Si las crisis económicas enseñan una cosa es que los sectores boyantes a menudo no prestan demasiada atención a sus costes, es decir, cuando el elevado nivel de ingresos hace olvidar las tensiones de tesorería, muchas empresas se relajan y se dejan llevar, de tal manera que cuando las cosas vienen mal dadas, salen a relucir todas sus vergüenzas. Esto hace que las posibilidades de optimización de los costes en dichos sectores sean muy amplias frente a sectores más deprimidos que ya llevan años exprimiendo el limón.
Aunque existan diferentes casos, uno de los sectores tradicionalmente boyantes, medido en función de su capacidad financiera, es el farmacéutico, sobre todo si nos fijamos en las agresivas políticas de fusiones y adquisiciones que han configurado un escenario mundial dominado por grandes compañías multinacionales.
Entrando en materia, si destripásemos los procesos convencionales del sector farmacéutico, podríamos dibujar tres grandes áreas de actuación: la investigación y desarrollo de fármacos (I+D / R&D), la producción de los mismos y, por último, su comercialización. Al margen de estas áreas hay toda una serie de actividades de soporte: administrativas, legales, logísticas, etc., pero no son sujeto de reflexión en esta ocasión.
Los costes de comercialización son ampliamente estudiados en distintas disciplinas y son comunes a bastantes sectores de actividad, existiendo ratios prácticamente estandarizados como pueden ser el análisis de la rentabilidad por comercial, retorno de ventas comparado con su retribución, etc. Lo mismo ocurre con los costes de producción, donde hablamos habitualmente de productividad, coste de MOD, cuellos de botella, y un largo etcétera.
El área de I+D/R&D no es tan frecuente en la industria como puede parecer y, si bien puede llegar a estimarse como un centro de coste, las estrategias de reducción de coste habitualmente van encaminadas a efectuar recortes presupuestarios en función del presupuesto global de la compañía.
No obstante, dentro de esta área existen amplias posibilidades de mejora y más aún en un sector como el farmacéutico, donde el gasto/inversión en investigación y desarrollo de productos alcanza cifras difícilmente imaginables para algún otro tipo de industria y es especialmente estratégico, tanto por el volumen de inversión que representa como por la transcendencia de las inversiones fallidas a nivel de competitividad.
En un mercado en el cual han irrumpido con muchísima fuerza los genéricos, las empresas tractoras a nivel de innovación, ya sean grandes o pequeñas (cada vez menos), se plantean frecuentemente la rentabilidad de su inversión en I+D/R&D, que por otra parte es fundamental para que la ciencia siga avanzando hacia la producción de soluciones cada vez mejores.
¿Cómo reducir los costes en investigación y desarrollo de nuevos fármacos?
El proceso de investigación y desarrollo de nuevos fármacos presenta una serie de características bien conocidas por los profesionales del sector. Se trata de un proceso largo, de entre diez y quince años de duración, costoso, pues el coste de investigación de un nuevo medicamento puede superar los ochocientos millones de euros, y arriesgado, según las estadísticas tan solo una de cada diez mil moléculas investigadas puede llegar a convertirse en un producto económicamente viable.
La reducción de costes puede, por tanto, plantearse en diferentes escenarios. Si queremos reducir el tiempo de investigación una línea es trabajar sobre fármacos que ya existen, por ejemplo mejorando nuestros propios productos.
Para reducir el coste de desarrollo, tenemos la posibilidad de trabajar con técnicas que permitan reducir diferentes costes del proceso. Aunque parezca controvertido, pues es posible que muchas compañías crean que no tienen posibilidades de mejora en ese punto, en muchas ocasiones el diseño del proceso de investigación o del ensayo clínico puede representar un ahorro importante en el posterior desarrollo del fármaco. Igualmente el empleo de técnicas de modelización puede representar ahorros próximos al 50% a través de la minimización de los costes de muestreo, etc.
Otra vía importante de ahorro consiste en la recuperación de las investigaciones descartadas. Resulta frecuente que algunos medicamentos que son desestimados, ya sea por los resultados que se obtienen a nivel interno o porque son rechazados por distintos motivos por el organismo gubernamental que regula los fármacos, queden en el olvido. El problema de estos fármacos es que para cuando son rechazados o descartados, las compañías ya han realizado un desembolso importantísimo en su investigación y desarrollo. Existen multitud de investigaciones que han sido descartadas por errores en el proceso de investigación y que podrían ser recuperadas a través de un nuevo planteamiento del mismo. Esto supondría el aprovechamiento del know-how que muchas compañías han guardado en el cajón creyendo que su investigación era ya un coste no recuperable, el cual, si lo cuantificásemos en términos económicos, nos daría un importe desorbitado.
Repercusiones del ahorro de costes
El ahorro de costes en la industria farmacéutica impacta en dos vertientes económicas diferenciadas, la de los usuarios, ya sean finales o intermedios (organizaciones gubernamentales), que pueden beneficiarse del descenso de costes a través de una reducción del precio de los fármacos, y la de la industria, que puede recuperar inversiones que ya había dado por perdidas, así como abaratar los costes de su proceso de I+D/R&D para obtener un mayor beneficio de sus investigaciones.
A estas repercusiones, ya trascendentes de por sí, hay que añadir la importancia de que no se estanque la investigación, puesto que aunque los laboratorios que la abandonan, a priori van a un terreno mucho más cómodo y barato, también es cierto que toman un camino arriesgado, pues se convierten en industrias que minimizan su valor añadido y, por tanto, pueden terminar compitiendo por costes en un mercado donde hay compañías muy grandes, lo cual no es precisamente el mejor escenario.