Cuando te detienes a respirar en medio de un camino lleno de dificultades, tu mente se oxigena y empiezas a ver posibilidades, donde antes, solo veías sin salidas.
Empecemos desde el principio
Recuerda cuál es tu Norte
Cuando existe un objetivo claro en tu empresa, sabes cuales son los caminos que te conviene recorrer para llegar a él.
Sabes hacia donde se deben enfocar todos tus esfuerzos y cuales acciones son vanas en el ánimo de conseguir el logro de tus metas empresariales.
El norte en la empresa se asemeja a un faro que alumbra, en medio del mar embravecido, la oscuridad de la noche y te permite ver por encima de las dificultades hacia donde se debe enfocar tu atención.
Detente y Observa
Hacer un alto al paso diario de la vida te permite pensar con claridad, sin el ruido de lo cotidiano y sin la carga de ocupaciones que desvía tu mirada de lo esencial.
En este preciso momento, podrás mirar tu empresa, desde su interior y, observar con claridad el motor que la impulsa y sobre todo el viento que la apaga.
Cuando observas con detenimiento la dinámica empresarial, encontrarás en ella misma las respuestas y las soluciones que requieres para avanzar.
La competitividad empieza cuando encuentras en tu organización ese valor especial que la hace única, aun cuando no sea exclusiva en su especie. Empieza cuando puedes con calma y paz, pensar en nuevos caminos para renovarla, para aprovechar sus fortalezas y para descubrir sus posibilidades.
La competitividad comienza en ti, e inicia con una decisión: “creer en el proyecto empresarial del cual haces parte y visionar siempre nuevas opciones para hacerlo crecer”
Ahora… Respira
Hazte un favor; ante las dificultades, respira; ante el fracaso, respira; ante la desesperanza, respira; ante el enojo respira; cuando no encuentres salidas, respira.
En ese momento estás tomando una decisión saludable, eliges aire fresco y no te ahogas con el humo de las dificultades.
Para ser competitivos, es preciso tomar decisiones estratégicas en momentos decisivos y eso sólo lo puedes hacer si estás dispuesto a respirar y a oxigenar tu vida de soluciones. Esto te permite ser flexible ante las más duras pruebas y mantener tu piso de equilibrio cuando el barco quiere hundirse.
Recuerda, para ser competitivo es preciso que prepares a tu empresa desde su interior, para que cuando llegue la tempestad, tenga los cimientos necesarios para no desmoronarse. Solo necesitas detenerte a respirar para poder avanzar hacia el Norte que guía tu empresa… y tomar decisiones estratégicas en momentos oportunos.