Dos de los factores más importantes que debe considerar toda empresa para sus análisis financieros son el riesgo y el rendimiento. El riesgo es una medida de la incertidumbre en torno al rendimiento que ganará una inversión. Es decir, las inversiones cuyos rendimientos son más inciertos se consideran más riesgosas. Existen distintos métodos para evaluar el riesgo dependiendo de si se analiza un solo activo o todo un portafolio. En contraparte, el rendimiento total es la ganancia o pérdida total de una inversión en un cierto periodo de tiempo. El rendimiento es la suma de todas las distribuciones de efectivo más el cambio en el valor de la inversión, entre la inversión inicial. Los rendimientos fluctúan por el tiempo y la inversión. Se utilizan tres categorías para describir cómo las personas reaccionan ante el riesgo: aversión al riesgo es preferir inversiones con menos resigo antes que inversiones de mayor riesgo con una tasa fija de rendimiento, neutral al riesgo es elegir inversiones considerando únicamente los rendimientos pasando por alto el riesgo, y, por último, búsqueda de riesgo es elegir inversiones con el riesgo más alto dispuestos a sacrificar el rendimiento esperado.
Riesgo de un solo activo
Una manera simple de medir la incertidumbre de una inversión es a través de sensibilidad considerando distintos escenarios. El riesgo de la inversión se mide en el intervalo de los posibles resultados obtenidos, y se obtiene restando el rendimiento asociado con el escenario pesimista con el rendimiento asociado con el escenario optimista. Es decir, cuando mayor sea el intervalo mayor es el riesgo. Otro método es a través de las distribuciones de probabilidad. La probabilidad de un resultado determinado es su posibilidad de ocurrencia, es decir, que resultados con probabilidad cero no ocurrirán. Esta distribución se representa principalmente a través de gráficas. Si se conocen todos los datos posibles y sus probabilidades, se puede desarrollar una distribución de probabilidad continua. En conjunto con el intervalo de rendimientos el riesgo se puede medir utilizando la desviación estándar. Esta mide la dispersión del rendimiento alrededor del rendimiento esperado, el cual es el rendimiento promedio que se espera produzca una inversión en el tiempo. Cuanto mayor sea la desviación estándar mayor es el riesgo. Utilizando esta herramienta y en representación de gráfica, una distribución normal de probabilidad tiene una curva simétrica. Otro método es el coeficiente de variación (CV), el cual mide la dispersión relativa para comparar los riesgos de los activos con diferentes rendimientos esperados. Un coeficiente alto significa que la inversión tiene una volatilidad alta en relación con su rendimiento esperado.
Riesgo de un portafolio
La meta de todo gerente financiero es crear un portafolio eficiente, que dé un rendimiento máximo a un nivel de riesgo determinado. El rendimiento de un portafolio se calcula a través del promedio ponderado de los rendimientos de los activos individuales de los que se integra. La desviación estándar del rendimiento de un portafolio se calcula a través de la aplicación de la fórmula de la desviación estándar para un activo. La correlación es una medida de la relación entre dos series de números que representen cualquier tipo, de manera estadística. Si las series varían en la misma dirección tienen correlación positiva. De lo contrario tendrían correlación negativa. El grado se mide con el coeficiente de correlación, que varía desde +1 (correlación positiva perfecta) a -1 (correlación negativa perfecta). Para disminuir el riesgo de un portafolio, es conveniente diversificar los activos que lo componen para que tengan una correlación tan baja como sea posible. Algunos activos se consideran no correlacionados, es decir, que no hay interacción entre sus rendimientos y reduce el riesgo. El coeficiente de correlación de este es cercano a 0. De manera general, se puede decir que cuanto más baja sea la correlación entre los activos que componen el portafolio, más se reduce el riesgo que los inversionistas pueden lograr con la diversificación. Un ejemplo muy práctico de diversificación es un portafolio que incluya activos extranjeros, puesto que las altas y bajas de los mercados alrededor del mundo se compensan unos con otros. No obstante, existen ciertos riesgos como fluctuaciones en las divisas, así como el riesgo político que pueda afectar de manera local o global.
Modelo de fijación de precios de activos de capital (MPAC/CAPM)
La teoría que relaciona el riego y rendimiento de los activos es el modelo MPAC o CAPM. Ya se ha visto que la desviación estándar de un portafolio es con frecuencia menor que la desviación estándar de los activos que lo integran. El riesgo total se obtiene con la suma del riesgo no diversificable, el cual se atribuye a factores del mercado que afectan a todas las empresas que no se elimina a través de la diversificación, y el riesgo diversificable, el cual se atribuye a causas fortuitas y sí se puede eliminar con la diversificación. El modelo MPAC relaciona el riesgo que no es diversificable con los rendimientos esperados. El modelo se compone en cinco partes, siendo el primero el coeficiente beta. El coeficiente beta es el índice que representa el grado de movimiento del rendimiento de un activo en relación con el grado de movimiento del mercado, es decir, todos los valores que cotizan en bolsa, siendo el coeficiente de este 1.0. Cuanto mayor sea el coeficiente beta, mayor será el rendimiento requerido. La segunda parte es la ecuación del modelo, la cual se obtiene restando el rendimiento del mercado menos la tasa de rendimiento libre de riesgo, multiplicado por el coeficiente beta, todo esto sumado a la tasa de rendimiento libre de riesgo. La tercera parte es la gráfica del modelo MPAC, y esta representación se llama línea del mercado de valores (LMV). La LMV es una línea recta, y el riesgo del coeficiente beta se representa en el eje x, cuando el rendimiento requerido se representa en el eje y. La cuarta parte son los cambios que puedan afectar en la LMV. La posición y pendiente cambian por principalmente dos factores: las expectativas de la inflación y la aversión al riesgo. Los cambios en las expectativas de la inflación provocan cambios en la tasa de rendimiento libre de riesgo. La pendiente de la LMV muestra el grado de aversión al riesgo. Cuanto más pronunciada sea la pendiente, mayor es el grado de aversión al riesgo. Por último, la quinta parte son algunos comentarios con respecto al modelo MPAC. Los coeficientes beta pueden o no reflejar la variabilidad futura de los rendimientos, pues toma datos presentes y pasados para su cálculo. El MPAC se basa en la suposición de un mercado con muchos inversionistas pequeños iguales en expectativas en relación con los valores, con ninguna restricción a las inversiones, ningún impuesto ni costos por transacción, e inversiones racionales, es decir, con tendencia al mayor rendimiento y menor riesgo.