Tom Wujec creó el Desafío del Espagueti (conocido como Desafío del Malvavisco en USA) porque deseaba ofrecer a las empresas y organizaciones un sistema fácil, ágil y divertido para favorecer el trabajo en equipo.
El objetivo del Desafío del Spagetti es sencillo: se trata construir una torre lo más alta posible empleando solo spaguetis, nubes de dulce, cordel y celo.
Tom Wujec sostiene que quien se atreve a construir una torre de espagueti, puede construir un equipo.
Esta dinámica es aplicable a distintos escenarios, con públicos muy diversos: desde altos directivos y alumnos de primaria hasta médicos, miembros de Ongs, panaderos, vendedores, etc. En todos los casos los resultados son similares, se fortalece el trabajo en equipo, la creatividad y la innovación.
Yo también utilizo El Reto del Espagueti en mis cursos de formación ocupacional para adultos en riesgo de exclusión con resultados que me sorprenden. Siempre que utilizo esta herramienta mejora el trabajo en equipo, veo cómo crecen las capacidades de colaboración, liderazgo, empatía y creatividad.
Lo que hay que hacer es dividir la clase en grupos y explicarles que cada grupo debe construir una torre con los materiales del kit: espaguetis, celo, cordel y malvaviscos. Cada equipo tiene 18 minutos para construir una torre lo más alta posible. El equipo ganador es el que tiene la estructura más alta medida desde la superficie (el suelo , una silla o una mesa) hasta la parte superior de la torre, que debe coronar un malvavisco entero.
Los equipos son libres de romper los espaguetis, cortar el cordel y el celo para crear nuevas estructuras, pero el malvavisco de la parte superior de la estructura debe estar intacto, si no está entero, el equipo queda descalificado.
Al terminar el desafío
Generalmente las torres se colocan en el centro de la sala y alrededor se sientan los participantes para ver y valorar las estructuras. Probablemente, poco más de la mitad de los equipos contarán con estructuras de pie.
El equipo ganador recibe una ovación y un premio.
A lo largo delos años he visto una tendencia importante: los niños hacen mejores estructuras que los estudiantes de negocios. Son más atrevidos, más innovadores y crean estructuras más altas y más interesantes.
La razón por la cual los niños lo hacen mejor que los estudiantes de la escuela de negocios es que los niños pasan más tiempo jugando y creando prototipos. Comienzan naturalmente con el malvavisco y clavan los espaguetis, creando en forma natural.
En cambio los estudiantes de la Escuela de Negocios pasan una gran cantidad de tiempo planeando, luego ejecutando en el plan, pero no conceden tiempo suficiente para reformular el diseño una vez que ponen el malvavisco en la parte superior.
La metáfora del malvavisco
El malvavisco es una metáfora de los supuestos ocultos de un proyecto. Creemos que las nubes de dulce o malvaviscos son ligeras y esponjosas y que no soportarán la carga de los palillos del spagueti.
Pero cuando pasamos a la acción construyendo la estructura, los malvaviscos no parecen tan ligeros. Una de las lecciones más importantes de este reto es que necesitamos identificar los supuestos ocultos en nuestro proyecto: ya sean las necesidades reales del cliente, el costo del producto, la duración del servicio o cualquier otra cuestión. Debemos probar nuestros prototipos lo antes posible y seguir valorando su eficacia. Ese es el mecanismo que conduce a la innovación efectiva.
En mi práctica profesional he utilizado el Reto del Spagueti con los materiales más diversos, pasta seca, palillos o simples papeles retorcidos y celo.
En una oportunidad realicé el ejercicio agregando una etapa más al ejercicio: a final de los 18 minutos, los participantes debían crear una torre común compuesta por las torres de cada equipo.
Fue un éxito, todos los participantes remarcaron la importancia de construir algo en común con los demás grupos.
En cada oportunidad, compruebo como este pequeño/gran desafío genera equipos más creativos, solidarios e innovadores.