1. Una realidad oprobiosa
Si solo observamos las conductas violentas en las Escuelas y Colegios aludidas por la prensa, nos daremos cuenta que en Chile, los docentes sufren acoso moral en el trabajo, pero al mismo tiempo se encuentran desprotegidos contra las acciones violentistas de alumnos, apoderados o administrativos y “sostenedores”.
Para quienes no conocen las acepciones del tema “sostenedor” es aquella persona, natural o jurídica, que ha obtenido la autorización para administrar educación como empresa.
El tema es preocupante desde que la definición de docente o profesor implica entregar a los educandos: conocimientos, destrezas y valores. Entonces surge la pregunta siguiente ¿Cómo puede estar un docente en disposición de entregar valores, si a él no se le respetan los derechos fundamentales? La respuesta desde todo punto de vista va a resultar negativa.
2. ¿Quiénes contratan a los docentes?
En chile hay dos fuentes laborales para los docentes: El Estado por la vía de la educación fiscal o municipal; y los particulares quienes ostentan el nombre de sostenedores, quienes deben actuar “sin fines de lucro” en la administración de esta actividad.
Pero ello no es así. Las Corporaciones y particulares florecen a costa del trabajo mal remunerado de los docentes y en función de maximizar las utilidades ignoran toda clase de apremios que estos sufren. Veamos algunos ejemplos:
Una universidad cobra aproximadamente $ 150.000 mensuales ($US = 535 aprox.), y un profesor obtiene alrededor de $ 500.000 por un curso de cuarenta horas aproximadamente, es decir, se paga con menos del ingreso obtenido por 4 alumnos. No digamos la suerte remuneracional de los maestros primarios cuyos sueldos nos superan esa suma… ¡por jornada completa!
La prensa escrita y la TV en el año recién pasado han estado comunicando cada cierto tiempo la terrible situación de acoso moral en el trabajo de los docentes en todos los niveles. Efectivamente se ha conocidos hechos en que los maestros primarios han sido atacados por apoderados, padres o por los propios alumnos: “La agresión ocurrida en el colegio Nuevos Castaños de la comuna de Maipú, afectó a la profesora Jacqueline Cortéz, quien tras no firmar conforme su planilla de pagos fue brutalmente golpeada por el propio director del establecimiento, Horacio Henríquez Fuentes, quien ya en dos oportunidades anteriores había amenazado y golpeado a otros dos docentes por reclamar por injustos descuentos en sus sueldos.
Domingo 13 de noviembre 2005” (google)
Otro caso:
Jorge Pavez, Presidente del Colegio Profesores:
«Los profesores no tenemos espacio para denunciar las agresiones de los alumnos»
¿Don Jorge, ha hecho el Colegio de Profesores algún diagnóstico sobre el tema de las agresiones hacia los profesores?
La verdad es que nosotros, en las asambleas nacionales que reúnen a los profesores de todo el país, hemos estado recibiendo sistemáticamente muchas denuncias que revelan que el problema de la agresión hacia los profesores es una realidad.
La realidad misma se manifiesta así, según un sondeo del Ministerio de Educación:
Principales Resultados del Estudio
En todos los tipos de establecimientos educacionales hubo hechos de violencia durante 2005.
35% de los estudiantes y 52% de los docentes percibieron la agresión como un hecho de alta frecuencia (todos los días o al menos una vez por semana).
Los datos develan que un porcentaje importante de los alumnos que fueron agredidos también agreden.
El 45% de los estudiantes señaló haber sido agredido y, a su vez, el 38% declaró ser agresor.
Las agresiones psicológicas (ignorar, insultos o garabatos, burlas, descalificaciones, gritos y rumores mal intencionados), fueron las más frecuentes.
Estas se dieron entre estudiantes, en hombres más que en mujeres, entre 10 y 13 años, y en espacios de libre circulación del establecimiento educacional.
Un 96% de estudiantes y docentes percibieron agresión psicológica en el establecimiento educacional.
El 61% de los docentes y el 83% de los estudiantes percibieron agresiones físicas.
El 32% de los docentes y el 53% de los estudiantes percibieron hechos de discriminación.
Del universo de estudiantes un 45% declaró que fue agredido
Mayoritariamente por otro alumno (38%) y por medio de violencia sicológica (43%).
Un 30% de estudiantes declaró agresión física.
En relación a los profesores consultados, un 32% dijo haber sido agredido.
Un 24% manifestó que el agresor fue un estudiante y mayoritariamente, a través de agresiones sicológicas (45%).
Sólo el 2% reconoció que sufrió violencia física.
Para los alumnos las principales razones para agredir fueron:
La defensa (36%)
El juego (15%)
Estos antecedentes y el conocimiento de lo que sucede en las Escuelas nos hace ver una realidad de trasfondo, oculta o disimulada por las autoridades encargadas de hacer cumplir el ordenamiento laboral que rige a los trabajadores de la educación.
3. ¿Cuál es la trascendencia?
Los resultados de las investigaciones permiten apreciar que los docentes y maestros se encuentran desprotegidos en el ejercicio de sus funciones, las que por su naturaleza, desde un punto de vista, fundamentales para el desarrollo formativo y moral de los educandos, y desde otro, esenciales en la constitución de las bases de una sociedad sólida y ajena a la violencia, degeneran en una débil trasmisión de conocimientos y cero formación moral.
4. La política y los docentes
La Empresas educacionales mal llamadas Corporaciones, adoptan una visión segmentada y dogmática del mundo y de la realidad. Se entiende que si hay un colegio o una universidad de carácter confesional, sus docentes deben ejercer sus funciones de acuerdo a esta “línea de orientación”, perdiéndose absolutamente el raro privilegio del pluralismo en la educación.
Ello se traspasa a la educación fiscal, pues, los sostenedores son las Corporaciones Educacionales Municipales que obedecen los mandatos del Sr. Alcalde, muchos de los que se han enriquecido por medio de la industria, la agricultura y el comercio y ninguna formación cultural tienen para orientar la educación democrática, pluralista y antidiscriminatoria en la que deben formarse nuestros educandos.
Al contrario, desde estas mismas atalayas de mando surgen las presiones, el hostigamiento, las acciones de acoso moral y toda forma de conducta violenta y agresiva que lentamente va deformando la raíz de la educación, entregando a nuestro niños anti-valores, precisamente aquellos que son necesarios para aceptar una sociedad discriminadora, elitista, sometida en pensamiento y acción a los factores más nefastos para una sociedad sana.
El acoso moral a los docentes es una de las más crueles formas de atacar el sentido moral de la sociedad, pues, este sector representa la conciencia ilustrada de toda nación y su diversidad religiosa, política, académica, étnica y de otra naturaleza, es acogida en la vida y características personales de cada educador, lo que viene a asegurar que en el seno de la educación se mantienen vivas las virtudes de la tolerancia y del respeto al otro, condiciones necesarias para un buen desarrollo libre de violencia.
5. Modos de Acoso Moral a los docentes
A nuestro entender hay varios modos o formas como se manifiesta el acoso moral a los docentes:
1. Desde el punto de vista del empleador sigue siendo el más común y perverso, pues, adopta una situación de terror psicológico mantenido por largo tiempo. En esta tipo de acoso se encuentran las Corporaciones Educacionales Municipales tanto como las Corporaciones educacionales privadas, es decir, los “famosos” sostenedores.
2. También los docentes sufren acoso moral de parte de los padres y apoderados, quienes haciendo uso de su capacidad de fiscalización han hecho de las acusaciones infundadas un deporte, teniendo presente que los profesores se encuentran prácticamente impedidos de defenderse.
3. La situación grotesca llega a su tope cuando son los mismos alumnos quienes maltratan a sus maestros y promueven una forma de acoso que generalmente no es considerada por la administración de los establecimientos educacionales, pues, estos dan mayor importancia a los ingresos que el alumno genera que a su cuerpo docente.
6. Conclusión
Concluimos estas palabras anotando que el sistema de educación en Chile ha adoptado desde la pérdida del Principio de Estado Docente, formas discriminatorias, no solo contra los alumnos, sino, también y muy especialmente contra los maestros, profesores o docentes, creando condiciones de insatisfacción personal, de pérdida de entusiasmo en el ejercicio de sus funciones que adquieren en toda sociedad la más elevada importancia y de inseguridad física y psicológica, pues, el Chile de hoy no entrega a los docentes las herramientas suficientes para entregar una educación de base plural, democrática, científica y humanista.