1ª parte
A fin de dar a conocer a la sociedad como es posible hacer frente a los problemas sociales, familiares, personales y laborales estamos realizando diversas investigaciones en torno a temas que hacen daño a las familias mexicanas, uno de los temas que nos ocupa hoy es precisamente el concerniente a «Los niños ante las discusiones familiares. Vamos a tomarlo como una aportación para los niños en su pasado día.
Se ha comprobado, hasta ahora, que tan sólo el 10% de una paternidad responsable de las familias mexicanas tienen un acercamiento con sus hijos en edad escolar al preguntarles, ¿como te fue hoy en la escuela?, ¿Qué has hecho?, ¿A dónde vas a ir? ¿Con quien vas a salir?. Desde luego, esto no quiere decir que no exista el amor, el interés por la familia o el odio por los hijos.
Vivimos tan sumergidos en nuestras ocupaciones diarias, tan distraídos, tan tensos y estresados por mejorar nuestra condición económica que la mayoría de las veces no nos damos cuenta de cuando nuestros bebés han crecido.
La mayoría de estos chicos viven a expensas de caer en la vagancia, el pandillerismo y la deserción escolar y muy probablemente, más tarde se refugien en las drogas.
Ma. de Jesús Álava, psicóloga española nos narra en uno de sus textos que la mujer tiende mas a gritar que a comunicarse calmadamente con su pareja cuando quiere decirle o reprocharle algo.
«Generalmente, gritamos más que hablar, debido a las múltiples ocupaciones, preocupaciones, el estrés y la tensión del hogar que día con día vivimos», dice.
De ello proviene necesariamente la consecuencia antes señalada, entonces surge el desinterés, la indiferencia, desmotivación y falta de entusiasmo por los hijos.
Cuando estos notan que en ese ambiente, por cierto nada familiar, se les comienza a hacer daño buscan algo o alguien en quien refugiar su soledad, sus tristezas y escasas alegrías.
Lo más destructivo que podemos hacerle a nuestros hijos es ponerlo en medio de nuestros pleitos, usar a uno de nuestros hijos para herir a nuestra pareja es algo que los lastima muchísimo mas a ellos, palabras como; «Lárgate de aquí, te pareces a tu madre», «Eres un necio, igualito a tu padre», empleando términos despectivos, sin duda, es algo que se afianzará a la mente negativa de los niños.
Lamentablemente los conflictos de la pareja, con frecuencia se manifiestan en el manejo del dinero. Muchas veces se utiliza lo económico como medio de control o presión, los padres podemos entrar en una lucha de poder, «Si no me das dinero no ves a los niños»,. «Si no me dejas ver a los niños, no te doy dinero», etc.
Estas situaciones hacen sufrir a los niños y los colocan entre la espada y la pared.
2ª. parte
La educación sexual va mas allá de decirle al niño como nacen los bebés. Educación sexual significa ayudar al niño o niña a ser conciente al sexo al que pertenece y a sentirse satisfecho con él; a que sepa que niños y niñas son igualmente valiosos como seres humanos y que, gracias a esa diferencia se hace más completa y placentera la vida de todos.
La educación sexual en el infante debe observarse como eso, como parte de un todo, de una educación encerrada en un pleno total.
Todos sabemos que la educación en si se encierra en ese universo en el que hay que aprender a pararse, a sentarse, a hablar, a comer, a escuchar, a sonreírle a la vida, a caminar; a educarnos en el comportamiento humano, en las actitudes, en el trabajar, en el saber convivir, desde luego en la sexualidad.
Dos de cada 20 padres se sienta ante sus hijos a explicarles que es el sexo cuando estos comienzan a mostrarse inquietos respecto al tema, el resto sólo aluden el tema, se dicen ocupados, o simplemente no prestan atención a la pregunta y sienten que se mueren de vergüenza por que los chicos quieren saber respecto al sexo o la sexualidad.
Muchos de los padres, sin embargo, reconocen su error cuando surge algún imprevisto relacionado con la sexualidad; el embarazo no deseado, la masturbación desmedida, la prostitución e incluso el aborto, son temas que después nos traen amargas consecuencias.
No existe nada mejor que una buena información sexual desde la casa, y no esperar a que el chico o la chica de 12 años busqué la información a la vuelta de la esquina y contada de otras formas.
Trillada es la frase y muy pocos los que logran adoptar el profundo significado de que «La educación inicia en el hogar», ciertamente, no podemos dejar la educación de nuestros hijos en manos de desconocidos.
Dejamos a nuestros hijos en manos de personas que saben más y que pretenden
hacer bien su trabajo como es la enseñanza, el aprendizaje, la profesión de los conocimientos que implica un mayor interés de los que la profesan, los maestros.
No podemos dejar en manos de ellos ni de ninguna otra persona el universo de la educación, en poca medida nos ayudan a educarlos, pero sólo en la educación del conocimiento, nada más.
La educación sexual es ofrecerle a nuestros hijos un modelo de pareja, el niño que ve a sus padres tratarse con cariño y respeto, solucionar sus enojos y conflictos sin agredirse, darse apoyo en distintas actividades y disfrutar la vida juntos, está aprendiendo lo fundamental de la relación entre un hombre y una mujer.
La educación sexual consiste en propiciar en el niño el conocimiento, cuidado y respeto por su propio cuerpo y el de los demás. Recordemos esa frase tan conocida «Los primeros cuatro años hacen la vida».
En ese tiempo los niños comienzan a descubrir otras partes de su cuerpo y con ello, nuevas sensaciones.
Es natural que los niños en edad preescolar expresen interés en asuntos de tipo sexual. Nunca demos a nuestros hijos una respuesta falsa que luego tengamos que desmentir.
3ª. Parte
Antes de separarse la pareja, es importante hablar con sus hijos sobre esta decisión. Habrá que decir lo más claro posible, con explicaciones sencillas, que ya no podrán vivir juntos en la misma casa.
Si es posible, resulta mucho mejor hacerlo juntos. Insistir en que los hijos no son responsables de las decisiones tomadas ayudara en mucho, que esta determinación no se debe a nada que el haya provocado, es muy necesario, pues, casi siempre una separación se da después de épocas de tensiones y conflictos en los que irremediablemente los hijos han estado muy cerca y pueden llegar a sentir que ellos son culpables de alguna forma.
Es común, a veces, que los niños piensen que si papá o mamá se separaron, seguramente fue por algo que hicieron sin querer, como el no jugar con sus hermanitos, el no querer hacer un mandado, el no poder sacar excelentes calificaciones, por no hacer la tarea, etc.
Necesariamente habrá que quitarles esa idea. A la postre puede causarles graves conflictos internos de los que aún cuando la pareja vuelva a reunirse no es fácil sacarlos adelante.
Para que los niños estén tranquilos es necesario hablar con ellos y mostrarles de alguna forma que no son culpables de la decisión tomada por sus padres.
Una de las cosas más difíciles para los padres que se separan es la posibilidad de comunicarse, sin embargo, por difícil que parezca cuando ambos están en buena disposición es posible separar los problemas de pareja con los acuerdos que tienen que ver con sus hijos.
Por más importantes que sean los motivos que cada cual tuvo para edificar una separación y por muy molestos que estén, los hijos siempre los verán como lo que son y jamás podrán hacer distingos entre ellos, a los dos se les quiere igual, por que una es mamá y el otro es el papá y ambos son, igualmente importantes y queridos para ellos.
Es muy natural que el niño este inconforme, desganado, enojado o triste, a veces no puede concentrarse y de hecho le será difícil hacerlo, sueña despierto o se muestra inexpresivo y reservado; se siente abandonado por su padre que se fue y teme que el otro también lo deje en cualquier momento, cuando es la madre la que se queda con el, siempre esta pendiente de su regreso del trabajo, teme que un día ya no vuelva. Por más doloroso que parezca se debe dar la oportunidad a los niños de expresar lo que sienten y piensan, debe hablar sobre sus dudas o temores.
Es importante propiciar visitas a familiares, amistades y conocidos de los niños a fin de sentirse en confianza y envuelto en el cariño que, aunque no es el que él quisiera le ayudará en mucho, con esto ira olvidando poco a poco los malos ratos que le han provocado sus padres.
4ª. Parte
Si es usted de los que acostumbran pasear por el campo, en los parques, en los jardines, ir al cine, a cenar, a pasear con la familia, ¡felicidades!, por lo general los niños siempre necesitan de un día de sano esparcimiento con sus padres, de esta forma demostramos el gran cariño e interés por nuestros hijos y esos momentos de felicidad y armonía familiar quedan marcados para siempre en la memoria de los pequeños.
Y si es usted de los que no hacen el intento de pasear con sus hijos por que las múltiples ocupaciones no nos lo permiten, por que es más importante el trabajo que la familia, deje un poco el trabajo, ahora, y dedíqueles mas tiempo, es mejor ahora, por que, por los momentos más maravillosos de nuestra vida al lado de nuestras familias «Vale la pena vivir».
Los niños pueden encontrar diversión en todo lo que hacen sus hijos viven una maravillosa etapa para que, como padres la vivan con ellos, disfruten con ellos las diferentes actividades y para que aprendan que acompañar a los demás o ser acompañados hace más alegre, agradable y amena la vida.
Generalmente resulta más difícil organizarnos para un buen paseo con la familia que para organizarnos en el trabajo, pues pensar en lo que haremos en nuestro tiempo libre requiere de una buena imaginación y creatividad, que curioso, no le parece?.
Las actividades en familia, a veces causan tensión, enfado y hasta malos entendidos, por eso es importante planearlo con mucho cuidado, pues esos momento quedan marcados para siempre en nuestra existencia y la de nuestros hijos, una tarde con ellos es también una vida de felicidad.
Escuchemos con mucha atención la siguiente anécdota de los padres que no ponen atención a sus pequeños hijos.
¿ Papá jugamos ?
Un padre, cansado después del trabajo, regresa a su casa y se sienta a leer el periódico. Su pequeño hijo le dice: ¿Papá jugamos? Mientras se acerca sonriente con su pelota. El padre le responde:
«Déjame solo, estoy muy cansado y ocupado. Vete a la calle a jugar con tu pelota. «El niño, lleno de tristeza, se sale con su pelota a la calle. El padre continuaba leyendo el periódico. Al rato se escuchó el golpe de un automóvil. El padre salió para ver de que se trataba.
Encontró a su hijo atropellado por buscar su pelota. El padre no volvería a ser molestado por su hijo y jamás volvería a escuchar la vos de su pequeño decirle ¿PAPÁJUGAMOS?
Cuantas veces creemos estar tan miserablemente ocupados y no nos damos
cuenta de cuanta falta le hacemos a nuestros hijos y contrario a eso les damos mas tiempo a los amigos, que nuestra familia.
Dice Sant Takhar Sing en su libro «Corazón compasivo» «Podrás tener miles de amigos, millones, pero tu familia, siempre será tu familia.
– Unos minutos con nuestros hijos son muy importantes –
5ª. Parte
Cuando se vive inmerso en las ocupaciones laborales, presión económica, tensión familiar, etc., nos acorralamos de tal forma que todo cuanto debemos realizar bien lo realizamos frecuentemente mal.
Es el caso de la formación de hábitos en la familia, no se puede habituar a los hijos en algo cuando no se a podido realizar de manera personal, necesariamente debemos habituarnos nosotros para poder invitar a hacer lo propio a los hijos.
Si usted es de los que al llegar a casa se sienta frente al televisor a ver el fútbol no dude que sus hijos harán exactamente lo mismo.
De que manera puede usted llamarles la atención si no les ejemplifica o hace algo por ellos. Siéntese usted frente al televisor, hágase acompañar de una buena cerveza y tendremos por consecuencia a un fututo chico que al llegar a casa le exigirá a mamá de comer, de beber y de todo cuanto este al alcance de sus padres.
Note usted cuando un muchacho se encuentra frente a una jarra de agua y aún cuando se encuentra al alcance de su mano hace que le sirvan agua.
Esto no es un buen hábito, por que no le hemos enseñado a habituarse y educarse en ese aspecto.
Ahora, al llegar a casa practique con su hijo mas pequeño lo siguiente, tome usted un libro o un periódico, dispóngase a leerlo y note la diferencia, el niño tomara en seguida algo que contenga letras y seguirá el ejemplo de usted como padre, seguramente el interés por la lectura lo acaba usted de despertar en ese momento, justo cuando usted logra comprender que lo que estaba haciendo con sus hijos mayores no era lo correcto.
De esta forma, constantemente nos olvidamos de habituarnos nosotros mismos en algo y queremos que nuestros hijos lo hagan, cuando no hemos sido ejemplo para ellos.
Haga una lista de actividades que suele hacer diariamente y se dará cuenta de que la mayoría de ellas son una costumbre y que no podría abandonarlas fácilmente.
A esas acciones que repetimos de la misma manera y en el mismo orden les llamamos hábitos.
Formar hábitos significa enseñar a los hijos a satisfacer sus necesidades de acuerdo con cierto orden y determinada organización.
Para formar hábitos hay que decidir y fijar con anticipación la manera como se harán las cosas, el lugar y la hora. Los hábitos se forman por repetición, son como un lazo formado por varios hilos.
Si alguien realiza una acción solo una ves, el hilo se revienta muy fácilmente. Si la repite durante una semana, necesita más fuerza para romper siete hilos juntos. Y después de tres meses, romper la cuerda le costará mucho trabajo, así son los hábitos.
Los hábitos facilitan la vida pues no tenemos que pensar y decidir cada acción.
Al principio para establecer el hábito necesitamos poner mucha atención, pero después hacemos las rutinas de manera natural, sin esfuerzo. Hacer algunas cosas por costumbre, nos permite utilizar la energía en actividades más interesantes, divertidas y creativas.