La esencia del liderazgo. Síntesis del libro La paradoja

Generalmente, los términos «líder» y «liderazgo» tienden a relacionarse con los términos «gerente» y «gestión». La gestión es algo que se hace con las cosas: se puede gestionar un inventario, un sistema de calidad, un talonario de cheques o los recursos. La gestión no es algo que se haga con la gente. A los seres humanos se les lidera.

El liderazgo se puede definir como: «el arte de influir sobre la gente para que trabaje con entusiasmo, en la consecución de objetivos en pro del bien común». El liderazgo consiste en una serie de destrezas que cualquiera puede aprender y desarrollar, si une el deseo adecuado con las acciones apropiadas.

Muchas veces, el liderazgo se confunde con poder y autoridad. El poder es «la capacidad de forzar o coaccionar a alguien para que éste, aunque preferiría no hacerlo, haga tu voluntad debido a tu posición o tu fuerza». Por el contrario, autoridad es «el arte de conseguir que la gente haga, voluntariamente, lo que tu quieres debido a tu influencia personal».

Se puede estar en una posición de poder y no tener autoridad sobre la gente. Y a la inversa, se puede tener autoridad sobre la gente y no estar en una posición de poder. El poder su puede comprar y vender, se puede dar y quitar. La autoridad tiene que ver con lo que uno es como persona, con el carácter y con la influencia que ha ido forjando en la gente.

Si se recurre al ejercicio del poder, es porque ha fallado nuestra autoridad. El liderazgo consiste en lograr que la gente haga una serie de cosas. Cuando se pretende esto, se combinan dos dinámicas: la tarea (o los resultados) y la relación humana (las personas). Si se centra solo en la tarea, y no en la relación humana, se encontrará con cambios permanentes de personal, rebeldía, falta de calidad o bajo nivel de compromiso. La clave del liderazgo es llevar a cabo las tareas asignadas, fomentando las relaciones humanas. Los grandes líderes de verdad poseen el arte de construir relaciones que funcionan.

El ingrediente más importante para que una relación funcione es la confianza. Sin ella, es difícil, por no decir imposible, mantener una buena relación. La confianza es lo que permite cimentar los distintos elementos de una relación.

Otro ingrediente es saber escuchar. Cuando se corta a la gente y se le deja con la palabra en la boca, se emiten mensajes poco positivos: «si me cortan así la palabra, es evidente que no me están escuchando muy atentamente, puesto que ya tenían la respuesta en mente. No me valoran en absoluto, no valoran mi opinión, deben pensar que lo que tienen que decir es mucho más importante que lo que yo tengo que decir».

El papel del líder no es mandar. Su trabajo es quitar los obstáculos que le impiden a su gente brindar un buen servicio a los clientes. Sin embargo, hay demasiados ejecutivos que, más bien, son un estorbo permanente. El líder es alguien que identifica y satisface las necesidades legítimas de su gente y elimina las situaciones que dificultan un buen servicio al cliente.

Una vez satisfechas las necesidades básicas, tales como el alimento, seguridad, identificación y autoestima (jerarquía de las necesidades, según Maslow), lo siguiente es la realización personal, que consiste en lograr que la gente pueda llegar a ser lo mejor que puede ser o que es capaz de llegar a ser. El líder debe empujar y animar a su gente a dar lo mejor de sí misma.

El liderazgo de largo plazo, el que aguanta la prueba del paso del tiempo, tiene que construirse sobre la autoridad. El liderazgo empieza con la voluntad, que es la única capacidad que se tiene para que las acciones sean consecuentes con las intenciones y para elegir el comportamiento. Con la voluntad adecuada, se puede identificar y satisfacer las necesidades legítimas y no los deseos de las personas que se dirigen. Cuando alguien satisface las necesidades de los otros, por definición, les sirve e, incluso, se sacrifica por ellos. De esta manera, se forja la autoridad o influencia sobre la gente. Entonces, es cuando se gana el derecho a ser llamados «LIDERES».

Las cualidades principales del líder son:

Paciencia: demostrar dominio de uno mismo, porque en las empresas se trata con voluntarios que son adultos. No son esclavos ni animales que se tenga derecho a apalear. El trabajo del líder consiste en señalar cualquier desajuste que pueda darse entre el estándar establecido y el trabajo realizado. El objetivo de cualquier acción disciplinaria debe ser corregir o cambiar un comportamiento; entrenar al personal, no castigarlo. Las palabras «disciplina» y «disciplinar» vienen de la misma raíz que «discípulo» y significa enseñar o entrenar.

Afabilidad: prestar atención, apreciar, animar. Tiene que ver con el cómo actúa, no con el cómo se siente. Lo importante en prestar atención a la gente. Es, con mucho, escuchar activamente. La escucha activa consiste en tratar de ver y sentir las cosas como las ve y las siente el que habla. En lo más hondo de la personalidad humana existe la necesidad de ser apreciado. Cuando se empieza a buscar la parte buena de los demás, a fijarse en lo que la gente hace bien, de repente, se perciben cosas que nunca se habían visto. Recibir elogios es una necesidad humana legítima y es esencial para que las relaciones humanas funcionen. Sin embargo, el elogio debe ser sincero y concreto.

Humildad: ser auténtico, sin pretensiones ni arrogancia. El líder requiere autenticidad, capacidad de ser él mismo. No requiere ser vanidoso, pedante o autosuficiente. La humildad no es más que el conocimiento verdadero de sí mismo y de sus limitaciones. Aquellos que se ven como realmente son, en verdad, sólo pueden ser humildes. En resumen, la humildad consiste en ser uno mismo, en ser auténtico con la gente y en desechar las falsas máscaras.

Respeto: tratar a los demás como si fueran gente importante, porque lo son.

¿Cree que podría tratar a todo aquel que dirige como si fuera una persona importante?. Todo lo que hace un líder constituye un mensaje. Cuando el líder se retrasa, llegan distintos mensajes. Uno es que su tiempo es más valioso que el nuestro, lo cual es un mensaje bastante arrogante. En segundo lugar, esa impuntualidad le dice a quienes esperan que son personas insignificantes y que, seguramente, el líder llegaría a tiempo con una persona importante. Asimismo, se comunica que no son demasiados rectos, porque las personas serias cumplen con sus compromisos. Llegar tarde es un comportamiento muy poco respetuoso y, además, crea hábito.

Generosidad: satisfacer las necesidades de los demás, aunque eso signifique sacrificar las propias necesidades. Lo opuesto a generosidad es egoísmo, que significa: «mis necesidades primero, al cuerno las tuyas.

Indulgencia: no guardar rencor al que nos perjudica. La gente no es perfecta. Se debe practicar un comportamiento positivo hacia las personas, lo cual consiste en ser abierto, honrado y directo con los demás, pero siempre de forma respetuosa.

Es enfrentar las situaciones de un modo positivo y desprenderse de cualquier resquicio de rencor, porque éste destruye la personalidad humana.

Honradez: estar libre de engaños. Una mentira es una comunicación, de cualquier tipo, hecha con intención de engañar. No hay mentiras piadosas. La confianza, cimentada sobre la honradez, es el cemento que mantiene las relaciones humanas. La honradez implica ayudar a la gente a tener perspectivas claras, hacerles responsables, estar dispuesto a dar tanto las buenas como las malas noticias, informarles sobre los resultados de su trabajo, ser consecuente, tener reacciones previsibles y ser justo.

Compromiso: atenerse a las propias elecciones. El verdadero compromiso es una visión del desarrollo personal y del grupo, junto con una mejora continua. El líder comprometido está consagrado a un desarrollo integral de su persona, a una mejora continua y a llegar a ser el mejor líder posible, el que la gente que dirige se merece.

Dicen las sagradas escrituras «Ama a tu prójimo como a ti mismo» y no «Ama a ti mismo». Se manifiesta mucha diligencia para amarse a sí mismo pero no tanta cuando se trata de amar a los demás.

Es importante crear un ambiente sano en el que la gente pueda crecer y prosperar.

La metáfora del jardín puede ser de mucha ayuda: «¿Qué necesita mi huerta?. ¿Tal vez que lo abone con un poco de aprecio, reconocimiento y elogios?. ¿Mi huerta necesita que le quite malas hierbas?. ¿Tengo que ocuparme de eliminar las plagas?. Muchos líderes no han sabido ser pacientes y han abandonado la tarea antes de que el fruto pudiera haber crecido.

Se debe elogiar públicamente, nunca al reprimir. Cuando se reprende a alguien en público, se le pone en evidencia ante sus semejantes y de todo aquel que lo presencia. ¿Por qué es muy desagradable asistir a una reprimenda pública? Porque los demás se preguntan: ¿Cuándo me tocará a mí?.

Hay que recordar el sabio dicho de los Alcohólicos Anónimos: «la única persona a la que puedes cambiar es a ti mismo». Tolstoi dijo que todo el mundo quiere cambiar el mundo, pero nadie quiere cambiarse a sí mismo. Como líder, puede tratar de estimularlo, pero el cambio en la gente depende de una elección que no está en sus manos.

«Lo que creamos o lo que pensemos, al final no tiene mayor importancia. Lo único que realmente importa es lo que hacemos» John Ruskin

Las ideas, sentimientos, creencias -los paradigmas- tienen mucha influencia sobre los comportamientos. Cuando el ser humano se compromete a dedicar toda su atención, su tiempo, su esfuerzo y demás recursos a algo o a alguien, desarrolla, con el tiempo, sentimientos hacia el objeto de su atención. Es más fácil traducir las acciones en sentimientos que traducir los sentimientos en acciones.

El liderazgo empieza por una elección. «El hombre, en última instancia, se determina a sí mismo y acaba siendo lo que hace de sí mismo». Lo que mejora a las personas «depende de sus decisiones, no de las condiciones». Hay dos cosas que nadie se libra de hacer en esta vida: morir y tomar decisiones. Negarse a una elección es, en sí mismo, una elección. La vía de la autoridad y el liderazgo empiezan con la voluntad, la cual consiste en las elecciones que se hacen para que los actos sean consecuentes con las intenciones.

El liderazgo no es una cuestión de personalidad, poses o carisma, sino de lo que se es como persona. Es una cuestión de sustancia. Es decir, de carácter. «Las ideas se convierten en actos, los actos en nuestro carácter y nuestro carácter en nuestro destino. No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos; vemos y encontramos aquello que andamos buscando».

El líder que se funda en la autoridad está llamado a hacer un sinnúmero de elecciones y sacrificios. Se requiere mucha disciplina. La misión de forjarse una autoridad al servir a aquellos que están bajo su responsabilidad, puede dar a ese hombre, a esa mujer, un verdadero objetivo en esta vida. Dirigir con autoridad requiere mucho trabajo, pero por supuesto «los que siguen a todo el mundo, nunca les seguirá todo el mundo».

La regla de oro del líder dice: «Me tengo que comportar con ellos exactamente como quisiera que a mí me trataran». Dice el Dr. Albert Schwitzer: «No sé cual es nuestro destino, pero de una cosa estoy seguro: los únicos que conseguirán ser realmente felices, serán aquellos que hayan intentado ver en qué forma podían servir y que hayan dado con ella».

Hay que estar loco para seguir haciendo lo mismo y esperar resultados distintos.

Grupo Kaizen S.A., Basado en «La Paradoja», J. Hunter, Ediciones Urano, Empresa Activa 1999

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Quesada Madriz Gilberto. (2005, noviembre 25). La esencia del liderazgo. Síntesis del libro La paradoja. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/la-esencia-del-liderazgo-sintesis-del-libro-la-paradoja/
Quesada Madriz Gilberto. "La esencia del liderazgo. Síntesis del libro La paradoja". gestiopolis. 25 noviembre 2005. Web. <https://www.gestiopolis.com/la-esencia-del-liderazgo-sintesis-del-libro-la-paradoja/>.
Quesada Madriz Gilberto. "La esencia del liderazgo. Síntesis del libro La paradoja". gestiopolis. noviembre 25, 2005. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/la-esencia-del-liderazgo-sintesis-del-libro-la-paradoja/.
Quesada Madriz Gilberto. La esencia del liderazgo. Síntesis del libro La paradoja [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/la-esencia-del-liderazgo-sintesis-del-libro-la-paradoja/> [Citado el ].
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