El rol del supervisor en la era post-industrial

Si por héroe se define aquel que posee habilidades que le permiten llevar a cabo hazañas extraordinarias y beneficiosas, podríamos afirmar que el nuevo rol del supervisor en esta era, llamada del conocimiento ó del emprendimiento, encarna bien esta definición.

Es bien conocido que en la era Industrial, el supervisor estuvo confinado a un rol de hacer cumplir las ordenes del jefe; puesto que el período industrial se caracterizaba por un ambiente que atribuía al jefe el pensamiento y el saber, mientras que de los obreros se esperaba la obediencia a las ordenes para la ejecución de la tarea. Quizás ese rol haya dado origen a la palabra supervisión, proveniente del latín «visus» que significa examinar algo, con o sin instrumento, poniéndole el visto bueno; y del latín «súper» que significa preeminencia. En otras palabras: privilegio, ventaja o preferencia de aprobar trabajo realizado, por razón o mérito especial.

Las exigencias del entorno sobre el ámbito empresarial han sido de tal magnitud, que han hecho que la propia empresa deba ajustar los roles ejercidos por todos los involucrados, para lograr y mantener su competitividad en el mercado, manteniendo clientes satisfechos por la atención recibida y por la creatividad e innovación de nuevos productos y servicios. Todo esto, además, debe estar apoyado por un clima laboral óptimo que fomente la identificación de los empleados con la empresa, el mejoramiento de procesos y tareas, el manejo de los conflictos y, por ende, el incremento de la productividad.

Pues bien, el Supervisor, al ser el primer eslabón de enlace entre la gerencia / directiva y los trabajadores, puede tener una influencia sobre éstos que puede ser vital o mortal en la organización. Y señalo esto porque muchas veces en las empresas se realizan nombramientos de Supervisores que no se han motivado para aprender (automejoramiento) ó no han sido preparados para ejercer ese rol y, aun queriendo hacer lo mejor posible, se enfrentan a situaciones en las que desconocen cómo actuar para el logro de resultados esperados, por lo que improvisan confiados en el viejo paradigma de que los empleados solo obedecen las órdenes que reciban, lo cual puede traer serias consecuencias para el ambiente laboral.

Es responsabilidad de la empresa formar Supervisores y hacerlos conscientes del grado de contribución que tienen en la gestión de la empresa, para lo cual es necesario que ejerzan éticamente todas sus responsabilidades; entre ellas:

  • Responsabilidades de dirección como: Planificación del trabajo, la Organización, Dirección, Coordinación, Control, Mejoramiento del trabajo, Comunicación, Toma de Decisiones.
  • Responsabilidades respecto al manejo del Personal Distribución de carga de trabajo, Orientación al empleado, Cooperación, Evaluación de Desempeño, Incentivos y Acción Disciplinaria.
  • Responsabilidades de formación del personal: Planificación de Carrera, Auto-mejoramiento, Adiestramiento.
  • Responsabilidades para el Bienestar del personal; Salud y Seguridad y Retiro del personal.

Pero cumplir esas responsabilidades no es suficiente, ya que al ser el primer enlace con los trabajadores, el comportamiento del Supervisor es mucho más visible y refleja en sus acciones la coherencia que tiene su pensar y su actuar con los valores declarados en la empresa, que no son más que conceptos o convicciones que definen la forma en que se trabaja (Reglas de Actuación).

Es la actuación del supervisor el primer modelaje a ser imitado o criticado, valorado o protestado; razones por las que el Supervisor debe dar muestras tanto de sus valores personales como de la alineación con los valores de la empresa, fomentando entre otras cosas la Creatividad e Innovación, la Lealtad, la Confianza, la Humildad, la Comunicación, la Excelencia, la Honestidad, el Respeto, el Compromiso, la Responsabilidad, la Prudencia, la Disposición de Servicio, la Verdad y Objetividad, y el Compartir Conocimiento.

Lo señalado hasta ahora no puede dejar a un lado las presiones que recibe el supervisor por mostrar resultados óptimos de su gestión y, al mismo tiempo, su propia exigencia para superar sus debilidades.. En éste sentido, la experiencia y las prácticas exitosas han develado la importancia del aprendizaje colectivo, considerando los errores y aciertos, el trabajo en equipo, y por si fuera poco, el uso del Sentido del Humor, el cual lejos de significar chistes, bromas pesadas o falta de respeto en el trabajo, constituye una actitud positiva ante la vida, que permite, encontrar soluciones más creativas a los problemas. Todo esto contribuye a imprimir una sensación de paz y alegría a la jornada laboral, contando con un personal motivado, creativo, identificado con la empresa con un sentimiento de comunidad, más productivo y, como consecuencia,, esto puede reflejarse en clientes más satisfechos y leales.

Mucho de éstos resultados pueden lograrse si el Supervisor fomenta una comunicación eficaz. Para ello debe contar con las competencias conversacionales que le permitan impartir instrucciones e identificar los obstáculos comunicacionales de sus colaboradores., así como tambien poder comunicar la economía y eficiencia de sus operaciones.

Para desarrollar el hábito de la comunicación eficaz tendría que preguntarse:

¿Qué tipo de observador es? ¿Cómo es su escucha? ¿Si su conversación se basa en hechos ó en juicios no fundados? ¿Que proporción dentro de su conversación tiene la proposición y la indagación? ¿Facilita el dialogo? ¿Cómo da ó recibe feedback?. Estas preguntas ilustran algunos aspectos del coaching empresarial que son necesarios para lograr tanto la eficacia en los resultados como la motivación y satisfacción personal de los trabajadores, cualquiera sea su nivel

Esta búsqueda de la calidad dentro de uno mismo: “en lo que HACE (sus responsabilidades) y en lo que EXPRESA (su comunicación)”. Es lo que ha dado paso a la nueva ética empresarial llamada Endocalidad. Y junto a esta exigencia moderna, se mantienen los requisitos clásicos para lograr que un negocio pueda crecer y aumentar su rentabilidad (o sus utilidades); aumentar su productividad a través de la utilización y mejoramiento de métodos, estudio de tiempos, control de costos y un sistema de reconocimientos e incentivos al personal.

Por otro lado, cabe mencionar que el ejercicio del liderazgo del supervisor exige:

  • Fomentar el auto-mejoramiento de sus subordinados.
  • Respetar los valores, deseos y sentimientos / confianza en los subordinados.
  • Estructurar relaciones solidarias y cooperativas
  • Resolver conflictos y tomar decisiones con el aporte de ideas y la participación de todos.
  • Estimular y promover el pensamiento y el comportamiento para el logro de objetivos y metas organizacionales.
  • Transformar la supervisión en una acción educativa.

¿No cree usted que lo reflejado en éste articulo justifica considerar al supervisor como el superhéroe empresarial? Ejercer su rol es todo un reto que tiene impacto directo en los resultados que desea lograr en su empresa.

No se arriesgue, potencie a su Supervisor y hágalo consciente de esta realidad.

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Aguilar Maritza. (2006, noviembre 21). El rol del supervisor en la era post-industrial. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/el-rol-del-supervisor-en-la-era-post-industrial/
Aguilar Maritza. "El rol del supervisor en la era post-industrial". gestiopolis. 21 noviembre 2006. Web. <https://www.gestiopolis.com/el-rol-del-supervisor-en-la-era-post-industrial/>.
Aguilar Maritza. "El rol del supervisor en la era post-industrial". gestiopolis. noviembre 21, 2006. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/el-rol-del-supervisor-en-la-era-post-industrial/.
Aguilar Maritza. El rol del supervisor en la era post-industrial [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/el-rol-del-supervisor-en-la-era-post-industrial/> [Citado el ].
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