Cuentan que en cierta ocasión, a raíz de unas discusiones sobre el cerebro humano, tuvo lugar una Asamblea General de Inteligencias humanas. Se iba a tratar sobre el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo de dicho cerebro.
Pero se formó un lío muy grande porque las inteligencias no estaban de acuerdo y la Asamblea se dividió en tres grupos diferentes:
En uno estaban la inteligencia creativa, la inteligencia personal, (la interpersonal y la intrapersonal), la inteligencia social y la inteligencia espiritual.
Un segundo grupo lo conformaban la inteligencia física, la inteligencia sexual y la inteligencia sensual. Y un tercer grupo constituido por la inteligencia numérica, la inteligencia espacial y la inteligencia verbal.
Esta última planteó que ya no se la estaba tratando como antes y que se estaban introduciendo unas cosas raras en el cerebro de la gente y que veía venir un caos en la próxima década del siglo XXI; a lo cual la inteligencia numérica asintió y dijo estar totalmente de acuerdo, siendo a su vez apoyada por la inteligencia espacial que habían llevado la batuta en los siglos XIX y XX.
Tomó la palabra la inteligencia creativa para decir que ya era hora de terminar con el despotismo de las inteligencias tradicionales y que por lo tanto proponía hacer un cambio en la Junta Directiva ya que todo se aprobaba midiendo capacidades verbales y numéricas y que la gente no tenía éxito personal. Dijo que hablaba a nombre propio y de las inteligencias social y espiritual, a lo que de inmediato reaccionó la inteligencia física afirmando que en el mundo había demasiadas enfermedades, problemas cardiovasculares y cánceres que podrían evitarse si los seres humanos fueran de otras formas inteligentes y las otras inteligencias aceptaran estar más equilibradas en el siglo XXI; que no hablaba por su cuenta sino que lo hacía también a nombre de las inteligencias sexual y sensual que no han sido tomadas en cuenta nunca por las demás
Después de muchas discusiones, dimes y diretes, accedieron a nombrar una nueva Junta Directiva para que pusiera orden en la naturaleza humana y se tratara la cuestión de inteligencias de una manera más equilibrada. Fue nombrada dicha Junta casi por unanimidad con el voto salvado de la inteligencia sexual por un problema todavía no resuelto de homosexualidad y se conformó de manera tal que estuviera representada la totalidad de la naturaleza humana, quedando como Presidenta la Inteligencia Espiritual, por parte del espíritu; primera vicepresidenta la Inteligencia Emocional, por el corazón; segunda vicepresidenta la Inteligencia Física por el cuerpo y tercera vicepresidenta la Inteligencia Mental por la mente, que ahora deja de ser Presidenta.
Antes de levantarse la sesión se tomó nota en el Acta de Asamblea que se hará en un par de años una evaluación para ver si los nuevos enfoques están influyendo en un mejor equilibrio en el uso de las inteligencias por el ser humano.