Quienes pertenecemos a la especie Homo sapiens debemos nuestro nombre y apellido a nuestras dos principales características: somos humanos y estamos dotados con capacidad de pensar. Cuando uno se adentra en Borneo y enfoca el microscopio para conocer de cerca lo que ha sucedido en la enorme isla en los últimos 50 años, llega a la conclusión de que los responsables de la mayor catástrofe ambiental no natural de la historia de la Tierra no califican para ser sapiens.
Los mega-depredadores
Estos hombres y mujeres destructores del mundo deben ser ubicados en una nueva clasificación, una nueva especie o subespecie, debido a su altísima agresividad y enorme capacidad de producir daño a la naturaleza. Su carencia reflexiva para medir las consecuencias de sus actos, que no es mayor al de una polilla o una langosta, los ubica en una escala que pudiéramos llamar algo así como Homo predator. Estos mega depredadores ambientales están diseminados por todo el planeta, pero es en la selva lluviosa de Borneo donde su acción devastadora rompió todos los moldes de la irresponsabilidad, y permitió salir a la luz la gravedad de sus actos con la transparencia del más fino cristal.
¿Y dónde queda Borneo?
Borneo ocupa la tercera posición entre las mayores islas de la Tierra y es más grande que Francia. Está ubicada en el sudeste asiático, a 1600 Km al sur de Vietnam, al oeste de Papua Nueva Guinea y a 3500 Km al norte de Australia. Borneo, llamado Kalimantan en indonesio, esta subdividida políticamente en tres partes: Malasia posee 26,7%, Indonesia el 72,6% y Brunéi menos del 1%. Borneo es habitada por 16,4 millones de personas.
Un desastre netamente artificial
En el último medio siglo la selva lluviosa de Borneo, o pluvisilva, perdió más del 70% de sus árboles y una enorme cantidad de hábitats a expensas de la industria maderera y otras actividades que se desarrollaron con una inusual velocidad en la isla. A partir de finales de la década de 1960 comenzó una deforestación hostil en Borneo, mediante la tala intensiva de árboles, la cual tomó especial fuerza en el periodo 1980-1998. La selva lluviosa, donde los humedales y pantanos hacían difícil encender una fogata, se convirtió en un territorio árido propenso para continuos incendios forestales, muchos de ellos provocados, con efectos locales y en regiones más alejadas. Hay expertos que creen que los grandes incendios forestales ocurridos en las últimas décadas en las lejanas Australia y Chile están relacionados con el drástico cambio climático de Borneo. Lo que sucede en Kalimantan no es un desastre natural como consecuencia de un terremoto, un huracán o una erupción volcánica. Es un desastre netamente artificial, obra del Homo sapiens, la especie más agresiva y blindada que ha llegado al planeta.
Borneo, una pesadilla
“Hasta 1950, el 96% de la isla era bosque primario, mientras que hoy sólo queda el 44%. La destrucción no se frena, sino que aumenta su velocidad”, señala WWF. Algunos científicos aseguran que lo sucedido en Borneo es la mayor y más veloz catástrofe ecológica hecha por el hombre en la historia de la humanidad. En mayo de 2007, 1.500 científicos de 70 países redactaron un documento en el que calificaban la situación de Borneo de «crítica» y urgían a llevar a cabo acciones inmediatas. Sin embargo, poco se ha hecho hasta ahora. Según Greenpeace, al ritmo actual, en 2022 el 98% del bosque primario, hábitat del orangután, habrá desaparecido. El libro de récords Guinness señaló a Indonesia en 2008 como campeón mundial de la deforestación. En SGK-PLANET hemos escrito que Borneo es una catástrofe ecológica, una pesadilla, una película de terror, un espejo para mirarnos, un mal ejemplo que nunca más debería seguirse en ningún lugar del mundo. La reciente historia de Borneo es el mayor y más dramático caso de cambio climático local producido por manos humanas. No quedan dudas. En apenas medio siglo algunos humanos destruyeron en Kalimantan lo que a la naturaleza le tomó construir 130 millones de años. Los daños son irreversibles.
Selvas milenarias transformadas en palillos de dientes de un solo uso
Antes de la deforestación masiva de la que fue objeto, la selva lluviosa de Borneo era casi impenetrable por la gran cantidad de árboles y otras plantas que la conformaban. Durante la deforestación hostil la isla se convirtió en la mayor exportadora de maderas del mundo, incluso por encima del Amazonas y África juntos. Los variados troncos de Borneo vinieron a parar a China, Japón, Estados Unidos y Europa, donde estaban sus principales compradores, convirtiéndose en casas de madera, pisos de parqué, mobiliario, papel, palillos de dientes y otros artefactos hechos de la noble fibra vegetal.
Cambiando árboles centenarios por palmeras africanas
El comercio industrial de la madera comenzó a tomar fuerza en la década de 1970. “El presidente de Indonesia Suharto repartió grandes extensiones de bosques para consolidar sus relaciones políticas con los generales del ejército. La deforestación se incrementó significativamente en la década de 1980, con la creación de caminos para el acceso de los colonos y los desarrolladores a áreas remotas”, según Mongabay. Los estados Sarawak y Sabah de Malasia Oriental, en el norte, ocupaban alrededor del 26% de la isla. La zona boscosa disminuyó violentamente debido a la intensa tala para la industria de madera contrachapada. Los árboles extraídos en tiempo récord fueron dejando enormes espacios vacíos en la gran isla, los cuales casi simultáneamente fueron ocupados con siembras de palma africana o palma de aceite, conocida por su negativo impacto medioambiental, como la degradación de los suelos, las pérdidas de hábitats y extinción de especies. Después que Suharto abandonó el poder, en 1998, se formó una complicada trama de familias poderosas, testaferros, políticos, corporaciones, corrupción y mafias, que se peleaban por el negocio de la palma de aceite, origen de la segunda ola de destrucción de la selva, hábitat de una de las mayores biodiversidades del mundo, la cual no ha parado hasta hoy día.
Una planta eficiente que produce un aceite barato pero muy cuestionado
La palma de aceite es una planta que en una sola hectárea puede producir unos 6.000 litros de aceite crudo, varias veces superior al obtenido con aceite de soja o aceite de maíz, lo que lo hace muy rentable. Por esto es el preferido de grandes corporaciones de alimentos, cosméticos y otros productos, aunque algunas de ellas en años recientes, por la presión pública, han cancelado sus relaciones con los grandes proveedores de la cuestionada materia prima.
¿Cómo una selva de humedales y pantanos pudo convertirse en tierra permanentemente incendiada?
Con la entrada de las nuevas plantaciones se incrementaron los incendios en la selva. La quema es el método más económico para despejar terrenos para la siembra. La palma de aceite tiene una sorprendente adaptación a la tierra quemada. El fuego también se utiliza como arma de desalojo en la lucha por la tenencia de la tierra. En ambos casos se emplea de manera controlada, pero durante las sequías los incendios han salido de control, propagándose con rapidez y fuerza, quemando grandes extensiones de bosques. Greenpeace International contabilizó en tan solo tres meses unos 112.000 incendios en 2015. Alrededor del 40% de estos fuegos se produjeron en concesiones hechas por el gobierno de Indonesia a las empresas para la tala de árboles o el desarrollo de plantaciones de palma.
Una sucesión de fuegos catastróficos
En 1994 un gran incendio arrasó con 4 millones de hectáreas. No obstante, lo peores incendios hasta ahora han sido los de 1997 y 1998 en Indonesia. El siniestro devastó más de 10 millones de hectáreas de bosque, causando serios problemas de salud a la población y afectando a la industria turística. Según el diario El País de España, desde entonces se estableció un programa de vigilancia satelital, dependiente de la ONU, que permite localizar los focos más graves y medir la extensión de los incendios. Pero en 2001 se volvieron a disparar las alarmas al desatarse un voraz incendio que amenazaba con superar a todos los anteriores, pero finalmente pudo ser controlado. Pero aquellas medidas de vigilancia y control tuvieron poco efecto. Los humos e incendios llegaron a Borneo para quedarse los 365 días de cada año. El Homo predator no conoce de treguas ni de prueba y error.
Las turberas incombustibles el homo predator también las pueden incendiar
Mongabay explica: “Los bosques de Borneo retenían cantidades inmensas de carbono que fueron liberadas cuando fueron talados para hacer sitio a las plantaciones. En los tramos al sur de la isla gran parte de esta jungla creció en turberas, estaba compuesta de profundas capas de materia orgánica acumuladas durante miles de años. Para plantar en turba, los productores de aceite de palma excavaron enormes zanjas para drenar el agua. Esto las hizo descomponerse rápidamente, lo que liberó potentes gases de efecto invernadero a la atmósfera. La turba seca también era altamente inflamable. (…). En 2006, Indonesia vivió una de las peores temporadas de incendios que se recuerdan, cuando el humo de los incendios por toda Sumatra y Kalimantan desencadenó una bomba de carbono y cubrió la región en una bruma visible desde el espacio.” Las prácticas de incendios intencionales continúan. Según Wikipedia todavía hoy día se provocan anualmente incendios para despejar el terreno en zonas agrícolas y bosques degradados.
Hasta incendios subterráneos en el menú de fuegos de la selva
La turba en su estado natural es una de las materias orgánicas más difíciles de incendiar. La profesora Susan Page, geógrafa de la Universidad de Leicester y experta en las turberas de Indonesia, explica la causa del problema: “Irónicamente las turberas intactas son en realidad muy resistentes al fuego, ya que están protegidas por un alto nivel freático. El problema surge cuando las turberas están agotadas, por lo general para la conversión a la agricultura o para la tala de madera. La turba seca enciende muy fácilmente y puede arder durante días o semanas, incluso arde de forma subterránea y emerge de nuevo lejos de la fuente inicial. Esto hace que este tipo de incendios sea muy difícil de extinguir, con una combustión lenta con altos niveles de gases y partículas nocivas”, vía Apespan.
Árboles y otras plantas de Borneo arrasados por el homo predator
Borneo posee 15,000 plantas (6,000 endémicas). El manglar se encuentra en las regiones costeras. Con una extensión estimada de 1,2 millones de hectáreas, ocupa tan solo un 20% de su extensión original. Los bosques pantanosos de turba abarcaban más de 10 millones de hectáreas en 2002 y ya vimos las consecuencias de la intervención humana a la que han sido sometidos. Los bosques de montaña o montanos de Borneo ocupan las zonas altas de la isla. En 2002 se estimó que quedaba cerca del 70% de los bosques de montaña originales. Los bosques de dipterocarpos son los más biodiversos de Borneo, aunque también son los más amenazados. Más de la mitad de la superficie original cubierta por este ecosistema ha sido desforestada en Malasia, y cerca del 70% en Indonesia.
La fauna de Borneo víctimas de la catástrofe
La WWF estima que la isla cuenta con al menos 222 especies de mamíferos (44 de ellas endémicas), entre ellos 13 especies de primates; 420 de aves residentes (37 endémicas); 100 anfibios; 394 peces (19 endémicos).
El orangután, símbolo e ícono de Borneo
Los orangutanes solo se localizan en las selvas tropicales de Borneo, donde existen tres subespecies, y en Sumatra donde habitan dos subespecies. Estos primates de pelaje marrón rojizo pasan el mayor tiempo en la copa de los árboles, donde comen, descansan y se desplazan a toda velocidad de rama en rama gracias a los dos metros de envergadura de sus brazos. Estos hábiles trapecistas del bosque están considerados como los más inteligentes entre los primates. Pueden usar una variedad de herramientas sofisticadas y preparar en cuestión de minutos complejos nidos para pasar la noche en las ramas. Han sido ampliamente estudiados por sus habilidades de aprendizaje. En el zoológico de Atlanta dos orangutanes de Sumatra pueden jugar con computadoras de pantalla táctil. Un estudio de 2008 de un par de orangutanes en el Zoológico de Leipzig mostró que podían usar «reciprocidad calculada», lo que implica ponderar los costos y beneficios de los intercambios de regalos. Estos primates son la primera especie no humana capaces de realizar esta actividad. El orangután es un animal pacífico, por lo general amigable que debe merecer nuestro respeto y no el maltrato, la captura y el exterminio al que ha sido sometido.
La tragedia del orangután, en medio de la catástrofe ambiental
El orangután tiene una expectativa de vida de 30 años, el mimo lapso en que ocurrió la deforestación del 70% de la isla. En esas tres décadas los grupos de simios vieron desaparecer delante de sus ojos el amable bosque que sirvió de refugio y alimento a sus ancestros durante cientos de miles de años. Es arduo imaginar, por ser los árboles el hábitat de estos primates, la tragedia que les significó la tala y quema intensiva de los bosques de Borneo. Desorientados, los simios sin hogar ni alimentos huyeron a las áreas agrícolas, buscando nutrirse con los frutos de las palmas de aceite, a las que ya se estaban adaptando. Pero en vez de hallar el sustento que buscaban se encontraron de frente con las armas de fuego de los homos predators, quienes dieron tratamiento de plaga a los nobles animales por venir a robar sus siembras. Sin pensarlo dos veces los derribaron con sus rifles, en una matanza asimétrica, cruel e inhumana, que debería considerarse como crimen contra la naturaleza. En agosto de 2006, la Sociedad para Conservación de la Fauna Silvestre (WCS) a través de su programa en Indonesia, afirmó que la población de orangutanes en ese país era de 20.000 animales, contra los 35.000 que había en 1996. Debido a su baja tasa reproductiva, algunos grupos ambientalistas han advertido que el simio rojo podría extinguirse en la naturaleza si no se toman medidas urgentes para su conservación.
La desertificación de la Tierra puede ser el mayor peligro y en muy corto tiempo
Los grandes incendios de Borneo producen contaminación, la llamada «neblina», la cual puede alcanzar Australia, China, India y hasta la lejana Chile. Los incendios liberan grandes cantidades de dióxido de carbono, especialmente cuando se quema la turba de Borneo. Según Mongabay, con 518 toneladas de carbono por hectárea -uno de los niveles más altos de biomasa en el planeta- estos ecosistemas pueden liberar hasta 2 mil millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera en algunos años, convirtiendo a Indonesia en el tercer emisor de gases de efecto invernadero más importante, a pesar de tener tan sólo la 22a economía más grande del mundo. A algunos científicos les preocupa que los incendios y el cambio climático puedan propiciar una retroalimentación positiva que sólo empeore las condiciones, produciendo climas cada vez más secos, incrementando el número de incendios y produciendo mayores emisiones de carbono.
Es prioritario evitar que la historia se repita en la Amazonia
La selva del Amazonas va por el mismo camino de Borneo, con la diferencia de que su superficie es seis veces mayor. Es inimaginable la catástrofe que significaría no poder detener la acción del Homo predators en la enorme selva lluviosa sudamericana. Si no se logra parar el daño al pulmón del mundo pudiéramos presenciar desertificaciones y sequías permanentes en el propio Amazonas, luego se extendería por el sur desde la cordillera andina hasta la Tierra del Fuego y por el norte desde el área del Caribe hasta Norteamérica. Finalmente su influencia adquiriría carácter global. Es deber de todos evitarlo.
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Fuentes:
Mongabay. Las selvas. Borneo. Fauna Silvestre de Borneo. Recuperado de http://global.mongabay.com/es/rainforests/borneo/borneo_wildlife.html
Diario El País. Edición América. Sección Ciencia. Borneo ha perdido ya la mayoría de sus orangutanes. Recuperado de https://elpais.com/elpais/2018/02/15/ciencia/1518649613_229545.html
Mongabay Latam. Series. Aceite de palma en Indonesia. Indonesia: el feudo del aceite de palma. Recuperado de https://es.mongabay.com/2018/03/aceite-de-palma-en-indonesia/
APE. Asociación Primatológica Española. Gloria Fernández Lázaro. El infierno Indonesio: los grandes incendios de los que nadie habla. Recuperado de http://www.apespain.org/web/el-infierno-indonesio-los-grandes-incendios-de-los-que-nadie-habla/
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