Cuando se trata de marketing, los empresarios se pueden dividir en dos campos: un grupo piensa que es más fácil encontrar barcos hundidos con tesoros que adquirir nuevos clientes, el otro, no solo consigue clientes fácilmente, sino que logran una fidelidad eterna.
Me gustaría destacar la distinción entre los clientes y los consumidores. Algunas personas ven esto como un cuestión de semántica, pero para Mi es una cuestión de mentalidad. Si vamos al diccionario, encontramos que dice: Cliente, «uno que compra bienes o servicios».
Mientras que un consumidor es, según mi punto de vista, «uno que está bajo tu cuidado y protección» Piensa en esto: la diferencia es enorme.
Si comienzas a pensar en las personas como consumidores, en lugar de personas que simplemente compran tus cosas, asumes una responsabilidad mucho mayor hacia ellos.
No sólo eso, desarrollarás una relación más profunda con ellos también. Eso puede ser algo que no estés dispuesto a asumir, pero si lo haces, podría tener un impacto enorme en «ellos» sobre la lealtad y la longevidad hacia tu persona o negocio.
Esta es una de las grandes diferencias que existen en el marketing en línea, respecto del tradicional. No son lo mismo y tampoco tienen la misma llegada en las personas.
Es por eso que insisto en mis charlas y talleres, sobre la eficacia en las acciones de marketing on line, llevadas a cabo por personas físicas y no por empresas con sistemas enlatados.
Un especialista en el tema, no solo tendrá en cuenta la impronta que quiere darle a su campaña el cliente, sino que sabrá recoger de manera natural y humana que tipo de comunidad/consumidora es la que le pertenece a este producto o servicio.
Estableciendo de esta forma, un feedback con los mismos, desde todos los lugares que haga contacto, ya sea con avisos, microblogging o artículos específicos para tal fin.
Cliente ≠ Consumidor