Geopolítica de Iberoamérica

La Europa de la primera década de este siglo XXI, es presa de una fiebre constitucional que en algo recuerda los embates liberales que mantuvo en el siglo XIX. En Iberoamérica los cambios ocurrieron en forma distinta.

Luego de concluir los mandatos militaristas diseñados en la Escuela de las Américas -con sede en Panamá de 1946 a 1984, trasladada luego a Fort Benning en Estados Unidos- el siglo XXI nos presenta una Iberoamérica conducida por regímenes democráticos, aunque se distinguen ciertos movimientos “de corte imperial en la región”, bajo la inspiración del presidente Chavez que tienen el objetivo de enfrentar al clásico y secular imperialismo político-económico de Estados Unidos, hoy en grado de decadencia. (CRONICAS, 3 / 07 / 09). América Central y el Caribe -íntimamente relacionados, son permanentes teatros de estos enfrentamientos geopolíticos.

El su libro “El retorno de la historia”, el destacado político alemán Joscka Fischer , analiza la situación posterior al ataque a las Torres Gemelas de Nueva York , tratando de buscar alternativas, aunque reconoce que el tan mentado Nuevo Orden Mundial, depende de los países de Occidente y, fundamentalmente, de las reacciones que puedan asumir ante las nuevas circunstancias., dado que luego del 11 de septiembre, el sistema internacional funciona en desintegración global.

¿Cuáles son las líneas de fractura de este proceso?. Fischer destaca al fanatismo religioso, el terrorismo, las desigualdades entre pobres y ricos, el vacío ideológico, la desmedida ambición junto al egoísmo del poder. Estos factores no solo afectan a los diversos actores de la política internacional, como se ha comprobado en la reciente Cumbre de los 8 (Italia,09), que a juicio del presidente de Brasil “no tiene más razón de ser en materia económica” y que ha perdido su importancia “con respecto a un G20 más cercano de las realidades de la crisis sociales”.

¿Hacia una “esfera política” organizada en redes?

Tanto en Europa como en Iberoamérica -particularmente en América del Sur- el constitucionalismo transnacional se inscribió en el esquema liberal que inspiró el desarrollo de las garantías constitucionales a escala nacional, en el siglo XIX. Al acreditar la idea de limitar la soberanía estatal y ejercer un control jurisdiccional sobre los actos de los gobiernos, sentó las bases para una nueva sociedad, en la cual lo que ocurre dentro de las fronteras nacionales ya no concierne solamente al Estado y en la que se prevén remedios judiciales para que el individuo puede protegerse del poder arbitrario de las autoridades .(R. Dehausse.) La parte negativa de la globalización ha otorgado extensos poderes a poderosos grupos económicos que dominan a gobiernos débiles o corruptos.

El beneficio que progresivos y beneficiosos cambios logrados por Europa no alcanza a comprenderlo Iberoamérica: superar el Estado primitivo en el que las relaciones entre los Estados eran ante todo relaciones de poder y poder así entrar en un mundo de reglas. Este largo cambio que en Europa nace por los tratados de Roma de 25 /mayo / 1957 – permitió el nacimiento de una forma de gobierno nuevo y singular: el “CONCEPTO DE RED”, que al ir ganando preeminencia distinguió dos enfoques que le han servido al espacio europeo a superarse política, económica y en materia de seguridad, luego de las dos grandes guerras mundiales. (52 años):

1) Dimensión Política (total integración para diseñar políticas supranacionales).

2) Dimensión Social (que además de los actores políticos englobe a los sectores privados).

Por el contrario, en Iberoamérica a partir del primer Tratado de Integración Regional (SICA) (Mercado Común Centroamericano) de 13 /diciembre/ 1991, al que siguieron una larga serie de acuerdos multi y bilaterales no se ha logrado – en 18 años- un eficiente resultado, pues al contrario de lo sucedido en el espacio europeo, en todo el continente iberoamericano y del Caribe, primó y sigue primando , el factor político en base a mezquinas y ambiciosas concepciones , algunas de las cuales se vienen heredando de la época colonial. Centroamérica y el Caribe son claros escenarios.

En todo el continente iberoamericano , la “red de redes”, no goza de la proyección que obligan los cambios que ocurren en el actual sistema mundial; que de una forma u otra vienen indicando -con carácter sin retorno- que las diversas sociedades deben revisar conceptos sobre el Estado y la administración, sobre el mercado y sobre la naturaleza de las personas y, fundamentalmente, recuperar el papel de la alta política como vehículo a través del cual los seres humanos puedan organizar su presente, preparando su futuro.

Brasil y los 25 países de la cuenca del Caribe

Comenta el Profesor brasileño Carlos F. Domínguez Ávilda que, “a lo largo de muchos años Brasil y los 25 países de la cuenca del Caribe lograron construir relaciones correctas cooperativas y pacíficas aunque también de baja intensidad, modestas y en ciertos aspectos irrelevantes”.

En el Mercado Común Centroamericano, Brasil conjuntamente con México y Chile intervienen como “observadores”. Teniendo en cuenta los fundamentos geopolíticos y de seguridad internacional , que a lo largo de décadas se vienen sucediendo, Itamaraty comenzó con respetada inteligencia a participar activamente en los grandes escenarios de la política mundial.

Ante los acontecimientos que se vienen sucediendo en Honduras y también esbozándose en otros países centroamericanos y del Caribe, ¿cuáles son las principales características e implicaciones de la actuación de Brasil como país potencia-emergente?. El presidente Lula da Silva, desde una discreta posición indicó que Brasil no participaría como mediador en el conflicto. considerando que la Organización de Estados Americanos era quien debía definir la controversia. Similar posición optó México, al desentenderse totalmente de las crisis hondureña.

Brasil y los países del Gran Caribe están sujetos a presiones endógenas y exógenas que tienen impacto directo -e indirecto- en sus respectivas inserciones internacionales de seguridad. Para el país norteño , por razones de seguridad con sus vecinos del Norte sudamericanos, existen dos espacios, geopolíticamente bien definidos: El Caribe Próximo y el Caribe distante. El primero incluye : Colombia, Guyana, Surinam y Venezuela además de la colonia francesa de Guayana. y prioritariamente la Cuestión Amazónica. . El otro Caribe, -el distante- incluye a países y territorios coloniales que forman parte directa de la Cuenca del Caribe: México, las Antillas y toda Centroamérica.

Al citar el espacio amazónico brasileño, el tema de seguridad está relacionado con las relaciones que mantiene con los vecinos directos de dicho espacio: Guyana, Surinam, Venezuela, Colombia, Ecuador (aunque no tiene contacto fronterizo), Perú, y Bolivia, con quienes han creado el Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), además de establecer el sistema SIPAM (tropas escogidas, helicópteros, radares) y el sistema SIVAM (sistema de vigilancia de el espacio pan-amazónico).

El eje de Lula contra el eje de Chávez

Mientras el presidente Chávez dedica su tiempo y sus ingresos petrolíferos buscando influir en países como Bolivia, Nicaragua, Paraguay y ahora Honduras, el presidente de Brasil se roza con los líderes de India, África del Sur y Europa. Vale la pena aclarar que Itamaraty no desarrolla esa estrategia geopolítica en competencia directa con los movimientos diplomáticos antagónicos de Chávez que se concentra en aspectos militares y de energía con Irán y Rusia. Con habilidad diplomática Lula se preocupa en elogiarlo al “bolivariano” como medio efectivo para contenerlo en sus las aventuras más extremas. Queda ello demostrado con el apoyo entusiasta a planes faraónico de Chavez como la tubería continental de gas, el Banco del Sur, en tanto no deja de sabotearlos sutilmente asegurándose que ninguno de los proyectos se materialice.

Hacia un nuevo perfil iberoamericano

En medio de la crisis económica y financiera internacional, los países iberoamericanos se enfrentan a una nueva realidad. El mundo ha dejado de ser unipolar. Iberoamérica ha comenzado a dejar de ser parte de un nuevo alineamiento de Estados Unidos, lo que significa que la región va a recibir fuertes presiones en tanto se definan los nuevos centros de poder mundial. Brasil y Venezuela tienen muy en claro tal perspectiva y procuran encontrar soluciones , aunque a través de diferentes estrategias. Y Así tenemos el proyecto venezolano ALBA y el UNASUR que impulsara Brasil.

El conflicto hondureño se inscribe en el secular proceso geopolítico centroamericano que, luego del fracaso de las reuniones presidenciales de Managua (25/03/09) y la de San José (30/03/09), señala un hecho histórico que, permiten actuar libremente a las fuerzas que se encuentran enfrascadas en la búsqueda de modelos pos-neoliberales.

Es evidente que los pueblos de América Central se encuentran ante una recomposición de fuerzas, en donde -aparentemente- Costa Rica intenta transformarse en actor político intermediario entre el presidente constitucional Manuel Zelaya y el presidente provisional Roberto Micheletti.

¿Qué dice Barack Obama?

Ante este conflicto constitucional hondureño, vale la pena analizar cuál es el papel de Estados Unidos, o específicamente la actitud del presidente Barack Obama.. No es novedad que desde el siglo XIX, toda la región centroamericana -más específicamente la que se extiende desde Puebla en México hasta los confines de las selvas ecuatoriana y colombiana- , tiene prioridad estratégica para los diversos gobiernos estadounidenses, desde sus aspectos de defensa, económicos y de inversión, relevancia que desde “la política del garrote” de Theodore Rooselvet concretó diversas intervenciones , con deslesnables pretextos que sostuvieron y sostienen diversos motivos ; extenso espacio conocido como “el patio trasero” para el establishment de Washington.

Tal situación compleja y contradictoria, no permite tener claridad -en términos generales- que papel juegan Estados Unidos, el sistema ALBA con Venezuela y sus aliados, (Argentina, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Paraguay) ; el por qué México se mantuvo en silencio; , en tanto Lula -discretamente- prefirió encomendar la intervención de la OEA distanciándose del conflicto . A su vez, Uruguay, Chile y Perú, solamente se han expresado en formal actitud diplomática.

Por más UNASUR, MERCOSUR, ALBA, y tantos otros organismos regionales, América del Sur sigue vegetando en el “lejano occidente”.

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Quagliotti de Bellis Bernardo. (2009, julio 27). Geopolítica de Iberoamérica. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/geopolitica-de-iberoamerica/
Quagliotti de Bellis Bernardo. "Geopolítica de Iberoamérica". gestiopolis. 27 julio 2009. Web. <https://www.gestiopolis.com/geopolitica-de-iberoamerica/>.
Quagliotti de Bellis Bernardo. "Geopolítica de Iberoamérica". gestiopolis. julio 27, 2009. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/geopolitica-de-iberoamerica/.
Quagliotti de Bellis Bernardo. Geopolítica de Iberoamérica [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/geopolitica-de-iberoamerica/> [Citado el ].
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