producción y del consumo, y asegurar, por otra parte, las realizaciones de esos objetivos en las condiciones que se juzgan mejores.”

Señala además que esta planeación tiene tres exigencias:

  • Una estructura social donde no existan ociosos, explotadores, ni parásitos sociales que disfruten del poder del dinero.
  • Que los principales medios de producción e intercambio estén en poder de la sociedad y no de particulares.
  • Una estructura institucional que permita a los trabajadores participar activamente en la elaboración y la realización de los planes económicos.

La planificación mixta o pluralista se asienta en la posibilidad de aplicar las políticas de centralización de una buena parte de la economía, en países capitalistas, desde el Estado, Dos autores plantean con mucha claridad este tipo de planificación sobre todo en el orden económico: Arthur Lewis y Oscar Lange. El primero de ellos dice:

“La disputa entre la planeación y el laissez-faire no es una disputa entre el orden y la anarquía en la vida económica. Todos los pensadores políticos serios, incluso los filósofos laissez-faire, parten de la proposición de que la producción y la distribución deben controlarse para ponerlas al servicio de fines sociales. El punto a discusión es qué parte de este control puede ser invisible y qué parte debe ser visible. El primero, aplaudido por 105 protagonistas del laissez-faire, es aquel que ejerce el mercado; el último, favorecido por los planeadores, es el organizado por el Estado.”

Oscar Lange afirma:

“La planificación es una forma relativamente nueva de política económica. Se originó con las economías socialistas y es parte esencial de ellas. Sin embargo la planificación como método de promover el desarrollo económico no ha permanecido limitado a los países socialistas.”

La planificación, con estas características, y a pesar de las afirmaciones de Bethelheim, se practica en Europa y en América Latina con distintos signos: en Europa se formaliza para la reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial y en América Latina para alcanzar el desarrollo.

La planificación en América Latina

Como en esta región es donde se dan las características básicas de la planificación normativa en países subdesarrollados, cabe transcribir muy brevemente sus rasgos históricos más importantes. De 1948 a 1950 domina el pensamiento ligado a la velocidad del crecimiento. Se piensa en el producto por habitante, como mecanismo eficiente para el desarrollo. La CEPAL es el organismo encargado de conocer la realidad de América Latina bajo estos supuestos, pero hay un grupo de investigadores que se apartan de esta vía y descartan la posibilidad del desarrollo mediante la evolución del crecimiento. Las teorías Keynesianas también influyen en forma determinante en la región, ya que propician la intervención más directa del Estado en las economías nacionales. Otras fuentes de información para la época son el modelo de Harrod-Domar y el esquema de Wassily Leontief.

Harrod y Domar presentan un modelo de crecimiento económico que se traduce en una teoría de asignación de recursos, fundamentando así las tareas de planificación global en la región; y Leontief señala que toda economía se puede analizar mediante la Interrelación de sus sectores productivos descritos en una matriz denominada de insumo-producto para establecer el modelo de estructura más apropiado al tipo de desarrollo esperado. De aquí surge el método insumo-producto que permite las proyecciones de los sectores y sus interrelaciones.

El conjunto de proyecciones se transforma en métodos de planificación. Se crean oficinas de investigación y de asesoría a los políticos, que formulan planes, en los cuales además de las previsiones se recomiendan las reformas al sistema.

Ninguno de estos planes se cumplió, pero las oficinas cumplieron una función de denuncia y sirvieron de escuela para los futuros planificadores.

De esta escuela, hemos señalado, surge la corriente normativa que le asigna al proceso planificador capacidad para la transformación social.

Los planteamientos formulados recientemente a través del Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES) parecen regresar al concepto de los inicios de la planificación en la región, como puede observarse en esta definición:

“La planificación nacional es generalmente entendida como aquel proceso que pretende racionalizar y regular – parcial o totalmente – la organización del esfuerzo de una sociedad para lograr objetivos de desarrollo económico y social. La planificación por lo tanto puede ser entendida como la ‘conciencia del desarrollo’, ya que ofrece una visión del crecimiento económico y del bienestar social expresados en sus opciones principales dado un conjunto de objetivos; como una afirmación de voluntad colectiva respecto a la que debe desempeñar el Estado y como balance provisional de lo que será el futuro.

Jorge Méndez, director del ILPES, observa también la existencia de cuatro estilos de planificación en el continente, de acuerdo al conjunto de proyectos nacionales para el desarrollo que se dan por grupos de países (ver figura 1).

La corriente normativa de la planificación tiene varios enfoques, pero todos consideran que “la planificación puede ser un instrumento eficaz para orientar el proceso de reformas estructurales en el sentido de promover y hacer viable un proceso de desarrollo».

Los planteamientos de Tinbergen

Otros rasgos economicistas de la planificación normativa se observan en las proposiciones de Jan Tin-bergen. El basa su estudio de planeación en la estructura económica:

“La programación general tiene que darnos una ojeada a vista de pájaro del módulo de desarrollo futuro del país, y mostrar la forma más deseable y más viable en que se desarrollará el producto nacional y sus componentes, es decir, las importaciones y la producción de los grandes grupos industriales, así como su destino: exportaciones, consumo, inversión y uso del gobierno”

Este enfoque se fundamenta en las relaciones económicas que ocurren en el nivel general de la economía y sus consecuencias en situaciones concretas. El programa proyecta el desarrollo de cifras globales como el ingreso y el gasto nacionales (consumo e inversiones privadas y gasto público) importaciones, exportaciones e importaciones de capital nacional total. El programa «microeconómico> proyecta las cifras relativas a industrias concretas, regiones de un país y empresas importantes concretas.

Los planteamientos de Tinbergen esencialmente «economicistas», ejercen, al igual que los de Ahumada, gran influencia en la planificación venezolana, no sólo por la forma como explica su paráis, sino por su enfoque del Estado intervencionista en un sistema de planificación mixta. Por encima de las tareas administrativas, dice, aún queda sitio para alguna participación directa del sector público en la producción. No parece deseable la libre competencia en sectores con altos costos fijos y economías de escala y que a la vez sean fundamentales para la vida económica, por lo que recomienda el control gubernamental en estos sectores. Agrega, además, que la elección (léase planificación) no necesita ser tajante entre propiedad totalmente pública o totalmente privada:

La planificación concertada

La planificación francesa le agrega, en forma expresa el componente participación a la planificación normativa. Se le considera como factor conciliador entre la iniciativa individual y la orientación común del desarrollo. De aquí la expresión de economía concertada que se le atribuye al proceso desde el primer plan, elaborado inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial.

Esta característica esencial en el proceso la destaca Pierre Massé:

“Antes de definirse por su objeto, su estructura o sus medios la planificación francesa se caracteriza por su espíritu. El espíritu del plan es el concierto de todas las fuerzas económicas y sociales de la nación.”

Los iniciadores de esta forma de planificación no conciben un plan como «obra exclusiva del Estado», ni visiones comunes a la Administración y de los empresarios. «La planificación debe ser abierta e incluir a los trabajadores en primer lugar, para desarrollar en ellos un sentimiento de participación fundado en los hechos.»

Estilos de planificación en América Latina

Planificación del desarrollo

La planificación concebida por esta corriente de pensamiento, es la que conocemos como planificación del desarrollo. De las investigaciones del ILPES se puede deducir que actualmente existen dos formas de considerar este proceso:

  • Como un esfuerzo metódico de regulación de todo o parte de un sistema social.
  • Como una actividad de carácter esencialmente informativa y predictiva, basada en proyecciones cuantitativas respecto de la evolución esperada de la economía. En su práctica se observan (esfuerzos por elaborar planes de mediano y largo plazo, por iniciar la planificación operativa anual para vincular los planes financieros con las metas nacionales, por sectorizar la administración pública para practicar la planificación sectorial y por formalizar la planificación regional.

Este tipo de planificación se va adaptado en países y regiones socialistas y capitalistas bajo las características de planes elaborados y controlados en forma centralizada; con la obligatoriedad para todos los sectores en las sociedades socialistas y con la doble modalidad en los países capitalistas: imperativos para el sector público e indicativos para el sector privado.

Nuevos enfoques

Sobre el pensamiento planificador actual Herman Van Gunsteren clasifica los enfoques en tres escuelas:

a) La escuela racional sistémica:

  • Enfatiza la racionalidad central y el control (Erich Jantsch).
  • Propugna cambios del ecosistema, mediante un proceso racional de decisiones (Hassan Ozbekhan).
  • La planificación no remedia problemas. Sino que trata de remover o eliminar sus causas (Jay Forrester)
  • la planificación no debe concebirse a través de medios-fines sino en término de sistemas. Las funciones de la planificación son: 1) reducir la complejidad y 2) verificar si los subsistemas cumplen eficazmente su papel dentro del sistema (Nicklas Luhmann).

b) La escuela bio-Cibernética:

Es un pensamiento avanzado sobre sistemas complejos y ampliamente desarrollado mediante el enfoque de sistemas. Aquí la planificación cumple funciones de control. Los exponentes de esta escuela son Stafford Beer y George Chadwick.

c) La escuela de planificación comunicativa:

Sostiene que el papel de la planificación es el de crear conciencia cívica, motivaciones, acumulación de voluntad política, cuantificación, sin todo lo cual es imposible un gobierno racional (Jurgen Habermas y C. West Churchman).

Los nuevos planteamientos en materia de planificación, son enfoques sobre las tendencias actuales del proceso planificador que se inscriben en su mayoría en la corriente normativa, pero con proposiciones de singular importancia para la planificación estratégica. Además es de observar la relevancia que se le da a los sistemas como eje de la planificación. Cuestión que ya venía asomando desde la planificación administrativa.

UNESCO

En 1964, vino al país una misión de UNESCO con el propósito de revisar el proyecto de Consejo y proponer algunas pautas de orientación e implementación. Entre sus opiniones y sugerencias vale la pena destacar las siguientes.

La creación del Consejo era una necesidad impostergable;

  • No debía estar adscrito a ningún Ministerio en particular sino a Presidencia de la República o al Consejo de Ministros,
  • Que no debía tener solo un papel consultivo sino también ejecutivo, Que además del aporte gubernamental y las donaciones, debía contar con una «contribución de las industrias técnicas por medio de una pequeña tasa», y
  • Que con los organismos industriales, inclusive los privados, debían mantener una relación «lo más amplia posible».

Posteriormente, con éste y otros argumentos en el tapete, tuvieron inevitables lugar negociaciones hasta culminar el 26 de junio de ‘1967 con la promulgación de la Ley que crea el presente CONICIT.

No es, sin embargo, sino hasta el 13 de junio de 1969 con la designación de su Directorio cuando queda formalmente constituido el CONICIT con sus autoridades completas, designadas en dos períodos gubernamentales: el Consejo fue nombrado por el Presidente Raúl Leoni y el Directorio (Presidente, el Vice-Presidente y tres vocales, con sus respectivos suplentes), por el Presidente Rafael Caldera.

El CONICIT inicial

Antes de que el CONICIT se instalara y comenzara discretamente sus actividades, se había producido un hecho interesante de reseñar: la presentación, por parte de un grupo de investigadores del IVIC encabezado por Raimundo Villegas, de un documento titulado «Bases para una Política Científica Nacional”. En este, curiosamente, se proponía «además de impulsar al CONICIT, la creación de un organismo ejecutivo (Comisión de Ciencia y Tecnología) encargado fundamentalmente de formular y ejecutar la política científica y el cual podrá asumir adicionalmente las funciones propias de una Fundación»…(mediante) … ayuda a los investigadores, a los proyectos… y …un programa de becas».

De esa gestión inicial del CONICIT interesa resaltar dos hechos ocurridos ese año: el comienzo de lo que sería el primer Diagnóstico/Encuesta del CONICIT, y la publicación del primer documento oficial del organismo sobre Política, el cual se tituló: “Política nacional relativa a la investigación científica y tecnológica”.

El nuevo CONICIT

El año de 1974 fue un año clave en la evolución del CONICIT como también lo es para otras muchas instituciones y para el país mismo.

Los aumentos de los precios del petróleo hicieron saltar el Presupuesto Nacional hacia niveles sin precedente, y provocaron un estado de euforia en muchos que creyeron lanzarse de veras hacia “La Gran Venezuela” con paso rápido y enérgico. La coincidencia de un liderazgo con respaldo y la abundancia de recursos financieros con un estilo de gobierno ejecutivo y audaz crearon un clima muy característico.

Los grupos protagonistas

Los grupos son: «El político, los técnicos y la burocracia», y la relación que se establece entre éstos grupos en el proceso de planificación del desarrollo.

El grupo de «los científicos» está formado por aquellas personas que han venido dedicándose, total o parcialmente a la investigación científica y tecnológica de una manera profesional. En muchos casos comparten su tiempo entre estas actividades y la labor educativa a nivel superior.

El grupo de «los ingenieros» está, en principio, formado por todas las personas que ejercen esa profesión. La fracción del grupo que ha mostrado un interés más especial por la creación de tecnologías y la prestación de servicios tecnológicos, tal como los ingenieros que han promovido centros de investigación y servicios industriales.

El grupo de »los productores» es el de aquellos que directamente forma pare del sector productivo, bien como propietarios, bien como ejecutivos y empleados de empresas. En un sentido más estrecho, comprende un grupo relativamente pequeño de industriales, especialmente manufactureros del sector privado, que desempeñan funcione de liderazgo empresarial y gremial.

El grupo de “los planificadores» comprende a todos aquellos que pasan por ser especialistas de la planificación en general o en alguno y, aún cuando puedan tener una formación básica muy variable, suelen ser asimilables a las «ciencias sociales» por cuanto son los modelos, los esquemas y la terminología provenientes de tales ciencias los que suelen manejar, con cierto predominio de la visión “economicista”.

“Los burócratas” constituyen un grupo que existe en toda institución. Está representado por el funcionario, no importa su formación o esfera de actividad, responsable de los procedimientos y sistemas relativamente rutinarios y normalizados.

El grupo de “los políticos”, altamente heterogéneo, está formado por aquellos que tienen en la política su profesión, o que momentáneamente se encuentra ubicados en cargos de alto nivel gubernamental con mayor o menor decisión.

V Plan de la Nación (1976-1980)

El Programa de Carlos Andrés Pérez, candidato de Acción Democrática (AD) se titulaba «Acción de Gobierno. Hacia la Gran Venezuela”, y contiene una sección de moderada extensión sobre «Ciencia, Tecnología y Desarrollo». Allí encontramos los siguientes puntos:

  1. El diagnóstico recuerda, en tres párrafos, el precario desarrollo y ‘marginalidad» de las actividades de ciencia y tecnología, la situación de dependencia tecnológica de elevado costo monetario y social, como la ausencia de mecanismos adecuados para vincular las actividades de ciencia y tecnología con el sector productivo. Este «diagnóstico» prefigura lo que sería el diagnóstico del Primer Plan de Ciencia y Tecnología.
  2. Se proponen un conjunto de áreas prioritarias, que igualmente prefiguran los «sectores prioritarios» del Primer Plan y que, como se podrá apreciar, no son demasiado diferentes de las que hasta ahora se proponían en otros documentos. Estas son:

a. Petróleo, Petroquímica y Gas;

b. Metalurgia y Siderúrgica;

c. Agricultura e Industrias Derivadas;

d. Metalmecánica, Eléctrica y Electrónica, Tecnología de Alimentos y Materiales de Construcción;

e. Educación; y

f. Salud.

  1. Se insiste especialmente en que se impulsará el desarrollo de tecnología local y la regulación del proceso de transferencia de tecnología extranjera.
  2. Se anuncia expresamente la intención de elaborar un Plan Nacional de Ciencia y Tecnología, así como los objetivos principales que este perseguía. Entre estos destacan:

Caracterización de los grupos participantes en la socio-política e institucional de las políticas de ciencia y tecnología

a) Se proponen triplicar para 1978 el número de investigadores y adelantar un plan de adiestramiento junto con la industria para pasantías de investigación.

b) Se anuncia el apoyo financiero necesario para todos los tipos de investigación y, en especial, para las de carácter interdisciplinario, dirigidas hacia prioridades nacionales.

c) Se anuncia el incremento progresivo del financiamiento a la investigación y la implantación de un Banco Nacional de Tecnología.

d) Se anuncia que se fortalecerá y aumentará de jerarquía CONICIT para que pueda atender sus atribuciones.

e) Se anuncia la revisión del ordenamiento jurídico relativo Área, una Ley de Regulación de la Transferencia de Tecnología y modernización del Registro de la Propiedad Industrial.

f) Se anuncia una política de desarrollo regional y el fortalecimiento o creación de centros regionales de investigación.

g) Se anuncia también la realización de un gran Foro Nacional de Ciencia y Tecnología con la más amplia participación.

Este anuncio luego se concretaría con la celebración del I Congreso Nacional de Ciencia y Tecnología en 1975.

Como parte del proceso de formulación del V Plan de la Nación se hizo una presentación de un documento de estrategia al I Congreso Nacional de Ciencia y Tecnología con lo cual se pudo establecer el puente entre ambos procesos. Se encuentran los siguientes puntos:

  • “Racionalizar la transferencia de tecnología….”.
  • “Reorientar la inversión extranjera hacia los sectores de la economía que se encuentran deprimidos y que requieren de tecnologías que no poseemos (SIC)”.
  • “Acelerar el ritmo de innovaciones tecnologías nacionales”.
  • “Fomentar la actividad de investigación y desarrollo experimental, especialmente en los sectores relacionados con hidrocarburos metalurgia, nutrición agricultura, tecnología de alimentos y acción social (SIC)”.
  • “Acelerar la formulación e implementación de programas formativos de recursos humanos, con miras a generar un sistema científico-tecnológico propio”.
  • “Fortalecer y promover el desarrollo de centros de investigación en los niveles nacional y regional…”.
  • “Minimizar la dependencia en las áreas de la ciencia y la tecnología (SIC)”.
  • “Coordinar las actividades y esfuerzos que realizan los distintos organismos”.

En el marco del V Plan de la Nación se formula y publica el primer Plan de Ciencia y Tecnología para el periodo 1976-1980.

En el comienzo fue la ciencia básica

La primera aspiración de los pocos investigadores científicos venezolanos de la década de los 50, y aun de inicios de los 60, era demostrar que en el país se podía hacer investigación de calidad, no como la actividad eventual de diletantes y aficionados, sino como una actividad profesional. Estaba también presente el deseo de hacer ciencia, actividad racional y rigurosa, y con ello contribuir a la difusión de actitudes modernas en un país donde hasta hace poco prevalecía lo tradicional-rural.

La investigación científica, debía distinguirse lo más claramente posible de la mera «aplicación» de conocimientos típicos del ejercicio profesional, frente a su simple «estudio» y «transmisión» típico de la educación rutinaria, y aun frente a la tradicional actividad «recolectora» y «clasificadora» de cierto tipo de botánicos, zoólogos o minerólogos que pasaban por ser nuestros únicos «científicos».

Ampliación de los tipos de investigación

La simple distinción entre investigación básica y aplicada era notoriamente insuficiente para rendir cuenta de las diversas modalidades concretas que asume la investigación.

Para 1962 ya existe en Venezuela un buen número de instituciones de investigación bastante distintas entre sí, que cultivan diversas disciplinas y que realizan variados tipos de investigación.

De esta época también data la primera clasificación «oficial» de las disciplinas en “ciencias físicas y matemáticas; ciencias biológicas, ‘ciencias sociales y humanidades y tecnologías», la cual con algunas y perfeccionamientos ha venido prevaleciendo hasta hoy,

Los inicios del sistema

La primera Encuesta del CONICIT que comenzó a preparar ya en 1969, partió de un esquema derivado de los Manuales de UNESCO y OCDE en el cual se dividía el conjunto de “actividades de ciencia y tecnología”, en actividades que se llamaron de “creación”, “difusión” y ”utilización” de conocimientos científicos y tecnológicos. Estos dos últimos conjuntos representaban las llamadas “actividades conexas”.

El concepto de proceso de “ciencia y tecnología” pretendía que el conjunto de actividades referidas podían ordenarse en una secuencia de “etapas o de funciones». Tal proceso comenzaba por la etapa de “creación de nuevos conocimientos», representada por las funciones “investigación y desarrollo». Luego seguía por la etapa de transmisión que comprendía las funciones de «educación y de difusión”, para concluir en la etapa de utilización de conocimiento las funciones requeridas para la prestación de servicios directamente al público y a aquellos integrados a la producción de bienes y servicios

Marginalidad

La década de los años 60 había sido fértil para los estudios de la social y política. Tuvieron mucho auge los estudios que mostraron que la dinámica del sistema económico social produciría el marginamiento de grupos sociales que eran rechazados o no llegaban nunca a ser absorbidos por el mismo. La prueba visual y tangible de las zonas marginales urbanas, o de las regiones rurales dentro del territorio nacional, se veía como el resultado de una lógica de funcionamiento que tenía en los enclaves su manifestación más aguda.

Transferencia de tecnología:

También en las cercanías de 1971 se comenzó a descubrir el concepto y la realidad de la importación, y la mal llamada transferencia de tecnologías.

También con el descubrimiento de la importación de tecnología se reveló progresivamente un mundo nuevo y distinto al de la investigación y su fomento. Nos referimos al mundo de la tecnología productivo, asociada a las inversiones extranjeras y la negociación de contratos de tecnologías, etc.

Se llegó a comparar el inexistente flujo de tecnologías internas proveniente de otros piases, y a sentir el vértigo de la desproporción como consecuencia inevitable se adoptaron esquemas de oferta y demanda (externas e internas), y se llegó a formular líneas de política.

Se veía a la tecnología como el producto final de los esfuerzos y también porque se pensaba que solo controlando la importación de la tecnología se podía inducir un verdadero desarrollo local de las capacidades científicas y tecnológicas.

Demandas y ofertas

En el ámbito interno del país se da una demanda por tecnología de parte de las unidades productivas, al mismo tiempo que existe precaria oferta interna que no logra satisfacerla ni siquiera en un mínimo. El resultado lógico es que las unidades productivas recurren a la oferta externa como fuente de aprovisionamiento casi exclusivo, con la consecuencia de que la oferta interna es desestimulada, en un círculo vicioso que se agrava progresivamente.

La planificación centralizada de la ciencia y la tecnología

La existencia del Plan dice, por sí misma, de la convicción que existe en torno a la necesidad de que se planifique el desarrollo científico y tecnológico.

Venezuela forma parte del grupo de piases que no ha tenido el equivalente a la Revolución Industrial y al cual la Ciencia y la Tecnología les ha resultado hasta cierto punto extrañas.

El desarrollo local de la ciencia y la tecnología ha de producirse según modos y medios muy diferentes a aquellos que han prevalecido en las naciones industrializadas.

El plan señala, en primer lugar, que el Sistema Nacional de Planificación es extremadamente indicativo para el sector privado y, que es solo apenas a partir del V plan cuando se establece su cumplimiento para el sector publico. En segundo lugar señala que «la organización del Estado venezolano sigue siendo incompleta en términos de las necesidades que plantea el desarrollo del sistema científico y tecnológico del país». Y por último, que hasta ahora la ciencia y tecnología han sido concebidas como sector, a veces como un sub-sector, que forma parte del sistema educativo”…lo cual hace difícil la compatibilización de la política científico-tecnológicas con la política global y el resto de las llamadas políticas sectoriales

Para cada problema: una institución

El plan se decidió por una centralización de la planificación del desarrollo científico y tecnológico que no se compagina con el régimen de planificación eminentemente descentralizada que rige en el país.

Pareciera, por otra parte, que en relación a cada problema se hubiera pensado que la “solución” era crear una nueva institución: para garantizar la mejor evaluación y selección de tecnologías, se crearía un centro nacional de evaluación de tecnologías; para aumentar la capacidad negociadora de nuestras empresas en sus transacciones con los proveedores extranjeros de tecnologías, un centro de negociación de tecnologías; para garantizar capital de riesgos para el financiamiento de nuevas tecnologías, un Banco Nacional de tecnología; para fortalecer nuestra capacidad de ingeniería, un centro nacional de la ingeniería y así sucesivamente.

La investigación en las universidades

El Documento Base para las discusiones de la mesa de trabajo sobre la Investigación en las Universidades del I Congreso Nacional de Ciencia y Tecnología (julio 1975) caracterizaba la situación general con los siguientes rasgos sobresalientes:

  • El acceso a las universidades de un contingente humano cada vez más numeroso, lo cual ha llevado a la incorporación de personal no capacitado para la investigación.
  • Ausencia de publicaciones periódicas, bibliotecas y otros elementos que sirven de apoyo a la actividad de investigación.
  • Recursos financieros exiguos para este tipo de actividad.”

Promesas de recursos

En febrero de 1974, en el Primer Congreso Iberoamericano de Periodismo Científico, el para entonces presidente electo Carlos Andrés Pérez señaló en un discurso lo siguiente:

“Pienso en los años de mi Gobierno que cada año, 1.500 científicos se incorporen a las actividades de la ciencia y la tecnología en Venezuela. Pienso que en los años de mi Gobierno el 1% del producto nacional debe destinarse como recurso a la ciencia y la tecnología; y estoy decidido a crear el Banco de la Tecnología, para que haya un instituto financiero que se encargue de esta actividad.”

Las últimas cifras disponibles, dadas a conocer por el CONICIT par a1977 arrojan un total de 3.404 investigadores y de 799 millones de bolívares de presupuesto para la investigación. Estas cifras, de suyo un tanto optimistas, representan, respectivamente, 3.74 investigadores por mil habitantes y cerca de 1% de Producto Nacional.

La política científica real

Más allá de cualquier discurso hermoso o del más perfecto documento está una realidad que nadie se atrevería a suscribir al verla expresada en palabras.

“Al país no le interesa contar con una ciencia desarrollada. Nos basta con que en las universidades se practique algo de investigación, de modo que las actitudes inquisitivas no se anquilosen del todo, para que podamos contar con personas medianamente informadas de los adelantos que ocurren en otros países.

“Tendremos también otros institutos de investigación ara que algunos científicos puedan hacer investigación, y comprarse modernos equipos y aparatos que contribuyan a darnos la apariencia de un país moderno.

“El estado tratara cada año de recordar que debe proporcionar los recursos financieros mínimos para que estas actividades subsistan sin desaparecer del todo. Sin embargo, dado que hay otros asuntos importantes, y que la investigación no es realmente importante (no es más que un sofisticado lujo cultural), no dudaremos en recortar los presupuestos para cualquier otro propósito.

“Cualquiera podrá hacer lo mejor que le parezca, sin considerar su significación, ni el hecho de que se esté haciendo lo mismo en otra parte, siempre que se las ingenie para obtener el financiamiento necesario.

“Los Postgrados en el país podrán proliferar como deseen sin controles sobre su calidad, dado que, en definitiva, el grueso de los esfuerzos consiste en enviar estudiantes al exterior para que se capaciten en universidades serias y vengan hablando inglés… que es tan útil.

“Las bibliotecas, en realidad casi no nos preocupan, porque son pocos vistosas y de poco impacto como inauguraciones. Además, solo benefician a un grupito de persona a quienes les gustas leer libros complicados y aburridas.

“A los científicos y especialistas no los consultaremos para tomar ningún tipo de decisiones a menos que sea inevitable, porque estamos demasiados ocupados con las urgencias políticas y económicas como para ir a buscar consejos entre teóricos con los cuales no podemos entendernos.

“El país redactará, no obstante, múltiples documentos de política científica y asistirá a numerosas reuniones internacionales pues todo país serio debe hacerlo.

Cada tanto tiempo, además elaboraremos planes de ciencia y tecnología previo nombramiento de diversos comités y grupos de trabajo. De esa manera los científicos tienen la sensación de participar… y eso es muy importante. No importa que, como científicos no sepan nada de la planificación, porque, en definitiva la versión final la redacta alguien que sepa redactar que conozca las palabras usuales”.

La sinceración imposible

La capacidad tecnológica del país no necesita ser desarrollada más allá de un nivel mínimo. La mayoría de los conocimientos tecnológicos requeridos por nuestras actividades productivas deben ser importados, particularmente de los países industrializados, los cuales tienen la tecnología más avanzada. Los altos costos y la inadecuación económica y social de esas tecnologías no importan mayor cosa, puesto que se compensan con creces gracias al crecimiento económico que tales tecnologías permiten.

No hace falta poner mucho cuidado en la selección, evaluación y negociación de la tecnología que adquirimos en el extranjero. No estimularemos la participación de nuestros ingenieros y tecnólogos en la realización de proyectos industriales ni ocuparemos de que se dé efectivamente una transferencia de la tecnología foránea. El país se dará por satisfecho con que los expertos y los vendedores nos enseñen el manejo rutinario de los equipos y maquinarias que adquirimos. Confiar mayores responsabilidades al personal local siempre entraña peligrosos riesgos económicos para la empresa. Esta vale, tanto para las empresas privadas como para las públicas.

Deben ponerse énfasis en la producción de artículos y bienes para los sectores de más altos ingresos, importando toda la tecnología que sea necesaria al efecto y buscando ofrecer una gran diversidad y variación.

Las empresas locales deben ser totalmente protegidas de la competencia en otros países. Debe darse garantías para que las empresas obtengan cuantiosas utilidades aún cuando operen de manera ineficiente y usen tecnologías que no se amolden a las condiciones nacionales.

La confusión de conceptos

Sin lugar a dudas, el término del binomio que produce el mayor grado de confusión es “Tecnología”, y esto porque hay varias formas de conceptualizarlo o de emplear socialmente el término. Sus significados más comunes pueden ser agrupados en los siguientes bloques:

  1. Tecnologías, entendida como sinónimo de “ciencia aplicada” y por ende como subordinada (en tanto que mera consecuencia) al conocimiento científico básico o fundamental. Este significado es muy común entre los grupos diversos, pero, sobre, es el preferido entre los grupos de científicos relacionados con instituciones académicas.
  2. Tecnologías, entendida como un tipo especial y distinguible de conocimiento (información). Se le puede definir como “un acuerdo de conocimientos sobre las técnicas”, como “conocimiento organizado con fines productivos, o si se quiere como “el conocimiento sistemático de los medios eficaces para el logro de fines prácticos”.
  3. Tecnología, entendida como el conjunto de las técnicas y de sus medios: máquinas, herramientas, instrumentos.

Este significado viene a ser el resultado del desuso en que ha caído el término “técnica” frente a la moda de la palabra “tecnología”. Supone una confusión entre el conocimiento tecnológico (tecnología) y los medios técnicos que pueden haber sido o no los resultados de aquél (técnica). Pero que definitivamente, no deben ser asimilados como sinónimos con el uso de la misma palabra.

Política científica

El ámbito de la política científica es la generación, transmisión y difusión del conocimiento científico. Estas actividades son realizadas, sobre todo en el marco de instituciones académicas e institutos de investigación, y pueden estar asociados a labores de investigación tecnológica de carácter académico.

Los objetivos de la política científica se orientan al desarrollo del potencial de investigación mediante la incorporación de recursos humanos y financieros. Se persigue aumentar la generación de conocimiento científicos, tanto el básico como el potencialmente útil. La fijación de los objetivos operativos es predominantemente una tarea interna de la comunidad científica; sólo en forma indirecta (subvenciones y prioridades) ajusta sus objetivos en función del ambiente extra-científico.

La racionalidad que prevalece está bastante bien caracterizada por la clásica referencia a las cuatro normas institucionales de la ciencia, tal como han sido expresadas por R.K. Merton: comunalismo, universalismo, desinterés y escepticismo organizado.

El grado de programabilidad es relativamente bajo. Solo pueden definirse líneas y campos generales de actividad. La libertad absoluta de investigación es un principio celosamente defendido por la comunidad científica. Además, y como es sabido los resultados de la investigación están sujetos a muchas incertidumbres, aunque representan poco riesgo en termino económicos. La actividad científica es marcadamente aleatoria y en ella el éxito depende básicamente de la calidad y dedicación del investigador.

El grado de centralización posible para la formulación y ejecución de la política científica (para la definición de líneas y campos de actividad, como dijimos arriba) puede considerarse relativamente alto, no obstante una cierta dispersión institucional y de actividades.

El horizonte temporal dominante está representado por el largo y mediano plazo, lapsos en los cuales resultan apreciables y significativos sus resultados. Ello no excluye, por supuesto, que para ciertos objetivos, metas y acciones, lo fundamental sea el corto plazo.

El tipo de instrumentos a los cuales recurre la política científica suele ser, sobre todo, de carácter directo, tales como las subvenciones, programas de becas y refuerzos institucionales. También se acostumbra a emplear instrumentos indicativos generales poco discriminatorios (la fijación de prioridades, por ejemplo).

Las actividades comprendidas, dentro del ámbito de la política científica son en esencia la investigación científica y (tecnológica), la formación de recursos humanos de alto nivel y los servicios especializados de información y documentación.

El grupo social que a la vez protagoniza y se ve afectado por la política científica es el de los “científicos”, usualmente denominado comunidad científica. Esto no excluye la participación, aunque en grado bastante menor de grupos de “educadores” directamente relacionados. Las transacciones predominantes, además de las internas al grupo de “científicos”, son con los “políticos” a los cuales se les solicitan recursos, y con los “productores”, en menor medida, para ello los “planificadores y “burócratas” suelen desempeñar una función intermedia.

Política tecnológica

El ámbito de la Política tecnológica es la generación o adquisición de tecnología y de las capacidades técnicas necesarias para la producción de bienes y servicios y el desarrollo de una capacidad nacional para la toma de decisiones autónomas en materia tecnológica.

Los objetivos de la política tecnológica, de acuerdo con el carácter instrumental de la tecnología y la técnica, le son externos. Son una función resultante de la dinámica, social, política y especialmente económica que le proporciona su contexto y los marcos de referencia específicos.

La racionalidad prevaleciente puede ser expresada en forma simétricamente contrastante con los valores típicos de la ciencia. En efecto, puede señalarse que la actividad tecnológica es marcadamente de carácter “privatista”, “particularista”, “interesada” y representa la “eficacia organizada”. Como norma de intercambio y distribución prevalecen los mecanismos comerciales y de mercado. De la tecnología y la técnica puede afirmarse que no sólo tiene valor, sino que se le puede asignar (y de hecho se le asigna) un precio.

El grado de centralización posible de la política tecnológica es igualmente bajo. Su formulación, tanto como su ejecución solo es posible luego de complejas transacciones entre diversos grupos de interés, y de decisiones que se forman desde instancias dispersas. La centralización relativa solo es posible a niveles sectoriales, y en un grado menor a nivel del manejo de instrumentos de políticas crediticia, Arancelaria, fiscal y comercial.

Las actividades más identificables afectadas por la política tecnológica son las relativas a la ingeniería y los servicios tecnológicos. Sin embargo, el grueso está representado por las diversas actividades de carácter tecnológico y técnico diseminados e inmersas en el conjunto de actividades de producción de bienes y servicios.

Los grupos principales de protagonistas y ejecutores eventuales de la política tecnológica son los productores y los ingenieros ligados al uso práctico de la tecnología, a su adopción y difusión.

Los lineamientos básicos de la estrategia de desarrollo científico y tecnológico, son los siguientes:

  1. La creación de un Sistema de Planificación de la Ciencia y la Tecnología, que inserto en el Sistema Nacional de Planificación, permita la racionalización de las actividades que actualmente se desarrollan en materia de ciencia y tecnología. Este sistema será instrumentalizado a través de la creación de un marco institucional que permita una mayor jerarquía, complementación y coherencia de las actividades científicas y tecnológicas. El sistema de planificación de la ciencia y la tecnología se apoyara en la reforma de la ley del CONICIT con el objeto de permitir la concertación y la participación de todas las unidades de la cadena de innovación tecnológica y de apoyo científico en la definición de la política científica y tecnológica, así como de centralizar la totalidad de los recursos financieros para el fomento de la ciencia y la tecnología.
  2. Desarrollar una masa crítica de investigadores y científicos que al mismo tiempo que permita acoplar la capacidad crítica del país al servicio de los problemas sociales prioritarios, habrá opciones para la creación a mediano plazo de una infraestructura capaz de generar tecnologías aplicables.
  3. Definir las áreas prioritarias de investigación tomando como propósito central el desarrollo integral del venezolano.
  4. Formular los mecanismos necesarios a fin de que los usuarios del conocimiento científico y tecnológico hagan unos de la oferta local y para que simultáneamente, esta se acople a las necesidades reales de quienes utilicen ese conocimiento.
  5. Búsqueda de un enfoque integrado de todos los componentes del sistema científico y tecnológico. El énfasis no se pondrá únicamente en el general de conocimientos, sino que se tomará en cuenta fundamentalmente la posibilidad de implementar los resultados de la investigación mediante el aporte del diseño de ingeniería para que estos resultados puedan ser incorporados al aparato productivo. Igualmente, se incorporarán dentro del sistema aquellos aspectos de control de calidad, y otros servicios técnicos de apoyo como la información y la asistencia técnica, que deben crecer en una forma armoniosa y equilibrada con la capacidad para generar conocimientos.
  6. Se plantea la doble política de 1º) incrementar la infraestructura interna en aquellos sectores que por las características particulares del país plantean como estratégica la solución de sus respectivos problemas mediante la generación de tecnologías autóctonas y 2º) En aquellos sectores en los cuales sea necesaria la importación de tecnología, se define la conveniencia de vincular dicho proceso de transferencia a los centros de investigación local, con el objeto alcanzar a mediano plazo la absorción definitiva de los elementos necesario para innovar.
  7. Para hacer más viable el Plan, en vista de las características particulares de la económica nacional, se pone el énfasis en las empresas del estado, en cuyas manos están principales unidades productoras de bienes y los sectores más dinámicos de la económica es por ello que se recomienda la creación de núcleos de investigación o del desarrollo tecnológico en el seno de las empresas del Estado.
  8. En lo que a la regionalización ser refiere, se pondrán el énfasis en la creación de tecnologías estrechamente asociada a los problemas del área de influencia de los respectivos centros de investigación del área de influencia de los respectivos centros de investigación, tratando de que a partir del desarrollo de éstas se vayan conformando focos promotores de pequeñas y medianas industrias.
  9. Como filosofía central y como parte de las acciones de divulgación se considera a la ciencia y a la tecnología como un patrimonio de todos y, consecuencia, se plantea la creación y apoyo de programas especializados para divulgar los principios de la ciencia a nivel popular para incrementar el nivel cultural del país en material de ciencia y tecnología.
  10. A la investigación básica se le garantiza el flujo de recursos financieros sin establecer ningún tipo de prioridades so criterios restrictivos, como no sea el de nivelas de calidad. A la investigación básica orientada, se le estimulara para que se mantenga en armonía constante y en relación estrecha con los proyectos de investigación de carácter aplicado y tecnológico, tratando de radicar los proyectos en el seno de las universidades.
  11. Finalmente siendo los recursos humanos el material más importante en la ejecución de estas estrategias, sea actuará sobre el sistema educativo para introducir los cambios cualitativos a nivel de criticidad y creatividad requeridos para la nueva etapa de desarrollo.

Características principales del sistema científico y tecnológico

Los tres rasgos fundamentales que caracterizan este sistema son resumidos como sigue:

  • Por el desarrollo reciente y, por ende, todavía insuficiente de varias de sus actividades”.
  • Por la debilidad relativa de los nexos existentes entre algunas de sus partes constitutivas.
  • Por su también relativa posición marginal con respecto al desarrollo económico y social del país, no obstante los cambios positivos hacia una mayor integración con la sociedad, experimentados en los últimos años.

Estos rasgos tienen un cierto nivel de desarrollo e ilustración.

1. El desarrollo incipiente del sistema científico y tecnológico se revela para sus diversas actividades de la manera siguiente:

a) Actividades de creación de conocimiento.

  • Insuficiencia del número de investigación (0,17 por 1000 habitantes frente 0,25 por 1000 recomendados por UNESCO).
  • Insuficiencia de recursos financieros (0,38% del PTB, frente al 1% recomendado por UNESCO.)
  • Insuficiencia de recursos financieros destinados al “desarrollo experimental” (sólo 10% del total del gasto en investigación, frente a un deseable 40%)

b) Actividades de transmisión de conocimiento.

  • Insuficiencia los recursos de biblioteca y servicios de información
  • “Carencia” de recursos humanos
  • “Deficiencias cuantitativas y cualitativas del sistema de Postgrado.

c) Servicios de apoyo.

  • Desigual desarrollo de la capacidad de desarrollo nacional.
  • Falta de cobertura de las actividades de normalización.
  • Escaso desarrollo de los servicios de asistencia técnica.

2. La falta de integración del sistema está ilustrada por:

a) “Falta de comunicación” entre la organización de investigación.

b) “Poco nexos” entre las organizaciones de creación y transmisión de conocimiento.

c) “Desconexión” entre los servicios de apoyo y el resto del sistema.

d) “Desarticulación” del marco institucional para la planificación, coordinación promoción y financiamiento del desarrollo científico – tecnológico.

3. La situación marginal “del sistema en relación al desarrollo socio-económico del país”, viene ilustrado por:

a) El potencial científico-tecnológico nacional no está dirigido hacia los sectores considerados como básicos “industrias” prioritarias solo 5%, educación sólo 7%).

b) Gastos elevados por importación de tecnología (mil millones anuales)

c) Escasez de patentes venezolanas (sólo un 5% del total)

d) Escasos proyectos de ventilación contratados por el sector productivo (sólo el 5% en 1973)

e) Las políticas de desarrollo global no inducen, por lo general, en la utilización de resultados obtenidos por el sistema científico – tecnológico local”, y si, en cambio, propenden a la adquisición de tecnologías importadas.

No se dejan de señalar, una serie de hechos positivos que compensarían parcialmente la situación planteada. Estos son:

Los esfuerzos aislados de algunos investigadores, (que) se han traducido en aporte científicos la implementación del programa gran mariscal de Ayacucho, las modificaciones al marco jurídico regulador de la transferencia de tecnología (decisiones 24, 84, 85, y decreto 62, 63 y 746), la creación de un sistema nacional de información (decreto 599), así como la “mayor toma de conciencia y reorientación” de la actitud demostrada y reforzada en el primer congreso nacional de ciencia y tecnología.

Se firma que no cabe esperar mucho de los “mecanismos espontáneos de la economía o del sistema científico y tecnológico”, que es necesario adoptar una política consciente y planificada y que el estado venezolano es el ente fundamental a través del cual debe planificarse, coordinarse y fomentarse la actitud científica y tecnológica nacional, en función de un desarrollo global equilibrado.

Como dificultades de estas tareas se señalan las características del sistema nacional de planificación, la precariedad de la organización administrativa de estado venezolano y las dificultades de tratar a la ciencia y la tecnología como un sector.

La vinculación es estrecha y que los lineamientos fundamentales que orientan al V Plan son los mismos que orientan las estrategias de desarrollo científico y tecnológico. Se detalla que la selección de áreas prioritarias por parte del V Plan determina como igualmente, la escogencia de los sectores de hidrocarburos, petroquímica, energía, metalúrgica, bienes de capital agrícola, tecnología de alimentos, salud, nutrición, vivienda, construcción y desarrollo urbano, ecología y telecomunicaciones y electrónica, como los sectores prioritarios para el desarrollo científico tecnológico del país.

Se adopta como líneas la concentración de esfuerzos para controlar la transferencia de tecnología en aquellas áreas en donde es evidente la necesidad de contar con la tecnología proveniente del extranjero, “la creación y fortalecimiento de nuestra infraestructura”, el concentrar los esfuerzos para la generación de conocimiento “en aquellas áreas relacionadas con servicios la producción en el área social”. El rescate de conocimiento generado en el país en agricultura y medicina, y la formación de recursos humanos. ”

Libertad y necesidad

El aspecto revolucionario del capitalismo se encuentra en el hecho de que era necesario desmantelar una forma de vida más antigua y feudal, para que pudiera nacer el sistema de mercado. Esto nos lleva a pensar de nuevo en la libertad económica que acompaña el crecimiento de un sector privado de vida económica, separado del estado, pues ahora podemos ver que la libertad económica no se produjo sólo porque hombres y mujeres buscaron en forma directa deshacerse de las ataduras de la costumbre y la autoridad. También se les impuso con frecuencia como un cambio muy doloroso y poco deseado.

El feudalismo, con todas sus crueldades e injusticias, ofrecía un mínimo de seguridad económica. A pesar de lo humilde que fuera la vida de un siervo, no podía ser lanzado de las tierras del amo en forma arbitraria y en los tiempos malos tenía garantizada una pequeña parte del granero de su señor. Por mucho que se explotara a un oficial medieval, al menos sabía que no lo podían despedir de su trabajo en forma sumaria, según las reglas del gremio de su amo. Por precaria que fuera la situación de uno de estos señores feudales, él sabía que, por lo menos, tenía asegurados sus alquileres y contribuciones por la ley y por la costumbre y que siempre los recibiría, si el tiempo se lo permitía.

La aparición brusca del sistema de mercado destruyó todo esto. La creación de factores de producción representó el fin de la vida asegurada. Si un trabajador sin tierras no podía encontrar trabajo esto ya no era responsabilidad de su señor, puesto que ya no tenía señor. Tampoco era responsabilidad de algún antiguo patrono quien ahora no tenía obligación de pagarle a quien no fuera su empleado. En igual forma, si en el sistema de mercado se despedía a un empleado, éste no podía quejarse al gremio puesto que ya no existía el gremio. Por ese mismo motivo tampoco su patrón podía protestar con el gremio porque algún intruso estuviera «robando» su negocio. Si los ingresos de un terrateniente disminuían en un año malo no era problema de nadie más que de él, va no existían más ingresos «habituales» en que apoyarse.

Así pues, la libertad económica significó que cada persona fue lanzada al mercado donde tendría que aprender a nadar o hundirse. Esta libertad constituyó un logro muy valioso para aquellos a quienes antes se les había privado del derecho de participar en contratos legales. Para muchos representó la oportunidad de salir de una etapa en la vida, de la que en épocas anteriores no había salida. Pero la libertad económica tenía otro aspecto de igual importancia: La necesidad de mantenerse a flote mediante el esfuerzo propio en aguas agitadas donde todos estaban luchando por sobrevivir y donde a nadie le importaba mucho si el obrero, si un terrateniente o un capitalista se hundían y desaparecían.

Por lo tanto, el sistema de mercado fue la causa de la inquietud, la inseguridad y el sufrimiento individual, así como también representó una fuente de progreso, de oportunidad y de realización.

El Incentivo del Capitalismo

Estas fuerzas inhibidoras fueron barridas sin misericordia por las corrientes de los nacientes mercados para mano de obra, tierra y capital. Los siervos fueron desarraigados de sus tierras para convertirse en obreros obligados a vender su poder de trabajo a cambio de un salario; los terratenientes aristócratas fueron apartados con brusquedad por advenedizos preocupados por el dinero: los maestros y los artesanos de los gremios observaron cómo las empresas comerciales les quitaban sus acostumbrados medios de vida; una nueva sensación de necesidad, de premura, alteró la vida económica. Lo que había sido un ciclo de vida más o menos confiable se había vuelto cada vez más en una lucha por la sobrevivencia. La sensación de que los intereses económicos de uno se lograban mejor siguiendo los pasos de los antecesores cedió el lugar al conocimiento de que la vida económica estaba llena de inseguridad y que, en el peor de los casos. Era una carrera por sobrevivir en la cual cada uno tenía que defenderse por sí mismo.

La creciente importancia del mercado, donde muchos productores tenían que ganarse un lugar por sí mismos día tras día, alteró en forma radical la posición de la tecnología, en particular en los pequeños talleres v fábricas que eran las áreas de gestación de la revolución capitalista. Aquí la lucha abierta obligó a buscar un punto de apoyo en la lucha por la subsistencia v la tecnología era uno de estos puntos disponibles para cualquier capitalista con aspiraciones con una mente inquisidora y con el conocimiento de los procesos reales de la producción. Se buscaba un invento o avance que pudiera disminuir los costos o cambiar un producto para darle una ventaja sobre sus competidores.

Aquí es donde la aparición de la riqueza como capital fue un factor decisivo, Trajo a la vida un nuevo personaje en la historia económica. El capitalista industrial que hizo su riqueza en ocupaciones que nunca antes hubieran conducido a la riqueza.

Por ejemplo, está el caso de John Wilkinson, el hijo de un fabricante de hierro que se convirtió en una fuerza impulsora para el cambio técnico en su negocio. Wilkinson insistió en que todo se fabricara con hierro: tubos y puentes, fuelles y cilindros (uno de los cuales fue la fuerza motriz de la nueva máquina de vapor de John Watt). Incluso construyó un barco de hierro que le acarreó muchas burlas -y más tarde gran admiración- También tenemos el caso de Richard Arkwright, de profesión barbero, que hizo su fortuna inventando (o quizás robando) la primera máquina efectiva de hilar, convirtiéndose con el tiempo en un gran dueño de telares. Recordemos también a Peter Onions, un oscuro capataz que descubrió el proceso de pudelación para hacer el hierro forjado; a Benjamin Huntsman, un fabricante de relojes que mejoró el método de fabricar acero y muchos más. Unos pocos como Sir Jethro Tulí, un pionero en la tecnología de la agricultura, eran grandes caballeros, pero en general los líderes de la tecnología de la industria fueron hombres de origen humilde.

Efectos de la Tecnología

Como consecuencia del capitalismo ha habido muchos cambios profundos: ninguna otra revuelta socioeconómica ha modificado en forma tan fundamental la vida en todos sus aspectos, pero de los cambios producidos ninguno fue más drástico que las revoluciones industriales. Literalmente la nueva tecnología rehizo la vida y debemos detenernos unos instantes para aclarar algunas de las formas en que lo realizó.

1. La producción se incrementó enormemente, aumentando los niveles de vida

Primero veremos unas cuantas cifras. Entre 1701 y 1802, según se fue perfeccionando poco a poco la tecnología del hilado y el tejido, el uso del algodón en Inglaterra aumentó en 6,000%. Entre 1788 y 1839 cuando el proceso de fabricación del hierro pasó por su primera conmoción tecnológica, la producción del hierro en bruto subió de 68,000 a 1.347.000 toneladas. En Francia, en los treinta años después de 1815, la producción de hierro se quintuplicó, la producción del carbón creció siete veces y el tonelaje transportado aumentó diez veces.

Pero estas cifras no reflejan el efecto de la tecnología sobre la vida diaria. Las cosas se volvieron más normales y también más comunes. Incluso en el siglo XVII lo que ahora consideramos las posesiones más normales eran escasas. Un campesino contaba su riqueza material en términos de unos pocos utensilios, una mesa, quizás una muda completa de ropa. Shakespeare dejó a Aun Hathaway su «segunda mejor cama». Los clavos de hierro eran tan escasos, que los primeros pobladores de América quemaban sus cabañas para recuperarlos. En las partes más apartadas de Escocia, en la época de Adam Smith, los clavos incluso se utilizaban como dinero.

La tecnología trajo un caudal de cosas cada vez más amplio, más profundo y de más rápido fluir. Zapatos, abrigos, papel, vidrios para las ventanas, sillas, hebillas (objetos en gran estima en los tiempos precapitalistas para todos con excepción de algunos privilegiados) se convirtieron en artículos de uso común. En forma gradual el capitalismo dio lugar a lo que nosotros llamamos «un creciente nivel de vida» -un aumento continuo, regular y sistemático en el número, variedad y calidad de bienes materiales que disfruta la gran mayoría de la sociedad. Nunca antes había ocurrido un proceso igual.

2. La escala de la organización económica creció enormemente

Un segundo cambio producido por la tecnología fue el extraordinario aumento en el tamaño del aparato productivo.

El fenómeno comenzó al aumentar el tamaño del equipo usado en la producción, aumento producido sobre todo por los avances en la tecnología del hierro y más tarde del acero. El horno típico usado para extraer el mineral de hierro aumentó de una altura de diez pies en la década de 1770 a más de cien pies un siglo después; durante el mismo periodo, los crisoles en los que se fabricaba el acero dejaron de ser calderones poco mayores que una jarra de gran tamaño para transformarse en convertidores del tamaño de una casa. Los telares utilizados por los tejedores, que antes eran pequeñas máquinas que cambian en las cabañas de los tejedores artesanos, se convirtieron en mecanismos monstruosos albergados en te-lares que aún nos impresionan por su tamaño. Quizá el mejor símbolo del gran tamaño de las máquinas fue representado por la gran máquina Corliss (véase la ilustración) que dominó la exposición de Filadelfia de 1876, que ilustra en forma perfecta el imperativo tecnológico de potencia y fuerza.

Igualmente notable fue la expansión en la escala social de la producción. La nueva tecnología casi de inmediato sobrepasó la capacidad administrativa del establecimiento comercial de pequeño tamaño. Conforme aumentaba en tamaño el aparato de producción, también aumentaba en velocidad. Cuando la producción alcanzó un auge extraordinario se necesitó una organización mucho mayor para dirigir la producción.

Trabajo

Otro insumo importante del medio económico es la disponibilidad, la calidad y el precio de la fuerza laboral. En algunas sociedades quizá se cuente con gran número de trabajadores comunes carentes de capacitación y haya escasez de mano de obra altamente entrenada. Quizá en algún momento pocos ingenieros estén disponibles y muchos en otro, como ha ocurrido con los altibajos de las operaciones de defensa y espaciales en los Estados Unidos.

El precio de la mano de obra también es un factor económico importante para una empresa, aunque la automatización disminuye sus altos costos. Los salarios relativamente altos en los Estados Unidos y en muchos países europeos con frecuencia crean problemas de costos para los productores de est5s países. Se pueden producir muchos artículos a un costo inferior en países como México, Corea y Taiwán. No es de sorprender que numerosos productos que requieren de mucha mano de obra se fabriquen fuera de los Estados Unidos.

Niveles de precios

La parte de los insumos de una empresa recibe la clara influencia de los cambios de los niveles de precios. Si éstos suben suficientemente rápido, como ocurrió en la mayor parte del mundo en la década de 1970 y a principios de la de 1980, los trastornos en el medio económico, tanto en insumos como en producción pueden ser graves. La inflación no sólo desequilibra a las empresas sino que también distorsiona todo tipo de organizaciones por sus efectos sobre los costos de la mano de obra, los materiales y otros artículos.

Políticas Fiscales y Tributarias

Otro factor importante para la empresa se relaciona con las políticas fiscales. Aunque, en un sentido estricto, éstos son aspectos del medio político, tienen una tremenda repercusión económica sobre todas las empresas. El control gubernamental de la disponibilidad de créditos mediante su política fiscal tiene efectos significativos no sólo sobre los negocios sino también sobre operaciones que no se les relacionan. En forma similar, la política de impuestos del gobierno afecta cada segmento de la sociedad. La forma de recaudación también es importante para las empresas y para el público en general. Por ejemplo. Si los impuestos sobre las utilidades de las empresas son demasiado altos tiende a disminuir el incentivo para emprender un negocio o permanecer en él, por lo cual los inversionistas buscarán algún otro lugar donde invertir su capital. Si se aplican impuestos a las ventas, los precios aumentarán y las personas tenderán a comprar menos. Si se aplican fuertes impuestos sobre los bienes raíces, será demasiado caro poseer una casa y la gente probablemente habitará en lugares más baratos y menos cómodos.

Clientes

Uno de los factores más importantes para el éxito de una empresa son sus clientes. Sin ellos el negocio no puede existir. Sin embargo, para atraerlos, el negocio debe determinar qué necesitan las personas y qué comprarán. Las empresas no lucrativas también tienen «clientes». Las universidades y los colegios tienen estudiantes y ex alumnos a quienes satisfacer. En forma similar los departamentos públicos de policía, bomberos y salud deben dar atención al público.

Es evidente que las expectativas y las demandas de los diversos públicos a quienes atienden las empresas reciben la influencia de factores económicos y no económicos. Los principales son las actitudes, los deseos y las expectativas de las personas, muchas de las cuales son productos de patrones culturales del ambiente social. A pesar de todo, los factores económicos desempeñan un papel vital. Las personas quieren recibir todo lo que sea posible por su dinero tanto si éste se destina a los negocios, al gobierno o a organizaciones caritativas.

Otro factor en el mercado es la aparición de productos sustitutos. Por ejemplo, los editores de revistas vieron cómo disminuía su mercado cuando los anunciantes optaron por la televisión. Además, a las personas les gustan diferentes productos. Algunas quieren un bote con motor, otras un barco de vela mientras otras no desean embarcación alguna. Las necesidades de los compradores industriales cambian a medida que sus productos se modifican o se desarrollan nuevos procesos y entran al mercado diferentes equipos y materiales. A largo plazo, cualquier empresa (al menos en las economías libres) debe atender las diferentes y cambiantes necesidades de los clientes. Hacerlo de otra manera es encaminar su empresa al fracaso.

Integración de personal en la corporación multinacional

Los puestos que se identifican en la estructura organizacional se deben cubrir con personas calificadas. Esto significa la integración de Perosan.

Fuentes de talento administrativo. Los administradores de la CMN se pueden clasificar según tres puntos de vista. Primero, pueden ser ciudadanos seleccionados del país en el que se ubican las oficinas centrales. Se escoge a estas personas (con nacionalidad del país de origen) para representar y administrar la empresa en el extranjero. Debido a su experiencia, por lo general, están familiarizados con las políticas y operaciones de la compañía matriz.

Segundo, una empresa puede seleccionar administradores nacidos en el país anfitrión. Estos ejecutivos conocen el ambiente del país su sistema educacional, su cultura, sus procesos legales y políticos y su ambiente económico. Por lo general, también conocen a los clientes locales, proveedores, funcionarios del gobierno, así como las características de la conducta de los empleados y del público en general.

Factores que afectan la tendencia en la integración de personal a las compañías multinacionales. Cada una de las tres fuentes de administradores tiene ventajas y desventajas, y por lo cual la empresa puede realizar diversas combinaciones. Vale la pena observar algunos factores que influyen sobre la tendencia en la integración del personal en las CMN. Primero, el costo de enviar ejecutivos estadounidenses al extranjero ha aumentado, en parte debido a la disminución del valor del dólar estadounidense en la década de 1970 y en 1986. Segundo, los habitantes de los países anfitriones ahora están mejor preparados para asumir puestos administrativos de responsabilidad, Mientras llevaba a cabo programas de desarrollo en Singapur, Hong Kong y Taipéi, uno de los autores descubrió que la calidad de los ejecutivos de nivel medio era igual a la de sus contrapartes en Estados Unidos. Por último, emplear personas nacidas en el país anfitrión puede mejorar las relaciones con ese país. Por lo tanto, en lo que se refiere a las empresas estadounidenses, se tiende a emplear más nativos del país anfitrión que administradores de la compañía matriz.

Dirección en la corporación multinacional

La dirección incluye motivación y comunicación. Requiere ejercer liderazgo al inducir a los empleados a contribuir a los objetivos de la empresa. La motivación y la dirección exigen comprender a los empleados y a su ambiente cultural. Por ejemplo. La administración participativa puede funcionar bien en un país pero quizá ocasione confusión entre los empleados en otro con una tradición autocrática.

Con frecuencia, la comunicación resulta un problema en las empresas multinacionales con subsidiarias y afiliadas en países que hablan Otro idioma. Incluso una empresa con operaciones en un país donde el inglés es el idioma principal, puede encontrar problemas de comunicación debido a la distancia entre las oficinas centrales y las subsidiarias. Las nuevas tecnologías de las comunicaciones han mejorado mucho la transmisión de información. A pesar de ello, una llamada telefónica no es exactamente lo mismo que una visita y una plática cara a cara entre dos personas.

Control en la Corporación Multinacional

El control, medición y corrección del desempeño para asegurar que los acontecimientos se produzcan de acuerdo con los planes es una función administrativa esencial que recibe la influencia de varios factores ambientales únicos para las empresas internacionales. Primero, los ingresos, costos y utilidades se miden en monedas diferentes. Segundo, las relaciones entre las monedas están sujetas a fluctuaciones importantes. Tercero, las prácticas contables y los informes financieros con frecuencia difieren de un país a otro. Por ejemplo, los procedimientos contables quizá tengan que satisfacer las exigencias fiscales del país anfitrión así como de la dirección de la empresa matriz. Los procedimientos también tienen que satisfacer a los accionistas de diversos países, a las agencias a cargo de la regulación de los valores y a los bancos. Además, deben cumplir con los requisitos internos de la empresa. Desarrollar un procedimiento que cumpla con todas estas exigencias al mismo tiempo es algo en extremo difícil. Por último y en parte debido a la naturaleza compleja de la medición, existe una demora en la medición del desempeño que quizá retrase la detección de las desviaciones de los estándares y el inicio de una acción correctiva. Sin embargo, las computadoras han ayudado mucho a acelerar el proceso. Estos pocos ejemplos señalan que el control de la corporación internacional es mucho más difícil que cuando se trata de una operación nacional.

Administración comparativa

La administración comparativa se define como el estudio y el análisis de la administración en diferentes ambientes y de las razones por las cuales las empresas obtienen resultados diferentes en diversos países. La administración es un elemento importante para el crecimiento económico y el mejoramiento de la productividad.

La administración como un elemento crítico para el crecimiento económico. Ante la creciente preocupación por el crecimiento económico, es natural que los científicos sociales busquen sus causas fundamentales ¿Por qué un país tiene un ingreso nacional per cápita más alto que otro? ¿O por qué los aumentos de productividad difieren en diversos países?

Preocupación por la productividad y por el crecimiento económico. Debido a la desigualdad de los ingresos nacionales y a los problemas que en gran parte del mundo originan los ingresos que no permiten una subsistencia adecuada y mucho menos elevar los estándares culturales, es natural que los esfuerzos de los dirigentes mundiales y de los economistas del desarrollo se haya dirigido hacia la necesidad de aumentar la productividad.

Se pensó que entre los requisitos indispensables para el desarrollo económico estaban la transferencia de tecnología, la educación y el capital. Pero a pesar de su importancia ahora se reconoce que los conocimientos administrativos prácticos avanzados son esenciales y que con frecuencia, se pasan por alto con un elemento responsable del crecimiento y de una mayor productividad.

Aunque se tiene que reconocer que el conocimiento técnico puro es necesario para el crecimiento económico, es bastante fácil de transferir entre países y ninguna nación puede conservar el monopolio del mismo durante mucho tiempo. Incluso un acontecimiento técnico tan complejo como la bomba atómica cuyo secreto protegió con gran celo Estados Unidos, en menos de dos décadas se conoció en Rusia. Francia, China y en todas partes. La mayor parte de los descubrimientos tecnológicos no son ni tan complejos ni tan protegidos y. por lo tanto, no es que su traspaso sea difícil, en especial cuando se comprende que, en cualquier país, sólo es necesario que unas pocas personas los conozcan para permitir su uso.

Por otra parte, factores culturales tales como el nivel educativo y, en particular, el conocimiento de habilidades tienen una repercusión importante sobre el progreso económico. También son importantes las variables culturales tales como el deseo por los productos y servicios. Un gran número de factores políticos, tales como la política fiscal. Las regulaciones laborales, las restricciones de los negocios y las políticas extranjeras implican restricciones similares para el progreso económico. Pero, a pesar de éstos y de otros escollos que pueden limitar la excelencia administrativa, los administradores calificados pueden hacer mucho por llevar el progreso económico a una sociedad identificando las restricciones y diseñando un enfoque o técnica que las tome en cuenta.

Perspectiva internacional: ventaja competitiva de las naciones

Michael Porter, profesor de la Harvard Business School, pone en duda la teoría económica de la ventaja comparativa. Él sugiere cuatro grupos de factores que contribuyen al bienestar de una nación. El primero de ellos se refiere a factores tales como los recursos de una nación, costos del trabajo y las habilidades y la educación de su población. El segundo grupo consiste en las condiciones de la demanda en una nación, como pueden ser el tamaño del mercado, la forma en que se pueden anunciar los productos y el grado de satisfacción del consumidor. El tercer grupo de factores en el modelo de Porter se relaciona con los proveedores. Una empresa prospera cuando las compañías que la apoyan se ubican en la misma área. El cuarto grupo de factores comprende la estrategia y la estructura de la empresa, así como la rivalidad entre competidores.

La combinación de los cuatro grupos de factores conduce a la ventaja competitiva. Por lo general, cuando sólo son favorables dos de ellos, dicha ventaja no se puede mantener. Por otra parte, la disponibilidad de recursos no siempre es necesaria. Por ejemplo, Japón carece de recursos naturales y, a pesar de ello, el país prospera. Los problemas económicos pueden estimular la actividad económica y el éxito, como lo demostraron Japón y Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, estos dos países tienen consumidores que exigen productos complejos y de alta calidad. En forma similar, las compañías japonesas y alemanas tienen buenas relaciones con sus proveedores. También se benefician de buenos sistemas educativos y de una fuerza de trabajo capacitada. A pesar de la cooperación entre las compañías japonesas a ciertos niveles, también son fieramente competitivas.

Porter ofrece varias sugerencias para que Estados Unidos logre mayor competitividad. Entre estas se incluyen medidas tales como permitir a los bancos competitividad. Entre estas se incluyen medidas tales como permitir a los bancos poseer capital en empresas (como sucede en Alemania) prohibir las alianzas y funciones entre los principales competidores, conceder créditos fiscales selectivos a la inversión para estimular la innovación, hacer más difícil la presentación de demandas legales injustificadas y fomentar la rivalidad entre los competidores.

La transferencia de información científica y tecnológica por parte de las universidades

Las PYMES en el desarrollo de las relaciones universidad/ industria

La transferencia de información científica y tecnológica de las universidades a las PYMES constituye uno de los medios por los cuales estas empresas pueden obtener los recursos tecnológicos necesarios para so competitividad. Pero esta transferencia debe ser situada al mismo tiempo en la perspectiva de la evolución general de las relaciones universidad/industria, que es una preocupación recurrente de las políticas científicas y tecnológicas. Los gobiernos consideran que las relaciones universidad/industria son en efecto un medio importante por el cual la inversión pública dedicada a la ciencia y la tecnología puede alimentar la innovación, reforzar los resultados de las empresas y contribuir así a los objetivos económicos nacionales. Por esta razón, han sido estudiadas en varias ocasiones por el Comité de Política Científica v Tecnológica de la OCDE y su Grupo de Investigación Científica y Universitaria.

En los estudios publicados de 1971 a 1974 por la OCDE sobre el sistema de la investigación (OCDE, 1972 y 1974), las relaciones universidad / industria aparecían Como muy insuficientes en general, cualesquiera que puedan ser las diferencias no despreciables entre países y entre instituciones: la impresión dominante era la de dos mundos bastante alejados el uno del otro, especialmente en cuanto que los acontecimientos que habían afectado a la enseñanza superior al final de los años 60 habían suprimido o al menos distendido varios de los vínculos que existían con anterioridad. Diez años más tarde, el informe de 1984 titulado Universidad e lndustria – Nuevas Formas de cooperación y de comunicación (OCDE, 1984) señalaba un claro cambio de tendencia: bajo la influencia de factores diversos, tanto las empresas como las universidades manifestaban una actitud mucho más abierta y. tal como indicaba el propio título del informe, se veían nacer nuevas modalidades de cooperación y de comunicación que completaban en cierta forma, sin sustituirlas, las formas tradicionales de las relaciones universidad/industria.

Conclusión

El fenómeno que necesita explicación es la naturaleza de las determinaciones centrales que originan y consolidan los procesos de globalización y el surgimiento de un nuevo paradigma del quehacer eficiente. El aporte del trabajo descansa sobre un recurso explicativo fundado en el análisis de las formas que adopta, en el presente, la acumulación de capital. Se pueden enunciar en las siguientes preguntas:

¿Por qué la globalización impone a los países en desarrollo un mismo patrón de eficiencia que el utilizado por las economías post-industriales?

¿Por qué se modifica radicalmente aquella lógica de acumulación que anteriormente no sólo permitía la persistencia de formas heterogéneas de producción (y de distintos paradigmas de eficiencia) sino que, incluso la reproducción misma del patrón de acumulación exigía la coexistencia de estructuras productivas con distintas lógicas de acumulación?

¿Por qué hoy día no se les permite la sobrevivencia a aquellos productores incapaces de innovar y se les expulsa del mercado mundial en tanto no saben o no pueden reinsertarse competitivamente?

Pensamos que estas preguntas no tienen aún respuestas suficientes y por lo mismo, nos dirigen nuevamente sobre la temática de la globalización y la eficiencia. Necesitamos una mejor comprensión de estos problemas ya que en la resolución de los problemas más concretos de una organización económica (en el ámbito de las finanzas, mercadeo, diseño de la estructura organizacional, selección de los recursos humanos, etc.) siempre chocamos con una muralla donde se estrellan, una y otra vez, nuestras iniciativas. Debemos ser eficientes, intuimos lo perentorio de esta exigencia más no nos es claro todavía porque debemos ser eficiente y que formas esta eficiencia debe adoptar.

Por otra parte, si vemos los esfuerzos emprendidos por las empresas mexicanas para enfrentar la competencia global, notamos una multiplicidad en la búsqueda de métodos y concepciones para alcanzar la eficiencia y también, se evidencian resultados enormemente diferenciados.

En México, en la búsqueda para incrementar la eficiencia al interior de las organizaciones, se está privilegiando una alternativa: la adopción de sistemas adquiridos a través de la compra de tecnología y/o la alianza estratégica con una empresa transnacional. El problema es para aquellas empresas que no pueden tomar estas opciones y que son la mayor parte. ¿Cuál sería la alternativa para estas organizaciones? Hacia ese sector de la actividad económica se dirige nuestra preocupación e interés. No son suficientes (aunque sí necesarias) aquellas explicaciones que están dirigidas a la descripción de los fenómenos y hacia la detección de formas organizacionales y tecnológicas con las cuales las empresas transnacionales enfrentan la competencia en una economía globalizada. Parece necesario además, conocer con mayor profundidad la naturaleza de las determinaciones que precipitan estos procesos. La respuesta a nuestras interrogantes residiría en una encadenación de dos expresiones del proceso de acumulación de capital: la lógica de acumulación y sus posibles cambios y; las modificaciones ocurridas en las formas de valorización del trabajo social (la teoría valor/conocimiento).

En cuanto a los problemas de índole práctica relacionados con la articulación temática propuesta – que aunque no es un propósito inmediato en el ámbito de este trabajo – pensamos que el esclarecimiento de estos problemas podría ayudar en la tarea de definir conceptualmente, con rasgos más precisos, los problemas involucrados, de tal manera de permitir una operativización del nuevo «paradigma del quehacer eficiente» y de este modo configurar una visión más general, interdisciplinaria, para ubicar aquellos conocimientos, destrezas y habilidades que en los niveles ejecutivos de las organizaciones se requerirían para asegurar las condiciones de competitividad y eficiencia exigidas por los mercados globales.

La categoría de análisis principal para nuestra investigación la constituye el patrón de acumulación, que aunque originada como concepto teórico en el análisis marxista, su uso sin embargo no es exclusivo de esta doctrina económica. Por el contrario ha tenido una amplia difusión en otras doctrinas, especialmente la corriente estructuralista. A través de patrón de acumulación (en esta investigación) designaremos a una específica modalidad – históricamente determinada – de la acumulación capitalista. Aquí cabe destacar dos advertencias. Primero, no se refiere al fenómeno de la acumulación capitalista en general, sino más bien, se trata de destacar las formas que esta acumulación adquiere en un determinado período histórico y; segundo, cuando se habla de un modo específico no queremos limitarnos a la exposición de ciertos rasgos particulares sino que la identificación de un modo de acumulación implica una caracterización que permita la integración de una serie de atributos en un conjunto que posea una relativa coherencia interna.

Para lo anterior, se hace preciso distinguir al capital como una singular manifestación de una relación de valor (destacando la dimensión social de esta relación) ubicándola en su proceso de incesante expansión y metamorfosis, donde es necesario distinguir tres momentos centrales: a) la generación del excedente; b) el de su realización; c) el de su acumulación.

Otra categoría analítica principal en nuestra investigación es la heterogeneidad productiva. Es preciso recordar que debemos explicar las causas y factores que posibilitan el despliegue de una nueva lógica de acumulación que se impone (¿desplaza o se superpone?) sobre aquel modelo de acumulación denominado centro-periferia, que aseguraba su reproducción en mantener estructuras productivas sustentadas por lógicas de acumulación distintas, donde coexistían distintos criterios de rentabilidad y eficiencia, que posibilitaban extra ganancias a las empresas líderes de los países centrales y que en última instancia determinaban el acceso privilegiado a las jerarquías y roles productivos en el sistema capitalista mundial y por tanto a la distribución del excedente.

La heterogeneidad puede abordarse desde dos ángulos (Valenzuela, J) primero como coexistencia articulada de formar precapitalista y capitalistas de producción y; segundo como coexistencia articulada de diversas submodalidades de acumulación capitalista. Para efectos de la investigación esto es de suma importancia pues la emergencia y consolidación de un nuevo tipo de articulación de dicha heterogeneidad estructural, o en el otro extremo la exclusión de dicha heterogeneidad intercambiada por una cierta homogeneidad en los procesos y estructuras productivas impuesta por un nuevo patrón de acumulación capitalista desplegado en los procesos de la globalización económica y que se manifiesta en un nuevo paradigma de eficiencia.

La instauración de un nuevo paradigma tecno-económico es otra categoría analítica principal. En este caso se trata de analizar la «revolución» científico/tecnológica en relación a las nuevas formas y estructuras organizacionales, así como con los nuevos modelos de gestión que están imponiendo las empresas transnacionales que se desenvuelven en los mercados globales. Pareciera que nos encontramos frente a una modificación radical de la frontera de la práctica óptima y con ello, presenciamos radicales transformaciones en los modelos de gestión y estructuras organizacionales, modificando, al mismo tiempo, las reglas del «sentido común» usadas normalmente para el logro de la eficiencia máxima. Debemos averiguar con exactitud si nos encontramos en una etapa de transición, en la cual se estaría imponiendo un cambio de paradigma, esto es, un período donde se superponen paradigmas tecno-económicos uno en su fase de madurez (el predominante) y otro en su fase de gestación y desarrollo (el emergente). Si lo anterior es correcto, nos encontraríamos en una etapa de redefinición de las condiciones de la competitividad pues, por una parte, el desarrollo científico/tecnológico proporciona los medios para lograr una mayor productividad y por otra parte, otorgando un nuevo conjunto de criterios de eficiencia que configurarían, a su vez, un nuevo modelo de organización y de gestión, lo que implica una radical modificación de los conocimientos, habilidades y capacidades hasta ahora designadas para los niveles gerenciales.

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Capecchi Martínez Gioconda. "Apertura económica venezolana, integración y transnacionalización". gestiopolis. febrero 3, 2002. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/apertura-economica-venezolana-integracion-y-transnacionalizacion/.
Capecchi Martínez Gioconda. Apertura económica venezolana, integración y transnacionalización [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/apertura-economica-venezolana-integracion-y-transnacionalizacion/> [Citado el ].
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