

“(…) no hay mejor sistema de educación que aquel que prepara al niño a aprender por sí.” José Martí
INTRODUCCIÓN
La realidad actual, caracterizada por su acelerado desarrollo científico-tecnológico, su tendencia globalizadora, sus graves problemas medioambientales, y sus crisis económicas, sociales y de valores, exigen desarrollar al máximo las potencialidades humanas para poder enfrentar el reto de un desarrollo sostenible. Se impone además, dado el explosivo ritmo de crecimiento de la información en cualquier campo del quehacer humano, la necesidad de un sujeto capaz de enfrentarse crítica e independientemente a este enorme cúmulo de información, al proceso de su búsqueda, asimilación y transformación creadora.
Se requiere entonces de un ámbito educativo que responda a estas necesidades, donde la forma de enseñar y aprender debe estar encaminada a preparar al hombre de forma multilateral para que pueda desenvolverse en la sociedad que le tocó vivir, hay que enseñarlo a pensar por sí mismo, a desarrollarles mentes flexibles, capaces de encontrar diferentes alternativas a una misma situación, a poseer inquietudes investigativas, a ser autodidacta. Es por ello que el trabajo pedagógico debe tener entre sus objetivos fundamentales el desarrollo de la independencia cognoscitiva de los estudiantes.
La tradición pedagógica cubana ha sido rica en apreciaciones y aportes sobre la importancia del desarrollo de la independencia cognoscitiva de los estudiantes. Félix Varela Morales (1788-1853), José de la Luz y Caballero (1800-1862) y José Martí (1853-1895) dejaron importantes recomendaciones sobre este particular. Según Caballero: “No se concurre a los establecimientos para aprender todo lo aprendible, sino muy singularmente para aprender a estudiar y para aprender a enseñar.” (De la luz y Caballero, J., 1833 : 257).
En cuanto a la proyección pedagógica del pensamiento martiano se constata una gran preocupación por la enseñanza que active las facultades inteligentes e independientes, lo que se aprecia cuando afirmó que las escuelas deben ser “(…) casas de razón donde con guía juiciosa se habituase al niño a desenvolver su propio pensamiento, y se le pusiese delante, en relación ordenada, los objetos e ideas, para que deduzca por sí las lecciones directas y armónicas que le dejan enriquecido con sus datos, a la vez que fortificados con el ejercicio y gusto de haberlos descubierto.” (Martí, J., 1961:12)
En la actualidad sigue estando esta temática en el centro de la atención de la investigación pedagógica, destacándose los trabajos de J. López (1990), G. Labarrere (1996), P. Rico (1997), C. A. Zayas (1998), C. R. Ochoa (1999), entre otros.
A pesar de todos los aportes y estudios realizados por los investigadores, aun existen limitaciones relacionadas con el tema. Así lo corrobora Pilar Rico cuando manifiesta que, sigue “(…) predominando en las escuelas una enseñanza tradicional en la que el maestro ha sido el centro del proceso de enseñanza, desempeñando la función de transmisor de información y sujeto del proceso de enseñanza, piensa y transmite de forma acabada los conocimientos sin dar la posibilidad a que el alumno elabore y trabaje mentalmente.” (Rico, P., 2002 : 61). Cada vez se hace más necesario transformar esta realidad. Se requiere de la búsqueda de alternativas mediante la investigación científica para solucionar esta problemática.
Lograr materializar la función del docente como facilitador, encargado de brindar al estudiante una base general para que a partir de ella, obtenga el conocimiento de forma independiente es una aspiración aun si alcanzar. Es su propósito formar individuos independientes, con criterios y modos de actuar propios, por lo que el proceso de enseñanza-aprendizaje no puede ser en su esencia un proceso formador de estudiantes pasivos. Una posición contraria es la que se busca, donde la clase debe transformar la postura del estudiante que requiera un pobre esfuerzo intelectual por una actitud activa de búsqueda y utilización del conocimiento.
La búsqueda de soluciones objetivas y eficaces para transformar esta realidad se convierte entonces en una necesidad ineludible para el logro de la eficiencia del sistema educativo. Se requiere de la introducción sistemática de ideas cada vez más renovadoras que potencien el mejoramiento de esta problemática.
A partir de esta necesidad, la autora considera que, la utilización de tareas decentes que contribuyan al desarrollo de las operaciones del pensamiento lógico en los estudiantes, al desarrollo de habilidades en el uso y manejo de bibliografía, información electrónica, entre otras, ofrece múltiples posibilidades en este sentido, por mejoran su independencia, creatividad y búsqueda activa del conocimiento.
DESARROLLO
Desde épocas remotas el desarrollo de la independencia cognoscitiva en los alumnos tiene sus estudiosos. Uno de los primeros en referirse al tema fue Sócrates (460-369 a.n.e.) con sus trabajos sobre como lograr una buena discusión y solución de un problema, con el uso de métodos, cuya esencia era la realización de preguntas a los interlocutores con el objetivo de que busquen respuestas por sí solos. Semejantes ideas eran las de Aristóteles (384-322 a.n.e), pues señalaba que la educación debía desarrollar las capacidades del pensamiento de los estudiantes, destacando la educación intelectual, como un elemento importante a potenciar.
Posteriormente se destacó Quintiliano (42-118 d.n.e.), quien dirigió sus trabajos hacia el pensamiento lógico y J.A. Comenius (1592-1670), que se pronunció por el estudio consciente; sus proyectos estuvieron encaminados a desarrollar las capacidades cognoscitivas de los estudiantes, a promover el deseo de saber y el estudio profundo de los contenidos impartidos por el profesor. Desarrollaba en sus estudiantes la independencia en la observación, en la conversación y en las actividades prácticas de aplicación.
Más adelante John Locke (1632-1704) profundizando en el tema consideró que el educador, durante el trabajo con los alumnos, debe desarrollar sus capacidades para el razonamiento individual. J.J. Rousseau (1712-1778) basó su pedagogía en el desarrollo de la independencia de los alumnos y en su capacidad para comprender. J. E. Pestalozzi (1746-1827) y D. K. Dimitrievich (1824-1870) por sus partes abogaban por el desarrollo de las capacidades intelectuales de los alumnos a partir de la elaboración de conclusiones independientes, estos concedían gran importancia al desarrollo de las habilidades de trabajo independiente.
Realizando un análisis de todas estas teorías se observa que un aspecto coincidente en la obra de estos educadores lo es el aporte de elementos renovadores acerca de la enseñanza, indicando la necesidad de desarrollar en los alumnos independencia en su pensamiento.
En el mundo contemporáneo al igual que en el antiguo, existen diversas teorías que proponen modelos de aprendizaje, donde el tema sobre tratamiento docente de la clase con vistas a desarrollar la independencia cognoscitiva de los alumnos, es uno de los más tratados. Los criterios de la teoría conductista y las humanistas al respecto, demuestran la diversidad de opiniones.
El conductismo se sustenta en una enseñanza centrada en el profesor, sin dar alternativas de actuación a los alumnos, siendo el desarrollo de la independencia cognoscitiva limitado, al no contar estos con la libertad de desempeñar una función protagónica en la clase, disminuyendo las posibilidades de innovar, crear y defender sus criterios personales.
Sin embargo, las teorías humanistas proponen que el profesor debe convertirse en un facilitador del aprendizaje de los alumnos, que los ayude a encontrar lo que tienen en sí mismos, a descubrir su auténtico “yo”. Esta teoría evidencia la importancia que se le asigna al sujeto, como centro de atención del proceso docente-educativo, pero no propone una metodología para lograr este fin, en correspondencia con los factores sociales en que estos se desenvuelven.
La educación debe crear un clima de libertad total, para que los alumnos sean independientes y se autoinicien en el aprendizaje. Karl Rogers (1902-1987) habla del aprendizaje por iniciativa propia, aún cuando el estímulo provenga de afuera, la sensación de descubrir, de lograr, de aprender a comprender, viene de adentro. Para esta concepción, ocupa un lugar importante la comprensión y la función que se le asigne a la independencia cognoscitiva en la formación de alumnos autorrealizados y satisfechos.
El ruso L. S. Vigotsky (1896- 1934) realizó importantes aportes al estudio cognoscitivo, entre los que se destaca su concepción sobre la enseñanza y el desarrollo. Para este pedagogo, el aprendizaje es una actividad social y no solo un proceso de realización individual, como hasta ese momento se había sostenido; es una actividad de producción y reproducción del conocimiento, mediante la cual los alumnos asimilan los fundamentos del nivel científico, bajo condiciones de interacción social.
En esta concepción de aprendizaje, Vigotsky ubica en el centro de atención a los alumnos, orientados hacia un fin, en interacción con otros sujetos, y en la utilización de diversos medios en condiciones socio – históricas. Como consecuencia, aparecen las transformaciones psíquicas en los alumnos, convirtiéndose la enseñanza en un proceso estimulador del desarrollo personal. El profesor debe crear un clima educativo que propicie la participación productiva de los alumnos en todos los momentos del aprendizaje, evidenciándose desde la determinación y la formulación de los objetivos, de los contenidos de estudio, hasta la estimulación de la autoevaluación.
En la misma proporción que la humanidad se ha apropiado del conocimiento y de la experiencia, las formas del conocimiento se han ido transformando y haciéndose más complejas. Esto permite afirmar que el hombre tiene una naturaleza histórico-social, evidenciando que no solo se han modificado y enriquecido las formas reflejas del conocimiento, sino que ha variado el contenido cognoscitivo, en la medida que la humanidad ha dominado la naturaleza. No todos los alumnos interpretan de igual forma este reflejo cognoscitivo, pues existen características del pensamiento que distinguen un sujeto de otro, dentro de ellas está la independencia cognoscitiva.
Múltiples son los trabajos de la literatura científica que abordan el tema de la independencia cognoscitiva, donde diversas son las definiciones sobre este concepto. Por lo necesaria que son algunas reflexiones para argumentar teóricamente el presente trabajo se hará referencia a algunas de ellas:
Pidkasisty concibe la independencia cognoscitiva como “un sistema integrado por distintos componentes, entre los que se destacan:
En esta definición el autor señalado integra aspectos cognoscitivos y relaciona este resultado con la formación de capacidades en la personalidad de los alumnos, así como el empleo de métodos que propicien el desarrollo de estas.
Majmutov la da como “(…) la existencia de una capacidad intelectual en el alumno y el desarrollo de habilidades para dividir los rasgos esenciales y los secundarios de los objetos, fenómenos y procesos de la realidad, y mediante la abstracción y la generalización revelar la esencia de los conceptos nuevos” (Majmutov, M. I., 1983: 65). Coinciden estos puntos de vistas con los dados en la definición anterior.
Según Dolores “(…) la independencia cognoscitiva es una cualidad de la personalidad, que se caracteriza por dos factores: en primer lugar, por un conjunto de medios que adquiere el individuo, tales como: hábitos, habilidades y conocimientos; en segundo lugar, por las relaciones de los individuos hacia el proceso de actividad, sus resultados y condiciones de realización, que se corresponden con las condiciones sociales en que se desarrollan los alumnos y con el método que se emplea”. (Pérez, D., 1980: 39) Esta autora aunque la reconoce como una cualidad de la personalidad, le asigna un significativo valor a la independencia cognoscitiva, como capacidad de la personalidad.
Doris señala que “(…) es la posibilidad de seguir una línea propia de pensamiento y modos de procesamientos autónomos y está relacionada con los diferentes niveles de ayuda y con el tipo de orientación que cada sujeto necesita, por lo que los alumnos con desarrollo de la independencia cognoscitiva necesitan menos de la opinión ajena para decidir sus acciones, resuelven de modo peculiar y propio cualquier situación en que se encuentren. “ (Castellanos, D., 1997: 65). Este criterio es significativo para el presente trabajo, pues le asigna valor a la orientación que deben alcanzar los alumnos para resolver la tarea planteada, así como al uso de niveles de ayuda y el criterio propio que asume cada cual.
Tejeda por su parte plantea que “(…) la independencia cognoscitiva consiste en la capacidad del hombre para formular y resolver problemas cognoscitivos con sus propias fuerzas e iniciativas” (De la Tejeda, J., 1980: 65).
M. A. Danilov, precisa que “(…) la independencia se manifiesta ante todo como aspiraciones al pensamiento independiente, como capacidad de pensamiento independiente, como capacidad de orientarse en situaciones nuevas, como capacidad de hallar un camino propio para nuevas tareas, como necesidad de comprender no solo el conocimiento asimilado, sino también de dominar las experiencias del logro de ese conocimiento; se manifiesta en la independencia del criterio personal”. (Danilov, M. A., 1976: 114).
Llantada la define como “(…) la capacidad intelectual de los alumnos para determinar los elementos esenciales y secundarios en los objetos, los fenómenos y los procesos, por medio de generalizaciones, así como la capacidad del individuo para aplicar convenientemente los conocimientos”.(Martínez Ll., M., 1987: 95).
Para Evelio “(…) la independencia cognoscitiva es la capacidad para pensar y trabajar por sí mismo, y para vencer los inconvenientes que surjan en el proceso docente – educativo, lo cual trae consigo que los alumnos, según el grado de preparación recibida, sean capaces de autorregularse, de determinar las fuentes que necesitan para documentarse, puedan determinar los objetivos, precisar los métodos que emplearán en el trabajo y analizar los aspectos esenciales del tema en cuestión, por lo que pueden controlar su trabajo”. (Machado, E., 1999: 69), siendo aspecto importante para él la capacidad de autorregulación del estudiante.
Carlos Álvarez señala que: “La independencia cognoscitiva se manifiesta en la capacidad de ver y de representarse el problema, la tarea cognoscitiva de carácter teórica o práctica; en la determinación del plan, de los métodos para su solución, utilizando los procedimientos más seguros y efectivos; en el proceso mental activo, en la búsqueda creadora de soluciones adecuadas; y en la comprobación de las soluciones adoptadas”. (Álvarez, C., 1999: 50)
Estos autores reconocen la importancia de que los alumnos tengan capacidad, siendo esencial para el último la tarea cognitiva planteada. Por las opiniones de Carlos Álvarez se puede concluir que la tarea docente se presenta como un recurso didáctico idóneo para el desarrollo de la independencia cognoscitiva de los estudiantes.
La autora realiza un análisis de las diferentes definiciones trabajadas, coincidiendo con los criterios que precisan los investigadores. Del análisis desarrollado pueden señalarse como elementos significativos sobre independencia cognoscitiva que se comparten en dichas definiciones, y que son necesarios en la posición que se asume, los siguientes:
En este trabajo la autora asume la definición de independencia cognoscitiva de Carlos Álvarez, porque en ella se integran la mayoría de los elementos recogidos en la literatura especializada.
Todas las definiciones analizadas coinciden además con el criterio de Alonso acerca de que el proceso de desarrollo de la independencia cognoscitiva muestra tres rasgos esenciales:
Se comentan seguidamente cada uno de ellos.
a) La metodología y organización del trabajo independiente de los educandos durante el proceso de asimilación de los fundamentos de la ciencia y en la aplicación de los conocimientos a la práctica.
b) Cómo procede el estudiante para adquirir los conocimientos de forma independiente. (Bencosme, A., 1982)
De ahí que la capacidad para desempeñar con éxito el trabajo independiente solo pueda desarrollarse, si se incluyen sistemáticamente en la enseñanza tareas docentes que coloquen al estudiante en una postura activa.
El trabajo independiente debe reunir dos características, que en esta ocasión coinciden con las que señala J. A. Chávez:
Este autor manifiesta que el trabajo independiente debe estructurarse como un sistema, por lo que su concreción debe darse como un sistema de tareas en las que se interrelacionen los componentes académicos, laboral e investigativo. Un grupo de tareas aisladas, carentes de sistema, independientemente de que en ellas se formule o no el problema, se manifestará indiferente en la dirección del desarrollo de la independencia cognoscitiva.
De lo anterior, se puede decir que ha quedado claramente establecido para la Pedagogía, el papel predominante de la tarea docente en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Esta depende, fundamentalmente, de su actitud ante las obligaciones docentes. Por lo que la motivación es una faceta compleja y sutil del proceso docente – educativo, y abarca los intereses personales para el estudio de los estudiante.
Diferentes investigacionescitadas por Danilov han demostrado que el proceso de creación de la necesidad de conocimiento (motivación por el estudio), pasa generalmente por tres niveles:
Se ha demostrado que ocurre durante su aprendizaje. La psicología del aprendizaje tiene aportes valiosos en este sentido, la didáctica se nutre de ésta con el objetivo de explotar eficientemente las reservas de desarrollo intelectual de los escolares, lo cual ocurre en el propio proceso del aprendizaje.
Pilar Rico establece como indicadores que ilustran la incidencia del proceso de aprendizaje en el desarrollo intelectual los siguientes:
El componente intelectual implica entonces el dominio del sistema de conocimientos rectores y de procedimientos intelectuales, así como de hábitos y habilidades de estudio: planificación, autocontrol y procedimientos racionales de cada actividad. Estos conocimientos rectores constituyen el sistema de conceptos generales que contribuyen a formar la habilidad para generalizar, a partir de la distinción entre lo esencial y lo secundario y del desarrollo de las operaciones de pensamiento.
El trabajo con problemas, como método, es altamente efectivo en este sentido para el entrenamiento del pensamiento creador, explorador y cuestionador, porque revela el carácter contradictorio del conocimiento y estimula la implicación del sujeto activamente en su propio proceso de aprendizaje, lo cual presupone protagonismo. Para Majmutov trabajar la enseñanza problémica “(…) es promover un sistema de conocimientos sólidos y métodos de actividad intelectual y práctica, lo cual deviene en el desarrollo de la independencia cognoscitiva.” Majmutov (1983; 65)
Al respecto Labarrere A. (1996; 55) señala: “La formación del pensamiento requiere del empleo y el despliegue de verdaderas situaciones que pongan a funcionar el razonamiento, la elaboración de hipótesis, la búsqueda y experimento mental. Una situación trivial no desarrolla el pensamiento, sino que habitúa a los estudiantes a los caminos trillados y de bajo esfuerzo intelectual”
Se infiere entonces que para que los alumnos adquieran la independencia de pensamiento se requiere del aumento paulatino de la complejidad de las tareas cognoscitivas y del contenido del material de estudio. Si no se respeta este procedimiento metodológico, no se logra este objetivo, debido a que este no se da en forma espontánea, sino que hay que ir creándole su ambiente, sus condiciones para que solidifique. Para lograrlo se hace necesario modificar la correlación entre la actividad del profesor y la de los alumnos.
Entonces, la independencia cognoscitiva, es uno de los factores fundamentales a tener en cuenta para medir el desarrollo intelectual de los alumnos y se evidencia desde diferentes aristas:
De esta forma compleja es que se desarrolla en los alumnos los intereses cognoscitivos.
Partiendo de esta idea se puede afirmar que el proceso de desarrollo de la independencia cognoscitiva de los alumnos incluye la formación de las habilidades para el trabajo independiente, la formación de los intereses cognoscitivos y los métodos de la actividad intelectual.
Cuando el estudiante se enrola en la solución de tareas docentes creativas, y al mismo tiempo incrementa sus hábitos de trabajo y estudio, va normando su propia actividad, consolidando sus puntos de vista y criterios, desarrollando su independencia cognoscitiva.
Todo este análisis permite asumir como condiciones metodológicas para el desarrollo de la independencia cognoscitiva las siguientes:
De todo lo expuesto anteriormente se infiere que el concepto de tarea docente resulta necesario para el logro de la independencia cognoscitiva. Esta es considerada por C. Álvarez (1999), P. Rico (2002), P. Valdés (2002), R. Gutiérrez (2003), E. Asencio (2003), como un elemento básico y esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Ellos consideran que estas concretan las acciones y operaciones que los estudiantes deben realizar dentro y fuera de la clase. Gutiérrez Moreno señala que entre los rasgos esenciales que tipifican a la tarea docente se encuentran los de ser:
Pilar Rico y Margarita Silvestre la definen “(…) como aquellas actividades que se conciben para realizar por el alumno en la clase y fuera de esta, vinculadas a la búsqueda y adquisición del conocimiento y al desarrollo de habilidades.” (Rico, P. y Silvestre, M., 2002 : 68)
Carlos Álvarez considera que la tarea docente “(…) es la célula básica del proceso docente educativo, porque en ella se presentan todos los componentes y las leyes del proceso, además cumple la condición de que no se puede descomponer en subsistemas de orden menor, ya que al hacerlo se pierde su esencia.” (Álvarez, C., 1999: 115)
Este autor realiza esta consideración porque en la tarea docente está presente un objetivo, un conocimiento a asimilar, una habilidad a desarrollar, un valor a formar. El método en la tarea, es el modo en que cada estudiante lleva a cabo la acción para apropiarse del contenido y por medio de la evaluación se comprueba si fue ejecutada correctamente. De esta forma entiende el proceso docente-educativo como una serie sucesiva de tareas docentes donde la clase, el tema, la asignatura, serán estructuras y sistemas más complejos conformados por tareas docentes.
Otras recomendaciones en relación con el papel de la tarea docente en la organización del proceso de enseñanza-aprendizaje la ofrecen varios autores en la obra “Enseñanza de la Física elemental”, en la que sugieren que en la elaboración y solución de los mismos se tenga en cuenta:
Los autores citados centran la atención en el rol que tiene la tarea para propiciar el protagonismo del estudiante durante el aprendizaje, cuestión de gran valor para desarrollar la independencia cognoscitiva.
En la literatura revisada se pudo comprobar que la tarea docente cuya solución conlleva al desarrollo de la independencia cognoscitiva ha sido trabajada por diferentes autores, entre ellos se encuentran Margarita Silvestre y José Zilberstein. Estos destacan un grupo de tareas encaminadas al desarrollo de habilidades generales de carácter docente pero que a su vez favorecen el desarrollo intelectual y exigen la creación con una mayor independencia cognoscitiva. Estas son:
A partir de los elementos anteriormente expuestos y en correspondencia con el propósito de este trabajo, la tarea docente encaminada al desarrollo de la independencia cognoscitiva se concreta en aquellas actividades de aprendizaje que deben ser realizadas por el alumno en el aula o fuera de ella, cuya solución requiere de la capacidad de pensar y trabajar con originalidad por si mismo, utilizando métodos y procedimientos efectivos, por lo que se precisa que estas deben poseer las siguientes características:
CONCLUSIONES
En este trabajo se ha podido constatar que la independencia cognoscitiva es un tema analizado desde épocas remotas pero que aún sigue estando en el centro de la atención de los investigadores, ya que el desarrollo de esta capacidad es esencial en la formación el hombre actual para que pueda desenvolverse en la sociedad que le tocó vivir.
Se demostró además el importante rol que tiene la tarea docente para propiciar el protagonismo del estudiante durante el aprendizaje, cuestión de gran valor para desarrollar la independencia cognoscitiva.
Se concreta entonces que, la tarea docente encaminada al desarrollo de la independencia cognoscitiva es aquella actividad de aprendizaje que debe ser realizada por el alumno en el aula o fuera de ella, cuya solución requiere de la capacidad de pensar y trabajar con originalidad por si mismo, utilizando métodos y procedimientos efectivos.
BIBLIOGRAFÍA