Introducción: estado actual de la matriz energética nacional (elaboración propia a partir de informes de consultores especializados).
Antes de analizar la realidad mendocina en particular, analicemos la nacional, tanto en lo que es derivados del petróleo, como lo que es gas y electricidad.
Además para entender por qué sucede lo que hoy se ve con el gasoil hay que entender qué pasa con toda la matriz energética nacional, en especial con el gas natural.
- Petróleo y derivados
Dentro del esquema energético nacional, el gas y los derivados del petróleo son, con 40% cada uno, fuente primaria del 80% del consumo final del país. En 2005, la Argentina produjo 38 millones de metros cúbicos (MMm3) de petróleo, 5% menos que en 2004, de los que consumió 33 MMm3. El excedente se exportó, básicamente como naftas, debido al bajo consumo interno y a la menor retención sobre ese combustible. A la vez, durante 2005 se importaron 600.000 m3 de gasoil libre de impuestos (ni aranceles, ni IVA, ni impuesto a la transferencia de combustibles) y para 2006 se eximió de tributos la importación de hasta 1 millón m3, echando mano al fisco para cerrar una ecuación energética desalineada con los precios internacionales (lo de echar mano al fisco viene porque ENARSA importa gasoil a un precio más caro del que vende en el mercado local y además por ser las importaciones de gasoil de las petroleras privadas libre de impuestos).
De esta forma, exportamos nafta e importamos gasoil y fueloil, este último que casi no se produce localmente. La importación de gasoil y fueloil es básicamente para sustituir la falta de gas natural en usinas térmicas o en las industrias, que también reemplazan gas natural por gasoil para hacer andar sus maquinarias.
Ésta es la principal causa de la crisis del gasoil, falta para el transporte automotor, el agro, etc., porque se lo está usando en mayor medida en las centrales térmicas y en las industrias para suplir la falta de gas natural. Y como la oferta nacional de gasoil no aumenta, el producto escasea y el faltante deberá cubrirse con gasoil importado. ¿Por qué la oferta nacional no aumenta? Porque no hay incentivos para producir más gasoil, conviene destinar el crudo a productos más rentables.
Tanto las compras como el costo fiscal van en ascenso. En 2005, se importaron 1,2 millones de toneladas de fueloil de Venezuela y Brasil (50% más que en 2004) para usinas, sin contar el fuel importado directamente por industrias. El resultado es un mercado petrolero con caída de producción y reservas, crecientes importaciones de gasoil y fueloil (con alto costo fiscal) y saldos exportables de nafta que menguarán a medida que lo haga la extracción de crudo. A este ritmo, en dos o tres años deberíamos volver al mercado internacional como importadores netos de petróleo. Y eso se daría aunque hoy mismo se reactivara la inversión en exploración (hoy mínima), que necesita 4 ó 5 años de maduración. Cabe recordar que el país logró el autoabastecimiento petrolero en 1988 e hizo su salida exportadora en 1991.
- Gas natural
En gas natural, la situación es aún más apremiante: la relación reservas/producción es inferior a 10 años y en 2005, por primera vez en la historia argentina, la extracción del fluido declinó. La merma se compensó en parte con un aumento de las compras a Bolivia (de 4 a 6 millones m3/día) y un recorte de 15% (de 20 a 17 millones m3/d) en los envíos a Chile. Bajo las actuales tendencias, ambos fenómenos se profundizarán. Para comprar más gas a Bolivia, se ha renegociado el precio con el gobierno de Evo Morales, que lo consideraba muy barato, aunque aún se debe aumentar la capacidad de los gasoductos para traerlo.
Con respecto al tema gas nacional versus el boliviano, las diferencias de precios son enormes. Con el reciente aumento retroactivo, el gas en boca de pozo en la Argentina pasó a valer u$s 1,20 el millón de BTU (M/BTU). El que se compra a Bolivia cuesta “en frontera” u$s 3,18 M/BTU y la renegociación lo habría dejado por encima de u$s 4 M/BTU (no puede confirmar bien el dato). Es un precio clave, porque el gas natural es el pivote de la ecuación energética del país. En cuanto a transporte, se afirma que el Gasoducto del Noreste Argentino, uno de los anuncios pioneros del Gobierno «no está ni en los papeles». Con esos puntos irresueltos, ganarán espacio los recortes a Chile ya que la idea del megagasoducto de 8.000 kilómetros desde Venezuela es considerada por muchos antieconómica.
- Electricidad
El parque eléctrico, en tanto, está al límite. La capacidad instalada es de 22.000 MW, pero si se restan las reservas (para regular el nivel de hidraulidad) y las ineficiencias (pérdidas, falta de mantenimiento) quedan 17.000 MW disponibles, apenas 300 por sobre un pico de consumo como el que tuvimos el último verano (febrero 2006).
El ajustadísimo panorama eléctrico, al igual que en petróleo y gas, es resultado de una:
- política de incentivación de la demanda (por el hecho de mantener precios bajos de la fuerza para no desalentar el boom de crecimiento nacional de los últimos años),
- desaliento de la producción y paralización de la inversión (por dichas bajos precios),
En la Argentina, el precio promedio del MW/h de electricidad es de u$s 17 (u$s 10 para hogares) vs un promedio regional de u$s 40 MW/h. El litro de nafta cuesta aquí entre 37% y 54% menos que en Brasil o Uruguay.
Pero los precios de afuera no se pueden evitar del todo y ya se están colando en las transacciones internacionales (importaciones), y lo harán más en la medida que declinen producción y reservas. El país paga u$s 50 el MW/h de electricidad importada de Brasil, una brecha aún más grande que aquella entre el precio del gas local y el del gas de Bolivia o del fueloil de Venezuela. Mientras, el gobierno mantiene congeladas las tarifas de transporte y distribución de electricidad, lo que estimula el consumo y estrecha los márgenes para resolver futuros cuellos de botella.
En cuanto a la demanda, el Gobierno se ha limitado a la recomposición selectiva de tarifas, con subsidios cruzados, y a los Planes de Uso Racional de Energía (PURE, de electricidad y gas). Para aumentar la oferta, aceleró Atucha II (agregaría entre 600 y 700 MW al parque eléctrico), inició un plan para elevar la cota de Yacyretá a 83 metros sobre el nivel del mar (1.200 MW más de electricidad) y, con capitalización compulsiva de deuda estatal, mandó a las generadoras a construir dos centrales térmicas que agregarían otros 1.600 MW, pero que deberán alimentarse con gas cuyo precio fue renegociado más caro con Bolivia y cuyo transporte aún no tiene ducto asegurado. Para mover esa energía, se han inaugurado y/o iniciado obras de transporte financiadas con Fondos Fiduciarios y aporte de firmas como Repsol y las transportadoras de gas (TGN y TGS), con las cuales está creando un «archipiélago regulatorio».
Respuestas al cuestionario Suplemento Económico Diario Los Andes (elaboración propia)
1. ¿Cómo puede afectar esta situación del gasoil a la tasa de crecimiento de la provincia?
En lo que respecta puntualmente al gasoil, creo que hay 3 escenarios posibles para los próximos meses, de los cuales sólo uno es el más probable:
a) que siga la falta de gasoil, sin que aumente su precio
b) que aumente la oferta disponible de gasoil, con aumento de su precio
c) que aumente la oferta disponible de gasoil, pero sin aumento de su precio
Hay uno de ellos, el c) que es el más probable de todos, ya que el gobierno ha anunciado que se importarán cantidades de gasoil suficientes para equilibrar oferta y demanda en el corto plazo (lo hará ENARSA –la petrolera estatal- y lo harán seguramente las petroleras privadas). El tema es que lo harán pagando un costo superior al precio al que lo van a negociar en el mercado local, lo que para el estado nacional implica pérdidas por diferencia entre costo y precio de venta y por menor recaudación de impuestos aduaneros (los privados podrán importar sin pagar aranceles). Las petroleras privadas también tendrán que importar a pérdida, que deberá ser cubierta con ganancias en otros productos.
Por lo tanto, como el escenario c) es el más probable, nos evitaríamos las consecuencias del escenario a) menor actividad económica que redundaría en una menor tasa de crecimiento del PBG real de Mendoza y también nos evitaríamos las consecuencias del escenario b) que si bien no implicarían menor crecimiento real, sí traería más inflación.
En resumen, pronostico el escenario c), donde el costado malo a corto plazo es el aumento del gasto público (por las razones recién mencionadas) y el costado malo a largo plazo es no solucionar el problema de fondo, que es la gran distorsión de precios vigente que no brinda a los productores del sector energético las señales adecuadas en particular para producir mayor gasoil nacional y en general para explorar más petróleo. Argentina corre peligro de perder en 3 años el autoabastecimiento petrolero. Y el gobierno sigue tratando de poner “parches” a la grave situación.
2. Efectos específicos sobre los rubros más sensibles.
Reitero, como mi pronóstico es el escenario c), la oferta y la demanda de gasoil se equilibrarán en breve sin aumentos de precios gracias al gasoil importado a pérdida. Por lo tanto también en breve los sectores del transporte, agro, alimentos, etc. volverán a su normalidad. El tema es, como dije en la respuesta. Anterior, no se están solucionando los problemas de fondo.
3. Proyección de un probable ajuste tarifario sobre el IPC.
Nuevamente, pronostico el escenario c), es decir, que al menos en el corto plazo no va a aumentar el precio del gasoil, por lo tanto el IPC no se verá influido por este tema.
4. ¿Qué puede suceder con la economía si se prolonga la crisis?
No creo que se prolongue el faltante de gasoil porque van a cubrir el faltante con importaciones. El problema es a largo plazo. Corremos peligro de convertirnos en importadores netos de petróleo por ejemplo porque no hay hoy en día inversión suficiente, los petroleros no están de acuerdo con los precios para el mercado interno y exploran y extraen menos de lo necesario.
5. Medidas recomendables para la coyuntura
Así como en mi caso particular soy un economista que ha apoyado determinados acuerdos de precios, necesarios según mi visión para disminuir la inercia inflacionaria que hoy trae nuestra economía, creo que en materia de política energética el gobierno no está actuando bien. Pretende con medidas políticas de alto costo fiscal (importaciones a pérdida) suplir la falta de visión para permitir un gradual reacomodamiento de precios, que incentiven la producción nacional. Si bien los costos de producción de energía bajaron luego de la devaluación y los oferentes del sector energético (en general) no pierden plata a pesar de los bajos precios internos, el energético es un mercado donde los costos de oportunidad son claves (las alternativas perdidas por estar nuestros precios lejos de los vigentes en el Mercosur por ejemplo) para decidir mayores inversiones. Y si no invierte en energía el sector se achica a largo plazo, y la capacidad de crecer de nuestra economía también.
Por lo tanto dicho sector necesita no estar muy lejos de los precios internacionales, y el gobierno, gracias a retenciones a la exportación no del todo acertadas, está dando las señales de precio equivocado, que están llevando a esta situación de escasez que tiende a profundizarse y a achicar el crecimiento futuro para los próximos años. De hecho, para que la Argentina crezca de modo sostenido al 5% anual en los próximos años, necesita una inversión anual en energía de 2% del PIB, pero desgraciadamente la actual ronda apenas el 1%. O sea que por errores de hoy probablemente estemos hipotecando la mitad del crecimiento potencial de los próximos años.
El primer paso entonces, para empezar a resolver la estrechez de abastecimiento, es comenzar con un gradual realineamiento de precios que incentiven la inversión, junto con algún esquema de «tarifa social» que permita atender las necesidades de los sectores más pobres sin subsidiar el consumo de sectores medio/altos (en Mendoza en el caso de la electricidad se viene avanzado de esta forma). De a poco hay que ir hacia una alineación de los precios domésticos de energía con los regionales (Mercosur ampliado). También hay que apostar, si se da esta recomposición de precios, a incentivar fuentes alternativas que puedan engrosar la oferta energética, como el biodiesel, la alconafta y el gas natural licuado (GNL), esta última una alternativa de rápido crecimiento en el mundo.
Una buena medida del gobierno para empezar a corregir errores está dada por la que acaba de disponer un esquema mediante el cual se garantizará, desde noviembre próximo, el suministro de energía eléctrica sólo a consumidores residenciales, comercios y pequeñas y medianas empresas, a través de la generadoras estatales: Atucha, Yacyretá, Embalse y Salto Grande. Mientras que las grandes compañías que necesiten más electricidad que la consumida en 2005 deberán abastecerse por fuera del mercado eléctrico mayorista actual (MEM) y negociar directamente el precio con las empresas generadoras, lo que podría originar aumentos en las facturas. Dichos nuevos valores deberán ser aprobados por el Ministerio de Planificación Federal. Si bien faltan medidas mucho más de fondo, esta medida creo que va en la dirección adecuada, ya que está permitiendo subas de precios para realinearlos de a poco con los internacionales, sin afectar en el corto plazo a consumidores individuales y pymes.