No cabe ninguna duda que la crisis global que hemos vivido nos ha situado frente a un espejo en el que la imagen reflejada nos hablaba de sociedades que en los años de bonanza y crecimiento económico se dejaron arrastrar por la especulación como procedimiento para lograr el enriquecimiento fácil y rápido.
Este círculo vicioso en el que el “todo está al alcance de todos” se convirtió en la máxima en los negocios, la familia y las sociedades en su conjunto, es el que explotó junto con la burbuja inmobiliaria a través de los íconos representativos de la ausencia de valores básicos para la convivencia.
Así, Bernard Madoff, Lehman Brothers y Cia… transitaron durante años por nuestro mundo mirando con cierto aire superlativo y gritando al mundo: “estafemos… que se puede”.
Hoy, la recuperación económica se transforma en un paradigma en el que las finanzas son únicamente la punta del iceberg. De forma subyacente se encuentran las necesidades del planeta, no vamos a hacer una apología del cambio climático –aunque sin duda podría hacerse un símil entre éste y la famosa y nunca bien ponderada frase “vuelta a los valores tradicionales”- y las necesidades del planeta en relación con los modelos productivos como premisa básica para restablecer el orden. Un restablecimiento que debe realizarse teniendo muy presente que el mundo cambió. Hoy, el mundo se mueve en la red, donde se conjugan y fusionan los aspectos más positivos de “lo tradicional”, marketing, canales de distribución, promoción, actualidad, noticias, economía, finanzas, política, etc.… con el dinamismo constante de las nuevas tecnologías.
Internet es mucho más que un canal de información-promoción-distribución y negocios. Internet es la prueba fehaciente de que las sociedades, específicamente sus modelos productivos son los que generan riqueza y los que sientan las bases del crecimiento -crecimiento como evolución-, internet es una sociedad virtual y paralela en la que todos los actores se rigen por uno de los preceptos que marcaron un punto de inflexión a partir del estallido de la burbuja inmobiliaria en USA y su red de tentáculos de destrucción que, de sobra conocemos; Internet es sinónimo de emprendimiento, innovación, desarrollo y, fundamentalmente, confianza.
Cientos de personas se relacionan entre sí diariamente en la red partiendo del principio básico de la convivencia y el orden social, la confianza como base del emprendimiento.
En este nuevo ciclo económico que es además, un ciclo social, esperamos crear un 2.0 del capitalismo, en el que todos seamos clientes en el más amplio sentido del término. Clientes como forma de relacionarnos entre nosotros mismos, con la base del respeto, la confianza y el beneficio mutuo.
Emprendimiento como símbolo de evolución, de crecimiento, de nuevos puntos de partida y, nuevos modelos productivos basados en la generación de riqueza a través de la creación, elaboración, transformación, de bienes y servicios con valor añadido.
Catarsis total de una sociedad, una sociedad, sólo una… la comunidad de emprendedores de Internet; todos clientes, todos emprendedores, todos buscando nuevos comienzo y, sobre todo, todos dando lo mejor de nosotros mismos a través de la confianza, el respeto mutuo, la colaboración, el retorno a la producción de calidad y el restablecimiento del orden social.
Links de referencia:
- Procrastinación y otras consideraciones psicológicas en las estrategias de marketing y modelos productivos
- Coaching empresarial, evolución y modelos productivos
- El riesgo es la clave del éxito, siga la regla del 40-30-30
