En determinadas situaciones en las que una organización debe determinar sus estrategias a mediano y largo plazo, y estas están condicionadas por contextos inciertos, tales como proyecciones agoreras en cuanto a la situación del mercado donde esta se desenvuelve, los responsables de la alta gerencia se consiguen con una situación incomoda, puesto que las técnicas y los análisis en condiciones de certidumbre que generan las decisiones estratégicas necesarias a este punto se vuelven ineficaces. Ante esta situación surgen corrientes que retan la lógica en cuanto a las jerarquías y las cadenas de mando, estas corrientes son denominadas marcos o escenarios estratégicos alternativos; promovidos por los diferentes individuos que hacen parte de la organización y moldeados por la percepción que estos tienen del contexto que la rodea, la dimensión con que un individuo o conjunto de ellos percibe este contexto esta íntimamente ligado a aspectos tales como su experiencia previa en situaciones similares, sus aptitudes y conocimientos académicos y su grado de desarrollo profesional.
Los motivos que llevan a estos individuos a proponer estrategias a seguir bajo condiciones de incertidumbre pueden ser varios, pero lo importante es que esa fricción trae como resultado un aumento en el grado de participación del empleado de niveles medios y bajos en las decisiones importantes de la organización, algo que los altos mandos deben tener muy presente a la hora de determinar cual será el curso de acción a seguir en el mediano y largo plazo. El empleado de los mandos medios y bajos esta en diario contacto con proveedores, consumidores, clientes, por lo tanto puede observar mas de cerca una realidad que en muchos casos la alta dirección solo observa a través de cúmulos de datos estadísticos que proveen los indicadores de gestión. Seria un grave error no incorporar los aportes que estos pueden generar en cuanto a la determinación de la estrategia que será implementada para adaptarse a las situaciones que el mercado presenta, en especial si estas no se presentan favorables en lo inmediato. En conclusión no debe verse los debates y propuestas de estrategias por parte de los empleados de toda la organización como un intento de socavar las estructuras de poder, sino de fortalecerlas a través de la toma de decisiones con criterios democráticos.
También es importante una vez tomada la decisión en cuanto a la estrategia a seguir, es tomar las acciones correctas orientadas a la transmisión y puesta en marcha exitosa de la misma por parte de la organización. Los lineamientos derivados de la estrategia tendrán mucha mas aceptación si son el resultado de un proceso de debate y de participación (cada quien con su competencia) de todos los elementos que componen la organización. La manera en la que se transmitirá a los clientes internos no puede ser igual a la manera en que será transmitida a los clientes externos, por ejemplo a los clientes les debemos transmitir en que dimensión las acciones estratégicas de la organización le beneficiaran, a los organismos con los que podamos establecer alianzas les debemos informar cual es nuestra orientación a medio y largo plazo, y si esta orientación es compatible con lo que ellos esperan o no de nosotros.
La implementación exitosa dependerá en gran parte de la alta gerencia, quien deberá delinear claramente los objetivos generales, específicos, políticas necesarias para el logro del objetivo estratégico, si esto se da correctamente los encargados de las unidades medias y operativas podrán estructurar sus planes de acción a corto plazo en los que la organización se apoyara para llegar al objetivo fundamental.