He escuchado gente hablar de lo provechoso que es aprender de la experiencia ajena. Sin embargo, con el paso del tiempo, he llegado a la conclusión de que la propia experiencia tiene un el valor incalculable en logro de los objetivos de cada individuo.
La evaluación de experiencias ajenas es un buen punto de referencia para elegir qué queremos hacer y qué no; pero nunca debe ser un elemento paralizante para tomar acción.
Cada uno de nosotros es único, genéticamente la manera en que están ordenados nuestros genes es una secuencia que no ha existido antes de nosotros y no existirá otra vez en el futuro, por lo tanto las posibilidades de que los resultados al tomar decisiones similares sean los mismos no son absolutas.
El 14 de octubre de 2012 un piloto austriaco Felix Baumgartner decidió probar en sí mismo una experiencia que la mayoría consideraríamos una locura: se lanzó en caída libre desde la estratósfera. Con las experiencias que han tenido miles y miles al lanzarse de alturas inferiores, podríamos inferir que intentarlo desde más alto es imposible. Pero es ahí donde se aloja la semilla del éxito, en vivir nuestra propia experiencia. Esto nos obliga a buscar solución a los problemas que otros han enfrentado, tomar mayores precauciones, estudiar nuestra estrategia y perseguir el triunfo apasionadamente.
Arriesgarse a cambiar de trabajo, iniciar un negocio nuevo en medio de una crisis, ser honesto, ayudar a los demás, iniciar nuestra propia casa, probar un producto nuevo, viajar a otros países, en fin, arriesgarse a enfrentar nuestros miedos es una tarea que no pertenece al vecino. Nos toca dar el paso, estamos biológicamente predestinados a lograr cada vez cosas superiores, a tomar cada vez riesgos mayores y por lo tanto obtener resultados increíbles.
Siempre habrá “expertos” que lo saben todo y “consejeros” que son verdaderos analistas de riesgos y quizás por el gran amor que nos tienen tratarán de evitar que cometamos los errores en los que ellos han caído, debemos escucharles atentamente intentando descifrar la razón de su fracaso, luego nos pondremos en marcha y lucharemos por nuestros sueños.
En este momento no sé qué decisión importante te tiene paralizado, no sé qué te han dicho los “expertos” que te rodean. Pero estoy convencido de que puedes lograr cualquier cosa que te propongas si te decides hoy a dar el paso y dominar tus miedos.
No hay límites para el ingenio humano y no hay fronteras para el amor.