Ingeniería, emprendimiento y desarrollo sostenible

Conocimiento, actitud y conciencia son para mí las premisas que guían palabra a palabra el título del presente artículo “INGENIERÍA, EMPRENDIMIENTO Y DESARROLLO SOSTENIBLE”.

Conocimiento porque sin duda en este caso la INGENIERÍA da el saber, los procedimientos y métodos científicos, técnicos, tecnológicos y -porque no-  empíricos para conseguir materializar la “obra” prevista en la imaginación, en el diseño y en el gusto y querer de quienes han decidido aportar voluntad, decisión, esfuerzo y recursos intelectuales, económicos y logísticos, para ver convertido en realidad sus sueños, o para ver atendidas sus necesidades o para el aprovechamiento a satisfacción de oportunidades espirituales, humanas o económicas, individuales o colectivas.

El EMPRENDIMIENTO es una cuestión de actitud y constituye condición sine qua non para adentrarse individualmente en la aventura de la realización, alimenta la ocurrencia, lo novedoso, el discurrir de ideas y el entusiasmo para capear las dificultades que se presentan en el inicio o primer paso de cualquier travesía, en donde se concentran escepticismo e incredulidad general, excepto de parte de quienes comparten la pasión de crear. Además, el EMPRENDIMIENTO da los arrestos o temple para enfrentar situaciones imprevistas, perturbaciones, trances y hasta fracasos, de lo cual hay que salir airosos y fortalecidos.

El DESARROLLO SOSTENIBLE es producto de la conciencia, es la pauta inteligente y moral por la cual debe transcurrir la vida humana y que ha de garantizar la supervivencia de la especie y una calidad de vida digna, de bienestar económico, social y productivo, en sintonía con el planeta tierra y el gran orden del universo.

Sin duda que la dupla concurrente de acción humana “Ingeniería y Emprendimiento”, ha marcado el progreso de la humanidad, en lo material y espiritual. La ingeniería -en su acepción de “ingenio” (del latín ingeniosus) y en sus estadios más simples o primitivos- ha estado desde el comienzo de los tiempos acompañando cada paso del hombre hacia conseguir primero su supervivencia, su primacía entre las especies y luego su comodidad y su bienestar. El emprendimiento a su vez ha sido el motor propulsor de toda decisión de organización y de aproximación a nuevas iniciativas productoras de satisfacciones bien en el orden intelectual, bien en lo práctico y redituable.

El Desarrollo Sostenible, es un concepto y marco nuevo autoimpuesto por la sociedad de nuestro tiempo (siglo XXI) que busca hacer desaparecer la práctica depredadora enajenada y absurda del hombre en su ámbito productivo, sobre los recursos a su alcance.

El asunto radica en que nunca antes en la historia de la humanidad, el planeta había “albergado” tanta gente (7.000 millones de habitantes) y nunca antes el desarrollo tecnológico había alcanzado tal nivel que ha empoderado a países, organizaciones e individuos para que si se actúa de manera ciega e inconsciente se pueda infringir cambios degradantes e irreversibles a los “frutos de la naturaleza” a disposición del hombre.

Los babilonios y los egipcios establecieron principios y edificaron obras que aún estudiamos y son de gran admiración. Luego fueron los griegos, cuna de la civilización occidental, los que hicieron muchos adelantos en las ciencias y en la filosofía. Crearon un sistema de raciocinio a partir de axiomas. La eficacia de este método caló tan hondo en el pensamiento griego que se subestimó el método experimental al grado que se le consideraba sólo digno para los esclavos. La naturaleza podía ser descubierta sólo con la abstracción mental. Por supuesto, este hecho -a pesar de los sorprendentes aciertos en ciencia, emociones y estructuras- degeneró en el estancamiento del desarrollo de la verdadera ingeniería. Así es que entonces los autores e historiadores acostumbrar a hablar en término de ingeniería egipcia, mesopotámica, griega, romana, oriental, europea, etc

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Una gran parte de la ingeniería y tecnología que se conoce hoy en el mundo fue desarrollada en Europa desde finales de la Edad Media y posteriormente durante la Revolución Industrial, en los siglos XVIII, XIX y XX. Para corroborar esta afirmación, basta recordar cuándo y dónde surgieron y crecieron la tecnología del trabajo y el uso de la madera, las primeras máquinas elementales como el cabrestante y el torno, la tecnología minera, la metalurgia química y física, la hidráulica, la siderurgia, el vapor, los ferrocarriles, la arquitectura naval, los motores de combustión interna, la electricidad, el automóvil, la tecnología química pesada, etc.

Fue en Inglaterra, Alemania y Francia donde primero se configuró y se reconoció la profesión de ingeniero como la persona dedicada al estudio y al manejo de los ingenios, es decir de las máquinas de todo tipo, a las cuales se les hizo extensivo el nombre de ingenínni con que los romanos habían designado sus grandes máquinas de guerra (como la balista, el mangonel, la torre de asalto y la catapulta) que eran las más complejas y poderosas que ellos llegaron a emplear. Entrado ya el siglo XIX los Estados Unidos se incorporaron al gran proceso de la Revolución Industrial y comenzaron a hacer aportes sustantivos a la ingeniería y tecnología modernas, como ocurrió en la industria textil, las máquinas, herramientas, el armamento, los puentes de acero, los grandes edificios, la aviación y otros campos. A lo largo de este período la ingeniería -que en la Europa del siglo XVIII se concebía sólo como ingeniería civil por oposición a la ingeniería militar- se fue extendiendo en especialidades y aplicaciones cada vez más numerosas.

Sucesivamente fueron apareciendo escuelas, universidades e instituciones que preparaban y ofrecían campo de aplicación a ingenieros de ferrocarriles, ingenieros mecánicos, ingenieros de minas, ingenieros navales, ingenieros industriales, ingenieros electricistas, ingenieros químicos, etcétera, y la ingeniería y tecnología modernas aparecieron en América Latina, no como resultado de un proceso endógeno de producción autóctona de aquélla, ligada a un desarrollo también autóctono de formas de producción (como fue el caso en Europa y en Estados Unidos), sino como un componente implícitamente contenido en los inventos extranjeros que se iban incorporando a la vida de nuestros países en su difícil y lento desarrollo para integrarse a la economía mundial y para ampliar su actividad económica, muchas veces sin contexto o sin control alguno de sus potenciales efectos nocivos.

La enseñanza y el ejercicio de la ingeniería surgieron como un requisito interno para poder aplicar la tecnología mundial que se importaba. Así sucedió en Colombia, donde si bien la ingeniería civil apareció con la Comisión Corográfica, luego se consolidó con el proceso de construcción de ferrocarriles durante el último tercio del siglo XIX. En épocas posteriores otros procesos de incorporación de tecnología fueron afirmando la ingeniería y abriéndole nuevos campos de ejercicio y nuevas especialidades. Tal fue el efecto del desarrollo de la navegación fluvial a vapor, de la electrificación de las ciudades, de la industrialización, de la introducción de las radiocomunicaciones y la radiodifusión, de la difusión de los automotores, del desarrollo del petróleo, de la construcción de obras públicas. La ingeniería como enseñanza y como ejercicio se ha expandido en nuestro país al mismo ritmo en que hemos absorbido la tecnología moderna que viene de los grandes centros productores del resto del mundo: primero de Europa, después de los Estados Unidos, Japón y actualmente también hasta de China. Esto es una falencia enorme que hace que nuestras máquinas y equipos muchas veces están sobredimensionados trayendo como consecuencia un uso ineficiente de los mismos. Así mismo tales equipos están en capacidad de sobrepasar las pautas o restricciones de aplicación en nuestras latitudes, con lo cual se producen excesos en su actuación ante el medio ambiente y más ineficiencias.

Históricamente la aplicación de las ciencias físico-matemáticas dieron forma y vida a la ingeniería, la cual nace de los problemas de la vida real. La ingeniería se suele relacionar con “ingenio” e “inventiva”, porque precisamente su semántica se deriva de allí. El descubrimiento o dominio del fuego y su control  ha debido constituir la mejor prueba de ingenio e inventiva en los inicios de la humanidad.

Ya a finales del siglo XVIII -por aporte del Conde Rumford- se conocía a la ingeniería como “la aplicación de la ciencia a los propósitos comunes de la vida”, lo cual a mi parecer lo dice todo y hoy en día puede prevalecer como concepto si no queremos adentrarnos en complicaciones o abundancia retórica y semántica.

El emprendimiento, la innovación y la creatividad están muy presentes en las sociedades y ámbitos empresariales actuales, y son consideradas como instrumentos para avanzar en la competitividad y mejora de la economía.

Ahora bien, los emprendedores pueden desempeñar un rol esencial en la innovación, pues es conocido que parte importante de las innovaciones no surge en los departamentos de Investigación y Desarrollo (I+D) de grandes empresas, ni en las universidades y sus laboratorios, sino de personas que con ese olfato especial para el mercado identifican ideas y las conectan con nuevas oportunidades de negocios innovadores.

Existe un fuerte vínculo entre estos dos conceptos, por lo que es habitual que sean mencionados juntos, aunque son cosas distintas. Mientras que el emprendimiento se refiere a la acción mediante la cual se inician nuevos negocios, la innovación es la implementación de novedades o mejoramientos significativos.

Así, un emprendimiento no conlleva necesariamente una innovación (cuando, por ejemplo, se crea una empresa que hará lo mismo que otra ya constituida), del mismo modo que una innovación no requiere necesariamente de un emprendimiento para implementarse (cuando, por ejemplo, se implementa un mejoramiento en una empresa existente). Caso especial en este acápite es el llamado “Intraemprendedor”, igualmente valioso para la organización y la sociedad, aun sin llegar a ser propietario de empresa o empresario.

Cuando ambos procesos confluyen, creándose un nuevo negocio basado en una innovación, se habla de emprendimiento innovador.

Vivimos en una sociedad que favorece el consumismo. Nos hemos convertido en la generación de usar y tirar. La publicidad nos bombardea con anuncios cuyo objetivo no es nuestro bienestar. Lamentablemente  en el inconsciente colectivo se encuentra firmemente asentada una visión de las relaciones entre el hombre y la naturaleza que lleva a pensar que el hombre civilizado está fuera de la naturaleza y que por tanto sus leyes no nos afectan, que el éxito de la humanidad se basa en el control y el dominio de la naturaleza, que la Tierra tiene una ilimitada cantidad de recursos a disposición de los humanos.

Este tipo de aproximación al “aprovechamiento” de los recursos que necesitamos está tan arraigado que nos ha llevado indefectiblemente a los niveles de contaminación, desigualdad, enfermedad, pobreza e injusticia, entre otras falencias de nuestro presente. Su modelo económico de producción y consumo tiende cada vez más a su agotamiento. Es impensable hacer frente a los problemas ecológicos y sociales que nos afectan sin detener la complicada maquinaria y estructura que los producen.

El mundo está enfrentando hoy muchos desafíos serios aunque se hayan logrado alentadores progresos en economía y otros aspectos. El medio ambiente continúa deteriorándose, los desastres naturales provocados por el hombre son más frecuentes, algunos usos de recursos naturales se acercan a puntos críticos y la brecha entre los ricos y los pobres, entre naciones desarrolladas y en desarrollo, continúa ensanchándose. Todos estos factores constituyen una seria amenaza a la prosperidad, seguridad y estabilidad global y al desarrollo sostenible

Un planeta limitado NO puede suministrar indefinidamente los recursos que éste tipo de explotación y nivel de vida exige. Por esto, debemos comenzar con carácter urgente a entender, auto incorporar y DIFUNDIR la idea de que hay que transformar los antiguos criterios, paradigmas y estructuras de pensamiento, volcándolos hacia el desarrollo real que permita la mejora de las condiciones de vida pero, que al mismo tiempo, sea compatible con una explotación racional del planeta que cuide el ambiente. Esto es lo que llamamos Desarrollo Sostenible o Desarrollo Sustentable.

Desarrollo sostenible es el término que se le da al equilibrio del manejo del planeta en tres ámbitos ambiental, social y económico. Teniendo en cuenta que, ningún recurso renovable deberá utilizarse a un ritmo superior al de su generación, ningún contaminante deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el medio ambiente, ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible .

El desarrollo sostenible pone el énfasis en que debemos plantear nuestras actividades «dentro» de un sistema natural que tiene sus propias leyes, las cuales se deben respetar y usar los recursos sin trastocar los mecanismos básicos del funcionamiento de la naturaleza. Por un análisis en reversa podríamos llegar a acompañar la expresión:

Hemos modificado tan radicalmente nuestro entorno que ahora debemos modificarnos a nosotros mismos para poder existir dentro de él.

De allí que educación, directriz y ejemplo son pilares fundamentales para que nuestra sociedad pueda conseguir prosperidad, bienestar y paz, y por ello a nuestros mandatarios y líderes, al gobierno y en sí al estado y a la comunidad organizada, les compete el compromiso social y político tanto de garantizar a toda la población el empleo, el respeto a sus derechos humanos, la democracia, la equidad de género, la salud, la educación, la vivienda y los servicios públicos, como el mantener  un manejo productivo adecuado de los recursos naturales, bajo estricto respeto a las capacidades de recarga de los ecosistemas y los equilibrios ecológicos. Es por ello que las políticas públicas, los planes de desarrollo, el trabajo comunitario y el imperio de la ley deben acotar las iniciativas particulares de actividades públicas y privadas, en resguardo del presente y de las generaciones por venir.

Veo con enorme satisfacción y esperanza que afortunadamente la idea de sostenibilidad ha inundado los ambientes académicos y ha transcendido al ámbito político y social, renovando la preocupación por el medio natural, la biodiversidad y el equilibrio ecológico a nivel planetario, buscando formas de urbanización, producción, consumo, etc. que aseguren el mantenimiento del bienestar para las generaciones futuras.

Tal vez de estos debates, aportes y reflexiones pueda surgir la “conciencia salvaje” del jefe indio Seattle de la tribu Suwamish, en su carta-respuesta de 1855 al presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce, sobre la oferta de compra de sus tierras, en lo que ahora es el Estado de Washington. Es considerada la declaración más hermosa y profunda que jamás se haya hecho sobre el medio ambiente.

La ecuación Ingeniería y Emprendimiento como función del Desarrollo Sostenible, i.e. Ingeniería + Emprendimiento = f (Desarrollo Sostenible), contiene en si misma el poder y el quid de resolver para las generaciones actuales y las generaciones por venir el dilema de la explotación de recursos versus calidad de vida.

Necesitamos promover la generación de capacidades humanas e institucionales. Se necesita la reforma curricular y pedagógica de la educación en ingeniería y el desarrollo profesional continuo para abarcar preocupaciones sociales y éticas, y de especial importancia son los programas educativos y divulgativos, dando a conocer ejemplos de actuaciones sostenibles, promover declaraciones públicas y compromisos políticos y desarrollar programas que se propongan fomentar este tipo de desarrollo.

Es fundamental el primer paso, y entonces antes de exigir cambios y medidas a los gobiernos y a las corporaciones, debemos hacer el cambio dentro de nuestro ámbito de acción más cercano. Es en nosotros mismos, en nuestros hogares, lugares de trabajo, en nuestro vecindario y comunidades y en nuestros corazones donde debe comenzar a gestarse el verdadero cambio de pensamiento, de paradigma, de estructura mental, de acción y de conducta.

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López Rodríguez Ricardo. (2016, julio 13). Ingeniería, emprendimiento y desarrollo sostenible. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/ingenieria-emprendimiento-desarrollo-sostenible/
López Rodríguez Ricardo. "Ingeniería, emprendimiento y desarrollo sostenible". gestiopolis. 13 julio 2016. Web. <https://www.gestiopolis.com/ingenieria-emprendimiento-desarrollo-sostenible/>.
López Rodríguez Ricardo. "Ingeniería, emprendimiento y desarrollo sostenible". gestiopolis. julio 13, 2016. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/ingenieria-emprendimiento-desarrollo-sostenible/.
López Rodríguez Ricardo. Ingeniería, emprendimiento y desarrollo sostenible [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/ingenieria-emprendimiento-desarrollo-sostenible/> [Citado el ].
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