Las áreas rurales del país representan la tercera parte de la población total y enfrentan altos niveles de exclusión, pobreza (76,4%) y pobreza extrema (49,7%)3 , lo cual hace del desarrollo rural un tema crítico, que debe ser abordado como requisito indispensable para la construcción de una estrategia de desarrollo nacional coherente con una vocación de equidad e igualdad de oportunidades para todos los peruanos.
No obstante, el ámbito rural está lejos de representar solo problemas y pobreza, pues constituye un gran potencial de oportunidades de generación de ingresos y empleo locales. Es más, puede contribuir con la tan ansiada descentralización del crecimiento económico, con territorios (regiones, departamentos, provincias, distritos, corredores, etc.) que pueden crecer con modelos propios y cuyo motor de crecimiento son sus propios recursos locales (humanos, sociales, naturales) puestos en valor. Algunas de estas oportunidades son sus sistemas productivos con potencial de articulación a mercados (nacionales y externos) dinámicos (para productos con mayor valor agregado y mayor rentabilidad para los pequeños productores); su importante base de recursos naturales y biodiversidad; el conocimiento tradicional y local para su conservación y aprovechamiento; el potencial de oferta de servicios ambientales y explotación forestal sostenible; la pujante pequeña empresa rural (agropecuaria y no agropecuaria); el turismo y las artesanías; la acuicultura; el comercio y otros servicios; su articulación estratégica a ámbitos urbanos (como las ciudades intermedias) con demandas de productos y servicios, y la posibilidad de un empleo de mayor calidad; entre otras, pero cuya viabilidad precisamente debe asegurarse.
El reto reside en implementar una estrategia que permita reducir la pobreza y exclusión rural, en un contexto en el que ha quedado demostrado que el crecimiento económico nacional y un entorno macroeconómico favorable son necesarios, pero completamente
insuficientes, para propiciar un desarrollo rural sostenible (esperar el “goteo” no es la solución).
Visión general del enfoque territorial del desarrollo rural
Ante los resultados desalentadores de las acciones orientadas al desarrollo rural en las últimas décadas, desde fines de los años 1990 se discuten y empiezan a probar ideas que dan fundamento a la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo rural: un enfoque territorial que reconoce la heterogeneidad del ámbito rural y las nuevas oportunidades de generación de ingresos en este, ante lo cual propone estrategias diferenciadas para los distintos territorios, además de una visión multisectorial y de pluriactividades
que vaya más allá de lo agropecuario y permita aprovechar las sinergias del ataque simultáneo a los cuellos de botella del desarrollo. Este enfoque privilegia los objetivos de igualdad de oportunidades y equidad, y apuesta por un crecimiento endógeno local, regional y descentralizado, sobre la base de la mejora de las capacidades de los hogares rurales, de su acceso a activos privados (humanos —educación, salud—; sociales; físicos; financieros) y del contexto en que estos son usados (los mercados, el
acceso a bienes y servicios públicos, las políticas y las instituciones).
Para lograr esto se requiere desarrollar acciones para propiciar una transformación de los territorios en tres aspectos 4 : a) social (mejora de activos privados, ciudadanía y redes sociales, para la incorporación social y económica de todos los pobladores rurales a
las oportunidades de desarrollo); b) institucional (empoderamiento y participación de los actores locales en alianzas entre el sector público, privado y la sociedad civil, para concertar estrategias de desarrollo territorial; y descentralización efectiva); y, c) productivo
(articular de manera competitiva la economía del territorio a mercados dinámicos, para la generación y acceso incluyente a oportunidades locales de ingresos y empleo). Se enfatiza así que el desarrollo rural implica más que acciones para reducir la pobreza, y que el asistencialismo no es el medio para aliviarla.