Currículum centrado en el alumno. Ensayo

Este artículo aborda el tema del currículum centrado en el alumno, para empezar lo mejor sería definir el concepto “currículo”. En su primera acepción, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (1989), lo define como «Plan de estudios».

A continuación, se refiere a este concepto también como a un «conjunto de estudios y prácticas destinadas a que el alumno desarrolle plenamente sus posibilidades».

Un currículo centrado en el alumno supone un esfuerzo de colaboración entre profesores y alumnos; unos y otros están implicados en la toma de decisiones con respecto a objetivos, contenidos y metodología.

Se trata de un modelo de currículo negociado que se desarrolla en gran medida mediante una consulta y una planificación informal durante la impartición del programa mismo del curso. Además de este principio de consulta y negociación entre profesor y alumnos, el alumno ha de ser consciente de que difícilmente los objetivos establecidos podrán ser alcanzados con el solo esfuerzo realizado en clase.

Consecuentemente, muchas de las actividades que se realizan en clase deben ir dirigidas a potenciar el desarrollo de técnicas y estrategias de aprendizaje fuera de ésta. Así, por ejemplo, se les deben facilitar medios para negociar su currículo, para identificar sus sistemas de aprendizaje preferidos, para establecer sus propios objetivos, para desarrollar destrezas de autoevaluación, etc. La adopción de un sistema de enseñanza y aprendizaje centrado en el alumno implica la elaboración de currículos diferenciados para la diversidad de alumnos.

Para enfrentar los desafíos que implica la situación educativa y la globalización, será necesario redefinir, en primer término, el nuevo perfil del docente, en función también de las tendencias curriculares vigentes que se proyectarían bien entrado el siglo XXI y que se caracterizan por la descentralización y la autonomía de las unidades escolares, currículos diversificados, flexibles y abiertos, orientados por el concepto de necesidades básicas individuales y sociales, pertinentes con el entorno cultural, adecuado a las modernas tecnologías de la comunicación, al desarrollo científico y tecnológico y del conocimiento y la cultura universal; una malla curricular permeabilizada por objetivos transversales, tendientes a desarrollar valores de identidad, solidaridad, justicia, democracia, tolerancia en base a temáticas de derechos humanos, medio ambiente, salud, trabajo y otros.

De acuerdo con este currículo y de quienes hacen propuestas educativas para el siglo XXI, el rol del “nuevo docente” está en el epicentro de la transformación educativa.

Desarrollo

El concepto de clase centrada en el alumno implica mucho más que un currículum negociado que contemple las necesidades de contenido, objetivos y propósitos de aprendizaje de los alumnos. Su verdadero significado reside en la comprensión y respeto del alumno en su individualidad, que se manifiesta especialmente en la particularidad de las necesidades relativas a su «proceso de aprendizaje».

El currículum centrado en el alumno, privilegia al sujeto de la enseñanza e incluye dos desarrollos: el primero es de corte evolutivo para el nivel inicial y básico que propone organizar la enseñanza a partir de los intereses, la maduración y características cognitivas, el segundo se refiere a nivel de proyectos universitarios, dirigidos a promover la autonomía del pensamiento y la acción, la toma de decisiones y resolución de problemas a través de currículums flexibles con sistema tutorial.

Desde el momento en que el currículum es concebido como una tarea que demanda un juicio ordenado es necesario examinar el orden de adopción de las decisiones y el modo en que éstas se toman. Taba establece la consideración de los siguientes aspectos: diagnóstico de necesidades, formulación de objetivos, selección de contenidos y actividades, organización de contenidos, determinación de lo que se va a evaluar y medios para hacerlo.

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Si el Humanismo Clásico manifestaba un gran interés por los contenidos y el Reconstruccionismo por los objetivos, el Progresismo lo manifiesta por la metodología y la búsqueda de principios que dirijan el proceso de enseñanza y aprendizaje. Para el Progresismo, el aprendizaje no se entiende ya como un proceso de transmisión de verdades y contenidos, sino como un modo de capacitar a los alumnos para que aprendan a cómo aprender.

Los profesores no son ya instructores, sino guías responsables de crear el ambiente necesario para que sus alumnos aprendan y aprendan a cómo aprender. Se trata de una filosofía, por tanto, que apuesta por un enfoque educativo centrado en el alumno, que intenta promocionar desarrollo de los alumnos como individuos y dar respuesta a sus necesidades intelectuales, emocionales y sociales. Porque todo proyecto curricular debe disponer de recursos personales y materiales que sean didácticamente funcionales.

Mientras la propuesta de Taba desembocó en una ingeniería educativa, pero al menos comienza a discutir la cuestión de los contenidos y su determinación triple: sociedad, alumno, especialista. Ve en los contenidos tanto información adquirida como un método de investigación o de adquirir conocimiento. Sin embargo, la propuesta de Taba no toma en cuenta que los programas forman parte de algo más amplio, los planes de estudio.

Todo programa escolar forma parte de un plan de estudios, y los docentes deben tener elementos para interpretar su plan de estudios y cómo determinado programa forma parte del mismo en cuanto apunta a ciertas metas curriculares que son las de plan de estudios. Debe estudiarse entonces en plan de estudios, marco referencial para visualizar cómo se apoyan e integran los diferentes contenidos en función de ciertos objetivos, y evitar repeticiones en los mismos.

La corriente que percibe al currículo como experiencia se contrapone a la concepción tradicional del currículo como un cuerpo definido de materias, y ha dado origen a una variedad de teorías progresistas; entre otras, destacan la teoría del currículo centrado en el alumno, la teoría del currículo como experiencia dirigida, y la teoría del currículo como experiencia de la vida.

La teoría del currículo como experiencia dirigida; toma en consideración la suma total de las experiencias educativas en el medio académico, mientras la teoría del currículo como experiencia de la vida lleva un paso más allá, el concepto del currículo en el sentido amplio y considera las experiencias formales e informales y vivénciales como parte integral del currículo e incluye el dar crédito por experiencia de trabajo y estudios individuales.

Después nos encontramos con un programa analítico el cual lo presenta la institución a docentes y alumnos, mientras que el Programa Guía es responsabilidad del docente, y en él combina la propuesta institucional con sus propias experiencias.

El programa guía parte del programa analítico y hace un puente entre el currículum y la didáctica (campo disciplinar y una teoría de la enseñanza y aprendizaje), pues amolda los contenidos a una situación específica. Incluye una propuesta metodológica que indica la forma de construir el contenido.

El método puede ser abordado en tres niveles: desde lo epistemológico en relación al contenido, desde su relación con las teorías del aprendizaje, y desde las etapas para construir un producto de aprendizaje en particular.

Respecto de la acreditación, debemos distinguirla de la evaluación. La evaluación alude al ‘proceso’ de aprendizaje incluyendo los no previstos por el currículum y que ocurrieron en el proceso grupal. La acreditación es la verificación de ciertos ‘productos’ o resultados del aprendizaje previstos curricularmente.

En los lineamientos de acreditación deben tenerse en cuenta la idea de una conducta molar, no molecular, y además que considere las tres áreas de Pichon, mente, cuerpo y mundo externo, y reconocer el aprendizaje como modificación de pautas de conducta.

Conclusión

El currículum centrado en el alumno tiene que ver con la responsabilidad del aprendizaje; en donde ellos son los responsables de su propio aprendizaje y participan en él activamente. Lo que importa es la interacción entre alumnos y profesores, es así como el profesor descubre cuál es el nivel de comprensión del alumno y lo involucra en una enseñanza y unas actividades que pongan a prueba su comprensión y le permitan desarrollarla.

En la educación centrada en el alumno los profesores aprovechan los conocimientos y comprensión que tienen los alumnos cuando llegan a clase y procuran despertar en ellos una fascinación por el aprendizaje y el conocimiento. Es por eso que con una metodología centrada en los alumnos, los programas hacen que éstos adopten una actitud activa de aprendizaje.

Tenemos que ser prudentes al hablar de “una educación centrada en el alumno”, porque estas palabras pueden crear expectativas de que son los alumnos quienes deciden su propio currículo, algo que estuvo de moda brevemente con la “educación progresista” de la década de 1970. “[La educación centrada en el alumno] no significa que todo vale. No significa que dejas simplemente a los alumnos ir por ahí a descubrir cosas”, “No es lo mismo una educación centrada en los alumnos que dirigida por los alumnos.

Lo que se trata de decir es que el profesor analiza las necesidades del alumno y busca el modo de hacer que el aprendizaje sea pertinente y significativo para éste; no es el alumno quien decide el currículo, aunque sí puede hacer su aportación al mismo”.

En cualquier caso, se anima a los alumnos a que exploren los temas que les interesan. Alumnos preparan durante varios meses sobre un tema de su elección, y se espera que éste sea un tema que les apasione.

Esta filosofía descarta categóricamente un estilo de enseñanza que vea a los alumnos como recipientes vacíos que han de llenarse con los conocimientos del profesor. Los profesores aprovechan los conocimientos y la comprensión que los alumnos traen consigo. Esta teoría del aprendizaje se conoce como constructivismo, porque los alumnos construyen su propia comprensión y significado. Se fomenta la enseñanza orientada a la comprensión; esto es algo que muchos profesores tradicionales no practican, y por eso sus alumnos no consiguen aplicar lo que han aprendido”.

Para ser buenos facilitadores, los profesores formarán personas que a lo largo de todas sus vidas se ajustarán al “perfil de la comunidad de aprendizaje, Es decir, serán indagadores, informados e instruidos, pensadores, buenos comunicadores, íntegros, de mentalidad abierta, solidarios, audaces, equilibrados y reflexivos.

Si coincidimos en abordar la clase de desde esta perspectiva, nos vemos obligados a reflexionar sobre la didáctica aplicada y preguntarnos si la metodología utilizada, las actividades seleccionadas y desarrolladas contribuyen y se adaptan a ese proceso, a las condiciones particulares de aprendizaje de la clase y de cada alumno en su individualidad, o si sólo responden a nuestras convicciones o creencias personales y profesionales.

Porque, la elaboración de un currículum parece no solo seguir un esquema racional para el planteamiento de sus diferentes aspectos sino también parece demandar de una metodología particular para su desarrollo y para relacionar los componentes entre sí.

Bibliografía

  • Álvarez, J. M.: Didáctica, currículo y Evaluación: Ensayos sobre cuestiones didácticas. Alamex, S.A., Barcelona, 1988.
  • Angulo, F. y N. Blanco, (Coordinadores): Teoría y Desarrollo del currículum. Ediciones Aljibe, Málaga, 1994.
  • Coll, C., J. Gimeno y otros: El marco curricular en una escuela renovada. Ed. Popular, Madrid, 1988.
  • Díaz Barriga, A. (1997) Didáctica y currículum. (1era. Reimpresión 1999). México. Paidós Educador. (pp. 17-83).
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Ramos Chagoya Ena. (2007, diciembre 10). Currículum centrado en el alumno. Ensayo. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/curriculum-centrado-en-el-alumno-ensayo/
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Ramos Chagoya Ena. "Currículum centrado en el alumno. Ensayo". gestiopolis. diciembre 10, 2007. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/curriculum-centrado-en-el-alumno-ensayo/.
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