La industria en Andalucía y su sector energético

1. Caracterización de la industria andaluza

La industria en la estructura productiva de Andalucía.

La estructura productiva de la economía andaluza se ha caracterizado tradicionalmente por una elevada participación de las actividades agrarias, un sector industrial poco desarrollado y un notable peso de las actividades vinculadas a los servicios. No obstante, en los últimos años se han experimentado importantes cambios en la composición del valor añadido, produciéndose una pérdida de importancia relativa de la agricultura, mientras que se ha incrementado la participación de la construcción y, sobre todo de los servicios.

En Andalucía existe una diferencia importante en el proceso de terciarización respecto a lo ocurrido en el resto de economías más avanzadas, donde ha sido el propio desarrollo industrial el que ha ocasionado la externalización de numerosas actividades, favoreciendo el desarrollo de los servicios.

Entre los principales rasgos que caracterizan la estructura productiva de la economía andaluza destaca, por tanto, la menor entidad del sector industrial, que se pone de manifiesto en la reducida participación relativa en la producción y el empleo regionales.

El Proceso De Industrialización En Andalucía.

La industrialización hasta el plan de estabilización de 1959.

La situación descrita de la industria andaluza no sólo se justifica por la propia dinámica reciente del desarrollo económico de la región, basada en el turismo y las actividades agroalimentarias, sino también por la tardía incorporación de Andalucía al proceso de industrialización que la economía española inicia a finales de los años cincuenta y por las propias características del modelo de industrialización seguido en el país en los años siguientes.

En el siglo XIX se localizaron en la región las primeras industrias siderúrgicas y textiles del país. Ello permitía prever un favorable desarrollo industrial, de hecho, a mediados de siglo Andalucía era, tras Cataluña, la segunda región industrial española. Sin embargo, el proceso de industrialización en estos años no respondió a una verdadera transformación de la estructura social y económica de la región, sino que fue resultado de la inversión de capitales comerciales ante la existencia de determinados costes de oportunidad y una coyuntura económica propicia, lo que explica su escasa integración con el sistema productivo y su rápido desmoronamiento.

Los primeros años del siglo XX se caracterizan por una cierta reactivación de la siderurgia y el sector textil algodonero. Pero esta recuperación no respondía a un proceso de reindustrialización, sino que fue resultado de una situación coyuntural favorable. Durante estos años se fue acentuando además la orientación de la industria andaluza hacia la transformación de productos agrarios.

En los años cincuenta de este siglo se inicia en España una cierta industrialización. La liberalización económica que supuso el Plan de Estabilización de 1959, potenció un mayor desarrollo del sector; sin embargo este fenómeno no se reproduce en el ámbito regional, sino que Andalucía participa en la industrialización española suministrando mando de obra procedente de la agricultura.

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La industria en los años sesenta y setenta.

En estos años buena parte del territorio regional se benefició de la aplicación de diversos instrumentos de promoción pública, aunque con desiguales resultados y con actuaciones más vinculadas, en algunos casos, a resolver graves situaciones de desempleo que a sentar unas bases sólidas para el desarrollo de la industria en la región. Los subsectores industriales en los que se basaban estas actuaciones, constituyen, fundamentalmente, industrias básicas y tradicionales, con procesos productivos poco avanzados y escasa modernización relativa en algunos casos, con una débil vinculación a los recursos y a la demanda de la región, y una escasa articulación con el sistema productivo, constituyendo verdaderos enclaves industriales.

Otros rasgos característicos del proceso de industrialización de los años sesenta y setenta, que han afectado a la posición dependiente de la industria andaluza son: la fuerte dependencia de las inversiones extranjeras, que se orientan preferentemente hacia sectores estratégicos y actividades para las que la economía andaluza presenta ciertas ventajas competitivas; y la dependencia del exterior en cuanto a inputs intermedios y tecnología, que constituye un importante obstáculo para la mayor industrialización de la región, en tanto que la escasa capacidad de inversión implica la renovación de los procesos de producción.

Por tanto, en Andalucía, cuya base económica ha sido fundamentalmente agraria, el modelo de desarrollo adoptado en estos años ha significado, en cierta medida, la marginación respecto al proceso de industrialización seguido en España, configurándose una industria desarticulada y subsidiaria de la nacional.

Así, la grave crisis económica de mediados de los setenta afectó muy negativamente al sector industrial andaluz, reduciéndose significativamente su participación en el VAB regional, y destruyéndose un importante volumen de empleo.

Durante esta etapa de recesión se produjeron, además, importantes transformaciones que afectaron al conjunto de la economía andaluza y, particularmente, al sector industrial. Las nuevas tendencias de la demanda y los cambios tecnológico explican las variaciones de la producción y los nuevos requerimientos de factores productivos.

La industria andaluza en la década de los ochenta y primeros años noventa.

La economía andaluza inicia la década de los ochenta en una situación de crisis generalizada. Exceptuando el débil

crecimiento de los servicios, en todos los sectores se produjo una recesión productiva hasta 1985, que valorada en conjunto situaba a la economía andaluza en una posición relativa algo más desfavorable que la española.

Sin embargo, en la segunda mitad de la década, se produce una expansión generalizada de todos los sectores productivos. Andalucía se incorpora, tardíamente, al avanzado ciclo de crecimiento de las economías occidentales, protagonizando un intenso crecimiento por encima de las economías de su entorno.

El inicio de los años noventa supone una nueva inflexión de la actividad económica en el ámbito internacional que, con cierto retraso, ha afectado también a la economía andaluza.

En el sector industrial se pueden distinguir tres etapas claramente diferenciadas. La crisis económica de los primeros años de la década afectó especialmente al sector industrial, que registró importantes pérdidas de empleo y una brusca reducción del VAB, siendo necesario acometer intensos procesos de reconversión.

Durante el período de expansión iniciado a mediados de la década, la industria ha jugado un papel destacado, no sólo porque ha mejorado su situación de debilidad relativa en el sistema productivo andaluz, sino porque se han ido desarrollando actividades dinámicas y con buenas perspectivas de futuro, a la vez que se han producido transformaciones de cierta entidad. Sin embargo, desde 1990, la nueva etapa de bajo crecimiento ha determinado que la aportación de este sector al crecimiento de la economía andaluza haya ido disminuyendo.

La evolución de la industria andaluza, en términos generales, y según se observa en el cuadro 1, no presenta grandes diferencias respecto al conjunto nacional, aunque es importante señalar que si bien la recesión industrial fue más profunda en Andalucía que en el resto del país, también la recuperación del sector ha sido más intensa.

En el período 1980-84 el valor añadido bruto de la industria andaluza experimenta un descenso anual acumulativo en términos reales del 1,4%. La escasa diversificación y la fuerte especialización en sectores tradicionales, que resultaron ser los más sensibles a la crisis, o la mayor competencia internacional y el deterioro del comercio exterior, fueron factores que contribuyeron a agravar la situación en estos años, surgiendo la necesidad de acometer procesos de reconversión con las consiguientes reducciones de la capacidad productiva y del empleo.

CUADRO 1. VAB Industrial. 1985-1990

C.N.A.E. Andalucía España
1985 1990 1985 1990
11-15 Energía 15,0 112,2 18,2 16,3
16 Agua 1,2 1,7 0,9 1,1
DIV. 1 ENERGÍA Y AGUA 16,2 13,8 19,1 17,4
21 Minerales metálicos 1,8 2,2 0,3 0,3
22 Prod. y 1ª transf. Met. 5,6 3,1 4,6 3,5
23 Miner. No metálicos 1,4 1,8 0,7 1,2
24 Indust. Miner. No met. 6,7 8,1 5,7 6,2
25 Industria química 12,2 7,7 9,1 8,5
DIV. 2 EXTRACC. TRANS.MINER. NO ENERG. 27,7 22,8 20,5 19,7
31 Fabr. Prod. metálicos 5,5 4,0 7,5 7,5
32,33,39 Maquinar. y equipos 1,8 1,3 4,7 4,7
34,35 Mat. eléct. y electrón. 1,9 2,1 5,1 5,7
36-38 Material transporte 3,1 12,9 6,9 9,7
DIV. 3 INDUST. TRANSF. M. 12,2 20,4 24,3 27,7
41,42 Alimen,bebidas, tabaco 31,9 30,1 15,5 14,5
43,453-4 Textil y confección 4,5 4,1 5,9 5,2
44,451,4 Calzado y cuero 0,4 0,4 1,7 1,3
46 Madera,corcho,muebl. 2,2 2,4 3,3 3,5
47 Papel, artes gráficas 3,6 4,2 5,3 6,1
48 Transf. caucho 1,0 1,0 3,5 3,7
49 Otras ind. manufact. 0,4 0,6 0,7 0,8
DIV. 4 OTRAS INDUSTRIAS MANUFACTURERAS 43,9 43,0 36,0 35,3
TOTAL 100,0 100,0 100,0 100,0

VAB de cada sector en relación al total (Porcentaje)

En 1985 el sector crece un 9,4% y en los años siguientes esta recuperación va a ser, además, más intensa que la registrada, no sólo a nivel nacional, sino también en los restantes países comunitarios. Desempeñando el sector industrial un papel determinante en la expansión de la economía andaluza. A partir de este año la ocupación industrial aumenta a un ritmo del 3,7% anual que, aun siendo importante, manifiesta que el sector industrial tenía ciertas limitaciones en su capacidad de generación de empleo.

La inversión exterior, por otro lado, también ha sido creciente en el sector industrial en esos años, orientándose preferentemente hacia sectores con cierto grado de especialización y ventajas comparativas.

Desde una perspectiva sectorial, el comportamiento positivo de la segunda mitad de la década se explica por la importante presencia de los sectores con mayor crecimiento a nivel nacional y por la menor presencia de industrias con mayores dificultades para incorporarse a la expansión. Es decir, en estos años la industria andaluza no ha tenido una dinámica propia, sino que se concentra en ramas industriales con gran crecimiento a nivel nacional.

El final de la década, sin embargo, marcó el fin del ciclo expansivo de la industria andaluza, con un cierto retraso respecto a la evolución del sector a nivel internacional. Ello es debido al menos a tres razones:

• La debilidad de la demanda interior.

• La atonía de la economía internacional, que no ha permitido mejorar el comercio exterior de productos industriales.

• El retroceso de la inversión que, si bien durante la segunda mitad de los ochenta había sido determinante en el crecimiento de la producción y el empleo industriales, su desaceleración en los primeros años de la década de los noventa está limitando su consolidación.

2. Rasgos básicos.

La menor importancia relativa de la industria en la estructura productiva andaluza se justifica por la presencia de ciertos factores que, aunque han tenido importantes transformaciones en los últimos años, caracterizan todavía un sector industrial menos desarrollado respecto a otros espacios económicos de su entorno.

Localización.

La industria andaluza está desigualmente distribuida en el territorio, destacando la fuerte concentración en pocas zonas de la región y la existencia de determinados núcleos de especialización.

La mayor concentración industrial se produce en el área occidental, destacando el triángulo constituido por Sevilla, Huelva y Cádiz. En Sevilla se genera el 24,4% del valor añadido de la industria andaluza, su tejido industrial está bastante diversificado, ya que están representadas la mayor parte de las actividades industriales. Huelva constituye, asimismo, una de las principales áreas industriales de la región: genera un 9,8% del valor añadido bruto industrial en 1989. En Cádiz (28% del VAB) destaca el elevado número medio de trabajadores por empresa, debido a la existencia de empresas de gran tamaño. No obstante se caracteriza, asimismo, por la escasa diversificación subsectorial y la elevada concentración espacial de estas actividades.

La provincia de Málaga concentra el 10,7% del valor añadido industrial de la región y el 14,6% del empleo. Lo más destacable en esta provincia es la escasa representatividad de los subsectores energéticos, extractivos, y de producción y transformación de metales, y la importante concentración de industrias perteneciente al subsector eléctrico-electrónico.

En el resto de la región la presencia de actividades industriales es considerablemente menor, aunque no se debe olvidar la existencia de un importante área industrial en Jaén, especialmente en los sectores de la automoción y alimentación y en otros como en la industria farmacéutica y la electrónica.

Especialización productiva.

La aportación de los distintos subsectores al VAB industrial y su comparación con el conjunto nacional, reflejan que la industria andaluza está menos diversificada que la española, concentrando su producción en pocas actividades y manifestando por tanto, una elevada especialización interna.

La distribución subsectorial explica alguna de las características relevantes de la industria andaluza. El cuadro 2 pone de manifiesto la conocida especialización de la industria andaluza en el subsector de alimentación, bebidas y tabaco. Un examen más desagregado pone de manifiesto que la producción de energía es la actividad que aporta más valor añadido al sector industrial (por ello será estudiada con mayor detalle posteriormente), seguida del material de transporte; aceites y grasa vegetales; cementos, cales y yesos; cerveceras; confección; panadería y bollería y bebidas alcohólicas.

Las actividades más escasamente representadas en Andalucía en términos relativos son la fabricación de instrumentos de óptica y precisión, productos farmaceúticos, productos químicos para el consumo final, maquinaria y material eléctrico y electrónico.

 

1980 1994
Subsector %VAB %And/Esp (1) %VAB %And/Esp (1)
Productos Energéticos 24,97 13,6 1,00 27,20 12,9 1,02
Mineral y met. férreos o no 4,90 8,8 0,65 4,38 12,6 1,00
Miner. no met. y pdtos. der. 13,27 17,9 1,32 7,01 10,6 0,84
Productos Químicos 5,32 8,0 0,59 6,32 6,9 0,55
Pdtos. met, máq. y mat. el. 6,83 4,6 0,34 7,91 4,6 0,36
Material de transporte 5,70 8,0 0,59 6,67 8,1 0,64
Alimentos, bebidas y tabaco 27,28 17,9 1,32 28,91 17,5 1,38
Textil, cuero, calzado y vest. 5,58 6,1 0,45 5,13 5,9 0,47
Papel, art. de papel e impr. 2,38 6,0 0,44 2,68 5,4 0,43
Productos de industrias div. 3,78 4,9 0,36 3,79 4,8 0,38
TOTAL 100 10,4 100 9,6

CUADRO 2. Especialización subsectorial de la industria andaluza.

Indice de especialización.

Tamaño de las empresas.

La industria andaluza presenta un reducido tamaño medio, si se considera el número de ocupados por establecimiento. Así, en 1990, el número medio de empleados por establecimiento industrial en Andalucía era un 22% inferior al promedio nacional, donde la industria emplea a unas 13,4 personas por establecimiento.

Esta baja dimensión media, pone de manifiesto la escasa importancia de grandes empresas industriales en la región y la fuerte proliferación de pequeñas y medianas empresas con tradición familiar y, en muchos casos, de carácter artesanal.

En consonancia con la especialización productiva de la industria andaluza, las mayores dimensiones se dan entre las industrias más vinculadas a los recursos naturales: industrias extractivas de minerales metálicos, producción y primera transformación de metales, e industrias agroalimentarias. Sin embargo, las actividades industriales que requieren un proceso de transformación más avanzado, presentan un tamaño relativamente inferior.

Un aspecto importante a señalar es que los establecimientos de mayor dimensión pertenecen en su inmensa mayoría a empresas de capital exterior o público. Estas características de la propiedad suele tener una correspondencia con el bajo nivel de autonomía de las grandes plantas industriales andaluzas y a la preponderante vinculación productiva con el exterior, lo que caracteriza a la mayoría de los grandes establecimientos industriales andaluces como «industrias de enclave», con escasa vinculación productiva con el entorno, explotadora de recursos naturales, con escasa actividad de I+D y alejada de las decisiones estratégicas de los grupos empresariales a los que pertenecen. Por el contrario, las pequeñas empresas son eminentemente de propiedad regional.

El reducido tamaño medio de los establecimientos industriales se relaciona también con la ineficacia productiva y las dificultades para rentabilizar economías de escala, siendo poco adecuado a las necesidades de competitividad.

 

Rama de Actividad C.N.A.E. Micro (0-9) Pequeñas (10-50) Medianas (50-250) Grandes (+250) Totales
1. Energía y agua 17,14% 37,14% 31,43% 14,29% 100,00%
2. Extracción y min. 39,39% 52,61% 6,06% 1,94% 100,00%
3. Industr. Transf. 56,80% 36,57% 4,85% 1,78% 100,00%
4. Otras Industrias 41,38% 48,23% 8,95% 1,43% 100,00%
TOTAL INDUSTRIA 43,80% 46,71% 7,79% 1,70% 100,00%

CUADRO 3. Tamaño de las Empresas Industriales en función del número de trabajadores.1992

Articulación productiva.

Otro factor que caracteriza a la industria andaluza, es su débil articulación interna y con el resto del sistema productivo de la región.

En términos globales, la capacidad del sector industrial de contribuir al crecimiento general de la economía está en torno a la media de todos los sectores productivos. Sin embargo, existen una serie de ramas industriales, que son las extractivas, producción y primera transformación de metales, energía eléctrica, y refino de petróleo, en las que la capacidad de contribución al crecimiento general de la economía es especialmente elevada, por ello, se puede afirmar que la economía andaluza tiene una gran dependencia de estas producciones industriales. Sin embargo, en general, no existe una buena articulación interna, ya que la economía depende mucho de ellas pero se abastece principalmente del exterior, especialmente en el caso de la producción y primera transformación de metales.

Por otro lado, y en cuanto a la capacidad de generar efectos de arrastre, globalmente la media del sector industrial es algo superior a la del conjunto del sistema productivo, sin que se puedan apreciar grandes diferencias entre las distintas ramas productivas. Tan sólo se pueden destacar el textil, la química básica, las industrias cárnicas, la producción y primera transformación de metales, y los productos químicos para la agricultura, ya que el consumo de bienes intermedios que realiza del resto de las ramas productivas por unidad de producto, es relativamente más elevado. No obstante, se aprecian filtraciones hacia el exterior, dirigiéndose la demanda de inputs intermedios fundamentalmente hacia el resto de España y el extranjero.

Tecnología.

El menor desarrollo tecnológico relativo de las industrias andaluzas se manifiesta, tanto si se considera el grado de incorporación y producción de nuevas tecnologías, como la capacidad de investigación de las empresas. En la industria andaluza es muy limitado el uso de nuevas tecnologías, destacando la escasa producción de innovaciones. Además, esta situación se debe, no sólo a la propia naturaleza de las industrias localizadas en la región, sino también a la escasa inversión que realizan en investigación y desarrollo.

Las empresas con disponibilidad de recursos tecnológicos más avanzados se concentran principalmente en las actividades industriales más tradicionales, destacando entre otras las industrias metalúrgicas y agroalimentarias y, en menor medida, las actividades de electrónica e informática, química, minería y textil.

En cuanto a la producción de tecnología, el reducido número de patentes desarrolladas por la industria andaluza indica que el nivel de innovación tecnológica es muy limitada. En este aspecto, además, se reproduce la concentración en las industrias de larga implantación a la que se ha hecho referencia al analizar la utilización de tecnologías, de manera que el 68,5% de las patentes desarrolladas se han producido en la industria agroalimentaria.

Por otro lado, los recursos destinados a la investigación científica son muy limitados. Aunque la situación relativa es aún más deficiente si nos centramos en la investigación empresarial.

Por último, destacar el papel jugado, durante los últimos años, por la Administración, mediante una intensa política de incentivación de la inversión y modernización tecnológica de Andalucía, y de atracción de capitales foráneos.

Productividad.

La productividad aparente del factor trabajo en la industria andaluza, medida por el valor añadido bruto por ocupado, no presenta, en términos globales, diferencias sustanciales respecto al conjunto de la industria nacional. No obstante, subsectorialmente sí existen fuertes contrastes. Las actividades de extracción y transformación de metales presentan en líneas generales los mayores niveles de productividad en relación con la industria nacional, sobre todo en química.

CUADRO 4. Productividad del Trabajo. 1990

 

C.N.A.E. Andalucía España
11-15 Energía 14,6 15,7
16 Agua 3,9 3,5
DIV. 1 ENERGÍA Y AGUA 10,9 12,9
21 Minerales metálicos 8,6 7,5
22 Prod. y 1ª transf. met. 7,4 6,1
23 Miner. No metálicos 4,8 4,0
24 Indust. miner. No metálicos 5,1 4,9
25 Industria química 9,4 7,4
DIV. 2 EXTRACC. TRANSF. MIN. NO ENERGÉTICOS 6,7 5,9
31 Fabr. prod. Metálicos 2,6 3,4
32,33,39 Maquinaria y equipos 3,1 4,2
34,35 Mat. eléct. y electrónico 4,9 5,4
36-38 Material de transporte 6,5 5,2
DIV. 3 IND. TRANSF. METALES 4,6 4,4
41,42 Aliment. Bebidas y tabaco 4,6 4,3
43,453-4 Textil y confección 2,1 2,7
44,451,4 Calzado y cuero 1,9 2,8
46 Madera, corcho y muebles 1,8 2,3
47 Papel, artes gráficas 4,2 5,1
48 Transf. Caucho 3,4 4,0
49 Otras Indust. Manufact. 3,0 3,6
DIV. 4 OTRAS INDUSTRIAS MANUFACTURERAS 3,7 3,7
TOTAL INDUSTRIAS 4,8 4,9

En sentido contrario, los menores niveles relativos de productividad corresponden a la mayoría de las denominadas industrias manufactureras y, especialmente, al calzado y cuero, papel y artes gráficas, madera, y al sector textil.

Al igual que ocurre en las industrias nacionales, en Andalucía existen también fuertes diferencias entre los distintos sectores en Andalucía, lo que se explica, por una parte, por las propias características productivas de los distintos sectores y, por otra, por la coexistencia de sectores con ciertos rasgos de modernidad, frente a otros de carácter más artesanal. En este sentido, la industria andaluza presenta mayores niveles de productividad en aquellos sectores en los que está más especializada. Sin embargo, los menores niveles corresponden a las industrias manufactureras, que tienen un peso relativo.

Sector público industrial.

La mayor presencia relativa del sector público respecto al promedio nacional constituye otro rasgo característico del sector industrial en Andalucía.

El sector público de la industria andaluza lo componen, por un lado, un conjunto de empresas públicas estatales y por otro, empresas públicas de titularidad autonómica.

De todas ellas, las empresas del grupo INI-TENEO son las que tienen mayor incidencia sobre la industria andaluza, tanto por el número de trabajadores y volumen de inversiones, como por el importante efecto inducido que algunas de ellas ejercen sobre otras empresas productivas del sector.

Las industrias del grupo INI ubicadas en Andalucía son, en su mayoría, industrias manufactureras. Concretamente, los sectores industriales con mayor presencia son los relacionados con actividades como defensa; construcción naval y reparaciones; y aeronáutico, donde la actuación del sector público se justifica por la necesidad de producir determinados bienes o de realizar inversiones que la empresa privada no puede acometer.

La presencia de estas industrias en Andalucía es importante, no sólo por el empleo que generan en la región, sino también por pertenecer a sectores estratégicos para el desarrollo industrial andaluz y con capacidad de generar efectos inducidos sobre otros sectores.

3. Factores de competitividad.

La industria andaluza presenta una fuerte orientación hacia producciones de demanda media y débil, y una escasa presencia de actividades de demanda creciente. Esta especialización productiva no se corresponde con la tendencia de la industria nacional, que está registrando un mayor desarrollo de las actividades en las que se están produciendo las principales transformaciones productivas a nivel internacional.

La razón de este desajuste entre demanda y producción parece radicar en la existencia de determinadas ventajas competitivas en términos de rentabilidad que explican el comportamiento diferencial de la industria andaluza y su orientación hacia actividades de menor demanda.

La concentración de la industria andaluza en determinadas fases del proceso productivo, limita el desarrollo de las distintas producciones, condicionando, por tanto, su posición competitiva en los mercados.

La actividad industrial en Andalucía se ha ido concentrando en fases poco avanzadas del proceso de transformación, -lo que se relaciona, al menos parcialmente, con la localización de determinados enclaves industriales- y se ha producido también una especialización en actividades generadoras de escaso valor añadido.

Productividad.

En términos de productividad del factor trabajo, los niveles de la industria andaluza son similares a la media de la industria nacional. No obstante, es importante destacar una mayor productividad aparente del trabajo en las andaluzas de extracción y transformación de minerales no energéticos.

Para determinar la situación competitiva de las distintas ramas industriales, es fundamental el análisis de la productividad medida a través del valor añadido por hora trabajada, y su comparación con la situación de la industria nacional, al permitir valorar el nivel de eficiencia productiva respecto a la industria nacional de manera más precisa que la productividad aparente del trabajo.

En 1990 la productividad relativa de la industria andaluza, según este indicador, se sitúa en niveles similares al promedio nacional. La comparación con la situación existente a principio de los años ochenta, sin embargo, pone de manifiesto una posición más desfavorable en este aspecto.

La menor productividad relativa de la industria andaluza entre 1981 y 1990 se justifica por el comportamiento de la división de energía y agua, – particularmente del sector energético-, que reduce en más de un tercio sus niveles de productividad en este periodo, mientras que el resto de las divisiones mantienen unos niveles superiores a los promedios nacionales.

La división de extracción y primera transformación de minerales no energéticos es la de mayor productividad relativa, especialmente, en la producción y primera transformación de metales, y en la industria química.

Junto a éstas, la productividad relativa es mayor en alimentación, bebidas y tabaco, y material de transporte. En la producción de material de transporte, la elevada productividad relativa se origina, especialmente, en la fabricación de aeronaves, y automóviles y sus accesorios, subsectores que han mejorado su posición competitiva en términos de productividad en el período 1980-90.

CUADRO 5. Productividad relativa de la Industria Andaluza 1990 (España = 100)

 

Mayor de 115 Industria químicaMaterial de transporte

Minerales metálicos

Producción y primera transformación de metales

115-100 Alimentación, bebidas y tabacoIndustrias minerales
100-85 Minerales no metálicosMaterial eléctrico

Energía

Agua

Papel y artes gráficas

Menor de 85 Transformados de cauchoOtras industrias manufactureras

Textil y confección

Madera y corcho

Fabricación de productos metálicos

Maquinaria y equipos

Calzado y cuero

Dentro de la división de transformados metálicos, las actividades de maquinaria y material eléctrico y electrónico son, junto con el material de transporte, las únicas que han experimentado ganancias de productividad entre 1981 y 1990.

Los sectores textil, calzado y cuero, papel y artes gráficas, madera y corcho, etc y, en general, la mayor parte de las industrias manufactureras, presentan notables diferencias de productividad respecto a la industria nacional, reflejando una escasa competitividad.

La industria andaluza, por tanto, presenta niveles de productividad relativa similares a los nacionales, reflejando la existencia de ciertas ventajas competitivas, sobre todo en las actividades de producción y primera transformación de metales, industria química, y en algunas ramas de las industrias alimentarias, que constituyen especializaciones de la industria andaluza. Sin embargo, la situación es desfavorable en producciones de demanda fuerte, tales como fabricación de maquinaria y equipos, y material eléctrico y electrónico, que tienen una escasa significación en la estructura industrial andaluza.

Costes de producción.

El análisis de los costes de la industria andaluza pone de manifiesto una estructura similar a la del conjunto de la española: el peso de los consumos intermedios supera el 60% de los costes totales y el 40% restante se dedica a la remuneración de los factores productivos. No obstante, la situación competitiva de la industria andaluza, desde este punto de vista, se ha ido consolidando durante la década de los ochenta: el excedente bruto de explotación sobre la producción bruta se ha ido incrementando, y de manera muy intensa en el último quinquenio, compensando el menor crecimiento de los consumos intermedios.

Costes laborales.

La industria andaluza presenta unos costes de personal por hora trabajada inferiores a los de la nacional. Aparentemente esta situación podría implicar, dependiendo de cada producción concreta, una situación más competitiva de la industria andaluza, pero también menores requerimientos de cualificación del factor trabajo o una cierta concentración en fases poco avanzadas del proceso productivo.

En cuanto a las producciones, el mayor diferencial de costes laborales por hora trabajada se da en la división de energía y agua; sin embargo estas actividades presentan unos costes laborales unitarios superiores a los nacionales, por lo que las ventajas iniciales asociadas a menores salarios nominales desaparecen al ser explotaciones poco productivas.

La división de extracción y transformación de minerales no energéticos presenta, junto a menores costes de personal por hora trabajada, los costes laborales unitarios relativos más bajos del conjunto de la industria andaluza, reflejando, por tanto, una clara posición competitiva, especialmente en siderurgia y primera transformación de hierro y acero.

A nivel subsectorial, la fabricación de maquinaria y equipos constituye la industria con menores costes laborales por hora trabajada respecto a la industria nacional.

Por otro lado, los subsectores alimentación, bebidas y tabaco, y material de transporte son los únicos que mantienen en 1990 unos costes laborales por hora trabajada superiores a los correspondientes en la industria nacional.

CUADRO 6. Costes laborales unitarios relativos de la Industria Andaluza 1990

(España = 100)

 

Mayor de 115 AguaCalzado y cuero
115-100 Papel y artes gráficasTextil y confección

Energía

Fabricación de productos metálicos

Maquinaria y equipos

100-85 Minerales no metálicosMaterial eléctrico

Madera, corcho y muebles

Alimentación, bebidas y tabaco

Transformación caucho y materias plásticas

Industrias minerales no metálicos

Menor de 85 Otras Industrias manufacturerasMinerales metálicos

Material de transporte

Producción y primera transformación de metales

Industria química

Los menores diferenciales de costes laborales se dan entre las industrias manufactureras, como las ramas de textil y confección, calzado y cuero, y papel y artes gráficas, reflejando que, en algunos casos se trata de producciones correspondientes a las primeras fases de transformación y con una situación competitiva escasamente consolidada. Asimismo, en estas actividades los costes laborales unitarios son relativamente elevados, lo que refleja una mayor intensidad del factor trabajo en estas producciones y una escasa modernización.

Consumos intermedios.

El peso del consumo de bienes intermedios sobre la producción industrial andaluza, que se situaba a principios de la década por encima de los niveles nacionales, se ha reducido notablemente entre 1985 y 1990, situándose incluso por debajo.

Los consumos intermedios son más elevados en aquellas ramas productivas que requieren un menor nivel de transformación, lo cual indica el elevado consumo de materias primas que requieren las primeras fases de los procesos productivos. Especialmente elevada es la significación de los consumos intermedios en aquellas producciones de la industria química y agroalimentaria con menor grado de transformación.

Las industrias manufactureras, que requieren consumos intermedios más costosos conforme se avanza en el proceso productivo, presentan en Andalucía un reducido ratio de consumos intermedios sobre la producción, lo cual refleja de nuevo que en la región se concentran también las primeras fases de estas producciones.

Por tanto, exceptuando algunas industrias manufactureras, la industria andaluza presenta una buena posición competitiva desde el punto de vista de los costes; el excedente de explotación supera al promedio nacional, ya que los costes de personal y los niveles relativos de consumos intermedios son relativamente inferiores.

Inversión.

Las diferencias en cuanto a la inversión realizada en las distintas ramas industriales permiten identificar aquellas industrias que presentan una favorable posición competitiva en los mercados, asociada a mayores niveles de modernización de sus estructuras productivas y, aquellas otras que, en sentido contrario, precisan acometer procesos de renovación para mejorar su posición competitiva.

Considerando globalmente el período 1981-90, la industria andaluza en su conjunto presenta casi el mismo nivel de inversión por unidad de producto que la industria nacional.

No obstante, parece que la mayor intensidad relativa de las inversiones se concentra en el primer quinquenio, mientras que entre 1986 y 1990 la formación bruta de capital por unidad de producto de la industria andaluza es inferior en un 12% respecto a la industria española.

En correspondencia con las ventajas competitivas que se han detectado en la industria andaluza, la mayor intensidad relativa de las inversiones se produce en aquellas actividades que presentan mayores niveles de productividad y rentabilidad. Destacan, de este modo, los niveles de formación bruta de capital por unidad monetaria de producto en minerales metálicos, industria química y fabricación de productos metálicos; mientras que las transformaciones manufactureras, en general, presentan ratios inferiores.

Junto a estas actividades destaca, asimismo, la mayor formación bruta de capital por unidad monetaria de producto de la industria del papel y artes gráficas, lo cual, teniendo en cuenta la débil posición competitiva de estas actividades, hay que vincularlo con los intensos procesos de reconversión que han tenido que realizar estas industrias para incorporar nuevas tecnologías que le permitan incrementar la competitividad de sus productos.

En sentido contrario, la formación bruta de capital por unidad monetaria de producto es relativamente inferior en Andalucía en calzado y cuero, y transformación del caucho, destacando especialmente algunas ramas textiles y alimentarias que han experimentado en 1990 una cierta descapitalización.

Por tanto, se puede concluir que las inversiones en la industria andaluza se dirigen preferentemente hacia las actividades con mayores ventajas competitivas y en algunas otras que han requerido la adaptación a importantes cambios tecnológicos. Además, los sectores con mayores ventajas comparativas y que suponen cierta especialización industrial suelen resultar más atractivos a los inversores extranjeros.

Dimensión de los establecimientos.

En conjunto, la dimensión media de la industria andaluza es notablemente inferior a la nacional. Las mayores dimensiones relativas se dan en aquellas actividades que constituyen una cierta especialización de la estructura industrial de la región y que presentan, además, un mayor nivel competitivo en función de los indicadores analizados anteriormente. Las actividades industriales relativamente menos competitivas presentan, sin embargo, un tamaño relativamente inferior.

No obstante, aunque el reducido tamaño relativo de algunas empresas supone un inconveniente para competir en el mercado y puede explicar las desventajas competitivas de algunas industrias, hay que destacar, asimismo, la existencia de actividades en las que la menor dimensión empresarial no impide producciones competitivas.

Utilización de servicios exteriores.

Este último indicador de competitividad a analizar ha adquirido notable importancia en los últimos años.

El grado de utilización de servicios externos por parte de la industria andaluza en su conjunto durante 1990 es inferior al de la industria nacional, habiéndose incrementado notablemente este diferencial respecto a 1981, debido a la mayor intensidad con que se han ido utilizando estos servicios en la industria nacional. En la industria andaluza, donde también se ha generalizado la utilización de estos servicios en estos años destaca, sin embargo, el descenso en la utilización de servicios de otras empresas en la actividad de energía y agua, que se ha reducido en más de una cuarta parte en este período.

La industria alimentaria, que constituye una clara especialización de la industria andaluza y presenta buenos niveles de competitividad, cuenta con numerosas actividades con una mayor propensión relativa respecto a la industria nacional a utilizar servicios externos de otras empresas, destacando especialmente: molinería, licores, tabacos y bebidas. Asimismo, entre el material de transporte destaca la construcción naval, que también ha presentado ventajas competitivas en 1990, por lo que se puede interpretar que la externalización de servicios guarda una estrecha relación con sus niveles competitivos.

No obstante, algunas actividades textiles pese a los menores niveles competitivos presentan una elevada utilización de servicios externos, por lo que en estos casos, y dada su naturaleza, se podría considerar que no se debe a la contratación de servicios avanzados sino a otro tipo de servicios.

Rentabilidad.

La industria andaluza no presenta grandes diferencias de rentabilidad respecto a la industria nacional; no obstante, durante la década de los ochenta, la rentabilidad (medida a través del Excedente Bruto de Explotación sobre la producción bruta) ha tenido una evolución creciente. Así, entre 1980 y 1990, al igual que en el conjunto nacional, el excedente bruto de explotación sobre la producción bruta se ha ido incrementando, y de manera muy intensa en el último quinquenio. Este proceso, sin embargo, no se ha reproducido en el conjunto nacional, con lo que la participación del excedente bruto de explotación en la producción bruta de la industria andaluza en 1990 supera el promedio de la industria nacional.

Subsectorialmente se observa cómo en 1990 tan solo la industria textil mantiene un excedente bruto por debajo de la media nacional. La especialización de este sector en producciones con baja productividad del trabajo, y el deficiente nivel técnico de los equipamientos explican la reducida rentabilidad, que es especialmente intensa en las actividades de acabados textiles. Las restantes ramas industriales, sin embargo, han mejorado su posición relativa, destacando principalmente material de transporte.

Teniendo en cuenta la rentabilidad de la industria andaluza en función del excedente bruto de explotación por unidad monetaria de producto, se observa, por un lado, que los niveles son similares a los de la industria nacional pero, por otro, y aunque en 1990 la rentabilidad de la industria andaluza es ligeramente superior a la nacional, los niveles de partida en 1981 mostraban una situación aún más ventajosa, lo que no se corresponde con la evolución detectada al considerar el excedente bruto de explotación sobre la producción bruta.

CUADRO 7. Excedente bruto por unidad de producto relativo.

 

C.N.A.E. ACTIVIDADES 1981 1990
11-15 Energía 0,91
16 Agua 0,53 0,76
DIV. 1 ENERGÍA Y AGUA 13,93 0,88
21 Minerales metálicos 1,34
22 Prod. y 1ª transf. met. 2,06 1,05
23 Miner. No metálicos 1,22
24 Indust. miner. No metálicos 1,43 1,20
25 Industria química 0,77 11,15
DIV. 2 EXTRACC. TRANSF. MIN. NO ENERGÉTICOS 1,33 1,22
31 Fabr. prod. Metálicos 1,82 1,02
32,33,39 Maquinaria y equipos 0,99 0,98
34,35 Mat. eléct. y electrónico 0,54 1,04
36-38 Material de transporte 2,17
DIV. 3 IND. TRANSF. METALES 0,96 1,52
41,42 Aliment. Bebidas y tabaco 2,26 1,04
43,453-4 Textil y confección 1,05 1,03
44,451,4 Calzado y cuero 0,83 1,03
46 Madera, corcho y muebles 1,15 1,08
47 Papel, artes gráficas 1,31 1,02
48 Transf. Caucho 0,72 1,04
49 Otras Indust. Manufact. 1,42 1,02
DIV. 4 OTRAS INDUSTRIAS MANUFACTURERAS 1,80 1,04
TOTAL INDUSTRIAS 1,71 1,10

Por tanto, se puede concluir que el incremento de la rentabilidad relativa de la industria andaluza entre 1980 y 1990 no se debe al mayor excedente generado por la producción de bienes y servicios para la venta, sino al generado por los restantes conceptos que integran la producción bruta.

Comercio exterior.

El intenso proceso de integración internacional de la economía andaluza ha determinado una significación creciente del comercio exterior en su caracterización económica, sobre todo, de bienes industriales, que originan la mayor parte de los intercambios comerciales exteriores.

Un rasgo característico del comercio exterior de bienes industriales es su elevada orientación en el intercambio con el resto de España. Así, del total de bienes importados de sector industrial, el 81,5% proceden de otras comunidades autónomas, frente al 18,6% que viene del extranjero. Asimismo, el destino de las exportaciones es fundamentalmente el resto de las regiones españolas, seguido de la Comunidad Europea y, finalmente, el resto del mundo.

CUADRO 8. Importaciones-exportaciones según origen/destino del sector industrial.

 

IMPORTACIONES EXPORTACIONES
Resto de España 81,5% 72,6%
Comunidad Europea 6,2% 14,8%
Resto del mundo 12,3% 12,6%
TOTAL 100% 100%

Por el lado de las importaciones industriales, que suponen el 72,4% de la producción efectiva del sector, destacan especialmente, por su mayor volumen, las de construcción de vehículos y sus piezas, seguida de las extractivas.

Respecto a las exportaciones, que suponen el 48% de la producción efectiva del sector industrial, sobresalen las ligadas a la industria agroalimentaria, al igual que ocurría en 1980. De tal forma, que el 54,8% de la producción efectiva de estas ramas es exportada hacia el exterior, fundamentalmente hacia otras comunidades autónomas.

Tras la industria agroalimentaria, es de resaltar el refino de petróleo, que representa casi el 20% del total exportado por la industria, y se dirige básicamente al resto de España. Teniendo en cuenta la producción efectiva de esta rama, la intensidad exportadora de la misma es muy elevada, dirigiéndose casi el 59% de la producción hacia la exportación.

Analizando las estadísticas que ofrece la Dirección General de Aduanas resulta de interés para un mejor conocimiento de las relaciones comerciales andaluzas con otros países. De él se desprende la creciente importancia que tiene la comercialización de productos industriales hacia el extranjero, que en el período 1988-92 suponen el 92,8% de las importaciones totales y el 80,7% de las exportaciones.

En su estructura interna, el comercio de bienes industriales hacia el extranjero está fuertemente determinado por su peculiar especialización y escasa diversificación. En este sentido, las exportaciones están muy polarizadas en torno a ramas manufactureras ligadas a los recursos naturales y, especialmente, en las industrias agroalimentarias.

CUADRO 9. Exportaciones de Andalucía por secciones del arancel.

SECCIONES 1980-82(%) 1990-92(%)
I. Anim. vivo 2,01 1,52
II. Reino vegetal 7,40 20,51
III. Grasa y aceites 3,83 7,87
IV. Bebidas y tabaco 17,64 11,57
V. Minerales 14,88 10,36
VI. Químicos 10,44 6,76
VII. Plásticos 0,91 0,33
VIII. Pieles 0,46 0,27
IX. Madera, corcho 1,12 0,76
X. M. Fabr. papel 4,29 2,38
XI. Textiles 1,83 1,58
XII. Calzado, somb. 0,34 0,14
XIII. Piedra, yeso 0,51 0,52
XIV. Perlas 2,33 1,42
XV. Metales comunes 10,30 11,83
XVI. Máquinas 3,38 2,88
XVII. Transporte 17,53 17,06
XVIII. Optica, foto 0,34 1,03
XIX. Armas y munic. 0,09 0,00
XX. Muebles, juguetes 0,36 0,39
XXI. Arte, antigüedades 0,00 0,00
Soo. no clasif. 0,00 0,83
TOTALES 100,00 100,00

Junto a los productos alimenticios, destaca la elevada capacidad exportadora de la industria química, así como la de metales comunes y material de transporte.

Las exportaciones de otras industrias manufactureras son muy reducidas, lo que permite afirmar que las exportaciones industriales dirigidas a otros países se concentran en aquellas actividades que presentan ventajas competitivas y un cierto grado de especialización.

4. Infaestructura energética

Introducción.

La disponibilidad de fuentes de energía suficientes y competitivas es tan vital para el desarrollo regional como la existencia de mano de obra cualificada y de buenas líneas de comunicación.

La situación general del sector energético andaluz es similar a la del conjunto del sector en España, y se caracteriza por una fuerte dependencia del petróleo como fuente de energía.

Sobre la situación actual cabe destacar los siguientes aspectos:

  •  Los consumos de energía en Andalucía son inferiores al de otras Comunidades y países avanzados de nuestra esfera, y crecerán en la medida que se desarrollen las actividades productivas y se extiendan nuevas utilizaciones domésticas.
  •  Andalucía presenta una carencia de energía primaria, teniendo que adquirir del orden del 90% de la utilizada.
  •  Aunque no llegarán a suponer una fracción importante de la oferta total, cabe destacar el potencial que ofrecen los recursos energéticos renovables, especialmente los de tipo solar, eólico y el procedente de la biomasa.

El Plan Energético Nacional (PEN) intenta disminuir la dependencia del petróleo mediante la diversificación del abastecimiento de fuentes de energía, destacando la importancia del gas natural como sustitutivo del mismo y mejorar la eficiencia del consumo de energía mediante el ahorro y la conservación, y minimizar la absorción de recursos en la producción energética final.

Generación de energía eléctrica.

Podemos dividir la evolución de la energía eléctrica en Andalucía en tres etapas:

La primera etapa cubre los años 1980 y 1910; en ella las iniciativas típicas tenían una escala local o aún menor, un fuerte predominio de la generación a vapor y disponían de recursos técnicos y financieros limitados. Se trata de una típica fase expansiva de un producto nuevo pero tecnológicamente ya bien definido, llena de promesas genéricas y plagada también de concretas amenazas para la viabilidad individual de las iniciativas.

La segunda se sitúa entre principios de siglo y mediados de los años veinte. En estos años la escala de actividades creció hasta alcanzar dimensiones comarcales y aún mayores. La tecnología ya permitía aprovechar centrales alejadas de los centros de consumo y el sector contaba y con medianas y hasta grandes empresas capaces de atraer importantes recursos financieros. Las redes eléctricas crecieron y se diversificaron y garantizaron una demanda suficiente y estable. La electricidad vino a transformarse en un artículo de primera necesidad y de bajo coste en la mayor parte de Andalucía.

La tercera etapa se inicia en los años veinte y contempla la interconexión de las redes regionales en las que se producían intercambios regulares de energía a gran escala; conduce también a la diversificación de usos y de modos de generación y a la optimización y reducción de los costes. A partir de ese momento la electricidad pasó a ser la forma de energía proteiforme y ubicua, característica de las sociedades avanzadas. Las más importantes empresas andaluzas típicas de esta tercera etapa, ya muy pocas, fueron Sevillana de Electricidad, Mengemor, Hidroeléctrica del Chorro y la sociedad de Fuerzas Motrices del Valle de Lecrín. Todas ellas se configuraban como grandes holdings industriales y financieros, en los que continuamente se integraban otros negocios eléctricos.

Actualmente Andalucía cuenta con el siguiente equipo de generación:

  •  Ocho grandes centrales térmicas que totalizan una potencia de 2.887,5 MW.
  •  Sesenta y seis centrales hidráulicas de tipo mediopequeño con una potencia global de 1.050 MW.
  •  Dos parques eólicos con una potencia total de 30 MW.
  •  Catorce centrales cogeneradoras térmicas que totalizan una potencia de 172 MW.

La potencia global del equipo de generación representa un 9,8% de la potencia total instalada en España.

A fin de promover la utilización de recursos renovables propios en la producción de energía, se apoyará la instalación de centrales generadoras de energía que aprovechen dichos recursos, disminuyendo así la dependencia energética de la Comunidad Autónoma Andaluza.

Por otra parte, las insuficiencias y carencias en cuanto a infraestructura eléctrica en el medio rural aconsejan proseguir la política de apoyo a las inversiones destinadas a nuevas instalaciones o la mejora de las existentes, siendo los condicionantes de tipo económico y medioambiental los que determinen, en cada caso, la técnica más adecuada.

Infraestructura gasista.

En toda Europa el gas natural se utiliza crecientemente por su elevado grado de eficiencia energética, su coste más moderado, su importancia estratégica como sustitutivo del petróleo, y su menor incidencia sobre el medio ambiente.

La dotación de infraestructuras gasistas en Andalucía ha avanzado en los últimos años, contándose en la actualidad con importantes instalaciones para el transporte, suministro y distribución de gas natural. Desde 1988 se ha establecido una planta de almacenamiento y regasificación en Huelva que ha sido ampliada recientemente; se ha construido el gasoducto hasta Sevilla, que suministra un 10% del suministro total a nivel nacional; en Cádiz, ha entrado en funcionamiento una planta de aire propanado; y, por último, en 1992 se ha puesto en servicio el gasoducto Huelva-Sevilla-Córdoba-Madrid.

Energías renovables.

Aunque hay una coincidencia generalizada en la asunción de las ventajas ecológicas de las energías renovables frente a otras fuentes de energía, éstas no se han implantado masivamente y ocupan un papel relativamente marginal en los esquemas de producción energética de nuestro país y de la mayor parte de los países occidentales.

El panorama en Andalucía es, en cierta medida y en algunos aspectos, diferente del panorama general, debido al apoyo decidido de la Junta de Andalucía en su desarrollo.

Entre las circunstancias que han favorecido el desarrollo de las energías renovables en Andalucía, se encuentran la ubicación en esta región de importantes centros de investigación, entre los que cabe citar:

  •  La Plataforma Solar de Almería, uno de los más importantes centros de investigación de energía solar en Europa.
  •  Las plantas eólicas de Tarifa, que conjugan la investigación y desarrollo con la producción.
  •  Las instalaciones del Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales (INTA) en Arenosillo, Huelva.

Destaca, además, la biomasa como una de las fuentes de energía renovables de mayor relevancia en Andalucía, bien sea procedente de los residuos urbanos, agrícolas, forestales o industriales, o bien a partir de potenciales cultivos con finalidad energética.

También hay que destacar la importancia de Tarifa por su potencial de energía eólica. Se ha creado la empresa pública Sociedad Eólica de Andalucía, bajo presidencia del Instituto de Fomento, que fusiona la gestión de los dos Parques Eólicos más importantes de la zona: PESUR, con una potencia de 20 MW y Energía Eólica del Estrecho, con una potencia de 10 MW.

5. Empresas andaluzas del sector energético

Historia.

El nacimiento de la Compañía Sevillana de Electricidad en 1894 coincide casi exactamente con la aparición en España de las primeras normas jurídico-administrativas sobre la electricidad.

Las primeras instalaciones de que dispuso directamente la Compañía Sevillana de Electricidad en el momento de su fundación eran de producción térmica, aunque mediante motor y no por evaporación de agua.

El crecimiento acelerado de la demanda eléctrica llevó a la necesidad de una mayor producción y a solventar una serie de problemas técnicos manifiestos. De éstos, el más importante sería el ocasionado por el aumento y caída de la tensión, por lo que en 1899 y 1905 se instalaron dos estaciones de acumuladores en las calles Lagar y Feria de Sevilla.

Las centrales de Arjona y Mozas eran insuficientes, por ello en 1903 se amplía la de la calle Arjona con otro motor a gas y se instala una nueva central en el barrio de san Bernardo. No parecía aconsejable la exclusiva dependencia del carbón como fuente de energía, de ahí la necesidad de abrir negociaciones con Hidroeléctrica de Guadiaro, llegándose a un acuerdo en 1909 por el que Sevillana adquiría toda la energía sobrante a Guadiaro con la condición de que ésta renunciase a adquirir abonados en Sevilla capital.

De 1906 a 1908 se extiende la primera red en un radio de 25 kilómetros alrededor de Sevilla capital. En 1910 se amplía el radio de acción a unos 30 kilómetros y se incorporan los pueblos de la campiña utrerana a través de la distribuidora Utrerana de Electricidad.

En 1914 son ya más de 24 los municipios abastecidos, con una población total que sobrepasa los 325.000 habitantes. En 1936 la Compañía aparecía ya claramente definida como la empresa hegemónica del sector eléctrico en Andalucía.

Las grandes disponibilidades de liquidez en los años 1940-1947, favorecieron los planes de expansión que van a culminar en 1951 con la fusión de Sevillana de Electricidad y Mengemor.

A comienzos de 1950 Sevillana distribuía electricidad a 469 municipios que sumaban 3.666.000 habitantes. A partir de 1960 se acelera el proceso de absorciones que va a culminar al inicio de la década de 1980, con un mercado en Andalucía-Badajoz integrado al completo por Sevillana.

De 1957 a 1973 los aumentos de la demanda fueron continuos y para Sevillana lo fueron con unos valores por encima de la media nacional. A raíz de la crisis del petróleo de 1973 las compañías dependientes del fuel-oil, y entre ellas Sevillana, pasaron a conocer una etapa de dificultades derivadas en buena parte de los problemas para prever los crecimientos de la demanda a fin de adecuar a ella la planificación de la producción.

Los años siguientes se caracterizaron por la inminencia de la adhesión de España a la Comunidad Europea. El proceso de globalización y permeabilidad de las economías de los países miembros, que ese acontecimiento va a impulsar, otorga al concepto «competitividad» un significado transcendental como variable estratégica.

El panorama existente al iniciarse el año 1983, obligó a la aplicación de una política definida por los siguientes objetivos:

  • Acomodación del aumento de la capacidad de generación a crecimientos de demanda de electricidad más moderados que los registrados anteriormente.
  •  Financiación ortodoxa de las nuevas inversiones a las que debía hacer frente el sector eléctrico.
  •  Programación unificada de la explotación del parque de generación a través de una empresa de mayoría pública.

La compañía en la actualidad.

Sevillana presta sus servicios actualmente a un mercado de 100.000 km2 de extensión, que abarca la totalidad de la Comunidad Autónoma de Andalucía y el sur de la de Extremadura.

La demanda del mercado ha ascendido a 24.398 millones de kw/h, con un incremento del 3,9% sobre el año anterior.

Los grandes clientes industriales, que representan una cuarta parte del mercado, han tenido un incremento conjunto del 6,8% en 1997. Han destacado por la importancia del consumo el sector químico, con un 9,5%, así como el sector siderúrgico, con un aumento del 14,6% y el sector cementos, con un incremento del 8,2%.

CUADRO 1. Estructura del mercado de Sevillana.

 

Sectores Clientes Energía facturada GWh Estructura % Incremento 97/96 %
Industrial 76.270 8.410 38,7 4,7
Servicios 568.562 6.419 29,5 6,8
Residencial 2.925.760 6.020 27,7 1,7
Distribuidores 123 897 4,1 5,8
Total 3.570.715 21.746 100,0 4,5

CUADRO 2. Contribución por sectores al incremento de la energía facturada (Incr.)

 

Comercio y servicios 1,6
Siderurgia y fundición 0,8
Química y petroquímica 0,7
Alimentación, bebidas y tabaco 0,6
Residenciales 0,5
Agricultura 0,3
Administración y otros servicios públicos 0,3
Cemento y otros materiales de construcción 0,3
Distribuidores 0,2
Refinerías de petróleo 0,1
Extractivas (0,4)
Resto (0,5)
Total 4,5

Para dar respuesta a lo previsto en la Ley del Sector Eléctrico en lo referido a la comercialización de la energía a clientes cualificados, que para 1998 son los que efectúan consumos superiores a 15 GWh, por año y punto de suministro, el Grupo ha creado en 1998 la empresa Endesa Energía, S.A. La nueva empresa servirá para reforzar las relaciones con este grupo de clientes, mediante la presentación de ofertas de valor, innovadoras y adecuadas a las particularidades del cliente.

En 1997 el Grupo Endesa afrontó una profunda reorganización para dotarse de una estructura organizativa propia de un grupo industrial integrado. La nueva estructura responde al concepto de grupo industrial integrado cuya gestión se articula por líneas de negocio, apoyadas por las direcciones corporativas y por las empresas integradas.

6. Sociedad Eólica De Andalucía

Introducción

La Sociedad Eólica de Andalucía tiene por objeto social la organización y explotación de actividades y negocios que guardan relación con la generación, explotación y venta de energía eléctrica, producido con recursos eólicos.

Accionariado:

El capital social al 31 de diciembre de 1995, se encuentra totalmente suscrito y desembolsado, estando representado por 7500 acciones nominativas de 100000 pesetas de valor nominal cada una.

La relación de accionistas y su participación en el capital social al 31 de diciembre de 1995 es la siguiente: (Ver gráfico 1)

CUADRO 1 Relación de accionistas y su participación en el capital.

Durante el mes de octubre de 1995 los distintos accionistas de la Sociedad han manifestado su conformidad a la transmisión por parte de la Empresa Nacional de Electricidad, S.A. a Made Energías Renovables, S.A. de su participación en el capital social de la Sociedad.

Acontecimientos pasados relevantes:

El hecho más importante es su reciente constitución mediante escritura pública en Sevilla el 5 de Agosto de 1993 como resultado de la fusión de las empresas Planta Eólica del Sur, S.A. y Energía Eólica del Estrecho, S.A.

Tamaño de la empresa:

La dimensión de la S.E.A. podemos examinarla en función de varios criterios, uno de los más aceptados es clasificar una empresa por su tamaño en función del número de trabajadores que tenga, por ello, podemos catalogar a la S.E.A. como una empresa pequeña, ya que cuenta con tres operarios, además del Consejo de Administración. Sin embargo, si tenemos en cuenta el volumen de inversión que la empresa realiza o ha realizado, y tenemos también en cuenta el tamaño de las empresas competidoras vemos que la sociedad puede englobarse como una empresa de tamaño medio dentro del sector.

Información general sobre el sector, identificación de empresas competidoras:

S.E.A. encuentra su función social encuadrada dentro del sector energético, dominado histórica y actualmente por las sociedades de energía química y nuclear. Aún así, la creciente preocupación de la sociedad por el deterioro medioambiental ha provocado que la mayor parte de los grupos políticos potencien empresas dedicadas a la producción y venta de energía alternativa, dentro de las cuales se encuadra la energía eólica, hidráulica, solar, etc.

Si nos ceñimos exclusivamente a la parcela sectorial eólica descubrimos que en España comenzaron a surgir sociedades con esta labor a principios de los años 80 y que su continuo crecimiento, no sólo en términos de beneficios sino también en número de empresas, hace pensar que sea un sector aún por explotar.

Y así lo corroboran los datos obtenidos que muestran los proyectos en fase de ejecución que tendrán como resultado un aumento de la producción de energía de 79 MW para 1997.

Además, y según estudios realizados, en consideración a la evolución actual de la tecnología que existe para parques eólicos, contemplan la posibilidad de instalar 2400 MW en zonas de alto potencial.

España, se encuentra en 1995 en el 5º puesto, en el ranking de MW producidos con una producción de 116 MW, y siendo sólo superado por Alemania, primera productora europea con 1136 MW, Dinamarca con 641 MW, Holanda con 250 MW y Reino Unido con 193 MW.

Estos 116 MW se encuentran repartidos de la siguiente forma:

o 66 MW en los parques eólicos de Tarifa.

o 26 MW en las Islas Canarias.

o 4 MW en Galicia.

o 5 MW en Aragón.

o 10 MW en Navarra.

o 5 MW en Cataluña.

A la vista de dicha distribución destacamos los principales competidores directos de S.E.A: Energía Eólica y Solar de España, S.A. con domicilio social en Tenerife y con unas ventas superiores a los 100 millones de pesetas; Energías Renovables, S.A. de Zaragoza con ventas de 290 millones de pesetas; Gamesa Eólica de Pamplona (Navarra); Kw Tarifa en Cádiz; Central Eólica de Cabo Villano en Galicia; Made Energías Renovables, S.A. en Madrid con ventas superiores a los 8 mil millones de pesetas; Sevilla de Poliester, S.A. en Sevilla y Eólicas de Agaete, última en constituirse que tiene como domicilio social Las Palmas de Gran Canarias.

En cuanto a nivel tecnológico, España dispone de una potencia unitaria por máquina de 100 y 130 kw estando esa magnitud al nivel de competencia europeo y con la implantación de los primeros aerogeneradores nacionales de potencia unitaria entre 500 y 600 kw.

Otra información relevante:

Las reseñas macroeconómicas se hacen necesaria en el análisis de cualquier empresa, puesto que las múltiples variables de la economía afectan a las empresas de forma directa.

Los años 1994 y 1995 están caracterizados por una recuperación de las expectativas de crecimiento económico, que soslaya a la crisis de años anteriores. No obstante parece que ya a finales de 1995 esta bonanza económica comienza a remitir y los índices de crecimiento comienzan a afianzarse.

El líder económico mundial, Estados Unidos, vio como su PIB se incrementaba en un 3% en 1995 y con una inflación del 2,3%. En Japón, han aumentado las expectativas de crecimiento, dejando atrás un periodo de debilidad económica.

Pero ha sido Europa la que más expectación ha tenido, con vista a la Unión Europea y la creación del Mercado Único. Europa ha controlado el precio del dinero, sus déficits, y en general todos sus índices que no han impedido que el PIB se incremente.

España se enfrenta en 1996 a un posible cambio de gobierno que produjo en 1995 las consecuencias de la incertidumbre que este hecho conlleva. Pero España creció a pesar de todo, luchó contra el desempleo, se mantuvo la inflación, la evolución de los tipos de interés siguió la tendencia europea situándose en junio de 1995 en un 9,25%.

Centrándonos en el sistema español energético, hay que decir que está altamente regulado, controlado por la Comisión del Sistema Eléctrico nacional. Así, los precios se encuentran regulados por el Ministerio de Industria y Energía, no haciendo posible la competencia de las empresas en cuanto al precio, invirtiendo consecuentemente en investigación para el abaratamiento de la producción.

La sociedad en el futuro.

En Andalucía, con la tecnología disponible en la actualidad, se podrá llegar a instalar en un futuro, la siguiente potencia de energía eólica por zonas:

7. Bibliografía

Programa Industrial para Andalucía. JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Economía y Hacienda.

La industria andaluza no alimentaria y el sector servicios. Francisco J. Ferraro.

Informe anual 1997. Sevillana de Electricidad. Grupo Endesa.

Compañía Sevillana de Electricidad. Cien años de Historia. Fundación Sevillana de Electridad.

Informe anual 1994. Sociedad Eólica de Andalucía.

Informe anual 1997. Sociedad Eólica de Andalucía.

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Álvarez Gloria. (2001, septiembre 7). La industria en Andalucía y su sector energético. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/la-industria-en-andalucia-y-su-sector-energetico/
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Álvarez Gloria. La industria en Andalucía y su sector energético [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/la-industria-en-andalucia-y-su-sector-energetico/> [Citado el ].
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