La unión de familias, asociaciones y pequeñas empresas, hacen parte de una opción económica viable en nuestros países: «El desarrollo comunitario»
El desarrollo comunitario puede definirse como la agregación de valor económico que proviene de pequeños núcleos culturales. Sean estos la familia, pequeñas asociaciones o grupos comunes.
Nuestras limitaciones económicas no permiten desarrollo local y rural proveniente de los gobiernos centrales, básicamente el subempleo y el empleo poco formal es la realidad existente y palpable en toda América y en este sentido, la opción del desarrollo proveniente del gasto central e inversión prácticamente a desaparecido y es muy poca la inversión con relación al producto interno de nuestras naciones la que se destina a desarrollo real.
En este marco, la opción de apoyo entre asociaciones y la conformación de pequeños grupos de acción puede resultar un arma de alto impacto social y que resulta viable para quienes no tienen la capacidad de enfrentar a un banco o simplemente son incapaces de hacer crecer sus ideas debido a falta de apoyo.
El Desarrollo Comunitario como Opción
Unir esfuerzos en muchas ocasiones es la única manera de sacar adelante iniciativas de producción, esto se hace papable especialmente en regiones marginadas o aisladas y en comunidades que no tienen acceso a los mercados financieros o a apoyos en la consecución de recursos destinados a la producción.
La suma de personas que comparten intereses comunes resulta entonces fundamental para sacar iniciativas productivas de alto impacto social adelante. Cabe recordar que no se está hablando del desarrollo de grandes proyectos, sino de formas para la obtención de recursos para subsistencia y apoyo social.
¿Qué se necesita para hacer desarrollo en comunidad?
Aunque las asociaciones comunitarias pueden tener estilos de dirección diferentes, en general los siguientes factores serán fundamentales para obtener beneficios de una asociación.
1. Unidad en la dirección y de políticas: Básicamente es saber de donde se viene y cuáles son los objetivos que persigue la asociación común con claridad. Un ejemplo: una asociación dedicada al cultivo de algún producto en un municipio, no deberá encargarse de funciones diferentes al apoyo a productores en cuestiones relacionadas estrictamente con sus cultivos.
2. Manejo abierto y transparente de recursos: Debido a que cualquier asociación requiere de una inversión inicial ya sea en trabajo o dinero, será fundamental siempre mantener estricto control y seguimiento sobre los recursos compartidos.
3. Buscar equipos que complementen funciones: Un ejemplo: si se unen dos panaderos para comercializar pan, muy seguramente encontrarán problemas al vender y ofrecer sus productos. En muchas ocasiones buscar ayuda de un experto en mercadeo (un ejemplo), o una persona que se encargue de la distribución será fundamental.
La idea es crear grupos que complementen la habilidad principal, con las demás condiciones técnicas necesarias para desarrollar las actividades.
4. Elegir adecuadamente la figura legal más adecuada teniendo en cuenta los objetivos: Ya entrando en la parte formal, será necesario tener claro el tipo de asociación que se busca; Con ánimo de lucro o no, pública, privada o mixta. Independiente o no del aparato estatal más cercano etc…
5. Buscar apoyo técnico y asesoría en factores claves de producción: Buscar gente con capacidades técnicas para afrontar los dilemas y el montaje de ideas de negocios es clave para el éxito de una asociación comunitaria. La idea es escalar negocios productivos con el fin de crecer cada día más con base en el apoyo entre personas o comunidades a costos relativos bajos.
6. Compromiso a mediano y largo plazo: Se espera que cualquier asociación tenga una duración y horizonte de alto impacto y sobre todo «sostenibilidad» a largo plazo, con el fin de recoger experiencias y mantener asociaciones de apoyo a largo plazo. Un caso exitoso de asociaciones son las cooperativas de caficultores de café en Colombia, en donde a pesar de la crisis que vive dicho sector, el apoyo de las cooperativas resulta un gran apoyo al pequeño productor, brindando asistencia técnica en el desarrollo de cosechas y cultivos en general.
7. Por último: «ESPÍRITU EMPRENDEDOR»: Es necesario mirar hacia adelante y cambiar nuestros pensamientos individuales para generar fuerza comunitaria.
Pensar diferente es la clave.