Desde hace unos pocos años, dentro del marco de las políticas de incentivos para empresas, se ha puesto de moda la organización de eventos para equipos de trabajo, especialmente equipos directivos.
Este tipo de jornadas destinadas a equipos de trabajo, llamadas Outdoor Training, ofrecen a los participantes una oportunidad lúdica para que, mediante diferentes juegos, se cree un ambiente distendido en el que se consiga un mayor acercamiento entre las personas. Ahora bien, ¿qué objetivo, más allá de la diversión y la mejora del clima laboral, se consigue con este tipo de actividades?
Cuando nos referimos al Outdoor Training no estamos hablando de una acción formativa ni de una búsqueda de aprendizajes concretos. De hecho, si queremos buscar algún tipo de utilidad detrás de la organización de dinámicas, ejercicios o juegos, tenemos que poner la atención en un tipo de formación concreto, la Formación Experiencial.
La Formación Experiencial pone el foco en las necesidades concretas de las organizaciones y de sus equipos de trabajo. De esta forma, en primer lugar, y como fase previa a cualquier tipo de acción, detallamos el objetivo que buscamos alcanzar, como la mejora en la comunicación, el desarrollo de una visión compartida, la cohesión del equipo de trabajo, el desarrollo de un estilo de liderazgo integrador y común, etc. En general, cualquier aspecto que contribuya al crecimiento de la organización desde las personas que la integran
Una vez está bien definida esta necesidad, se diseñan las jornadas formativas, de manera que escogemos los ejercicios y dinámicas más apropiados a los objetivos que buscamos. En este punto, es importante recordar que no todas las actividades hacen movilizar el mismo tipo de competencias entre los participantes. La mayoría de dinámicas que se proponen ponen en juego habilidades comunes; sin embargo, si estamos buscando aprendizajes concretos, como, por ejemplo, el hecho de pensar y cuidar del otro, tendremos que escoger ejercicios concretos donde se consiga esto.
Es obvio destacar que las actividades tipo Outdoor Training no discriminan el tipo de ejercicios a realizar, ya que no distinguen entre objetivos o resultados a conseguir.
Otra de las peculiaridades de unas jornadas enmarcadas dentro de la Formación Experiencial radica en la explotación que existe después de cada uno de los ejercicios. Mientras que en unas jornadas lúdicas, tipo Outdoor Training, el beneficio que se saca se limita a la propia interacción entre las personas, en la Formación Experiencial es vital la reflexión posterior a cada una de las actividades.
Aquí también encontramos otra de las grandes diferencias existentes entre la Formación Experiencial y el Outdoor Training. Mientras que para ambos tipos de actividades necesitamos monitores que se encarguen del normal desarrollo de los ejercicios, en la Formación Experiencial es imprescindible la intervención de formadores, llamados facilitadores, para que los participantes lleguen a los aprendizajes deseados, según los objetivos propuestos.
Asimismo, en una acción de aprendizaje experiencial la sucesión y orden de los ejercicios tiene una lógica y sentido, que se enmarca dentro de la microformación. Los aprendizajes extraídos en cada uno de los ejercicios se van acumulando, haciéndose evidente, de forma paulatina, una mejora en el desempeño de los participantes.
De nuevo, y dada la naturaleza de la actividad en sí, en las jornadas tipo Outdoor Training no existe este criterio a la hora de diseñar y pautar los ejercicios a desarrollar. No existe porque no lo necesita.
Ahora bien, ¿qué hacemos con todos los aprendizajes alcanzados? En la Formación Experiencial, de la misma forma que en cualquier otro tipo de formación, necesitamos herramientas para recoger y canalizar todos estos aprendizajes. Después de la explotación de cada uno de los ejercicios, los participantes disponen de material de apoyo donde detallan todas las oportunidades de mejora que van encontrando.
En las jornadas Outdoor Training no existe este tipo de material, ya que, en este marco, no tendría ningún sentido: ¿qué objetivo puede buscar, si no se han marcado objetivos concretos de forma previa?
Finalmente, otro de los hechos diferenciales de la Formación Experiencial, respecto el Outdoor Training, es la utilización de instrumentos que facilitan la implementación de los aprendizajes en el puesto de trabajo, que en muchas ocasiones toman forma de Planes de Acción. Con estas herramientas, se consigue otro de los objetivos de la Formación Experiencial, y a los cuales no llega el Outdoor Training, que es el hecho de trasladar los aprendizajes alcanzados durante las jornadas formativas al día a día del participante.
Cuadro resumen de las diferencias entre Formación Experiencial y Outdoor Training
Acción | Objetivos | Actividades | Formadores | Personal apoyo | Beneficios | |
Outdoor Training | Lúdica | Diversión
Mejora relaciones |
Juegos al aire libre
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No existen | Monitores | Interacción
Diversión |
Formación Experiencial | Formativa
Lúdica |
A medida de las necesidades de la organización | Juegos y dinámicas a la medida de los objetivos | Facilitadores de aprendizajes.
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Monitores | Experimentación
Motivación Aprender Facilitar cambio Implementación aprendizajes en el lugar de trabajo |
En definitiva, como hemos visto, los objetivos que buscan actividades centradas en la Formación Experiencial o en el Outdoor Training son diferentes, puesto que, a diferencia del Outdoor Training, la Formación Experiencial busca resultados concretos, dentro de un marco formativo preparado previamente, y con expectativas que van más allá de la propia acción formativa.