En un mundo como el nuestro, en donde la evolución está en constante movimiento con los negocios, es indispensable anticipar los posibles impactos que se nos avecina en un periodo de mediano y largo plazo; es la clave para el éxito de cualquier empresa. De esta forma podemos identificar oportunidades y poder aprovecharlas, y para conseguirlo es fundamental contar con herramientas básicas para su desarrollo; la innovación, la creatividad forman parte importante en estos temas.
El ser humano desde que apareció en la tierra, siempre se ha distinguido de los demás seres vivos por poseer capacidades intelectuales que le han permitido sobrevivir y adaptarse a los cambios; pero sobre todo, la creatividad para hacer las cosas y poder tomar decisiones adecuadas de acuerdo a sus principios y criterios propios. Como seres humanos tenemos un cerebro creativo que nos ayuda a mejorar ciertas cosas de nuestro entorno.
La creatividad es la capacidad humana que tenemos para crear algo nuevo, innovador, generando nuevas ideas, o conceptos útiles, con el fin de darle solución a un problema, y que es aceptado por la sociedad, llevando un nuevo enfoque a su uso, destacando por ser original y tienen un valor.
Para el estudio del comportamiento del cerebro humano, trataremos de un tema esencial y así poder entender mejor este proceso, la neurociencia cognitiva.
La neurociencia cognitiva es la encargada de estudiar los procesos biológicos que están detrás de la conducta creativa, se relaciona con la conducta y la cognición, por lo tanto es base fundamental para poder entender y comprender materias como la economía, antropología, ciencias sociales, la creatividad, la innovación y temas relacionados con los negocios.
Por otra parte, también se habla de la inteligencia emocional dentro de la creatividad, y como estos dos temas se ven reflejados en la innovación de una empresa, dentro de los negocios, el factor que le da vida a una organización, es el talento humano, ya que gracias a ello se logra cumplir los objetivos. Entonces si estamos hablando de personas, por ende, son seres llenos de emociones, y de sentimientos.
Conocer nuestras emociones es el primer paso para mejorar e incrementar nuestra inteligencia emocional, conciencia y regulación emocional.
La inteligencia emocional se puede definir como la toma de conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindara mayores posibilidades de desarrollo personal (Goleman, La inteligencia emocional, 1995).
La regulación emocional es la capacidad que tenemos para manejar nuestras emociones de una forma apropiada. Toma conciencia de la correlación emoción, cognición y comportamiento, es decir, tener las mejores estrategias de afrontamiento y generarnos emociones positivas.
La conciencia emocional nos genera la capacidad para tomar conciencia de nuestras propias emociones y entender el de los demás, esto incluye la habilidad para captar el clima emocional de un contexto dado.
Ahora vemos como se relaciona el cerebro con la creatividad, el cerebro creativo nos dice que tenemos dos hemisferios cerebrales, el derecho y el izquierdo; vayamos un poco de historia, este concepto por primera vez fue postulado por Platón, en donde nos dice que la había dos aspectos importantes de la mente, a uno de aspectos lo llamo logistikon, la parte racional del ser humano; y por otro lado, lo llamo nous, la parte intuitiva de las personas.
El cerebro creativo no es solo el hemisferio derecho: cuando el estado cerebral creativo accede a una amplia red de conexiones, todo participa, la parte izquierda y la derecha, la superior y la inferior. El hemisferio derecho presenta ramas más largas que establecen más conexiones con otras partes del cerebro que las del izquierdo; en un destello de inspiración creativa surge un nuevo circuito de conectividad (Goleman, The Brain and Emotional, 2013).
La innovación surge de la creatividad, es un conjunto de elementos que buscan darle un nuevo contexto a la empresa, algo nuevo para los clientes, podríamos decir, entregar mucho más de lo que pueden esperar de nosotros.
Ya en 1934 Joseph Schumpeter lo definió como «el proceso de encontrar aplicaciones económicas para las invenciones», mientras que la Real Academia Española de la Lengua define innovación como la «creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado». Las dos definiciones anteriores centran en un mismo objetivo; es decir, la aplicación de la parte económica, tiene que tener participación en el mercado para que se pueda considerar innovación.
Las dos definiciones difieren en su alcance, pero ambas coinciden en resaltar la función económica de la innovación: es decir, si no tiene aplicación en el mercado, no es innovación.
La OCDE define el concepto de innovación como «la introducción de un producto (bien o servicio) o de un proceso, nuevo o significativamente mejorado, o la introducción de un método de comercialización o de organización nuevo, aplicado a las prácticas de negocio, a la organización del trabajo o a las relaciones externas.
- Innovación de producto. Introducción de un bien o servicio nuevo o significativamente mejorado en sus características o usos.
- Innovación de proceso. Implementación de un método de producción o distribución nuevo, o significativamente mejorado.
- Innovación de márketing. Implementación de un nuevo método de márketing que conlleve cambios significativos en el diseño del producto o el packaging, la colocación, las promociones o el precio.
- Innovación organizativa. Implementación de un nuevo método organizativo en las prácticas de negocio de la empresa, en la organización del área de trabajo o en las relaciones externas.
Entender muy bien todos estos conceptos, la importancia de la inteligencia emocional, el manejo correcto de nuestros sentimientos, conocer cómo funciona nuestro cerebro, es la base primordial para habilitar nuestras capacidades creativas y así darle un giro de 360 grados a nuestro proceso de innovación, con esto logramos que las empresas tengan un nuevo concepto hacia el mercado, dar mucho más allá que ofrecer un simple servicio/producto logrando una cartera clientes satisfechos. (Doc. Anna Abraham, 2012).
Bibliografía
Bankinter, f. d. (2010). El arte de innovar y emprender .
Doc. Anna Abraham, D. C. (2012). Creatividad y neurociencia cognitiva. Madrid, España: I.M.C. S.A.
Goleman, D. (1995). La inteligencia emocional. Buenos Aires-Argentina: Javier Vergara .
Goleman, D. (2013). The Brain and Emotional. Barcelona, España: © Ediciones B, S. A.